Con arte y sonante

Sobre el blog

En un mundo de liquidez casi ilimitada, en el que los bancos centrales dan al botón de imprimir billetes a la misma velocidad que Billy el Niño desenfundaba su revolver, los ahorradores (que hoy en día somos todos) han redescubierto el valor de los activos tangibles y limitados.
O sea, que empiezan y acaban. Metales preciosos, arte contemporáneo, antigüedades, vinos, coches de colección, diamantes. Bienes que a su escasez y potencial económico aportan su carácter material. Bienes con arte y sonantes.

Sobre el autor

Miguel Ángel García Vega

Periodista y modesto coleccionista de arte contemporáneo, Miguel Ángel García Vega lleva más de 15 años escribiendo en EL PAÍS. A veces de finanzas, a veces de sociedad, a veces de arte, pero siempre conectando la vida y los números. Este blog quiere ser una piedra de Rosetta con el que entender el universo de los bienes tangibles, que en ocasiones parece, como el mundo, ancho y ajeno.

Inglaterra busca 17 millones de euros para salvar un 'poussin'

Por: | 29 de enero de 2014

Poussin

El 22 de abril. Esta es la fecha límite que tiene el Gobierno británico y sus instituciones culturales para no perder una de las joyas de su patrimonio artístico. Es una cuestión de tiempo pero, sobre todo, de dinero. Un comprador extranjero ha cerrado un acuerdo para hacerse con la mejor pintura de Nicolas Poussin que albergan las colecciones del Reino Unido. La tela (imagen superior) The Infant Moses trampling Pharaoh’s Crown (El infante Moisés pisoteando la corona del Faraón) saldrá de las islas si el Estado no consigue igualar en un plazo de tres meses la oferta de un coleccionista privado: 14 millones de libras (17 millones de euros). Una cifra bastante superior a la cotización actual de Poussin.

El cuadro del pintor clasicista francés del siglo XVII ha estado durante más de dos siglos en el país y ahora podría perderse para siempre. Alarmado, el ministerio de Cultura ha prohibido temporalmente la salida de la obra. Tiene 90 días para encontrar el dinero. Un plazo que de forma excepcional puede prorrogarse hasta el 22 de octubre sí, de verdad, hay alguna posibilidad de conseguir esa pequeña fortuna.

El óleo fue vendido al coleccionista hace dos meses por los administradores de la mansión de Woburn Abbey (Bedfordshire, Inglaterra), en representación del duque de Bedford, con el propósito de conseguir fondos para restaurar el palacio y poder conservar al menos parte de una estupenda colección que incluye, entre otras piezas, 24 canalettos y un soberbio, y recién descubierto, rembrandt.

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'Retrato de un anciano' obra atribuida en 2012 a Rembrandt y que pertenece a la colección del duque de Bedford (Inglaterra).

La pérdida del óleo preocupa a las autoridades inglesas que han visto como hace escasos meses una de las obras emblemáticas de la National Gallery, Niño con paloma, un cuadro de Picasso de 1901 en el que ya se aventuraba su época azul, corría la misma suerte y terminaba en Catar. “Sería una terrible lástima que este extraordinario trabajo de Poussin dejara el país para siempre. Espero que podamos encontrar un comprador en el Reino Unido y que permanezca aquí para disfrute de los británicos”, apuntaba al comienzo de la semana Ed Vaizey, ministro de Cultura.

Por ahora, el comité que vigila la exportación de bienes culturales (Committee on the Export of Works of Art and Objects of Cultural Interest) ha frenado la salida. Aunque por poco tiempo. El Reino Unido tiene que luchar en este tema contra sus propias contradicciones. Londres es, junto con Nueva York, el principal mercado para el arte del mundo y sus leyes en este tema no pueden ser restrictivas si quieren seguir manteniendo el negocio. Sin embargo este laissez faire, laissez passer provoca estas situaciones. Fuera de las islas, además, cada vez hay una mayor tensión sobre las obras. Países como Catar quieren construir sus propias colecciones y están adquiriendo con avidez piezas antiguas, modernas y contemporáneas para sus museos. A esto se suman los coleccionistas millonarios de siempre, ya sean estadounidenses o chinos.

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La colección de la masión Woburn Abbey (fachada principal) alberga 24 'canalettos'. El mayor número de obras del pintor italiano en manos privadas.

El problema es que Bruselas quiere acercar la legislación española, francesa y italiana —mucho más restrictiva en la exportación de obras de arte— a la británica. Si esto ocurriera España, que ya tiene un serio problema de pérdida de su patrimonio histórico, enfrentaría situaciones similares a las de la tela de Poussin. ¿Y de dónde, con la que cae, se iban a conseguir 17 millones de euros para proteger una obra que narra la historia de cómo Thermutis, la hija sin descendientes del Faraón de Egipto, salvó la vida a Moisés siendo niño?

El claroscuro de Zurbarán ilumina Bruselas

Por: | 26 de enero de 2014

San Lucas Zurbarán

En un año en el que El Greco parece acapararlo todo hay un genio del claroscuro que también ilumina la pintura: Zurbarán.

Bozar, el Palacio de Bellas Artes de Bruselas, lleva a sus salas una de las grandes exposiciones que se van a poder ver en Europa durante los próximos meses. A partir del 29 de enero y hasta el 25 de mayo, la institución belga presenta Zurbarán. Maestro del Siglo de Oro español. La muestra topografía la carrera de Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, Badajoz, 1598-Madrid, 1664) a través de medio centenar de telas. Desde su producción cuando era un adolescente en Sevilla a sus óleos madrileños de madurez. Todo está ahí.

Es la exposición más importante del maestro extremeño fuera de España desde la retrospectiva de 1988, hace 26 años. Aquella propuesta, que después de Madrid (Prado) viajó a París (Louvre) y Nueva York (MoMA), supuso volver a dar vida al enorme talento del pintor barroco, cuya valía, en cierta forma, había quedado arrinconada durante años por la presencia de su amigo, y genio, Velázquez, y también, aunque en menor medida, por la figura de su coetáneo Murillo.

San Francisco de Asis
'San Fracisco de Asís en su tumba'. 1635. Óleo sobre lienzo. 204,9 x 113,35 cm. Milwaukee Art Museum (Estados Unidos). Insólita pintura en la que Zurbarán retrata de pie (¿muerto?) al santo.

Situado el pintor donde se merece, entre los grandes, Bozar pinta con trazos fuertes el diseño de la muestra.
De ello se ocupan Gabriele Finaldi, director adjunto de Conservación del Museo del Prado, y una de las mentes maravillosas de nuestro tiempo en el barroco español, e Ignacio Cano (comisario), conservador del Museo de Bellas Artes de Sevilla y referencia mundial en el pintor tenebrista.

Pero una exposición la construyen las obras que el visitante podrá ver y lo cierto es que el museo belga ha sabido negociar. Ha logrado préstamos bastante difíciles de conseguir, no solo de coleccionistas privados, y de algunas instituciones de primera línea (Museo del Prado, Museo Thyssen-Bornemisza, Museo de San Diego, National Gallery o Louvre), sino también de entidades religiosas, sobre todo francesas y españolas.

Por ejemplo, en la muestra se verá la Aparición del niño Jesús a San Antonio de Padua (1635-1640) que se descubrió en 2005 (ver imagen al final de la entrada) en la iglesia de Étréham, una ciudad de la normandía francesa. La procedencia de la tela no está muy clara, bien pudo haber sido un regalo a la orden religiosa del conde de Houdetot (1778-1859), político y coleccionista que atesoraba pintura española. Sin embargo, otras versiones miran al vicecónsul en Sevilla, Julian Willians, quien la habría donado a mediados del siglo XIX a la iglesia gala. Sea como fuere, la obra es muy Zurbarán, a pesar de que al principio se había atribuido equivocadamente a un pintor francés.

Cordero de Dios
'Agnus Dei' ('Cordero de Dios'). 1635-1640. Óleo sobre lienzo. 25,56 x 52,07 cm. Museo de San Diego (Estados Unidos). El Museo del Prado conserva dos versiones de esta obra. Zurbarán creó seis variantes.

En ese recorrido por la exposición (ordenada en apartados cronológicos) destaca otro préstamo: Virgen niña dormida (1655-1660). La tela procede de la Catedral de Jerez de la Frontera (Cádiz) y tras ser restaurada en 2011 ahora luce luminosa, como la concibió hace siglos el maestro. La obra (el Banco Santander atesora otra excelente versión) revela buena parte de ese misticismo, tan propio de los lienzos de Zurbarán, y una de las señas de identidad de su trabajo junto con el tratamiento de los volúmenes, los ropajes y la luz. Aunque quizá la cumbre de esa mirada mística sea el célebre Agnus Dei (Cordero de Dios), una de cuyas variantes (el Prado cobija dos de las seis que se conocen), la que pertenece al Museo de San Diego (Estados Unidos), también se expone en Bozar.

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Del expolio nazi a la casa de subastas

Por: | 24 de enero de 2014

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El expolio nazi de obras de arte nunca había ocupado tanto espacio en los medios de comunicación. Hollywood prepara el lanzamiento de la película The Monuments Men, el Museo Victoria and Albert (V&A) de Londres pone a disposición de los investigadores, y a través del canal online, los dos tomos con 20.000 entradas que recopilan una parte de las obras expoliadas en tiempos del nacionalsocialismo, y ahora la casa de subastas Sotheby’s venderá —según el periódico The New York Times— el próximo jueves en Nueva York tres pinturas que durante la Segunda Guerra Mundial recuperaron de las manos nazis esos hombres fabulosos.

Las tres obras son bien distintas y, aunque no son piezas excepcionales, cada una relata su propia historia. Por ejemplo, dos de ellas fueron confiscadas a la rama francesa de la dinastía bancaria Rothschild.

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En el bastidor de la tela de Francesco Guardi se observan las marcas dejadas por los nazis en el expolio del lienzo. Foto: Sotheby's.

La primera pieza que reclama la atención es una témpera y pan de oro (El triunfo de Marcus Furius Camillus) de Apollonio di Giovanni (Florencia, 1416-1465)
, que la casa de subastas estima entre 150.000 y 200.000 dólares (110.000 y 146.900 euros). La obra fue expoliada del Chateau de Ferrières (Francia) y durante un tiempo colgó en la embajada alemana en París. La tabla sería recuperada por los Monuments Men en el Monasterio de Buxheim (estado de Bavaria) y restituida a la familia Rothschild entre 1946 y 1947.

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'El triunfo de Marcus Furius Camillus' (42,5 x 161 cm), una témpera y pan de oro sobre tabla, fue expoliado a la rama francesa de la familia Rothschild. Foto: Sotheby's.

También hay que fijarse en dos paneles que representan sendas escenas campestres. Están firmados por Jean-Baptiste Pater (Valenciennes, Francia, 1695-París, 1736) y si pudiéramos analizarlos por detrás veríamos en el bastidor diversas marcas que confirman que fueron expoliados de la colección Rothschild. La obra fue confiscada en 1940 y depositada en el Jeu de Paume de París. Un poco más tarde colgaría en las paredes de una de las casas de Hermann Göring, lugarteniente de Hitler y ávido coleccionista-expoliador. Cuando el régimen daba sus últimas bocanadas, las obras fueron trasladadas a Berchtesgaden (Alemania, cerca de la frontera con Austria) donde en aquellos días se localizaba el puesto avanzado de la oficina de la Reichskanzlei (Cancillería Imperial). Los óleos fueron recuperados en esa localidad en 1945 por los Monuments Men. Y ese mismo año se devolvieron a los Rothschild. En este caso, los paneles se venden por un precio que oscila entre 300.000 y 500.000 dólares (220.400 y 367.400 euros).

Jean-Baptiste Pater
Estas dos escenas campestres de Jean Baptiste Pater colgaron de las paredes de la casa de Hermann Göring, lugarteniente de Hitler. El líder nazi las expolió a la familia Rothschild. Foto: Sotheby's.

La última obra aunque no sea la que tiene una mayor estimación tal vez resulte la más interesante para un coleccionista. Hablamos de una vista veneciana (imagen de apertura) de Francesco Guardi (Venecia, 1712-1793). El pequeño óleo (28,4 x 38,8 cm) perteneció a la viuda del banquero francés André Louis-Hirsch, quien murió en 1933, y antes al modista galo Jacques Doucet, el cual había reunido en su tiempo una excelente colección de arte posimpresionista y cubista. De hecho, compró directamente al estudio de Picasso una de sus obras maestras: Les Demoiselles d’Avignon. La tela busca comprador entre 200.000 y 300.000 dólares (146.900 y 500.000 euros).

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Escena de la película 'Monuments Mens' interpretada por George Clooney y Matt Damon. © 2013 Columbia Pictures Industries, Inc. y Twentiety Century Fox Film Corporation.

 

 

Imagen de apertura: Vista de Venecia del pintor Fracesco Guardi expoliada por los nazis y recuperada por los Monuments Men. Foto: Sotheby's.

 

 

Hyundai da un motor de cinco millones de libras a la Tate

Por: | 21 de enero de 2014

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La Tate Modern de Londres acaba de anunciar que ha llegado a un acuerdo con el fabricante de coches surcoreano Hyundai para patrocinar las exposiciones de su famosa Sala de Turbinas. Desde 2015, y hasta 2025, la firma asiática pagará unos cinco millones de libras (6,06 millones de euros), según apunta el periódico británico The Guardian, a la institución por este apoyo y además se ha comprometido a adquirir nueve obras del pionero del videoarte Nam June Paik. El artista de Corea del Sur falleció en 2006 y serán sus sucesores quienes den forma al compromiso.

De esta manera, Hyundai  toma el relevo de Unilever en el apoyo a uno de los eventos del mundo del arte que más repercusión tiene desde que en 2000 Louise Bourgeois irrumpiera en la Sala de Turbinas con una de sus monumentales arañas. Después siguieron otras exposiciones de nivel bien distinto. Desde las soberbias propuestas de Juan Muñoz (Double Bind) o Doris Salcedo (Shibboleth), esta última con su grieta de 167 metros, a las más mediáticas de Ai Weiwei, y su montaña de pipas, o los toboganes de Carsten Holler. Entre medias, el hito de público de Olafur Eliasson, y su The Weather Project, quién disfrazó, para cientos de visitantes, un sol artificial.

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Imagen de los 'toboganes' del artista Carsten Holler en su propuesta para la Sala de Turbinas de la Tate Modern.

El acuerdo con la empresa coreana, según Sir Nicholas Serota, director de la Tate, “marca un nuevo capítulo en la institución, pero también es una gran plataforma desde la que crecerán otras iniciativas”.

El patrocinio, que se ha firmado por un periodo muy extenso, algo bastante inusual en el mundo del arte, puede suponer la mayor aportación privada económica recibida nunca por una sola institución o museo británico. Quizá, por buscar similitudes, lo más parecido haya sido la donación de 10 millones de libras (12,12 millones de euros) que en 2011 la petrolera BP (sería para lavar sus “pecados ecológicos”, pensarán algunos) hizo a cuatro instituciones del país, en la que estaba incluida la propia Tate.

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En la instalación 'The Weather Project' Olafur Eliasson creó un trampantojo solar.

Este compromiso coincide con la ampliación, firmada por los arquitectos suizos Herzog & De Meuron, de la Tate Modern, que se espera esté concluida a finales de 2016. Por ahora, ya se ha presentado en sociedad el puente que enlazará la vieja central eléctrica y la nueva extensión.

Imagen de apertura: El director de la Tate, Nicholas Serota, con la secretaria de Cultura de Reino Unido, Maria Miller, y, a su lado, Euisun Chung, vicepresidente de Hyundai Motor. © Tate Photography

 

 

Ferran Adrià muestra por primera vez su cocina de papel

Por: | 13 de enero de 2014

Ferrán AdriàFerran Adrià es un artista. Si partimos de la idea de que un creador es alguien que entendiendo su tiempo es capaz de adelantarse a él, pocos pueden dudar de que esa definición le encaja con precisión de neurocirujano. Nunca, en los últimos 500 años, esta disciplina había avanzado tanto. El chef catalán la ha cambiado totalmente. Su propuesta de cocina molecular —un término con el que no se identifica y que, desde luego, apenas explica su revolución culinaria— forma parte de los libros de historia. ¿Pero de cuál? ¿Historia del arte o de la gastronomía?

Esta pregunta ha estado rondando en el aire desde que Ferran Adrià participara en 2007 en la Documenta 12, el evento más importante del planeta arte, y que cada cinco años se celebra en la ciudad de Kassel (Alemania). Vamos a ver. ¿Es la gastronomía una expresión artística, cómo lo puede ser la escultura o la pintura?

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El dibujo, sobre papel milimetrado, muestra las diferentes formas de composición de un plato. Imagen: elbullifoundation

Planteada la cuestión, un centro tan reconocido como el neoyorkino The Drawing Center propone una exposición (25 de enero al 28 de febrero) que enfrenta nuestros sentidos y nuestra mirada con esa pregunta. La muestra, titulada Ferran Adrià: Notes on Creativity, es la primera exhibición en un museo que se centra en los dibujos, bocetos, esquemas, modelos y apuntes elaborados por el hechicero de los fogones.

En esos folios y cuadernos se esconde buena parte del universo de alguien que, junto con su equipo, fue capaz de crear 1.846 platos durante los años —1987 a 2011— que elBulli estuvo abierto en Cala Montjoi (Girona).

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La cocina de Adriá conlleva un proceso muy detallado de reflexión. Imagen: elbullifoundation.

Cuentan en The Drawing Center que la cocina, como cualquier otra manifestación cultural, requiere personas que rebasen los límites y Ferran Adrià es un provocador. Lleva la gastronomía hasta la frontera y es capaz, asegura la institución, “de transformar la cocina en un arte en sí mismo”. Lo cierto es que Adrià tiene cientos de cuadernos repletos de apuntes que contienen ideas, ingredientes, formas de presentar el plato, combinaciones de productos, gráficos… Incluso algunos revelan de qué manera el maestro de los fogones ha estudiado la evolución de la alimentación —lo que comemos y cómo lo hacemos— desde la noche más oscura de los tiempos: allá por la prehistoria.

¿Y qué podrá encontrar el visitante en esta exposición? Pues buena parte de la carpintería de sus fogones. Esa visión interior que narra cómo piensa Adriá. Se muestran fotografías de gran formato de la cocina de elBulli en pleno servicio (procedentes del archivo del restaurante), libretas y dibujos con notas y apuntes (ahí están recetas, menús, presentación de los platos…), planos de la Fundación elBulli y una maqueta del centro. A su lado, prototipos y dibujos de utensilios de cocina así como diversas propuestas de identidad corporativa. También se podrán ver los curiosos modelos elaborados en plastilina, los cuales, diseñados a escala 1:1, servían para explicar a los cocineros cómo tenían que componer los platos.

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Uno de los platos 'elaborado' con plastilina a escala 1:1. Servía para que los cocineros de elbulli aprendieran su presentación.

Junto a esta propuesta, The Drawing Center también exhibe el vídeo Documenting Documenta (80 minutos, 2011), que recoge la participación de Ferran Adrià en la prestigiosa cita de Kassel. Además se estrena 1.846 (90 minutos, 2014), una película producida por la institución neoyorkina, elBullirestaurant y Mogollón que recoge todos los platos que alguna vez se sirvieron en el restaurante. Lo dicho. Hay 1.846 buenas razones para ir a verla.

Al fin y al cabo, ya aseguraba Miró que un gran artista es alguien con un universo propio. Y, desde luego, Ferran Adrià lo tiene. ¿Para el arte o para la gastronomía?

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El Drawing Center de Nueva York presenta una completa muestra de esquemas y diagramas que permite adentrarse en los fogones de la creativad de elbulli. Foto: elbullifoundation.

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Guisantes. Uno de los platos concebidos por Ferran Adrià en 2008. Imagen: elbullifoundation.

El Baltimore Museum recupera su 'renoir' de cinco euros

Por: | 11 de enero de 2014

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Fin a un culebrón artístico del que se habían ocupado medios de comunicación tan distintos como el periódico Los Angeles Times o el programa de televisión Good Morning America. Un paisaje pintado por Renoir y que una antigua profesora de educación física, Marcia Fuqua, compró en 2009 en un mercado callejero (una especie de rastro) de Virginia (Estados Unidos) por 7 dólares (5 euros) pertenece al Baltimore Museum of Art, del que fue robado en 1951. Lo acaba de decidir un juzgado de Virginia.

La obra es un pequeño lienzo (14 x 23 centímetros) que Pierre-Auguste Renoir pintó en 1879 en el exterior de un restaurante de París. Titulado Paysage Bord du Seine (Paisaje en la rivera del Sena) fue adquirido por Marcia Fuqua en un puesto ambulante de Harpers Ferry (Virginia). El cuadro formaba parte de una caja de baratijas en la que además había una vaca de plástico y una desvencijada muñeca. Cuenta Marcia que le gustó, sobre todo, el marco y narra cómo, además, le llamó la atención la placa dorada. Rezaba: “Renoir 1841-1919”.

Su madre, pintora y profesora de arte, le recomendó que buscara un experto que pudiera darle razón de esa placa y de esos colores impresionistas. Esperanzada, llevó la reducida tela a la sala de subastas Potomack Company en Arlington (Virginia) y le dijeron que, en efecto, era de Renoir. O, al menos, lo parecía mucho. Dada la extraña procedencia del paisaje consultaron el catálogo digital de obras robadas del FBI así como el Art Loss Register, una base de datos privada que maneja miles de piezas sustraídas. No había constancia de su robo.  

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Etiqueta original de la galería Bernheim-Jeume de París, donde la familia de la coleccionista Saidie May adquirió Paysage Bord du Seine, de Renoir, en 1926.

La casa de subastas anunció tan sorprendente hallazgo y comunicó que la vendería al mejor postor en una puja especial el 29 de septiembre de 2012. Potomack Company valoró la obra entre 75.000 y 100.000 dólares (55.000 euros y 73.000 euros). De siete dólares a 100.000. Un negocio redondo.

Pero el anuncio también atrajo la atención de los medios de comunicación y del mundo del arte sobre el descubrimiento que había hecho la “chica del Renoir”, como ya se empezaba a conocer a Marcia. En la nota de prensa de Potomack se afirmaba que la pieza fue en su día propiedad de Herbert L. May, esposo de Saidie Adler May, uno de los principales donantes del museo de Baltimore y coleccionista del pintor francés. La institución, escamada, buscó entre sus archivos digitales y no halló nada.

Al tiempo, The Washington Post comenzaba su propia investigación. Uno de sus periodistas, Ian Shapira, encontró en la biblioteca del museo un documento que afirmaba que la obra había llegado en préstamo a sus salas en 1937 con motivo de una exposición. Tirando del hilo descubrieron que fue robada (ver ficha inferior) en 1951 mientras aún seguía cedida. Sin embargo ceder no es poseer. Pero en este caso, por fortuna para el Baltimore Museum, Saidie Adler May había hecho testamento legando todas sus obras a la institución. El museo reaccionó. Tres días antes de que la tela fuera subastada, el FBI la requisó de la casa de pujas.

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Ficha del Baltimore Museum of Art en la que se da cuenta del 'renoir' y de su robo en 1951.

Comenzó el litigio. El abogado de Marcia Fuqua aseguró que su cliente había adquirido la obra de buena fe y que el museo no había acreditado totalmente su propiedad. Pero la tesis del juez fue muy sólida. “Un ladrón no puede transmitir la posesión de un bien robado a otra persona aunque esta la haya adquirido honestamente”. En un mes, si la “chica del Renoir” no recurre la sentencia, la tela volverá después de un increíble viaje de 63 años al lugar al que pertenece. ¿Y con ello se habrá resulto el caso? No lo parece. Para complicar más la historia Matt, hermano de Marcia, aseguraba a The Washington Post que el cuadro lo había visto durante décadas en el estudio de su madre. ¿Quién miente?

No hay duda: a esta pequeña obra le persigue una vida agitada.

 

Goya subasta sus mejores 'desastres'

Por: | 08 de enero de 2014

Con razón o sin ella

A las casas de subasta el sueño de la razón hace tiempo que no les produce monstruos, sino dinero. Mucho. De manera excepcional, Christie’s Nueva York remata en una única jornada —28 de enero— las cuatro series de estampas más poderosas de la imaginería de Goya. En un solo día salen a la venta joyas como Los caprichos (300.000 a 400.000 euros), Los desastres de la guerra (120.000 a 150.000), La tauromaquia (340.000 a 490.000 euros) y Los proverbios, también conocida como Los disparates, (120.000 a 190.000). Algunas son primeras ediciones completas o, incluso, pruebas de taller anteriores a que vieran la luz comercialmente.

Desde la mirada de los números, si sumamos las cuatro series necesitaríamos como mínimo 880.000 euros —más el 30% de la comisión de la sala— para hacernos (si fuéramos un coleccionista con un bolsillo muy holgado) con ellas. Mientras que si calculamos su banda máxima haría falta 1.280.000 euros para conseguir todo el conjunto de grabados, más la prima de Christies's.

Procedentes de una colección particular, la subasta se construye con 34 lotes (entre los que figuran esos cuatro trabajos señeros). Entre ellos también hallamos estampas sueltas de una maestría incuestionable.

Se aprovechan
'Se aprovechan'. 'Los desastres de la guerra'. Alrededor de 1810. 195 x 295 mm. Precio: 60.000 a 90.000 euros.

Quizá, por destacar algunas piezas, el grabado (imagen de apertura) Con razon ó sin ella (60.000 a 90.000 euros) nos revela que Goya retrataba la muerte como nadie porque la conocía de primera mano. Presenció muchas sangrías, ejecuciones, asesinatos. Sabía cómo moría un hombre. Conocía el dolor. También perteneciente —al igual que Con razon ó sin ella— a Los desastres de la guerra (80 láminas), la plancha Se aprovechan (60.000 a 90.000 euros) nos devuelve al horror del comportamiento del ser humano y en Fuerte cosa es! (60.000 a 90.000 euros) la tortura y el ensañamiento nos enfrentan, una vez más, a la muerte.

Fuerte cosa es

'Fuerte cosa es!' 'Los desastres de la guerra'. Alrededor de 1810. 220 x 312 mm. Precio: 60.000 a 90.000 euros.

Por su parte, en Los disparates, el genio aragonés habla y dibuja de sueños, sexo y violencia. En este caso, Christie's vende una carpeta de la serie. En total, 18 imágenes de las 25 que, en principio, se supone estaba compuesto el trabajo. Aunque nunca se llegaron a estampar más de 22. Entre las obras que se rematan por separado sobresalen Por no temor no pierdas honor (5.300 a 7.500 euros), Tras el vicio el fornicio (4.500 a 6.000 euros) y Disparate pobre (4.500 a 6.000 euros).

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Desentierran la tumba del faraón Sobekhotep I

Por: | 07 de enero de 2014

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Llegan buenas noticias desde Egipto. Para su patrimonio no todo va a ser saqueo, robo o rapiña. Un equipo de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos) acaba de dar a conocer un hallazgo que se produjo hace un año. Se trata de un gigantesco (pesa 60 toneladas) sarcófago labrado en cuarcita que se ha identificado como perteneciente al faraón rey Sobekhotep I, quien fuera, así lo creen los egiptólogos, el primer rey de la dinastía XIII (1781 a.C a 1650 a.C). Un tiempo en el que Egipto entraba en sus años de declive.

El increíble sarcófago (ver imagen superior) se ha encontrado en Abydos (Egipto Medio), a unos 500 kilómetros al sur de El Cairo, y la propiedad de la tumba se ha podido certificar tras 365 días de trabajo gracias a la aparición de unos fragmentos de la lápida funeraria donde aparece el nombre de Sobekhotep I junto a su imagen sentado en el trono.

El regente tiene su particular currículo. Reinó durante más de cuatro años, el periodo más extenso que se conoce en aquella época. Los investigadores también han encontrado vasijas canópicas, que tradicionalmente se utilizaban para preservar los órganos del faraón en su viaje a la otra vida así como algunas joyas pequeñas.

Tomb 3En solo siete días se han producido dos hallazgos importantes para el patrimonio egipcio. La imagen muestra los muros de la tumba recién descubierta de Khonso-Im-Heb. Junto a él (centro) aparece su mujer. Foto: AP.

Cuentan los entendidos que encontrar un sarcófago de este tipo es una rareza entre las rarezas. Solo se conocen diez enterramientos que se puedan atribuir a la XIII dinastía y todos se encuentran en la localidad de Dahshur, al sur de El Cairo.

La excavación continuará durante los próximos meses y una vez que la tumba se restaure se abrirá al público, algo que contribuirá al deprimido turismo de la zona.

Luxor tumbTumba de Khonso-Im-Heb dedicada la diosa Mut en la época ramésida (1298 a.C a 1069 a.C.). Foto: EFE.

Lo cierto es que este es el segundo hallazgo de importancia en solo siete días. Un buen augurio para un patrimonio que ha sufrido mucho con las revueltas. Hace escasas jornadas, un grupo de investigadores de la universidad japonesa de Waseda desenterró en Luxor la tumba de Khonso-Im-Heb, encargado del granero y maestro en el arte, tan apreciado por los egipcios, de la cerveza. Los muros del enterramiento, profusamente decorados, muestran, además del proceso de elaboración de la bebida, a Khonso-Im-Heb junto a su mujer y sus hijos cara a cara con varios dioses. La tumba está dedicada a la diosa Mut y pertenece a la época ramésida (1298 a.C a 1069 a.C.). Llegan buenas noticias desde Egipto.

 

Foto de apertura: imagen del sarcófago de 60 toneladas de cuarcita perteneciente al faraón Sobekhotep I. Imagen: AFP.

Damien Hirst quiere construir una ciudad

Por: | 06 de enero de 2014

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La ambición de Damien Hirst no conoce límites. Todo le interesa y todo le atrae. Hace pocos días anunciaba que tiene planes para construir una ciudad entera de 187 acres (más de 756.000 metros cuadrados) en el condado de Devon (sudoeste de Inglaterra). A solo unos pocos kilómetros de donde el año pasado instaló su controvertida Verity (imagen superior). Una gigantesca estatua de bronce de 20 metros de altura que representa una mujer embarazada.

El artista ha presentado un proyecto para construir 750 viviendas ecológicas que incluye oficinas, carriles bici, escuelas, centros de salud, parques infantiles, pistas deportivas… Todo ello a las afueras de la ciudad costera de Ilfracombe (12.500 habitantes). Por ahora, a la iniciativa se la conoce por el sobrenombre de Hirst-on-Sea (Hirst sobre el mar) y también incorpora la pintoresca casa donde vive —durante algunos meses del año— el creador británico: Winsham Farm. Una vivienda que compró hace diez años y por la que pagó 900.000 libras (1.100.000 euros).

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Vista general mostrando calles y casas diseñadas por Damien Hirst y sus socios para su futura ciudad.

Las autoridades locales decidirán en los próximos meses sí, finalmente, le conceden a Hirst (se estima que el 40% del desarrollo es suyo) el permiso para una propuesta que ha alarmado a los habitantes de la zona, pues ya tuvieron que convivir con la desconfianza que les produjo la llegada de Verity. En este caso, las obras durarían casi diez años y tras su finalización habría 3.000 nuevos vecinos.

De momento, Damien Hirst y sus socios (David Lock Associates, uno de los equipos de urbanistas más valorados del Reino Unido) han empezado a trabajar con el arquitecto Mike Rundell, reconocido por ser el proyectista de cabecera de otros artistas ricos y famosos, como Sam Taylor Wood o Tracey Emin.

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El proyecto 'Hirst-on-Sea' ocupa más de 75 hectáreas en el condado inglés de Devon.

El artista británico, a quien se le calcula una fortuna de 215 millones de libras (260 millones de euros), desea otro entorno para su vida. “Quiere construir la clase de viviendas en la que él mismo desearía vivir”, señala Mike Rundell. Teniendo en cuenta su perseverancia, seguro que lo consigue. Parece que Hirstland se mueve. 

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Damien Hirst apuesta en su ciudad por lo ecológico y las bicletas.

 

Foto apertura: Getty.

 

 

Una exposición de grandes obras (falsas)

Por: | 05 de enero de 2014

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Todos los cuadros que aparecen en esta entrada son falsos. O, digamos, “pintados a la manera de…”. Una forma a medio camino para no incurrir en un delito. La historia del arte está plagada de falsificaciones. Algunas, por cierto, muy beneficiosas para él “estafado”. Miguel Ángel le vendió al papa Julio II esculturas suyas como si hubieran sido cinceladas por los griegos. Incluso Picasso encontró una nueva forma, cínica, de entender qué es eso de una obra falsa. De hecho, más de un coleccionista en su tiempo tuvo que vivir alguna situación singular, cuando, con el cuadro bajo el brazo, intententó que el genio se lo autentificara. Se negaba. No lo hacía. Aunque supiera, claro, que era suyo. Daba igual que se lo hubiera vendido él mismo. Seguramente la pieza ya no le gustaba y para negarse a firmarla recurría, ante el incrédulo propietario, a la ironía. “Es que yo, a veces, también pinto picassos falsos”, se justificaba.

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Odalisca de Elmyr de Hory pintada con el estilo de Henri Matisse.

El mundo del arte falso es, en ocasiones, tan apasionante como el real. No por las obras en sí, sino por las historias de quienes las han producido. Una exposición singular (Intent to Deceive: Fakes and Forgories in the Art World) rastrea este escenario que tiene un color azul oscuro, tirando a negro, en los Museos Springfield (Massachusetts, Estados Unidos). En concreto, en la galería Michel and Donald D'Amour.

La muestra recoge el “trabajo” de los mejores falsificadores de las últimas décadas. Ahí están Elmyr de Hory (a quien Orson Wells dedicó su célebre documental F For Fake), John Myatt, Mark Landis, Eric Hebborn y, sobre todo, el gran maestro de lo “pintado a la manera de”: Han van Meegeren (1889-1947).

Pero lo que de verdad da que pensar es cómo una obra “pintada a la manera de” retiene, a pesar de ser desenmascarada, su valor. O, al menos, un cierto valor. Si es falsa, razonarán muchos, debería tener una tasación cercana a cero. Sin embargo, a veces, la lógica del mundo del arte transita en dirección contraria.

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Obra de Elmyr de Hory concebida a la manera del fauvista Maurice de Vlaminck.

Una de las telas (imagen de apertura) de la muestra Intent to Deceive es The Head of Christ (Cabeza de Cristo). Es una de las falsificaciones más famosas del pasado siglo. Procede del museo holandés Boijmans Van Beuningen y ha llegado a Massachusetts escoltada por un miembro de la institución. Que no se ha separado de ella durante todo el viaje. De hecho, solo los gastos de seguridad han costado 31.000 dólares (23.000 euros). ¿Cómo se explica una cantidad tan elevada, en plena época de recortes, por vigilar una obra falsa?

Bueno, no es un falso cualquiera. Proviene del falsificador de vermeers más reconocido de la historia: Han van Meegeren. Y junto a la tela (que, seamos sinceros, hay que ponerle bastante buena voluntad para atribuirla a Vermeer), el verdadero interés reside en la vida de su autor.

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Acuarela sobre papel de Mark Landis siguiendo el estilo de Paul Signac.

Pintor de tercera, Van Meegeren descubrió durante los tiempos cercanos a la Segunda Guerra Mundial que había una gran demanda del maestro holandés. Apenas existían unos 40 cuadros reconocidos de su mano y coleccionistas de toda Europa porfiaban por poseer obra. Existía, pues, demanda, y “solo” era necesario proveer de oferta. Además, con los museos cerrados para proteger las colecciones de los bombardeos nazis no había piezas reales con las que comparar. El escenario resultaba inmejorable.

Van Meegeren empezó a perfeccionar su técnica. Creó pigmentos similares a los que usaba Vermeer; metía en el horno las telas para conseguir un craquelado parecido al del siglo XVII; usaba pinceles con pelos de comadreja, como en la época, con los que además conseguía dejar un rastro de tiempo antiguo sobre el lienzo; empleaba tinta china para cubrir las líneas craqueladas… De esta forma logró una ilusión, para muchos, perfecta.

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