Las historias en el mundo del arte suelen ser cuadradas. Los cuatro lados de una foto. Los cuatro lados de un cuadro. Así que sorprende una que tenga forma de triángulo. En este caso amoroso. Los vértices los construyen Lee Krasner, la viuda de Jackson Pollock, la amante del pintor, Ruth Kligman, y el propio artista. De fondo, eso sí, hay una pelea por una pintura, que o bien vale unos pocos cientos de dólares o bien millones.
En el verano de 1956, pocas semanas antes de su muerte en un accidente de coche, Pollock mantenía una relación sentimental con Ruth Kligman. Una joven de 26 años que también quería ser artista. Inmerso el pintor en una espiral alcohólica, Krasner había descubierto el engaño y, sintiéndose humillada, puso mar de por medio embarcándose hacia Europa. Los amantes quedaron al pairo en la casa-estudio que Pollock tenía en East Hampton (Nueva York). Allí, según la versión que años después contaría Kligman, sucedió todo.
Una tarde, en uno de los contados accesos de lucidez del artista, pues el alcoholismo había provocado que no pintara en dos años, Pollock apareció frente a su amante con una pequeña tela de 55 x 55 centímetros. En la mano aún llevaba los pinceles. Se sentó en el césped del jardín y dijo, acorde con la versión de Ruth Kligman: “Aquí tienes tu pintura, un verdadero pollock”.
Pocos días después el pintor moría. Desde entonces, y hasta su fallecimiento en 2010, Kligman ha mantenido el relato. Incluso se sometió a la prueba de un polígrafo. Lo superó. Pero la Fundación Pollock-Krasner, que preside la viuda del pintor, nunca autentificó la tela. “Red, Black and Silver no parece un pollock”, aseguró la institución. “No creo que haya un solo experto en el mundo que viendo la obra pueda asegurar que es de Jackson Pollock”, narra Francis O’Connor, coeditor del catálogo razonado del artista y miembro del comité de autentificación de la fundación hasta su desmantelamiento. El riesgo de recibir demandas por parte de propietarios a quienes no se les certificaba la obra obligó a cerrar el comité en 1996.
A la izquierda, Red, Black and Silver obra atribuida a Jackson Pollock. A la derecha, el experto Francis O’Connor, coeditor del catálogo razonado del artista, quien niega que la tela sea original del pintor estadounidense.
Sin embargo, los herederos de Kligman han seguido porfiando. La obra se halla consignada en la sala de subastas Phillips y si, finalmente, llevara el cartel de “atribuido a Pollock” podría venderse por 50.000 dólares, pero si fuera “de Pollock” buscaría comprador por millones de dólares.