Con arte y sonante

Sobre el blog

En un mundo de liquidez casi ilimitada, en el que los bancos centrales dan al botón de imprimir billetes a la misma velocidad que Billy el Niño desenfundaba su revolver, los ahorradores (que hoy en día somos todos) han redescubierto el valor de los activos tangibles y limitados.
O sea, que empiezan y acaban. Metales preciosos, arte contemporáneo, antigüedades, vinos, coches de colección, diamantes. Bienes que a su escasez y potencial económico aportan su carácter material. Bienes con arte y sonantes.

Sobre el autor

Miguel Ángel García Vega

Periodista y modesto coleccionista de arte contemporáneo, Miguel Ángel García Vega lleva más de 15 años escribiendo en EL PAÍS. A veces de finanzas, a veces de sociedad, a veces de arte, pero siempre conectando la vida y los números. Este blog quiere ser una piedra de Rosetta con el que entender el universo de los bienes tangibles, que en ocasiones parece, como el mundo, ancho y ajeno.

¿El nuevo 'basquiat' o el nuevo bluf?

Por: | 27 de septiembre de 2013

Oscar Murillo Apertura

Con solo 28 años, el colombiano Óscar Murillo es el nuevo chico-maravilla del arte contemporáneo. Sus obras ya alcanzan los 300.000 euros. Foto: Michael Landsberg.

Hasta hace un par de meses muy poca gente había oído hablar de Óscar Murillo. Era uno más de los miles de artistas jóvenes (tiene 28 años) que intentan abrirse camino profesional en Londres. Oriundo de La Paila, en el Valle del Cauca (Colombia), había llegado con diez años a la capital inglesa donde sus padres, y él mismo, trabajaban en servicios de limpieza. Apasionado por el arte, se graduó, sin destacar especialmente, en el Royal College of Art, una de las principales fábricas de artistas del país, en cuyos pupitres se han sentado David Hockney, Dinos Chapman o Frank Auerbach.

Pero su anonimato ha terminado. El pasado 26 de junio un comprador no identificado pagó en la sala de subastas Christie’s nada menos que 391.475 dólares (unos 290.000 euros) por una técnica mixta de gran tamaño creada por Óscar Murillo en 2011. Y hace una semana, otra obra de Murillo, Drawing off the Wall, alcanzaba el récord del artista al rematarse por 401.000 dólares (297.000 euros) en la casa Phillips de Pury's. El comprador, tras una enconada sucesión de pujas (la pieza partía en 30.000 dólares), fue el actor y coleccionista Leonardo DiCaprio, según confirma la revista colombiana Semana. De golpe, y por arte del mercado, tenía la misma valoración económica que dos de los artistas más reconocidos de Colombia, y de América Latina: Botero y Doris Salcedo. Pero en su currículo profesional los logros son limitados.

Oscar Murillo Phillips
'Drawing of the Wall', de Óscar Murillo, fue adquirida en subasta la semana pasada por Leonardo Dicaprio. El actor pagó 401.000 dólares. Récord del artista.

Sus obras no aparecen en exposiciones temporales o permanentes de ningún gran museo.
Ha tenido presencia, eso sí, en la Serpentine Gallery de Londres, donde presentó una performance, y en él también londinense Institute of Contemporary Arts (ICA). Pero no hay publicada ninguna monografía sobre su trabajo. Tampoco tiene respaldo de comisarios o críticos de peso que apuntalen su trabajo. Y, en clave nacional, ningún museo colombiano posee obra suya. De hecho, no trabaja con ninguna galería de su país. Aunque parece que podría fichar por Casas Riegner.

Lo único seguro es que su trabajo gusta mucho a Charles Saatchi —el inventor de Damien Hirst, Tracey Emin o los hermanos Chapman—, quien atesora ocho obras suyas. También la familia Rubell (Miami, Estados Unidos) cuenta con varias piezas de Murillo. ¿Justificación suficiente para que sus cuadros alcancen los 400.000 dólares?

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Egipto recupera su patrimonio expoliado

Por: | 25 de septiembre de 2013

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El 'atrevimiento' de los saqueadores ha alcanzado sitios históricos como Dahshur, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Fotografía: The Art Newspaper.

Por fin llegan buenas noticias para el patrimonio cultural de Egipto. El Museo Nacional de Mallawi, que fue expoliado casi en su totalidad en agosto pasado (lo contamos en esta misma bitácora), ha recuperado parte de las obras robadas.

La semana pasada, la policía egipcia recuperaba en la ciudad de Guiza 13 piezas que un carnicero de 36 años, Essam Al-Sakkat, vecino de Mallawi, trataba de colocar a un agente de policía vestido de paisano. Fue detenido al instante, cuenta Daily News Egypt.

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Dos personas transportan un sarcófago en agosto pasado tras el saqueo del Museo Nacional de Mallawi. Foto: The Art Newspaper.

Entre las obras que regresarán al museo hay una estatua de Dyehuthy, el dios de la Sabiduría, un grupo de estatuas de terracota, seis lucernas y diversos objetos de piedra.

Por ahora, el museo, situado a 300 kilómetros al sur de El Cairo, ha recuperado unos 900 objetos, acorde con el ministro de Antigüedades, Mohammed Ibrahim, de los 1.060 expoliados. Pero la Unesco, que envió una delegación de expertos entre el 11 y el 16 de septiembre, da unas cifras bastante menos optimistas. Según sus cálculos, aún faltan 600 piezas. Otras fuentes indican que únicamente se ha recuperado un 21% de lo robado.

Obra recuperada
Una de las piezas recuperadas la semana pasada y que un carnicero de la localidad de Mallawi trataba de vender en el mercado negro. Foto: AFP.

Sea el número más acertado o menos, hay algunas pérdidas tristemente definitvas. Como las momias, muchas de las cuales fueron quemadas cuando el museo —que tiene, o tenía, una de las mejores colecciones del país— fue saqueado por seguidores del depuesto presidente islamista Mohamed Morsi.

Looters
Tres saqueadores remueven la tierra en un lugar indeterminado de Egipto. La fotografía fue tomada en 2011.

Pero quizá la mejor noticia de todas es la movilización de los egipcios en defensa de su patrimonio y su identidad. Las redes sociales se están usando para identificar y recuperar piezas robadas y ya hay movimientos ciudadanos que están defendiendo sitios históricos tan importantes como Dahshur, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, o Arab el-Hisn, parte de la antigua Heliópolis. Un país que no defiende y cuida su pasado y su cultura no tiene futuro. En Egipto lo saben. Es una buena lección para todos.

 

 

Dinamitar la carrera de un artista

Por: | 24 de septiembre de 2013

Charles Saatchi

Pocos coleccionistas tienen una reputación tan oscura como Charles Saatchi (imagen superior). El célebre publicista británico nunca ha tenido reparos en comprar gran cantidad de obra de un artista y venderla años (o meses) más tarde con un elevado margen de ganancias. Sin sopesar las consecuencias. Sus detractores (que no son pocos) le acusan de haber acabado, por ejemplo, con la carrera de Sandro Chia (Florencia, Italia, 1946). Uno de los pintores que junto con Francesco Clemente y Enzo Cucchi, entre otros, formaba parte de lo que el crítico italiano Achille Bonito Oliva denominó la Transvanguardia. ¿Y cuál fue el pecado de Saatchi? Vender un elevado número de lienzos en muy poco tiempo.

El coleccionista –en una rara entrevista (concede muy pocas) a la publicación The Art Newspaper– se justificaba así: “Por supuesto, algunos artistas se alteran si vendes su obra. Pero no les ayuda lloriquear por la venta ni contárselo a quien quiera escucharlos. Sandro Chia, por ejemplo, es famoso sobre todo porque sus obras inundaron el mercado. En el último recuento leí que yo había saturado el mercado con 23 pinturas suyas. En realidad, yo nunca tuve más de siete lienzos de Chia. Una mañana le ofrecí tres a Angela Westwater, su marchante en Nueva York, a quien se las había comprado inicialmente, y las otras cuatro a Bruno Bischofberger, su agente europeo, que, de igual modo, era quien me las había vendido. La obra de Chia era tremendamente deseable en la época y, al acabar el día, las siete estaban en manos de grandes coleccionistas o de museos. Si Sandro Chia no hubiera tenido la necesidad sicológica de ser rechazado en público, este tema nunca habría tenido mayor trascendencia. Si un artista está produciendo obras de calidad, que alguien venda un lote de pinturas importantes no le hace ningún daño. De hecho, puede estimular su mercado”.

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Después de que Charles Saatchi vendiera siete cuadros en un solo día del pintor Sandro Chia, la cotización del artista nunca se ha recuperado. 'Spare a Dime'. 2002. Óleo sobre lienzo.

Pero lo cierto es que desde ese momento, la cotización del trabajo de Sandro Chia nunca más se recuperó. Un dato. La casa de subastas Phillips de Pury solo ha encontrado comprador para cuatro de las últimas nueve obras que ha subastado del pintor italiano.

Esta historia nos lleva a enfrentar la idea de hasta qué punto es frágil la carrera de un artista y cómo la reventa de su obra, ya sea a través de un particular o de las casas de subasta, puede hundir su trabajo. Este temor se lo hemos trasladado a un artista, un galerista, un director de museo y un coleccionista. Los cuatro actores esenciales en el mercado del arte. Estas son sus respuestas. Dan que pensar.

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La destrucción del Patrimonio de la Humanidad de Cirene

Por: | 17 de septiembre de 2013

Cyrene
Fotografía de Cirene (Libia) tomada antes de que se produjera la destrucción de parte del viaducto (200 d. de C.) y de 200 criptas. Foto: Unesco.

Es la barbarie que no cesa. La guerra no solo trae dolor a las personas sino también a su patrimonio y a su cultura. Cirene es uno de los sitios arqueológicos más bellos de Libia. Los expertos describen este enclave como “una de las principales ciudades del mundo Helénico”, y su necrópolis figura entre las mayores y más importantes del planeta. Un lugar único, que además está declarado Patrimonio de la Humanidad. De poco parece haberle servido. Al menos 200 criptas, junto con parte del viaducto (que los arqueólogos datan 200 años después de Cristo), han sido destruidas hace escasos días por las excavadoras. Los responsables de este desastre son agricultores locales que han devastado las ruinas para vender esos terrenos —ya "despejados" y distribuidos en parcelas de 500 metros cuadrados— a promotores inmobiliarios. El destrozo ha sido enorme. “Han arrojado piezas antiguas a un río cercano como si fueran basura”, advierte a France 24 Ahmed Hussein, profesor de arqueología en la Universidad de Bayda.

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La situación política y social en Libia es tan frágil que impide proteger sus grandes sitios arqueológicos. Foto: Unesco.

Los arqueólogos han avisado a las autoridades sobre esta destrucción, pero no tienen muchas esperanzas de que sirva para algo. La situación social y política es tan frágil que impide cualquier intervención. Además, esta bellísima ciudad, fundada 700 años antes de Cristo, se enfrenta a su particular idiosincrasia. Los agricultores y granjeros que viven en estas tierras las reclaman como propias. Desde luego no tienen documentos que lo acrediten, solo la tradición oral —transmitida de padres a hijos— lo sustenta.

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De sitio catalogado como Patrimonio de la Humanidad, Cirene ha sido transformada en un área de construcción, denuncian los arqueólogos. Foto: Wikipedia.

El arqueólogo Ahmed Hussein, con una indisimulada tristeza, lo narra así: “En Libia, la costumbre y la tradición tienden a tener más peso que las leyes escritas. [Los agricultores] no poseen documentos oficiales que demuestren que son los propietarios de las tierras, sin embargo nadie pone en duda sus derechos sobre ellas. Con Gaddafi, estas familias no se habían atrevido a hacerlos valer. Pero ahora, han transformado un sitio arqueológico en un área de construcción”. Este es, si nadie lo remedia, el presente y el futuro que aguarda a uno de los cinco sitios que en Libia son reconocidos como Patrimonio de la Humanidad. ¿Podremos impedirlo?

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Cirene corre el riesgo de desaparecer bajo la especulación inmobiliaria. Foto: Unesco.

Un tesoro de 14 obras de vanguardia

Por: | 16 de septiembre de 2013

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Es una colección pequeña, pero de una gran calidad. Una colección que recorre algunas de las principales vanguardias artísticas que atravesaban Europa entre 1910 y 1930. Cubismo, surrealismo, abstracción, dadaísmo y, sobre todo, un movimiento que junto con el arte povera definirá la plástica del siglo XX en Italia: el futurismo.

Futur! Masterworks of the Avant-Garde es una de las subastas más interesantes que plantea Sotheby’s en los próximos meses. Se celebra el próximo 6 de noviembre y saca a la venta 14 piezas (pintura y obra sobre papel) de gran calidad firmadas por Giacomo Balla, Joan Miró, Francis Picabia, Pablo Picasso y Juan Gris. La casa de pujas espera recaudar entre 67,2 y 95,1 millones de dólares (47,1 y 71,5 millones de euros) por el que quizá es el mejor conjunto de obras de arte moderno que llega al mercado desde la subasta en 1990 de la colección Malbin.

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'Bonheur d'aimer ma brune', tela pintada en 1925 por Joan Miró. Óleo sobre lienzo. Estimación entre 9 y 12 millones de dólares. © 2013 Artists Rights Society (ARS), New York / SIAE, Rome. © Sotheby's.

Una las razones que explica el elevado nivel de las piezas (procedentes de una colección suiza que Sotheby's declina identificar) es que contó con la ayuda y el asesoramiento, a finales de los años sesenta y principios de los setenta, de Alain Tarica, quien creó una gran parte de la colección de Yves Saint Laurent y Pierre Bergé.

Desde luego, si hay un lote (ver imagen de apertura de la bitácora) que es la estrella de la subasta ese es Automobile in corsa (precio estimado entre 12 y 18 millones de dólares). Creado en 1913 por Giacomo Balla, este papel sobre madera es un ejemplo de los inicios del pintor italiano en el futurismo. El dibujo es un enjambre de espirales blancas, negras y grises con las que trata de imitar un coche en movimiento. “Un automóvil rugiente que parece que corre sobre la metralla es más bello que la Victoria de Samotracia”, asegura uno de los principios más conocidos del Manifiesto Futurista.

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'Volucelle II', de Francis Picabia. Esmalte sobre lienzo. 1922. Precio estimado entre 6 y 8 millones de dólares. © 2013 Artists Rights Society (ARS), New York / SIAE, Rome. © Sotheby's.

Simon Shaw, responsable del área de Arte Moderno e Impresionista de Sotheby’s en Nueva York, lo tiene claro: “Era un tesoro escondido del modernismo. Las colecciones rara vez recorren un tema con tanta fuerza y unidad”. Cierto.

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Juan Gris. 'Tabac, jounal et bouteille de vin rosé'. Papel, óleo y carboncillo. Precio estimado entre 7 y 10 millones de dólares. © 2013 Artists Rights Society (ARS), New York / SIAE, Rome. © Sotheby's.

 

 

Imagen de apertura: Giacomo Balla. Automobile in corsa. 1913. Entre 12 y 18 millones de dólares. Técnica mixta y papel pegado a tabla. © 2013 Artists Rights Society (ARS), New York / SIAE, Rome. © Sotheby's.


El Edén perdido de Philip-Lorca diCorcia

Por: | 11 de septiembre de 2013

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Philip-Lorca diCorcia (Conéctica, Estados Unidos, 1955), quien está considerado uno de los fotógrafos más importantes de su generación, es un hombre parco en palabras. Tanto por correo electrónico como por teléfono. Pero sus frases, ya sean cortas o largas, son rotundas, frías, cortantes. En eso se asemeja a sus fotos. Nada es lo que parece. Por debajo de ellas habita una sensación de amenaza. Una relación entre lo real y lo metafísico. Cuando se contempla una de sus imágenes siempre se tiene el presentimiento de que algo, inesperado, va a ocurrir. Una atmósfera de intranquilidad lo llena todo.

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'Marilyn; 28 years old; Las Vegas, Nevada; $30', 1990-92. Fujicolor Crystal Archive print. 39,7 x 58,1 cm. Cortesía del artista y David Zwirner, Nueva York/Londres. 

El trabajo de diCorcia (más allá de sus colaboraciones puntuales con algunas revistas de moda, como W) surge con fuerza a principios de los años noventa, cuando presenta su serie Hustlers. Son retratos de prostitutos tomados en Hollywood. El artista les paga, por dejarse retratar, exactamente la misma cantidad (entre 20 y 30 dólares) que cobran por sus servicios sexuales. E incluso incorpora ese precio al título de las fotografías junto con el nombre del retratado.

El tiempo ha pasado muy bien por esas imágenes (que estos días vuelve a mostrar en su galería neoyorkina David Zwirner), aunque el propio artista tenga una mirada más crítica. “Los métodos que desarrollé para aquel trabajo han sido ampliamente utilizados y ya no son tan frescos, nuevos o radicales como lo eran hace 20 años”, reflexiona Philip-Lorca diCorcia. Puede que sea así, sin embargo el mensaje, la sensación de soledad, el desamparo y la tristeza que emanan esas personas son tan actuales como la recesión económica.

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'Eddie Anderson; 21 years old; Houston, Texas; $20', 1990-92. Fujicolor Crystal Archive print (76,2 x 101,6 cm). Cortesía del artista y David Zwirner, Nueva York/Londres.

La propuesta de este profesor y crítico de arte en la Universidad de Yale exige una mirada atenta. Y muchas veces surge la tentación de hacerle la misma pregunta (ya sea justa o injusta) sobre sus fotografías.

– ¿Sus imágenes son documentos de la vida real o escenificaciones teatrales? ¿Cortometrajes o películas?

– Son documentales cinematográficos de la vida real. De hecho son escenificaciones. Y espero que no sean teatrales. Teatralidad es el desagradable legado fotográfico por el que se me culpa o felicita –admite, franco.

Sin duda, en ese legado del que habla, tiene cabida una de sus propuestas más reconocidas, y que ya forma parte de algunas de las colecciones más importantes del mundo: su serie Heads (Cabezas). En ella eleva lo banal a la categoría de extraordinario. En 2001, con el empeño de llevar las posibilidades del retrato a sus límites, coloca una luz estroboscópica (que se activa por control remoto) entre varios andamios de la plaza de Times Square de Nueva York y fotografía (sin que ellos lo sepan) a los transeúntes que caminan por la calle. El resultado son retratos o planos medios que transmiten una mística sobrenatural. Individuos absortos en sus pensamientos que se mueven, ajenos, dentro de una miriada de personas. Pero volvamos al diálogo con diCorcia.

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Christie's subasta el 'Santo Grial' del siglo XX

Por: | 10 de septiembre de 2013

Ballon Dog (orange) Photograph ©Tom Powel Imaging
'Balloon Dog (Orange)', que se vende por un mínino de 35 millones de dólares, puede convertirse en la obra de Jeff Koons más cara adjudicada en subasta. Foto: cortesía de Christie's.

“Es el icono definitivo del arte del siglo XX. Es el Santo Grial para fundaciones y coleccionistas”.
De esta forma, sin medias tintas, Brett Gorvy, director del departamento de Arte de Postguerra y Contemporáneo de la sala de subastas Christie’s, anuncia la venta.

El próximo 12 de noviembre la casa de pujas lleva al mercado Balloon Dog (Orange), firmado por él tan admirado como aborrecido Jeff Koons (Pensilvania, Estados Unidos, 1955). Es uno de sus famosos perros fabricado en acero brillante, que adquiere esa sensación de ingravidez gracias a un sistema de pulido patentado por el propio Koons. El artista creó los cánidos en una serie de cinco ejemplares, cada uno de distinto color, a mediados de los años noventa. De tamaño monumental (307,3 x 363,2 x 114,3 centímetros), Balloon Dog es una escultura que según Jeff Koons nos habla de “la celebración, la infancia, el color y la simplicidad. Pero también es un caballo de Troya. Es un caballo de Troya contra todas las obras de arte”, asegura.

Tulipanes de récord
Desde luego es el caballo de Troya más caro de la historia. Entre 35 y 55 millones de dólares (de 26,5 a 41,6 millones de euros) tendrá que desembolsar quien desee hacerse con la escultura.

En un ambiente de liquidez a raudales para el arte contemporáneo, Christie’s espera que el anaranjado perro supere el récord del artista, que lo ostenta su pieza Tulips (imagen inferior), rematada en 2012 por 33,7 millones de dólares (25,4 millones de euros). La cual, por cierto, en un guiño del destino, se muestra estos días en un casino (el famoso Wynn) de Las Vegas (Estados Unidos). 

Jeff-Koons-Tulips

'Tulips', en la imagen, ostenta el récord del artista al rematarse por 33,6 millones de dólares en 2012.

Sea como fuere, en Christie’s están convencidos de que el perro hará caja y no dudan en lucir pedigrí. Pues las otras cuatro versiones, cada una de un color, son propiedad de algunos de los coleccionistas más potentes del planeta. El cánido azul forma parte del patrimonio de la Broad Art Foundation, el amarillo es del financiero Steven Cohen, el rojo pertenece al empresario griego Dakis Joannous y la versión magenta, al emprendedor galo François Pinault. Mientras que la escultura naranja, que es la que se vende ahora, fue comprada en los años noventa por el coleccionista Peter Brant, famoso por atesorar obras de primer nivel de John Currin, Elizabeth Peyton, Cindy Sherman, Richard Prince y Christopher Wool. Ladran, luego cabalgamos, pensarán en Christie’s.

El País

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