Son las cifras de un problema real y grave. Casi un tercio de las grandes exposiciones individuales que se celebra en los museos de Estados Unidos corresponde a artistas que están representados solo por cinco galerías. Este es el revelador titular que deja The Art Newspaper. La revista ha analizado las exhibiciones de primer nivel (unas 600) que se han visto en el país entre 2007 y 2013 y ha señalado con el dedo. Gagosian, Pace, Marian Goodman, David Zwirner y Hauser & Wirth han colocado a sus artistas en el 30% de las principales muestras programadas en museos estadounidenses.
Esos cinco pesos pesados del arte planetario han provocado números que dan que pensar. Más del 90% (11 sobre 12) de las principales exposiciones individuales del Guggenheim de Nueva York entre 2007 y 2013 estaban copadas por creadores de esas galerías. En el caso del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) anotaríamos un 45% y para el Hammer Museum de Los Ángeles y el Museo de Arte Contemporáneo de Houston hablaríamos del 15%. Si tenemos en cuanto que en 2011 se estimaba que en Estados Unidos había censados unos 200.000 artistas plásticos, esta concentración no deja de ser inquietante. Tampoco hay que olvidar que a algunas ferias como Art Basel acuden 250 galerías de todo el mundo. Por lo que vemos, solo un puñado parece contar.
El 90% de las grandes exposiciones individuales del MoMA procede de artistas de solo cinco galerías. Imagen digital del concepto creado por el estudio de arquitectos Diller Scofidio-Renfro para la amplicación del Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York/ Diller Scofidio Renfro (EFE).
En el fondo, una vez más, reside la presencia del dinero. Estas grandes galerías pueden soportar, a diferencia de las instituciones públicas, infinidad de gastos (seguros, transporte, catálogos, logística) sin inmutarse. A fin de cuentas venden obras valoradas en millones de euros. Y, además, manejan un fondo de información sobre sus artistas muy bien organizado. Ya sea en términos de imágenes, material documental o de viabilidad financiera se lo ponen fácil a comisarios e instituciones.
“Los museos son muy importantes para nosotros”, relata en The Art Newspaper la galerista Marian Goodman. “Pero no intentamos comprarlos. Queremos facilitarles el trabajo y su investigación dándoles acceso a nuestro archivo y a toda la información que tenemos”.
El artista James Coleman trabaja con Marian Goodman, entre otras galerías de primer nivel. Cortesía del artista y Marian Goodman Gallery, Nueva York / París; Simon Lee Gallery, Londres; Galerie Micheline Szwajcer, Amberes. © James Coleman.
Da igual lo sincera que sea la reflexión de una de las marchantes más poderosas del mundo o que el MoMA asegure que no acepta financiación directa en sus exposiciones, la figura del dinero y de los poderosos está ahí. El periódico The New York Times revelaba hace poco como Gagosian, Emmanuel Perrotin y Blum & Poe habían aportado una cifra de seis dígitos para la muestra del superventas Takashi Murakami en el MoCA de Los Ángeles en 2007.
Pero junto con los números, lo inquietante son las preguntas. Nadie duda de la calidad de la propuesta de muchos de los artistas que trabajan con estas todopoderosas galerías. ¿Quién puede dudar de la solidez de Jeff Wall, James Coleman, Richard Serra o William Kentridge? Ahora bien, ¿la creación contemporánea se circunscribe solo a ellos y a los protegidos de las Cinco Grandes? ¿La connivencia entre estas galerías y los museos impide la presencia de otros artistas? ¿Se están aprovechando los grandes marchantes de la falta de recursos económicos de las instituciones, sobre todo estatales, para imponer sus intereses? ¿Muestran hoy en día los museos los creadores que de verdad definen nuestra época, o solo los que promueven las galerías económicamente más potentes?
El escultor Richard Serra es uno de los principales artistas que representa la galería Gagosian. Fotografía: Luis Azanza.
Los interrogantes hieren como una amenaza si pensamos además en el desembarco de importantes coleccionistas privados —junto con sus gustos, estrategias, enormes carteras y criterios personales— en el patronato de infinidad de museos de todo el mundo. Del MoMA a la Tate. Y, desde luego, el Reina Sofía no es ninguna excepción. Estos afortunados del dinero forman parte de quienes deciden qué se compra y a quién. O sea, qué artistas y qué exposiciones veremos. Sin embargo, hay algunos expertos que reparten culpas y responsabilidades.
Imagen de la presentación de la fundación del Museo Reina Sofía y su patronato. En la fotografía, Borja-Villel, Helga de Alvear, José María Lassalle, Patricia Phelps de Cisneros, Guillermo de la Dehesa y Juan Carlos Verme. Foto: Claudio Álvarez.
“Los museos deberían prestar atención a una mayor franja de artistas”, observa Robert Storr, decano de la Universidad de Arte de Yale. “Los comisarios están abdicando y delegando sus responsabilidades frente a galerías con más empuje que, aparte de sus intereses económicos o, en algunos casos, debido a ellos, se están mostrando más atrevidas que sus homólogas institucionales”. Un aviso para quien vea solo en el dinero todos los males del arte.
Fotografía de apertura: Fachada del museo Guggenheim de Nueva York. Imagen: David Heald.
Hay 2 Comentarios
hank you so much for this. I was into this issue and tired to tinker around to check if its possible but couldnt get it done. Now that i have seen the way you did it, thanks guys
with
regards
Publicado por: https://vidmate.onl/ | 17/01/2021 6:09:36
Eso se sabe a profundidad, indudablemente que existen numerosos artistas de una gran factura pero, por no pertenecer a las élites económicas mundiales se encuentran batallando con la miseria. Esta circunstancia se vive a nivel mundial. Y yo muy particularmente la denomino como " La mafia del arte" la historia cobrara con creces es impresionante observar "cosas" llamadas arte y valoradas en miles de millones de dolares.
Publicado por: jose brando | 21/04/2015 1:21:24