Alemania cancela una exposición de Balthus por críticas de pedofilia

Por: | 16 de febrero de 2014

Balthus retrato 1

Poca suerte tiene en vida y muerte Balthus (Balthasar Klossowski de Rola) con sus exposiciones. El pintor franco-polaco, que durante todos sus años de trabajo tuvo que convivir con la tremenda carga de la inclinación pedófila (algo absolutamente falso) de sus lienzos, acaba de ver (bueno, hubiera visto de no haber fallecido en 2001) cómo el Museo Folkwang de la ciudad alemana de Essen cancela una exposición prevista para abril formada por unas 2.000 polaroids tomadas por el artista. ¿Y qué tienen esas imágenes para provocar semejante reacción?

Las fotografías muestran a Anna, una niña de quien el pintor —cuando ya es octogenario— toma imágenes. Lo hace desde los ocho a los 16 años. Es su modelo. La cría posa para él cada miércoles durante ocho años en la misma habitación, con las mismas cortinas, con el mismo sofá, con la misma ventana sobre la que se filtra idéntica cantidad de luz y con el mismo bucólico paisaje suizo tamizándose al fondo.

Balthus Polaroid
Balthus. 'Polaroid' a color. 'Untitled'. 1999-2000. 10,2 x 10,2 centímetros. © Harumi Klossowska de Rola.

En la última década de su vida, Balthus apenas puede trazar unos sencillos apuntes. Le fallan las manos. A cambio descubre que esa función la puede suplir con una cámara Polaroid, de ella se sirve para terminar tres últimas telas de gran formato. La fotografía sustituye al papel.

La intención del museo germano era reunir esas imágenes en la muestra Balthus: The Last Studies. Era una forma de acercarse a la manera de componer y trabajar del artista en sus años finales. No podrá ser, al menos en Essen. La institución ya se imaginaba que algo así sucedería cuando el periódico alemán Die Zeit —según recoge la revista The Art Newspaper— criticó en diciembre pasado la exposición calificando las fotografías como “documentos de una codicia pedófila”. Con estos antecedentes, el Museo Folkwang ha decidido no arriesgarse. Pesa, y mucho, el temor a que se produjeran “consecuencias legales indeseadas”, según se puede leer en una nota emitida por la organización. ¿Respuesta? Exposición cancelada. No se hará.

Balthus Gagosian

La galería neoyorkina Gagosian mostró 155 'polaroids' (en la imagen) de la serie que el Museo Folkwang (Essen, Alemania) ha decidido cancelar. Foto: Rob McKeever.

Lo singular es que hasta el pasado 12 de enero la galería Gagosian ha mostrado en su sede neoyorkina 155 de esas imágenes, que a un precio de unos 20.000 dólares (14.600 euros) cada polaroid se han vendido bastante bien. Y sin ninguna protesta. Al contrario. Poco antes de la inauguración, la periodista de Vanity Fair Ingrid Sischy escribió: “Estas imágenes son crudas y sinceras y corren el riesgo de ser pasto de los censores que asoman la cabeza cada vez que aparecen niños desnudos en obras de arte, aunque no haya nada sucio en ellas”. Ese es el pensamiento que ha prevalecido en Alemania. Y contrasta, bastante, con el lugar común de la puritana Estados Unidos. De hecho, el mes pasado el Metropolitan de Nueva York cerraba con unas buenas cifras de visitantes (y sin ningún escándalo) Balthus: Cats and Girls: Paintings and Provocations (Balthus: Gatos y chicas: Pinturas y provocaciones). Incluso la crítica se volcó. “Los cuadros exhibidos son obras maestras de una belleza inquietante pintados en un estilo que Balthus denominó: “realismo atemporal”. Así lo contó The New Yorker.


Balthus Mirror

Balthus en sus últimos años de vida fotografiado en su estudio de Suiza. Foto: Alvaro Canovas.

Una pena. Ese trabajo de 2.000 polaroids era la primera vez que se iba a mostrar en público de forma completa, ya que de manera excepcional la modelo Anna —hoy una mujer adulta—, la hija del artista y su viuda habían dado su autorización. Eso sí, la editorial alemana Steidl ha publicado todas las fotografías en un libro compuesto por dos volúmenes y en una edición de 1.000 ejemplares, aunque a un precio muy elevado: 480 euros.

Esperemos que la cancelación de esta exposición no sea un augurio del retorno de otros tiempos a Europa.

 

Hay 1 Comentarios

Supongo que alguien en Alemania se habrá acordado del "arte degenerado" de Hitler y sus muchachos. Y, si no lo han hecho, deberian.

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En un mundo de liquidez casi ilimitada, en el que los bancos centrales dan al botón de imprimir billetes a la misma velocidad que Billy el Niño desenfundaba su revolver, los ahorradores (que hoy en día somos todos) han redescubierto el valor de los activos tangibles y limitados.
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Miguel Ángel García Vega

Periodista y modesto coleccionista de arte contemporáneo, Miguel Ángel García Vega lleva más de 15 años escribiendo en EL PAÍS. A veces de finanzas, a veces de sociedad, a veces de arte, pero siempre conectando la vida y los números. Este blog quiere ser una piedra de Rosetta con el que entender el universo de los bienes tangibles, que en ocasiones parece, como el mundo, ancho y ajeno.

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