No basta con ser multimillonario. No basta con tener una colección de miles de obras en la que se ha invertido una cantidad de dinero con la que vivirían generaciones de familias. Hace falta construir un contenedor de “marca”. Un museo propio en el que albergar la colección. Los grandes nombres de la arquitectura al servicio de los grandes coleccionistas. Algunas de las principales fortunas del planeta (Bernard Arnault, François Pinault, Carlos Slim Helú, Viktor Vekselberg, George Lucas o el fallecido Emilio Botín) tienen o proyectan su espacio propio.
El primero en sentir la necesidad de crear su museo fue el multimillonario galo François Pinault. Era 2006. El dueño del grupo de lujo Kering transformó un palacio veneciano, Palazzo Grassi, en un espacio para el arte contemporáneo. A lo largo de los años ha desarrollado una programación basada en los grandes nombres del momento. Puro mercado. Pronto el edificio se quedó pequeño, y el millonario lo amplió con el Teatrino y Punta della Dogana. Ambos proyectados por el arquitecto japonés Tadao Ando.
Intervención del artista Olafur Eliasson en el Palazzo Grassi de Venecia. François Pinault ha destinado 72 millones de euros a su creación.
Otro fanático del arte es el magnate mexicano de las telecomunicaciones Carlos Slim Helú, quien estos días anda deshojando la margarita de su entrada en FCC. Lejos de sus actividades empresariales, en 2011 estrenó en la Ciudad de México el Museo Soumaya. El nombre recuerda a la esposa del millonario, que falleció en 1999. Alberga más de 60.000 obras distribuidas en dos espacios: Plaza Carso y Plaza Loreto. Del Greco a Picasso pasando por Rodin o Matisse. El museo lo firma Fernando Romero, yerno de Carlos Slim quien, por cierto, acaba de ganar junto al arquitecto británico Norman Foster el diseño del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México.
Exterior del Museo Soumaya en la Ciudad de México, que ha manejado unos 90 millones de dólares (72,5 millones de euros).
Del empresario ucraniano Viktor Vekselberg, la revista Forbes cuenta en su taxonomía de millonarios que es la 44º fortuna del mundo. Tiene un patrimonio de unos 10.000 millones de dólares (más de 8.000 millones de euros). Y, también, una pasión por el universo Fabergé. En 2013 inauguró un museo dedicado a las famosas joyas con forma de huevo. Situado en San Petersburgo (Rusia), el espacio alberga una colección valorada en 658 millones de euros cuyo eje central son los diseños en artes decorativas de Peter Carl Fabergé. En sus vitrinas, nueve huevos originales.
Una de las salas del Museo Fabergé en San Petersburgo (Rusia). ¿Presupuesto? Unos 35 millones de dólares (28,2 millones de euros). Foto: cortesía katerinaperez.com.
Las guerras y las galaxias dan mucho dinero. Que se lo digan a George Lucas. En 2016 estrenará un museo en Chicago (Estados Unidos) que ha costado unos 300 millones de dólares (242 millones de euros). Proyectado por el joven, 38 años, arquitecto chino Ma Yansong, su singular forma ha despertado críticas. El espacio albergará la colección que el cineasta posee de pinturas de Norman Rockwell y todo el universo de memorabilia de Star Wars. Bienvenidos al Lucas Museum.
Imagen generada por ordenador del Lucas Museum (Chicago).
Junto a François Pinault, el otro gran nombre galo del coleccionismo de nuestros días es Bernard Arnault. La principal fortuna de Francia (la 5º del mundo) y el empresario dueño de LVMH (Louis Vuitton Moet Hennessy). Ya saben. Louis Vuitton, Bulgari, Dom Pérignon. Más de 60 enseñas de lujo. Arnault acaba de inaugurar en Bois de Boulogne (a las afueras de París) la Fundación Louis Vuitton. A vista de foto, uno de los mejores edificios (junto con el Guggenheim de Bilbao) del arquitecto estadounidense Frank Gehry, quien ha consumido 143 millones de dólares (unos 115 millones de euros) y varios años en el empeño.
El arquitecto Frank Gehry firma la Fundación Louis Vuitton, en París. Foto: Iwan Baan.
Bastante lejos de París, en Los Ángeles (Estados Unidos), el matrimonio de filántropos y millonarios Eli y Edythe Broad planea abrir el año que viene (tras varios meses de demora) su Broad Museum en la ciudad angelina. Obra del estudio de Nueva York Diller Scofidio & Renfro maneja un presupuesto de 140 millones de dólares (112,8 millones de euros), que se ha ido incrementando debido a varios retrasos. También en 2015 abrirá en Santander uno de los grandes proyectos personales del fallecido banquero Emilio Botín: el centro que lleva su apellido. Lo firma un mago de la arquitectura, Renzo Piano (Centro Pompidou), y costará unos 86 millones de euros.
Recreación virtual del Broad Museum de Los Ángeles (Estados Unidos).
El año que viene se inaugura el Centro Botín en Santander.
Lo interesante será comparar las colecciones. El contenido. Porque seguramente veremos a los mismos autores que se repiten una y otra vez. El contagio del mercado. Lo clónico. Un riesgo del que advertía hace ya tiempo en este blog Joâo Fernandes, subdirector del Museo Reina Sofía. Palabras proféticas.
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