Con arte y sonante

Sobre el blog

En un mundo de liquidez casi ilimitada, en el que los bancos centrales dan al botón de imprimir billetes a la misma velocidad que Billy el Niño desenfundaba su revolver, los ahorradores (que hoy en día somos todos) han redescubierto el valor de los activos tangibles y limitados.
O sea, que empiezan y acaban. Metales preciosos, arte contemporáneo, antigüedades, vinos, coches de colección, diamantes. Bienes que a su escasez y potencial económico aportan su carácter material. Bienes con arte y sonantes.

Sobre el autor

Miguel Ángel García Vega

Periodista y modesto coleccionista de arte contemporáneo, Miguel Ángel García Vega lleva más de 15 años escribiendo en EL PAÍS. A veces de finanzas, a veces de sociedad, a veces de arte, pero siempre conectando la vida y los números. Este blog quiere ser una piedra de Rosetta con el que entender el universo de los bienes tangibles, que en ocasiones parece, como el mundo, ancho y ajeno.

El fin de la orgía perpetua del mercado del arte

Por: | 31 de diciembre de 2015

Apertura orgía arte
La interminable fiesta del mercado del arte parece que llega a su fin.
2015 ha dejado cifras y récords de vértigo pero también una sensación de cansancio y agotamiento. Las mayores fortunas del planeta han seguido con su implacable búsqueda de grandes trofeos. En mayo Mujeres de Argel (Versión O) de Pablo Picasso se remató por 179 millones de dólares (160,8 millones de euros). La obra más cara vendida nunca en subasta. Algunos meses después, en noviembre, el antiguo taxista y hoy multimillonario coleccionista chino Liu Yiqian pagó 170,4 millones de dólares (158 millones de euros) por la pintura de Amedeo Modigliani fechada en 1917 Nu Couché (Desnudo acostado). El segundo precio más elevado para una obra rematada en una casa de pujas. Es más, en solo nueve días de subastas en Nueva York se vendieron piezas por valor de 2.300 millones de dólares (2.100 millones de euros). Una de las cifras más altas de la historia. Pues bien, a pesar de esta aparente bonanza, la realidad es que algunos invitados empiezan a abandonar la fiesta y el mercado comienza a moverse sobre una línea plana.


Video promocional de Christie's de la subasta de 'Nu couche' ('Desnudo acostado') de Amedeo Modigliani.

Si miramos más allá de los oropeles de los grandes números veremos cómo la economía transmite esa idea de final de fiesta. La caída de los precios del petróleo va a reflejarse, más pronto que tarde, en la capacidad de compra de los grandes oligarcas de Oriente Próximo. Además, América Latina vive atravesada por un periodo de estancamiento económico que tiene en Brasil uno de los ejemplos más claros. Ha pasado de crecer a tasas superiores al 5% a vivir en la recesión. Y no hay que olvidar que los coleccionistas brasileños han dado mucho dinero en los pasados años al mercado del arte. Desde luego, en la antigua Europa, tampoco anda el patio para demasiadas alegrías. En los tres últimos ejercicios la eurozona ha crecido a un raquítico ritmo medio anual del 1,5%. No camina mucho mejor Rusia, que tiene que lidiar, además, con su inestabilidad geopolítica.

Apertura especulación 1 'Mujeres de Argel (Versión O)' de Pablo Picasso se adjudicó en mayo por 179 millones de dólares (160,8 millones de euros). La obra más cara vendida nunca en subasta.

Por primera vez en lustros, el parón es una evidencia generalizada. El antaño floreciente mercado ruso se enfría como la tundra. Un dato. Las ventas de arte de ese país que organizaron en diciembre cuatro casas de pujas en Londres contabilizaron solo 17,2 millones de libras (23,3 millones de euros). La cantidad más baja desde 2007. “Hay un retorno de la racionalidad al mercado. Se acabó el todo vale. Las obras para venderse tienen que ser de calidad. Para las buenas piezas siempre habrá compradores, pero ha llegado a su fin pagar millonadas por artistas en su primera exposición y con un currículo inexistente”, reflexiona Paco Cantos, coleccionista y secretario de la Fundación Arco.

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El salón de la casa de Alfred Taubman, antiguo dueño de Sotheby's. En las paredes, pinturas de Picasso y Williem de Kooning. Tras su fallecimiento, su colección fue subastada y obtuvo unos resultados decepcionantes.

De lo que caben pocas dudas es de que a muchas casas de subasta les ha perdido la ambición y la avaricia. Bastantes obras han fracasado a la hora de venderse porque los precios estaban hinchados. No había una correlación franca entre el dinero exigido por la pieza y su calidad. Además Christie’s, Sotheby’s y Phillips han entrado en la costosa espiral de los precios garantizados. Debido a la necesidad de encontrar y quedarse obras, las casas han recurrido a la estrategia de garantizar a los vendedores de los lotes al menos un precio mínimo. El momento cumbre de este particular sinsentido se vivió cuando Sotheby’s respaldó piezas por valor de 515 millones de dólares (466,6 millones de euros) en la subasta de la colección de Alfred Taubman, su antiguo dueño. Los números de la puja no fueron, ni de lejos, los esperados. ¿Resultado? Los márgenes del negocio de las tres grandes casas se vieron comprometidos y el aumento en ventas no se refleja en los beneficios. Y las consecuencias las pagan los trabajadores. Sotheby’s, pese a un buen año en facturación, ha ofrecido a sus empleados un programa de bajas incentivadas.

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La obra 'Still Life with Xitle and Spirit', del artista Jimmie Durham, durante su exhibición en la última edición de Art Basel Miami/Rhona Wise (EFE).

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Entrevista al mejor artista de 2015, Danh Vō. "No hay nada malo en fracasar"

Por: | 30 de diciembre de 2015

Danh VO Apertura
Destierra a los sin rostro/Premia tu gracia
es una de las mejores exposiciones de este año en España.
A partir de una canción de los años 70 de Nico, Danh Vō (Bà Ria, Vietnam, 1975) propone (hasta el 28 de marzo) en el Palacio de Cristal del parque de El Retiro (Madrid) uno de los viajes más intensos que ha visto este espacio construido para la Exposición de las Islas Filipinas de 1887. Un lugar difícil donde defraudaron en su día artistas tan protegidos por el statu quo artístico internacional como Gabriel Orozco u Olafur Eliasson.

Nacido en Vietnam del Sur, crecido en Dinamarca, a donde llegó de milagro tras huir con su familia en un paquebote de la represión comunista del Vietcong, Danh Vō tiene el talento de un alquimista para mezclar significados y la obsesión kantiana de un coleccionista. Solo de esta forma 600 fragmentos fósiles de mamut, un Cristo de marfil del siglo XVII, una Madona policromada del gótico temprano francés y la primera fotografía del paseo espacial estadounidense dibujan una historia única y, al mismo tiempo, mil narraciones distintas a la vez.

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Vō destruye las obras y las vuelve a dar sentido. Caos y orden. Entropía y linealidad.
Nos habla de colonialismo, economía, del papel de los museos de ciencias naturales del siglo XIX, del paso del tiempo a través de fósiles de miles de años, de sexualidad. Pero sobre todo nos encara a la vida. Y el dolor de su tránsito. Como en la fantástica carta escrita en Vietnam en 1861 por el misionero católico galo, San Jean Théophane Vénard, que remite a su padre en Francia días antes de ser decapitado por proselitismo. Phung Vō, el progenitor del artista, la copia con una caligrafía bella, aunque no entienda sus palabras. Pues no habla ninguna lengua occidental. Para él es una composición abstracta. La soledad del lenguaje contenida en un Palacio en el que los rostros se desvanecen y surge la gracia. 

Pregunta. Muchas de sus obras están rotas, fragmentadas o incluso seccionadas con una sierra o un láser. ¿Tiene alguna relación con su interés por la diáspora cultural?
Respuesta. En cierta forma. En esta instalación no hay cortes, desde luego sí fragmentos. Pero es una forma de unir cosas; establecer relaciones. Puede funcionar en ambos sentidos. Algunas veces empleo piezas cortadas o serradas, sin embargo lo importante en la obra es poder trabajar en diferentes pulsos, tamaños y escalas. Es una manera de aprender.

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Tecnología 3-D para salvar el patrimonio de Siria e Irak

Por: | 29 de diciembre de 2015

BABYLON APERTURA
Proteger lo tangible con lo intangible.
El recurso a la tecnología digital para evitar que desaparezca un patrimonio que pertenece a la Humanidad. Los científicos occidentales están recurriendo al escáner en 3-D para salvar, al menos, el recuerdo. Resulta imposible sustituir las ruinas originales por imágenes generadas en un ordenador pero al menos es algo. Organizaciones como el Instituto de Arqueología Digital (Institute for Digital Archaeology) y el CyArk Archive han lanzado programas dirigidos a escanear los monumentos más amenazados por el autodenominado Estado Islámico (EI) en Irak, Siria y el norte de África. Una forma desesperada de proteger lo que, desgraciadamente, en bastantes casos ya se ha perdido para siempre.

 
Recreación en 3-D del Zigurat de la ciudad de Ur (Irak). Cortesía: CyArk Archive.

Aún se ignoran los daños reales que han sufrido ciudades iraquíes y sirias como Nimrud, Hatra o Palmira, espacios que dieron forman a la civilización, pero lo augurios son nefastos. Según los informes de algunas organizaciones que trabajan con fuentes cercanas a esos lugares arqueológicos, bastantes hitos (como el Arco del templo de Baal en Palmira) ya habrían sido destruidos por el Estado Islámico o bien están muy dañados.  

 
Desde luego es imposible comparar las pérdidas en vidas humanas que impone el horror yihadista con las arqueológicas. Sin embargo no debemos olvidar que “la limpieza cultural es un crimen de guerra que ahora se utiliza como estrategia bélica”, explicaba en noviembre pasado Irina Bokova, directora general de la Unesco. “No es una decisión entre proteger a las personas o proteger la cultura. Es parte de la misma responsabilidad porque la cultura nos habla acerca de pertenencia, identidad, valores, historia en común y la clase de mundo en la que queremos vivir”.

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Imagen digital del Arco del Templo de Baal (Siria). Cortesía: Institute for Digital Archaeology.

Y no solo el tipo de mundo en el que queremos vivir sino, también, recordar. La compañía CyArk, una organización no gubernamental con sede en California, quiere escanear, empleando tecnología 3-D, unos 200 espacios arqueológicos, en Siria, Irak y algunos países limítrofes. Otra de las empresas que se han unido a este empeño es el Instituto de Arqueología Digital. Aunque con una estrategia distinta. Ha proporcionado unas 5.000 cámaras digitales 3-D a otros tantos voluntarios de la zona para que documenten las ruinas y sitios que estén en riesgo en el norte de África y Oriente Medio. La ventaja es que son más sencillas de manejar y también más discretas frente a las filmadoras de mayor precisión. La desventaja es que la calidad del escaneado resulta bastante inferior.

Da igual. Ese ese es el mundo que hay que preservar. Francia, después de los atentados de París, parece dispuesta a liderar la protección de la memoria de buena parte de la Humanidad. Jean-Luc Martinez, director del Louvre, ha elaborado un informe que quiere trazar las bases de este compromiso. El presidente francés, François Hollande, ha anunciado medidas “concretas y tangibles” para proteger tanto los espacios arqueológicos como las obras que albergan los yacimientos de Siria e Irak. El documento lo tienen todos los ministros de Cultura de la Unión Europea. En él se habla de frenar el tráfico ilícito de piezas (con las que, de paso, el EI se está financiando), crear una lista negra de territorios que se han convertido en verdaderos paraísos del expolio y también se denuncia el papel oscuro que desempeñan en este terrible drama los puertos francos de Singapur, Ginebra, Luxemburgo y China.

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Fotografía del principios del siglo XX que muestra un bajorrelieve de las ruínas de la antigua Babilonia. Cortesía: Museos Estatales de Berlín y Museo del Antiguo Oriente Próximo.

Ahora habrá que ver si las buenas intenciones se materializan de verdad o si, por el contrario, se convierten en imágenes en 3-D; fotografías virtuales, de una pérdida que ya lamentamos en el presente y en el futuro.

 

Foto de apertura: Templo de Baal en Palmira (Siria) en una imagen tomada antes de que fuera objetivo del Estado Islámico. Cortesía: Institute for Digital Archaeolgy/The New York Times.

Una superviviente del Holocausto reclama un tesoro artístico a Cuba

Por: | 22 de diciembre de 2015

Apertura Cuba
Las pinturas se vieron por última vez hace cincuenta años.
Desde entonces no se sabe nada de ellas. Se desconoce el paradero de los goya, degas, van gogh, picasso, hans memling que una vez, allá en 1959, colgaban de las paredes de su casa de la Habana. En su día se tasaron en tres o cuatro millones de dólares. Hoy podrían rondar los 300 millones.

Olga Lengyel (1908-2001) sobrevivió a la barbarie de los campos de exterminio de Auschwitz. Su padre, Ferdinand Bernat-Bernad, fue un próspero industrial judío amante del arte de su tiempo. Cuando en los años treinta del siglo pasado el nazismo irrumpió en Hungría, sintió que no podía quedarse en el país. Huyó con parte de sus propiedades a Francia e incluso allí, a través del conocido marchante, Joseph Schaefer, compró varios cuadros más para su colección. Pensó que en unos tiempos terribles e inestables sería la mejor de las divisas. De alguna forma, no se sabe cómo, tal y como relata el periódico The Art Newspaper, las obras no fueron expoliadas en Francia por los propios nazis o por colaboracionistas galos.

Aun así tampoco pudieron escapar al drama. En 1944 toda la familia fue obligada a subir a un tren con destino a Auschwitz-Birkenau. Solo Olga Lengyel logró salir con vida. En el campo de exterminio perecieron los hijos de Lengyel, sus padres y, también, su marido.

Al final de la II Guerra Mundial Olga se instala en París. Allí escribe sus memorias, que tras diferentes ediciones van cambiando de título. Con él tiempo Five Chimneys: a Woman Survivor’s True Story of Auschwitz será, dicen algunos, una de las fuentes que el escritor William Styron utilizará para escribir en 1979 la famosa novela La decisión de Sophie.

Sin embargo, la historia, ahora, se traslada a Cuba. Allí se establece Olga en 1954. Llega tras una larga estancia en Nueva York y con el pasaporte estadounidense en el bolsillo. Con ella viajan las obras de arte que había milagrosamente escondido a los nazis. Conocedora del tesoro que posee, lo documenta. Una bailarina de Degas, Retrato de una marquesa (Van Dyck), Tres nobles (Goya), Ángel en un paisaje (Hans Memling) y Frutas en un recipiente (Picasso). Una pequeña pinacoteca de grandes maestros.

La_Virgen_y_el_Niño_entre_dos_ángeles_(Memling) El 1 de enero de 1959, Fidel Castro entra en Santiago de Cuba y Olga Lengyel huye a Nueva York donde firma una demanda para que el régimen cubano le restituya las obras que ha abandonado, precipitadamente, en la Habana. Pero la enorme tensión durante décadas entre Cuba y Estados Unidos impide que las telas regresen. No se atiende a ninguna de las reclamaciones de la coleccionista.

En los últimos meses, la relación entre cubanos y estadounidenses ha cambiado mucho. Barack Obama ha abierto la puerta a la isla caribeña y, por ejemplo, la ha sacado de la lista negra de los países que apoyan al terrorismo. Tal vez, por fin, se pueda conocer el destino y la suerte de este tesoro (que fue visto por última vez en Cuba) y que sobrevivió a uno de los periodos más infames de la humanidad.

Por desgracia, si esto ocurre, Olga no podrá contemplar otra vez sus cuadros. Falleció en 2001, y no dejó herederos conocidos. Sus dos hijos murieron en Auschwitz. Por eso son los representantes de su legado quienes, ahora, reclaman las obras. En concreto la Memorial Library, una organización que la coleccionista fundó para que no se olvidará el Holocausto ni el valor del arte.


Fotografía de apertura: Imagen tomada por una aseguradora en los años cincuenta del siglo pasado en la casa de la Habana de la coleccionista Olga Lengyel en la que se ve una obra aparentemente de Degas. Foto: The Art Newspaper.

Fotografía interior: La Virgen y el niño entre dos ángeles, obra de Hans Memling perteneciente al Museo del Prado.

 

El País

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