Con arte y sonante

Sobre el blog

En un mundo de liquidez casi ilimitada, en el que los bancos centrales dan al botón de imprimir billetes a la misma velocidad que Billy el Niño desenfundaba su revolver, los ahorradores (que hoy en día somos todos) han redescubierto el valor de los activos tangibles y limitados.
O sea, que empiezan y acaban. Metales preciosos, arte contemporáneo, antigüedades, vinos, coches de colección, diamantes. Bienes que a su escasez y potencial económico aportan su carácter material. Bienes con arte y sonantes.

Sobre el autor

Miguel Ángel García Vega

Periodista y modesto coleccionista de arte contemporáneo, Miguel Ángel García Vega lleva más de 15 años escribiendo en EL PAÍS. A veces de finanzas, a veces de sociedad, a veces de arte, pero siempre conectando la vida y los números. Este blog quiere ser una piedra de Rosetta con el que entender el universo de los bienes tangibles, que en ocasiones parece, como el mundo, ancho y ajeno.

Una oscura aseguradora quiere vender la colección del DIA

Por: | 30 de abril de 2014

DETROIT APERTURA 1

Le cuesta un mundo a la colección del Instituto de Artes de Detroit (DIA, por sus siglas en inglés) disfrutar de un poco de tranquilidad. El acuerdo para salvar sus obras maestras se daba, más o menos, por cerrado. No iban a ser vendidas para afrontar la bancarrota de la ciudad gracias a un doble movimiento. Por un lado, el museo se segregaba económicamente de Detroit (en una operación que los financieros denominan spin-off). Y como contraparte, Míchigan, junto a la propia entidad cultural y varias organizaciones no gubernamentales, se comprometía a aportar 816 millones de dólares (590 millones de euros) durante los próximos 20 años para garantizar su viabilidad. El juez Steven Rhodes, quien se encarga del colapso financiero, respaldó este acuerdo con el argumento de que las obras no podían enajenarse ya que la colección no pertenecía ni al Estado ni a la ciudad, sino a sus ciudadanos.

Detroit Apertura 3Dos visitantes contemplan una pintura del DIA (Detroit Institute of Arts). Foto: Andrew Burton/Getty.

Sin embargo, de súbito, ha irrumpido en escena una oscura aseguradora llamada Syncora. Con domicilio en Bermudas —un paraíso fiscal— está presionando al límite, junto a varios bancos europeos, y a otra aseguradora, Financial Guaranty Insurance Company, para que el DIA venda sus cuadros. Evidentemente, la razón de este interés es el dinero. Syncora se juega más de 250 millones de dólares en la bancarrota, en buena parte debido a que respaldó, asumiendo un enorme riesgo, 1.400 millones en pensiones de los trabajadores de Detroit.

DETROIT APERTURA Mural del artista mexicano Diego Rivera, una de las obras más emblemáticas del DIA.

A principios de la semana, Stephen Hackney, abogado de Syncora, sostenía en el tribunal que una tasación completa de la colección de arte del DIA “podría representar una recuperación sustancial para todos los acreedores” e hizo un llamamiento —como relata el periódico Detroit Free Press— para que la evaluación de los activos fuera transparente, “con el fin de que la gente pudiera entender las razones de la decisión [de no vender las obras]”.

Detrás de esas palabras, que suenan moderadas, habita una guerra. Los abogados de Syncora acaban de conseguir que el magistrado Steven Rhodes les de acceso a las comunicaciones que durante dos meses mantuvieron el DIA y la oficina del fiscal general Bill Schuette. En ella se muestra la estrategia que utilizó el centro de arte para evitar la bancarrota y la liquidación de sus obras.

Seguir leyendo »

Miguel Zugaza: "Es un error hacer negocio con tu colección"

Por: | 27 de abril de 2014

Zugaza Álvaro García

Es mediodía en el despacho madrileño de Miguel Zugaza (Durango, Vizcaya, 1964). La luz, con un tono azulado, se filtra por las ventanas como en un cuadro de Patinir e incansable se refleja en los plásticos de infinidad de catálogos de arte extendidos sobre una imponente mesa de trabajo de color caoba. Un hombre alto, barba cuidada, indisimulables ojeras, y muy cordial, aunque reservado, entra por la puerta. Extiende, firme, la mano y sonríe.

—Gracias por venir, apunta con amabilidad. ¿Sabe que sigo el blog?

—Muchas gracias. Mezclar el mundo del arte y la economía es, a veces, parecido a opositar al misterio: uno nunca sabe qué puede pasar.

Este es el comienzo de la conversación con el director del Museo del Prado. Es una entrevista distinta. Como visitar la mejor pinacoteca del mundo y contemplar solo un único cuadro. Aunque con decenas de lecturas. El acuerdo es hablar de la geopolítica del arte. De cómo cada vez más países lo usan estos días para hacer negocios o mejorar las relaciones políticas. ¿Entrará el Prado en este peligroso terreno? Unos 20 minutos de conversación arrancados a una agenda sin huecos. Las voces y las palabras comienzan en Oriente Medio, pero a muy pocos pasos, por la ventana del despacho de Miguel Zugaza, junto a la luz, también se cuelan Goya y Velázquez. La maravilla del Prado.

Arte  coleccionistas
Los grandes maestros de la pintura antigua son un objetivo de los nuevos museos árabes.

Pregunta. ¿Le sorprende esta voracidad del mundo árabe por el arte occidental? ¿Por comprar obra a precios astronómicos y construir carísimos museos?
Respuesta. No es nada nuevo. Son países emergentes con un poderío económico muy notable que intentan incorporar los modelos culturales que ven como ejemplo del mundo occidental. Salvando las distancias históricas, lo que sucede en Abu Dabi, o en los Emiratos Árabes, semeja lo que pasó en Texas en la segunda mitad del siglo XX. Una gran riqueza procedente del gas y del petróleo que revierte en la cultura y en la creación de museos. Lo que ocurre ahora en esos países responde al mismo modelo de mímesis cultural con lo occidental. Otra cosa es que no se puedan comparar los Emiratos con Estados Unidos. Pero es normal que el triunfo de la democracia en el arte, representada por la creación de museos, sea algo que otras naciones quieran emular. Es un efecto de emulación frente al modelo de éxito de los museos, tal y como los concebimos ahora, que es la idea (algo que surge en las últimas décadas) del éxito social y político de los mismos.

Seguir leyendo »

El magnate Eli Broad revela sus compras de arte

Por: | 20 de abril de 2014

Eli Broad
Eli Broad atesora la mayor colección de obras de Jeff Koons del mundo. Con este punto de partida resulta fácil intuir qué tipo de artistas le interesan. Por si hiciera falta cerciorarse, hace escasos días se daban a conocer las piezas que ha adquirido en los dos últimos años para la Broad Foundation y la Eli and Edythe L. Broad Collection. Estas dos colecciones separadas serán las que aporten los fondos a The Broad, el nuevo museo de arte contemporáneo que este filántropo y magnate inmobiliario de 81 años está construyendo en Los Ángeles (Estados Unidos) y que abrirá durante 2015.

Es interesante repasar esas adquisiciones, pues representa un gusto mayoritario compartido por infinidad de coleccionistas. Hay nombres indiscutibles en estas compras, como William Kentridge o Yayoi Kusama, pero todas juntas no dejan de dar una sensación de catálogo de casa de subastas. Como si las adquisiciones se hubieran encargado a expertos de Sotheby’s o Christie’s. Mercado al cuadrado.

Kousama
'Infinity Mirrored Room', una instalación con LEDs y espejos de la artista japonesa Yayoi Kusama.

Convertido Eli Broad en uno de los coleccionistas más famosos de Estados Unidos y con mayor peso en Los Ángeles, la prensa de su país no deja de mirarle con cierta desconfianza. No solo por lo que compra, sino por cómo lo hace. “Le gusta pagar menos que nadie, y se siente legitimado a pagar menos porque tiene la intención de ofrecer su colección al público”, relataba en una reciente conferencia en Barcelona Michael Findaly, director de la célebre galería Acquavella. Primero prometió que donaría su colección al Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, que le construyó un espacio particular, pero una vez instaladas las obras decidió que solo las cedería en préstamo, y hoy en día el estudio Diller Scofidio + Renfro construye para él su propio museo: The Broad.

Broad_Museum

Imagen virtual de The Broad, el museo de arte contemporáneo que albergará en 2015 la colección de Eli Broad en Los Ángeles (Estados Unidos). Foto: cortesía Diller Scofidio + Renfro.

Allí llevará las 89 piezas que ha adquirido en los dos últimos años. En este tiempo ha dado un giro a la forma en la que colecciona. Se centra en grandes instalaciones y en obras monumentales, como si hubiera una relación entre superficie y calidad. Una de las piezas nuevas más interesantes que incorpora a The Broad es Infinity Mirrored Room. Se trata de una enorme instalación construida con LEDs por la artista japonesa Yayoi Kusama. Esta impactante propuesta se pudo contemplar hace unos meses en la galería David Zwiner en Manhattan (Nueva York), con tal éxito, por cierto, que provocó colas de seis horas para verla.

Ragnar
'The Visitors', videoinstalación del creador afincando en Islandia Ragnar Kjartansson.

Otra compra reciente es la instalación de nueve pantallas que refleja un trabajo sobre música experimental filmado por el joven artista islandés Ragnar Kjartansson. Eli Broad adquirió The Visitors en la galería Luhring Augustine. Y no muy lejos de allí, en Marian Goodman, se hizo con un lienzo de gran formato de Julie Mehretu, uno de los nombres fuertes del mercado del arte estos días. La tela Beloved (Cairo), 2013, traza el bullicio de la capital de Egipto a través de una intrincada estructura de planos y mapas elaborada con tinta y acrílico. En la misma galería neoyorkina incorporó a su colección la videoinstalación de cinco canales The Refusal of Time, del creador sudafricano William Kentridge.

Mehretu Beloved

Un visitante observa en la galería Marian Goodman de Nueva York la tela de gran formato de Julie Mehretu 'Beloved' (2013). Foto: cortesía Marian Goodman, la artista y Tom Powel.

Seguir leyendo »

Richter y Sigmar Polke juntos por primera vez en 50 años

Por: | 16 de abril de 2014

Sigmar Polke and Gerhard Richter - In the bathtub 1966. Image courtesy Gerhard Richter Archive 2014
Es la primera exposición conjunta en casi 50 años de dos grandes de la pintura: Gerhard Richter (Dresde, Alemania, 1932) y Sigmar Polke (1941-2010).
Juntos ocupan bastantes páginas en el libro de la historia del arte de las últimas tres décadas. La muestra reúne 65 obras procedentes de 30 colecciones. Hasta aquí podría parecer una excelente propuesta de un museo o de un centro de arte. Sin embargo, lo singular es que la organización y el comisariado corren a cargo de una sala de subastas. En este caso, Christie’s. Y nos pone frente a una dura evidencia: el mercado del arte quiere hacer de museo, de comisario y de crítico. Es una forma de validar sus propuestas, de aportar pedigrí a las obras y, claro, rematarlas a mejor precio. En nuestros días, existe una corriente intensa que lleva a profesionales que trabajan en casas de pujas o coleccionistas a dar sustento teórico a muchas exposiciones. Y el movimiento inquieta. Nunca los críticos de arte fueron tan necesarios como estos días y nunca tuvieron tan poco peso e importancia.

Gerhard Richter - Vierwaldstätter 1969
Gerhard Richter, 'Vierwaldstätter See' ('El lago de Vierwaldstatt') . 1969. Óleo sobre lienzo. 120 x 150 centímetros. Cortesía: Christie's.

Con estas ideas transportadas en el aire, el próximo 24 de abril Christie’s Mayfair (Londres) presenta Polke/Richter-Richter/Polke. Combinando obras a la venta y en préstamo de colecciones privadas, la casa de pujas rememora la célebre exposición conjunta de ambos pintores en la galería h de Hanover (Alemania) en 1966. Incluso hay dos cuadros de aquella muestra: Flämische Krone (Richter) y Bavarian (Polke) junto a trabajos de otros periodos. Reunidos bajo una única mirada narran la evolución tan dispar de los dos creadores hasta la muerte en 2010 de Polke. También son el reflejo de una relación que en principio fue muy cercana pero que con el tiempo se fue transformando en una fuerte rivalidad. Como sucedió con Lucian Freud y Francis Bacon. O Matisse y Picasso. De hecho, Gerhard Richter contaba con sinceridad, hace algunos años, este desencuentro: “Me acuerdo de lo profunda que era nuestra amistad, pero también de lo dura que resultaba a veces. En perspectiva me asombra su brutalidad. Estábamos muy inseguros de nosotros mismos, y cada uno trataba de enmascararlo a su manera. Solo puedo decir que fue así. Polke derivó hacia una dirección sicodélica y yo hacia una clásica”.

Seguir leyendo »

Warhol y la silla eléctrica de 18 millones de euros

Por: | 13 de abril de 2014

Warhol Chair

El mercado del arte sigue probando sus límites. Hasta dónde puede llegar. Si Christie’s ha puesto a la venta un bacon de 80 millones de dólares, su gran rival, Sotheby’s, contraataca con un wharhol de 25 millones. Convertido el arte estos tiempos en una indecente catarata de dinero, el próximo 14 de mayo Sotheby’s subasta en Nueva York una de las famosas sillas eléctricas de Andy Warhol. Big Electric Chair (imagen de apertura), fechado entre 1967 y 1968, es un lienzo serigrafiado de gran formato (1,37 x 1,80 metros) por el que la casa de pujas piensa conseguir entre 18 y 25 millones de dólares (de 13 a 18 millones de euros).

Perteneciente al gestor de fondos de alto riesgo David Ganek, es uno de los solo 14 cuadros de gran tamaño que tienen esta temática. Para crear la obra, Warhol recurre a una fotografía en blanco y negro que obtiene de la prensa de la época. La imagen —con una aproximación fría y distante— fue tomada en la célebre prisión de Sing Sing en Nueva York.

El espantoso aparato aparece solo. En medio de una sala vacía. A la espera de un desdichado visitante. El cuadro es un lienzo sobre el que Warhol aplica la técnica de la serigrafía. Un método que había usado en infinidad de ocasiones anteriores. Lo interesante es esa banda vertical tricolor que emplea. Es como una bandera. O, tal vez, semeje el efecto de una televisión en color que no acaba de ajustar bien la imagen. Quizá porque lo que pronto contemplará el espectador no debería tener una visión nítida. No debería existir.

Warhol Little Electric Chair
'Little Electric Chair' (1964) se subastó en 2007 en Christie's por 5.541.000 dólares. El precio, hasta ahora, más elevado para una tela de la serie de 'sillas eléctricas' de Andy Warhol. © Andy Warhol Foundation for the Visual Arts / ARS, New York.

Seguir leyendo »

El acero monumental de Richard Serra fragua en el desierto catarí

Por: | 09 de abril de 2014

Richard Serra III

Hace falta usar el GPS para encontrar la última instalación del escultor estadounidense Richard Serra. En concreto hay que introducir las siguientes coordenadas en el navegador: N25º31.019’E050º51.948’. En ese momento, el viajero se hallará en el desierto. A más de 45 grados centígrados. En la reserva natural de Brouq. Entre antiguos vestigios arqueológicos. A unos 65 kilómetros a las afueras de Doha (Catar). Pero el trayecto merece la pena. Le espera un horizonte único. Cuatro monolitos de acero tranzan una nueva silueta en el paisaje. Alienadas, como soldados en el frente, y con sus 15 metros de altura media, las planchas se disponen a lo largo de un corredor que enlaza dos mares de 800 metros. Pero también se pueden leer aisladas. Al igual que estelas solitarias. Sin embargo, todas juntas, como una única imagen, son la reivindicación del enorme talento de Serra cuando pone a prueba sus obras en espacios tan complejos.

Richard Serra II
Las planchas de acero tienen una altura media de 15 metros. Foto: Sally Crane/Doha News.

La instalación se llama East-West/West-East y es un encargo de la hermana del emir de Catar Sheikha al-Mayassa bint Hamad al-Thami,
quien, con 28 años, preside la Autoridad de Museo de Catar (QMA, por sus siglas en inglés), responsable, a su vez, de los megalómanos museos de Arte Islámico y también de Arte Moderno.

Serra Apertura
La instalación se integra con el paisaje, una reserva natural a 65 kilómetros de Doha. Foto: Rik Van Lent.

“Cuando viene por primera vez aquí —entonces se estaba construyendo el Museo Islámico— y Sheikha al-Mayassa me preguntó sí quería crear una obra en este paisaje”, relata Richard Serra en el periódico The Gulf-Times. “Le contesté: ‘¿Qué paisaje?’
Y ella dijo: ‘el desierto’. Para ser sincero, no sabía que el desierto en Catar estaba por todas partes”.

Serra
Vista de la obra 'East-West/West-East' en el ocaso catarí. Foto: Victoria Baux/AFP.

Seguir leyendo »

Otro ‘bacon’ quiere ser la obra más cara de la historia

Por: | 08 de abril de 2014

Bacon Tríptico

Vuelve Bacon. Una vez más. Y lo hace con fuerza. Christie's subastará el próximo 13 de mayo en Nueva York otro tríptico del artista irlandés. Parece que sus obras manaran de una fuente inagotable. Después de que Three Studies of Lucian Freud (Tres estudios de Lucian Freud) se convirtiera en la pintura más cara vendida nunca en subasta, al rematarse por 142,4 millones de dólares (unos 104 millones de euros), ahora la casa de pujas busca repetir el truco con el mismo mago e idéntica chistera.

En esta ocasión se subasta (imagen superior) el tríptico de 1984 Three Studies for a Portrait of John Edwards (Tres estudios para un retrato de John Edwards), que espera rematarse por 80 millones de dólares (58,3 millones de euros). Las tres telas muestran a John Edwards, propietario de un pub en Londres y gran amigo del pintor durante sus últimos años de vida. Hasta tal punto esa amistad era cercana, que a su muerte fue su único heredero.

Pierre Cheng
El coleccionista y empresario Pierre Chen saca a la venta 'Three Studies for a Portrait of John Edwards', de Bacon. Foto: Sotheby's.

La pieza la pone en el mercado Pierre Chen (de quien hemos hablado en este blog), uno de los principales coleccionistas asiáticos, el cual tiene acreditada fama de vender tan rápido como compra. Chen compró la pieza (en transacción privada) en Sotheby's en 2005 por unos 15 millones de dólares (casi 11 millones de euros) y nueve años después se deshace del tríptico. La casa de subastas ha situado un precio objetivo cinco millones de dólares por debajo del que partió el ya famoso Three Studies of Lucian Freud. Lo que no está muy claro es si esta obra despertará tanto interés. Primero, porque es una pieza mucho más reposada, sin esa violencia que tanto persiguen los coleccionistas en su trabajo. Y, además, el retrato de Lucian Freud era una rareza mientras que John Edwards posó para los pinceles de Bacon en infinidad de ocasiones. Hay unas 20 telas con su imagen. Por si fuera poco, de fondo, surge una pregunta doble. ¿Se habrá cansado el mercado de Francis Bacon? ¿O todavía hay deseo por sus obras?

Francis-bacon-three-studies-of-lucian-freud
'Three Studies of Lucian Freud'. La obra de arte más cara vendida en subasta. Se remató por 142 millones de dólares. Foto: AFP.

 

Seguir leyendo »

Daniel Canogar: "Un artista crece equivocándose"

Por: | 06 de abril de 2014

Daniel Canogar

Como un moderno Lázaro, las obras de la última exposición de Daniel Canogar se levantan de entre los muertos. En su propuesta Small Data, el artista madrileño da vida a desvencijados teléfonos móviles, teclados de ordenadores, calculadoras, discos duros, impresoras, escáneres, circuitos electrónicos… Sobre ellos cala un orvallo tamizado a través de una proyección digital que les otorga una nueva existencia. Los aparatos han sido rescatados de la basura. Antes fueron abandonados por la implacable celeridad de la obsolescencia tecnológica de nuestro tiempo. Son nueve obras que Canogar plantea como bodegones contemporáneos. Al igual que un sánchez cotán del siglo XXI. Piezas que nos recuerdan, inmisericordes, nuestro propio proceso de envejecimiento y nuestro tiempo finito. Tic-Tac. Tic-Tac.

 
Esta es la carpintería de su segunda exposición en la galería neoyorkina Bitforms. Una reivindicación de Canogar como un arqueólogo, que busca —y encuentra— los mimbres de su trabajo entre montones de desecho de chatarrerías y centros de reciclaje (aunténticos cementerios para los cadáveres de la electrónica de consumo). Obras que después organiza en estanterías individuales. Sin duda, frágiles restos de una época pasada.

Dc_sd_ac1
La exposición 'Small Data' explora la vida y la muerte de la electrónica de consumo.

Pero esta muestra también es algo más. Supone una enseñanza. Es el ejemplo de que la visibilidad de un artista español ahí fuera depende, en primer lugar, de él mismo. Ni de las instituciones, ni de las galerías, ni siquiera, si me apuran, de los comisarios. Al final es un trabajo solitario, que uno tiene que hacer por sí mismo. No se puede delegar. Daniel Canogar ha tardado años en tener representación en Nueva York. Ahora lo ha conseguido. Orgulloso, directo y sincero lo cuenta en el vuelo que le lleva desde México DF a Nueva York. Escuchémosle.

Dc_sd_asdf5_crop

'Small Data' cuenta que cuando desechamos nuestros dipositivos tecnológicos estamos tirando algo de nosotros mismos.

Seguir leyendo »

Italia lanza una 'apli' para recuperar millones de obras robadas

Por: | 04 de abril de 2014

Apli Arte

Italia tiene un grave problema con la protección de su riquísimo patrimonio artístico. El deterioro imparable (por ahora) de Pompeya es un ejemplo de libro. Lo que resulta menos conocido es el que el país transalpino maneja la mayor base de datos del mundo de objetos de arte robado, con 5,7 millones de piezas catalogadas.

Como las nuevas tecnologías llegan a todas partes, el miércoles pasado la Administración italiana presentaba una apli gratuita para localizar obras de arte sustraídas. En principio, se puede descargar tanto de la tienda AppleStore como de la de AndroidMarket.

Apli Arte 1
La aplicación permitirá resolver más rápidamente la desaparición de obras de arte, como el 'gauguin' de la fotografía. AFP.

Denominada iTPC (Italia Tutela del Patrimonio Culturale), la aplicación ofrece datos de obras de arte buscadas por los carabinieri y permite tomar una fotografía de la pieza y enviarla directamente a la policía en caso de que se sospeche de su procedencia. Los cuerpos de seguridad la comprueban en tiempo real y la cotejan con su base de datos. A su vez, el usuario puede buscar información de obras sustraídas en el archivo de la policía e incluso crear su propia colección de piezas dudosas para futuras comprobaciones.

El lanzamiento de la aplicación coincide con la ya famosa recuperación de los cuadros de Gauguin —Fruits sur une table ou nature au petit chien, valorado entre 15 y 35 millones de euros— y Pierre Bonnard —La femme aux deux fauteuils, tasado en unos 600.000 euros— que durante 40 años estuvieron presidiendo la cocina siciliana de un trabajador jubilado de la Fiat de Turín.

Es una buena iniciativa para resolver un problema muy serio que Italia tiene con su patrimonio. No estaría nada mal copiar aquí la idea.

 

Foto de apertura: Un carabinieri vigila el cuadro de Gauguin 'Fruits sur une table ou nature au petit chien' robado en los años setenta en Londres. AFP/Andreas Solaro.

 

A Carabinieri stands next to one of two paintings stolen in London in the 1970s. AFP PHOTO / ANDREAS SOLARO.

More Information: http://artdaily.com/[/url]
Copyright © artdaily.org
A Carabinieri stands next to one of two paintings stolen in London in the 1970s. AFP PHOTO / ANDREAS SOLARO.

More Information: http://artdaily.com/[/url]
Copyright © artdaily.org
A Carabinieri stands next to one of two paintings stolen in London in the 1970s. AFP PHOTO / ANDREAS SOLARO.

More Information: http://artdaily.com/[/url]
Copyright © artdaily.org

¿Cuál de estos dos ‘caravaggios’ no es auténtico?

Por: | 03 de abril de 2014

Caravaggio
A finales del siglo XVI, en los mismos años en los que Shakespeare escribía Hamlet, Caravaggio pintó un soberbio San Francisco en místico diálogo con una calavera.
La interpretación del tema fue tan revolucionaria que en vida del artista, y también tras su muerte, se crearon infinidad de copias. Más de 450 años después este éxito trae de cabeza a los estudiosos del genio toscano, que se enfrentan a uno de los dilemas pictóricos más apasionantes de los últimos tiempos.

Estos días, dos versiones, casi idénticas, de San Francisco meditando, de Caravaggio, dividen a los estudiosos. Aunque tal vez, por fin, se pueda salir de dudas. De momento, y de forma excepcional, es posible contemplarlas juntas hasta el 6 de abril en el Museo de Arte de Muscarelle en Williamsburg (Virginia, Estados Unidos). A finales de mes viajarán al Museo de Bellas Artes de Boston. Ahora bien, después de todo este tiempo las preguntas continúan ahí. ¿Cuál de estas dos pinturas se creó primero? ¿Por quién? ¿Cuál es la de Caravaggio y cuál la del admirador? ¿O es que quizá las dos proceden de los pinceles del maestro barroco? En caso contrario, ¿cómo distinguir la original de la copia? ¿Serían capaces de escoger una?

Recurramos al presente y a la historia. Las pinturas de San Francisco proceden de la iglesia de Santa María de la Concepción de los Capuchinos (Santa Maria della Concezione dei Cappuccini) en Roma (imagen de la izquierda) y del Museo Civico de la ciudad de Carpineto Romano (fotografía de la derecha). La atribución de la versión de los Capuchinos ha estado en el aire desde que en 1908, el entonces director de la galería Borghese, Giulio Cantalamessa, la señaló como obra original de Caravaggio. Pero la estudiosa Maria Vittoria Brugnoli cambió el paso en 1970. Afirmó que la auténtica era la de Carpineto Romano (que se había descubierto dos años antes) mientras que la de los Capuchinos era una copia posterior.

Buona_Ventura_post_restauro_1
'La buenaventura' (1594), de Caravaggio, se puede contemplar estos días, junto a las dos versiones de 'San Francisco meditando', en el Museo de Arte de Muscarelle en Williamsburg (Virginia, Estados Unidos).

Desde entonces, los trabajos han ido en casi todas las direcciones. En 2000, cuenta la publicación The Art Newspaper, los rayos X revelaron que la capucha del San Francisco de Carpineto había sido alterada. Tenía una modificación hecha por el pintor, un pentimento, que suele ser una evidencia de autenticidad. Pero ese cambio se había trazado con la pintura terminada y seca. Algo inusual. ¿Entonces?

Caravaggio niño
'Madonna con el niño y Santa Ana' (1605). Esta tela de Caravaggio pertenece a la colección de la galería Borghese (Roma).

Los expertos siguieron analizando la tela de Carpineto y descubrieron que tras la pintura se oculta el bosquejo de un San Francisco de la mitad del tamaño del que ahora es visible. Un proceder bastante extraño para Caravaggio
, que pocas veces daba marcha atrás en sus intenciones.

La conclusión a la que han llegado los estudiosos es que, por ahora, no hay conclusión posible. Tal vez a los lectores del blog les ayude la comparación entre las dos imágenes digitales. De momento, los visitantes de la exposición en el museo de Muscarelle han votado. El 40% prefiere la versión de Carpineto. ¿Acierta?

 

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal