La colección de François Pinault, el multimillonario francés dueño de algunas de las grandes marcas de la industria del lujo como Gucci o Yves Saint Laurent, deja en evidencia el mundo en el que vivimos. Su patrimonio alberga más de 2.500 obras, que se bastan para trazar gran parte de la creación artística del siglo XX y de estas primeras décadas que transitamos. Una colección, de una única persona, tiene la fuerza suficiente para abarcar más de 110 años de la historia del arte. Esto nos enfrenta a dos realidades. La primera es la pujanza de una élite económica que sigue haciendo cierta la aseveración de que muy pocas manos controlan enormes sumas de dinero. Mostrando, por si aún hiciera falta, la inequidad del mundo. La segunda revela cómo los grandes coleccionistas privados disponen de fondos con los que sueñan (y seguirán soñando) los museos públicos de medio planeta.
François Pinault solo tiene que recurrir al 2% de su colección para armar una buena propuesta en la Conciergerie, antigua prisión en los tiempos revolucionarios franceses, aunque hoy convertida, por esos requiebros de la historia, en el nuevo Palacio de Justicia de París. Es un viaje a través de fantasmas. Entre sus paredes vivieron sus últimos días —antes de visitar la guillotina— el poeta André Chénier o Marie-Antoinette. Así que el pasado de este edificio surge como una buena excusa para hacerle mirar el presente a través del arte.
En la obra 'Old Persons Home', los artistas chinos Sun Yuan y Pen Yu proponen 13 esculturas de tamaño real de líderes mundiales postrados en sillas de ruedas. © Galeria Continua.
Por eso extraña poco que la comisaria Caroline Bourgeois —quien trabaja asiduamente con Pinault— haya escogido el tema del encarcelamiento para construir À Triple Tour. Una visita a esas mazmorras tanto físicas como mentales a partir de 50 obras de la colección del empresario francés. Estos trabajos —que se podrán ver hasta el próximo 6 de enero— pertenecen a 23 artistas y reflejan el ecléctico gusto del propietario de Christie’s. En los 1.500 metros cuadrados de exposición Bourgeois confina a Mona Hatoum, Allora y Calzadilla, Damien Hirst, Javier Téllez, Michelangelo Pistoletto, Diana Thater, Bill Viola, Ahmed Alsoudani y Julie Mehretu, entre otros.
El venezolano Javier Téllez muestra 'La Pasión de Juana de Arco'. (Rozelle Hospital, Sydney). 2004. Videoinstalación de dos canales. © Javier Téllez. Cortesía: Galería Peter Kilchmann.
La mayoría de los trabajos que se pueden ver en À Triple Tour nunca se habían mostrado y aguantan muy bien la presión de un espacio con tanta vida y muerte. “Es superficial suponer que ha habido algún tipo de ruptura entre pasado y presente, que el mundo moderno resulta incapaz de generar una expresión artística original de la misma forma que fue posible en los siglos anteriores. Siempre me sorprende, y a veces verdaderamente me desespera, escuchar opiniones absurdas sobre este tema, sobre todo cuando proceden de personas en principio cualificadas”, apunta en una nota François Pinault.
Sin embargo es complicado ese diálogo en un palacio tan repleto de fantasmas. Tal vez sean Michelangelo Pistoletto y Bill Viola quienes mejor parados salen del desafío. El artista italiano muestra uno de sus grandes trabajos, La Gabbia (1962-1974), una instalación creada a base de espejos que produce la ilusión en el espectador de estar atrapado entre negros barrotes virtuales. Por su parte, Bill Viola encierra una pieza de diez canales creada en 1995, Hall of Whispers, la cual nos enfrenta a la incomunicación y la angustia. Con la boca amordaza, diez personas, cuyos rostros vemos en primer plano, tratan, en vano, de comunicarse.
Julie Mehretu, 'Chimera'. 2013. Tinta y acrílico sobre lienzo. © Julie Mehretu. Cortesía: Julie Mehretu y Marian Goodman.
Aunque no todo resulta tan solemne en un espacio tan tétrico. La risa la pone Friedrich Kunath, quien interpreta a su singular manera la idea del cautiverio en The Past is a Foreing Country (2011), una escultura de un hombre que lleva una enorme bola de cristal con un paisaje nevado en la cabeza. Mientras que la dosis de pequeño escándalo (inevitable esta época) la proponen Sun Yuan y Pen Yu en su instalación Old Persons Home. Estos dos artistas chinos han creado 13 esculturas a tamaño real de líderes mundiales postrados en sillas de ruedas. Los mandatarios, con un aspecto decrépito y macilento, se mueven, sin rumbo, mientras golpean las paredes. “No hay salida”, parecen decir. Para el arte, cada vez menos.
Kristian Burford. 2011. 'Last night you brought a man up to your room after having a late drink at the hotel bar. Knowing that you are HIV positive you had sex which caused him to bleed. After a day meetings you now return to your room'. Técnica mixta y fibra de vídrio. © Robert Wedemeyer. Cortesía Kristian Burford y Nye + Brown, Los Ángeles.
Diana Thater, 'Chernoyl'. 2010. Instalación de vídeo con seis proyectores. © Diana Thater.
Ahmed Alsoudani, 'Untitled'. 2012. Acrílico y carboncillo sobre lienzo. © Haunch of Venison, Nueva York.
Raphaëlle Ricol, 'Malgré la difference'. 2009. Acrílico sobre lienzo. 97 x 130 cm. © Raphaëlle Ricol.
Justin Matherly, 'Untitled'. 2012. Cemento sobre equipamiento móvil. © Justin Matherly. Cortesía: Paula Cooper, Nueva York.
Friedrich Kunath, 'The Past is a Foreign Country'. 2011. © Joshua White, 2011. Cortesía: BQ, Berlín; Blum & Poe, Los Ángeles; Andrea Rosen Gallery, Nueva York y White Cube, Londres.
Hay 1 Comentarios
su obra mas valiosa y deseada Salma¡
Publicado por: Ber | 30/10/2013 19:25:53