Con arte y sonante

Sobre el blog

En un mundo de liquidez casi ilimitada, en el que los bancos centrales dan al botón de imprimir billetes a la misma velocidad que Billy el Niño desenfundaba su revolver, los ahorradores (que hoy en día somos todos) han redescubierto el valor de los activos tangibles y limitados.
O sea, que empiezan y acaban. Metales preciosos, arte contemporáneo, antigüedades, vinos, coches de colección, diamantes. Bienes que a su escasez y potencial económico aportan su carácter material. Bienes con arte y sonantes.

Sobre el autor

Miguel Ángel García Vega

Periodista y modesto coleccionista de arte contemporáneo, Miguel Ángel García Vega lleva más de 15 años escribiendo en EL PAÍS. A veces de finanzas, a veces de sociedad, a veces de arte, pero siempre conectando la vida y los números. Este blog quiere ser una piedra de Rosetta con el que entender el universo de los bienes tangibles, que en ocasiones parece, como el mundo, ancho y ajeno.

Estados Unidos abre galería en Madrid

Por: | 26 de enero de 2016

Apertura Embajadas
Hace décadas que Estados Unidos encontró una “utilidad” para el arte: servir de embajador de sus ideas y de su cultura. En 1953 el MoMA de Nueva York puso en marcha el programa Art in Embassies (AIE) y durante la Administración Kennedy, en 1963, se le dotó de una estructura entre público y privada.

Eran los años de la Guerra Fría y el arte fue un instrumento de poder suave. Otro frente abierto en la lucha contra el universo comunista. Hoy, bajo un sol político muy distinto, el programa continúa vivo. Y aunque la amenaza roja ha desaparecido, Arte en las Embajadas sigue siendo una forma de mostrar al mundo el lado más humano de la superpotencia.

La manera en la que trabaja esta diplomacia cultural es sencilla. Los comisarios del programa AIE organizan exposiciones temporales en todas las embajadas que Estados Unidos tiene repartidas por el planeta. Las obras —que se suelen ceder por unos tres años— proceden de préstamos de museos, coleccionistas privados, colecciones corporativas, marchantes particulares, galeristas. Pero también se compran piezas. Por regla general, cada vez que se construye una embajada se reserva un 0,5% del proyecto de ejecución para ese fin.

Apertura embajadas III La obra 'R i Alá', de Antoni Tápies, se expone en la embajada estadounidense de Madrid. Foto: Gorka Lejarcegi.

Este empeño que mezcla imagen, arte y propaganda tiene en Madrid un punto de llegada y de partida. James Costos, embajador de Estados Unidos en España, es custodio de más de 80 piezas en la legación madrileña (paseo de la Castellana, 48). Nunca, en la historia reciente del programa, se habían cedido y mostrado tantos trabajos. De Glenn Ligon a la pintora Julie Mehretu. Incluso han contribuido la fundación Robert Rauschenberg y el Museo Thyssen-Bornemisza.

Convertido Madrid en el epicentro de la diplomacia artística estadounidense, la colección de la AIE no deja de crecer. Su estrategia para diluir aún más ese poder suave es nítida: encargar trabajos a artistas de las naciones donde tienen embajada. Desde 2000 se han creado más de 58 colecciones en todo el mundo. “El arte humaniza los edificios y conecta culturalmente nuestros países”, comenta en el periódico Financial Times Virginia Shore, comisaria jefe del programa AIE. “Resaltar los artistas locales es básico en nuestros esfuerzos diplomáticos”.

Apertura embajada IV En la imagen, 'Pintura dinámica, Nule' de Antonio Saura. Fotografía: Gorka Lejarcegi.

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El Prado y Yale discrepan por un 'velázquez'

Por: | 12 de enero de 2016

Velázquez 4 ¿Puede un genio como Velázquez pintar con la desmaña de un aficionado? Aunque tenga 17 años. ¿Puede ser el responsable de una obra tan deficientemente concebida y rematada como La educación de la Virgen? En la respuesta a este dilema, la Universidad de Yale se enfrenta al Museo del Prado.

Hace cinco años, la institución estadounidense decidió que era la propietaria del que sería el primer lienzo conocido en la biografía de Velázquez. Una tela en muy mal estado que había vivido arrinconada durante décadas en los almacenes de la universidad. La tesis de los expertos americanos es que La educación de la Virgen habría sido pintada para el Convento de Santa Ana de Sevilla por un Velázquez que daba sus primeras pinceladas profesionales fuera del taller de su suegro, Francisco Pacheco.

En 2014 la obra fue presentada en sociedad en Sevilla y durante la primavera del año pasado viajó a Francia. En este tiempo, la atribución al genio ha sido confirmada por los expertos. Con dos notables excepciones: el historiador Jonathan Brown y Javier Portús. Tal vez, las dos personas que mejor conocen la obra del pintor. Lo cual suma muchas dudas. De hecho, Javier Portús, jefe de Departamento de Pintura Española del Museo del Prado, no titubea en su criterio: “Está fuera de los niveles de calidad exigibles al artista”. Mientras que Brown la califica de “pastiche”.

 
En su particular defendella y no enmendalla, la Universidad de Yale no cede ni un centímetro de tela. “Creemos sin ningún género de dudas en la atribución a Velázquez, y no es solo porque tengamos el privilegio de su custodia”, afirma Jock Reynolds, director del centro estadounidense. Tanto es así que para dar peso a su argumento va más allá de ese consenso generalizado. Habla de la imprimación aplicada a la pintura, del tipo de lienzo y del uso de una fina cuadrícula destinada a organizar las imágenes. Además “los análisis técnicos también han revelado que el artista hizo cambios en la composición y repintó detalles muchas veces. En particular en la cara de Santa Ana, algo que sugiere que la pintura no es una copia o un pastiche”, matiza Reynolds. ¿Suficiente? No para Javier Portús.

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Subastadas obras auténticas del mayor marchante de falsos de la historia

Por: | 10 de enero de 2016

Glafira-rosales
Es el relato de la mayor estafa en la historia del mundo del arte.
Entre 1994 y 2009, la marchante mexicana Glafira Rosales vendió —ella misma lo ha reconocido— más de 60 obras falsas que semejaban trabajos de Barnett Newman, Clyfford Still, Jackson Pollock, Willem de Kooning y Mark Rothko, entre otros. Un fraude de 80 millones de dólares (73,2 millones de euros), de los cuales 33 millones fueron directamente a su cuenta bancaria, según la investigación. En el ajo andaban también Pei-Shen Quian, un pintor (foto inferior) de origen chino que había llegado a Estados Unidos en 1981 y, acorde con la fiscalía estadounidense, los españoles José Carlos Bergantiños Díaz, pareja de Glafira, y su hermano Jesús Ángel. De hecho, Estados Unidos ha pedido la extradición de ambos. Sin embargo no parece fácil que la Justicia española acceda. El Tribunal Supremo es poco favorable a esta clase de reclamaciones. Mientras todo esto sucede en los juzgados, Pei-Shen Quian se ha refugiado en China, un país que no tiene tratado de extradición con la tierra de las barras y estrellas. Desde allí, el artista sobre quien recaen las sospechas de haber creado los falsos ha negado su implicación en el engaño.

Glafira 2 Pero no todo era un espejismo en el elaborado trampantojo de Glafira Rosales. Durante años fue comprando piezas legítimas para su colección. Lo hizo, por ejemplo, a través de Sotheby’s, Phillips y Christie’s. Pues bien, como fórmula de resarcir en parte a los estafados se han subastado en los últimos meses las obras verdaderas del mayor marchante de falsos de la historia.

Bajo este paradójico paisaje, la casa de pujas Gaston & Sheehan puso a la venta durante el año pasado 236 lotes confiscados a Glafira en su residencia de Long Island (Nueva York), con los que recaudó unos cinco millones de dólares (4,57 millones de euros). Entre lo más granado, piezas de Motherwell, Ad Reinhardt y Warhol. Aunque el mejor remate se lo llevó un lienzo, Le Bijou (1957), de Richard Pousset-Dart, que se vendió por 325.100 dólares (288.000 euros).

Apertura Glafira Rosales La galería neoyorquina Knoedler & Company cerró en 2011 por las demandas de coleccionistas engañados por las obras que comercializó Glafira Rosales. Foto: Robert Holmes (Corbis).

La venta se ha efectuado por tramos a lo largo de 2015 y a través de Internet. Por los primeros 179 lotes se consiguieron 4,3 millones de dólares (cuatro millones de euros) y por los 58 restantes, unos 532.000 dólares (486.000 euros). Todos, al parecer, auténticos. “Durante la tasación no surgieron motivos para una autentificación detallada”, explica, en declaraciones al periódico The New York Times, Lynzey Donahue, portavoz de los Marshals (policía judicial) de Estados Unidos. Y apunta: “Si alguna obra se hubiera visto que era falsa, los Marshals no habrían permitido su venta”. Tampoco se informó a los clientes de la procedencia de las mismas, algo que sí se hizo cuando se subastó el patrimonio del financiero Bernard Madoff. Otro estafador confeso. Pero en vez del arte, del dinero.

Imagen de apertura: 'Red Hat Portrait of Glafira Rosales' (Retrato con sombrero rojo de Glafira Rosales). La marchante mexicana fue declarada culpable en 2013 de vender 60 obras falsas de grandes maestros del arte. Cortesía: Gaston & Sheehan y The New York Times.

 

 

 

 

Venecia planea vender obras maestras para cuadrar sus cuentas

Por: | 06 de enero de 2016

Venecia apertura buena
Ya saben la estrecha y profunda relación que ha tenido el hombre, las piedras y los tropiezos
. Cuando pensábamos que el disparate que propuso en su día la municipalidad de Detroit de vender sus obras de arte para reducir su déficit era algo irrepetible, Luigi Brugnaro nos ha recordado que la sinrazón es un eterno retorno. El alcalde de Venecia se está planteando la posibilidad de vender algunas obras maestras del patrimonio artístico de la ciudad para equilibrar las cuentas públicas de La Serenissima.

Todavía no existe una lista de obras pertenecientes a museos públicos susceptibles de ser vendidas, pero diversas informaciones periodísticas apuntan a piezas del pintor francés de origen bielorruso Marc Chagall y también de Gustav Klimt. De este último se especula con la posibilidad de vender una verdadera joya: Judith II (Salome). Solo este lienzo de 1909 podría superar los 70 millones de euros en el mercado. El criterio del alcalde, que el mismo ha relatado, para enajenar las obras sería deshacerse de aquellas que “no pertenecen a la tradición ni a la historia de la ciudad”. La propuesta ha sido recibida como agua hirviendo sobre la piel entre los amantes del arte y entre muchos políticos romanos, pero Brugnaro ha plantado cara. “Prefiero vender las pinturas que quedarme quieto admirándolas mientras el agua gotea sobre los pupitres de las escuelas y las bibliotecas públicas no tienen papel higiénico”, sostiene el regidor.

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Unos 23 millones de turistas visitan Venecia todos los años. Sin embargo sus ingresos no son suficientes para cubrir los altos costes de mantenimiento de la ciudad. Foto: Marco Secchi (Getty).

Lo cierto es que la situación de la ciudad es un drama. Pese a los 23 millones de personas que la visitan al año, las cuentas no salen. Lo cual abre, también, una reflexión sobre dónde se queda el dinero del turismo masivo. Porque las ayudas públicas son insuficientes. El mantenimiento de Venecia es muy caro. Por ejemplo, los edificios sobre el agua se degradan y erosionan a una rapidez de vértigo. Necesitan restaurarse cada década en vez de cada 50 años, como sucede en tierra firme. Una ley especial cubre desde hace años estos costes añadidos. Sin embargo no resulta suficiente. Entre 1993 y 2004, La Serenissima ha recibido 143 millones de euros de la administración pública. Una cantidad limitada para una ciudad que tiene que gestionar un carísimo sistema de barreras flotantes (el plan Moisés, que lleva ya gastados más de cinco veces los 10.000 millones de euros presupuestados inicialmente) para evitar las inundaciones y lidiar con el pernicioso efecto de los gigantescos trasatlánticos repletos de visitantes.

Venecia 5 Un edificio en tierra firme necesita ser restaurado cada 50 años, en Venecia; cada diez. Restauración del puente de Rialto. Foto: Manuel Silvestri (Reuters).

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Las mujeres sufren la inequidad del mercado del arte

Por: | 03 de enero de 2016

Carmen Herrera

Una pieza reciente de la revista ARTnews vuelve a iluminar uno de los aspectos más oscuros del mundo del arte. La muy desigual presencia de las mujeres frente a los hombres. La revista aporta algunos datos que admiten escasa discusión. En las subastas de noviembre de 2015 en Nueva York, el 92% de los lotes a la venta eran de artistas masculinos y solo un 8% de mujeres. En 2012, el crítico estadounidense Jerry Saltz, en un artículo titulado: ¿Dónde están las mujeres?, ya advirtió de que ese mismo porcentaje de inequidad era el que se contabilizaba en las colecciones del MoMA.

Spider
'Spider', de Louise Bourgeois, fue la obra de una mujer artista más cara vendida en subasta durante 2015. Se adjudicó por 26 millones de euros.

Da igual. Pese a las evidencias, el mercado del arte continúa incidiendo con fuerza en la injusticia. En 2014, la tela de la pintora Georgia O’keeffe Jimson Weed, White Flower, Nº1, fechada en 1936, se convirtió en la obra más cara vendida en subasta por una artista al rematarse en 44,4 millones de dólares (40,8 millones de euros). El año pasado, el récord femenino lo marcó una Araña (1927) de Louise Bourgeois al adjudicarse en subasta por 28,2 millones de dólares (26 millones de euros). Unas cantidades que caminan muy lejos de las conseguidas por los artistas masculinos. De hecho, la Araña de Bourgeois —señala la revista ARTnews— es el único lote firmado por una mujer que aparece entre los cien más caros de 2015. Un ranking en el que manda Pablo Picasso, quien remató el lienzo de 1955 Las mujeres de Argel (Versión 0) por 179 millones de dólares (160,8 millones de euros) en Christie’s. La obra más cara adjudicada nunca en subasta. En segundo lugar, otro hombre, Amedeo Modigliani, que vendió Nu Couché (Desnudo acostado) de 1917 por 170,4 millones de dólares (158 millones de euros).

Georgia O'keeffe
'Jimson Weed, White Flower, Nº1' (1936), de Georgia O'keeffe, es la obra más cara vendida por una artista en la historia.  En 2014, un coleccionista pagó por ella 40,8 millones de euros.

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