En el mercado del arte moderno y contemporáneo hay un espacio de luz, pero también de sombras. Un lugar oscuro en el que medran los oportunistas o directamente los estafadores. El truco utilizado por estos últimos es que lo sombrío parezca luminoso. Que las obras falsas semejen verdaderas.
El conservador, tranquilo y amante de su particular statu quo mundo del arte se ha visto zarandeado estas últimas semanas por la aparición, cada vez más continuada, de escándalos que triangulan sobre las aristas de la relación marchante-falsificador-coleccionista.
Hay un caso que se ha convertido en un verdadero paradigma de todo esto. Un desconocido artista chino, de 73 años, residente en Queens, Nueva York, es el principal sospechoso, apunta The New York Times, de haber creado durante los últimos 20 años decenas de obras pintadas “a la manera” de mitos del arte moderno como Jackson Pollock, Lee Krasner, Willem de Kooning, Clyfford Still, Frank Kline, Mark Rothko y Barnett Newman. Las telas fueron vendidas, según el periódico neoyorkino, a través de la marchante mexicana Glafira Rosales —que ha admitido, el pasado agosto, en sede judicial el engaño, y a quien la Fiscalía acusa de fraude, blanqueo de capitales y evasión fiscal—, quien al parecer habría obtenido (junto a sus colaboradores, por ahora sin identificar) unos 80 millones de dólares (58,9 millones de euros) durante este tiempo colocando lienzos falsos en colecciones particulares.
'The She-Wolf' de Jackson Pollock, uno de los representantes del expresionismo abstracto que se ha visto envuelto en las versiones fraudulentas creadas por Pei-Shen Qian. Foto: AP.
Toda la historia es en verdad increíble. Primero, por el enorme “talento” de Pei-Shen Qian (así se llama este habilidoso pintor e inmigrante chino llegado a Estados Unidos hace décadas) para pintar imitando el estilo de artistas tan diferentes como son Pollock o Mark Rothko. “Hacer un Jackson Pollock falso no es nada sencillo. Su pintura, aunque parezca lo contrario, resulta muy difícil de imitar. Técnicamente es muy compleja”, asegura el coleccionista Marcos Martín Blanco, quien ha tenido que lidiar con alguna obra “dudosa” a lo largo de cuarenta años de colección. Y segundo, porque muchas de las piezas fueron colocadas con los parabienes (o al menos con una confirmación verbal de su autoría) de instituciones y especialistas en la obra de esos pintores. “Es un gol tremendo, que muestra que algunas cosas esenciales, como las autentificaciones, se hacen con bastante ligereza en el mundo del arte”, reflexiona otro coleccionista, Paco Cantos.
El artista Pei-Shen Qian fue descubierto vendiendo sus propias obras en las calles de Manhattan (Nueva York) a comienzos de los años noventa del siglo pasado. Foto: 'The New York Times'.
Según la información The New York Times, Pei-Shen Qian fue “descubierto” a principios de los años noventa del siglo pasado por el novio de Glafira Rosales en las calles de Manhattan (Nueva York), donde este artista vendía sus obras. Pronto recibió el encargo —acorde con el periódico estadounidense— de crear, por unos 5.000 dólares por cada pintura, nuevas versiones de expresionistas abstractos americanos. La estrategia no era imitar las piezas ya existentes (algo que difícilmente hubiera funcionado) sino hacer pasar por “redescubiertas” las telas falsas. Y el ardid funcionó.
Pero para añadir más rescoldos al fuego ajeno, Pei-Shen Qian había tenido su propia, y poco exitosa, carrera artística en Estados Unidos, donde tuvo varias exposiciones en la costa oeste durante los años ochenta. Aunque mejor le ha ido en su país de origen. En junio pasado exponía en la colectiva Masters of Hai, que organizó la galería Xiang Jiang de Shanghai. Sus cuadros, una mezcolanza, algo inclasificable, de estilos nada tienen que ver con sus excelentes —solo hay que ver los falsos pollocks que ilustran esta entrada— versiones de grandes maestros americanos. A la vista de esas obras propias parece difícil que tuviera la habilidad para engañar a comisarios, expertos, directores de museos, galeristas, coleccionistas, representantes del legado de los artistas, editoriales de arte. Pero así fue. Eso sí, se cree que pintó esas obras de buena fe y que no pensó que llegarían a ser utilizadas para el fraude. Por lo que no hay cargos contra él, y ha desaparecido de su modesta casa de Queens.
'Shanghai Landscape nº6', obra original de Pei-Shen Qian.
Las leyes estadounidenses permiten copiar una obra, incluso firmarla con el nombre de, por ejemplo, Picasso y venderla siempre y cuando se identifique que es una imitación. Si se vende como original, buscando el engaño, entonces la situación cambia.
“Nada es tan preocupante y perjudicial para el mundo del arte como las falsificaciones. Y nosotros nos lo tomamos muy en serio”, comenta Eduardo Bobillo, responsable del departamento de Arte Contemporáneo de Alcalá Subastas. “No solo dañan la imagen del artista y hunden su cotización, al crear una sobreabundancia de obras, sino que además provocan que los compradores pierdan confianza a la hora de comprar”.
Obra falsa atribuida fraudulentamente a Jackson Pollock.
Desde luego antes del caso Glafira Rosales y de Pei-Shen Qian hemos visto otros sonados engaños en el mundo del arte. El artista alemán Wolfgang Beltracchi se hizo famoso hace un par de años por haber producido cientos de pinturas falsas de Fernand Léger, Kees van Dongen y Max Ernst. En 2011 fue condenado a seis años de prisión y la investigación demostró que era capaz de falsificar con brillantez a 50 artistas distintos. Y después de la caía del muro de Berlín, el mercado europeo se llenó de telas fraudulentas de creadores rusos de vanguardia. Incluso, aquí, en España, en concreto operando en Madrid, tuvimos un especialista a finales de los años ochenta del siglo pasado que clavaba los basquiats, demostrando que en el arte las cosas no solo tienen que parecer sino serlo.
Jackson Pollock fotografiado por Arnold Newman en su estudio en 1959.
Imagen de apetura: Conocida como 'SIlver Pollock', esta pintura, en parte propiedad del empresario teatral canadiense David Mirvish, se ha demostrado falsa y la investigación la atribuye a la trama de Glafira Rosales.
Hay 7 Comentarios
Yo tengo un jose guerrero, me han dicho que no es original..si es falso..está muy bien hecho
Publicado por: alvaro | 28/12/2020 16:17:34
Nadie escapa de esto ,Hoy , la mayoria de las grandes Artistas ? tienen estudios en donde realizan su trabajos,,ellos solo dan instrucciones y los demas hacen las obras ,al final la firman ,yo pregunto quien controla que no se siga produciendo una vezel artista muera,muchos saben sus tecnica y su forma de realizarlas,asi que sera muy facil reproducirlas,sobre todos aquellos que trabajan con tecnicas impresas como Andy Warhol, o los venezolanos Soto, o Cruz diez quienes en el ultimo caso producen las obras a traves de programas sus hijos nietos y bisnietos.
Publicado por: Alberto Benain Gonzalez | 18/10/2015 22:24:30
Yo tengo un Pollock en mi casa, concretamente el Nº 7, mala suerte que el falsificador los firmó con apellido muy castizo y se me jodió el invento
Publicado por: rapsoda76 | 15/10/2013 20:08:13
Es la " imitación perfecta",lo que hace que parezca creible un falso Pollock,el autor en el momento de la creación, improvisa y crea, se produce el fenomeno, y el resultado artistico que el autor espera, asi es reconocido por el publico, el imitador en cambio falsifica mediante la realizacion de una reproducción precisa - casi exacta- que se puede atribuir presuntamente al autor a simple vista, si tiene calidad para ello, el Pollock por ejemplo, parece un trabajo minucioso, pero que hace? que se pueda falsificar un bilete de curso legal en si MAS DIFICIL, lo que falla. - creo- no es el arte y su valor ( de mercado o nó que es otro tema) y se mueve Universalmente reconocido, seria el registro de la obra por parte de Autores, Museos, galerias marchantes y demás operadores del mundo del Arte.
Publicado por: ELOY A. | 15/10/2013 19:05:31
¿Qué hace que un Pollock que no ha pintado Jackson Pollock sea un Pollock creíble? Y qué decir de las obras creadas por discípulos según la fórmula del maestro y luego "autorizadas" (firmadas) por éste? No es una cuestión "preocupante" sino de lo más interesante. Al menos, para los que nunca podremos, ni probablemente quisiéramos, "invertir" en arte.
Publicado por: Mr Bollocks | 15/10/2013 17:08:53
¿Y qué tiene esto de extraño? Es posible que las copias sean de mayor calidad artística que los originales.
Publicado por: Justo Sorauren | 15/10/2013 16:02:18
Uno, particularmente, piensa que la mayor parte del así llamado "arte contemporáneo" es en realidad una falsificación. Y no porque no haya sido creado por quienes dicen ser sus autores, sino porque el concepto de "arte", claramente, no le corresponde, y es por tanto una atribución falsa. Damien Hirst es sólo el caso más conocido, pero el problema es general. Hablar de una obra de arte "auténtica" del dicho Hirst, o tantos como él, es una contradicción en los términos: todas son falsas, aunque algunas se paguen a precios disparatados. Lo que nada tiene que ver con el asunto.
Publicado por: pedro ramos | 15/10/2013 13:25:37