Arco 2016 pinta (bien) con galerías internacionales

Por: | 23 de octubre de 2015

Arco 2015

Tiene buena pinta la próxima edición de ArcoMadrid. La feria cumple 35 años y hacía mucho que no se veía un plantel tan sólido de marchantes. A la espera de ver las obras y los artistas concretos, una muestra en la que participan Marian Goodman (Nueva York), Continua (San Gimignano), Thaddaeus Ropac (París), Spruth Magers (Berlín), Kurimanzutto (México D.F.), Carlos/Ishikawa (Londres), Gregor Podnar (Berlín), Jan Mot (Bruselas), Fortes Vilaça (Sao Paulo), Neugerriemschneider (Berlín), Esther Schipper (Berlín) y Proyectos Monclova (México D.F.) cuenta, desde luego, con el beneficio de la duda. Todas las galerías anteriores son foráneas. Porque si la próxima edición de ArcoMadrid mantiene una seña de identidad es la internacionalización. El 72% de las que acuden llegan de fuera. En total, se han seleccionado 224 galerías (169 en el programa general), y por primera vez en dos décadas la muestra no contará con un país invitado. Una fórmula, por cierto, que funcionó muy bien con Colombia el año pasado.


Arco Edición 2014 III A la próxima edición de Arco acuden 224 galerías de 29 países.

Con la nueva orientación, la feria pierde foco pero gana amplitud de mirada. Otra buena noticia es el regreso de algunas galerías que hacía tiempo que no se veían en ArcoMadrid. Vuelven Giorgio Persano, Bärtschi y Thaddaeus Ropac. Desde luego, más allá de la efeméride, las buenas ventas de las dos últimas ediciones tienen mucho que ver en este retorno. El mercado del arte (como todos) no es muy sentimental. Eso sí, se sigue echando de menos que la feria no sea capaz de captar más marchantes de primer nivel estadounidenses. Resignados a ciertas carencias, los comisarios Catalina Lozano, Aaron Moulton y María y Lorena Corral se han encargado de seleccionar a las galerías que representan esas tres décadas largas de feria.

Arco Edición 2014
Arco celebra sus 35 años de feria.

A vista de web y de PDF, en la sección Opening (dedicada al arte emergente) destacan las propuestas de Carlos/Ishikawa (Londres), etHALL (Barcelona), Oficina 1 (Caracas) y Tatjana Pieters (Gante). En clave nacional estarán todas las galerías habituales. Porque este año no habrá ninguna deserción.

Y como única superviviente española de la primera edición de Arco solo la marchante Juana de Aizpuru, prueba evidente de la fragilidad del oficio de galerista.

La imposibilidad física de la vida de un artista en Londres

Por: | 19 de octubre de 2015

Hirst

Tiempo de recapitulación. La feria londinense Frieze ha terminado como se esperaba. Muchísimo público y gran nivel de ventas. La satisfacción parece la moneda de cambio. En los predios que mezclan arte y dineros se van consolidando algunas tendencias. En clave española, Secundino Hernández vende todo lo que cuelga. Cinco telas de grandes dimensiones que presentó en su galería londinense Victoria Miro se adjudicaron en pocas horas. Los precios estaban en la horquilla que va desde las 25.000 a las 75.000 libras (de 34.000 a 100.000 euros). Buen momento también para el pintor Néstor Sanmiguel Diest, quien a sus 66 años está vendiendo todo lo que no había encontrado mercado durante décadas. Además pronto anunciará su fichaje por un marchante extranjero de primer nivel. El artista —rescatado del olvido por la galería Maisterravalbuena— ha vendido varias de sus recomendables telas y algunas piezas pequeñas. Sus precios no superan los 25.000 euros. “Estamos muy contentos tanto por las ventas en la feria como por la respuesta de comisarios e instituciones”, apunta Pedro Maisterra, codirector de la galería.

Maisterra Stand Imagen del stand de la galería Maisterravalbuena en la última edición de Frieze. En primer plano, varias obras de B.Wurtz. Al fondo, dos lienzos de Néstor Sanmiguel Diest.

En clave internacional, algunas cuestiones. Dos pintores, Sean Scully y Anselm Kiefer, van poco a poco camino de los grandes números. Esos que empiezan a partir de los 500.000 euros y se encaraman a cifras aún más elevadas. De hecho Stefan Simchowitz, el controvertido marchante con sede en Los Ángeles, lo tiene claro: “Kiefer está infravalorado, puedes comprar diez por el precio de una pintura de espátula de Gerhard Richter”. Desde esa lógica de mercado está adquiriendo obras de ambos artistas para sus millonarios clientes.

Secundino Hernández
El pintor Secundino Hernández vendió en Frieze cinco telas de gran tamaño que llevaba su galería londinense (Victoria Miro) en unas pocas horas.

Porque, de momento, la burbuja del arte ni se siente ni se ve. Durante la semana que ha durado Frieze se celebraron nueve subastas de arte y los números han sido bastante buenos. La puja de artistas italianos impulsada por Christie’s sumó 43,1 millones de libras (56 millones de euros). Una cifra muy elevada. Tampoco le fue nada mal a su subasta de arte contemporáneo, la cual cerró con 35,2 millones de libras (48 millones de euros). Pocos días antes, Phillips vendía todos los lotes de su sesión de la tarde de obra contemporánea y se embolsaba 51,3 millones de euros.

Todos esos números se logran gracias a las obras y a los artistas; sin embargo la realidad de la mayoría de los creadores está lejos de esa bonanza. 

El origen, al menos etimológicamente, de Frieze procede de la célebre exposición que en 1988 un grupo de estudiantes del Goldsmiths College —liderados por un desconocido entonces Damien Hirst— organizó cerca del río Támesis, en una zona denominada SE (South Eastern) 16. La muestra se tituló “Freeze” y en ella se exhibieron, además de piezas del propio Hirst, trabajos, entre otros, de Sara Lucas y Gary Hume.

Frieze Buenas ventas y satisfacción entre los galeristas definen la última edición de la feria Frieze. El arte se ha convertido en un juego de grandes números.

En aquellos días la zona (código postal) de SE16 era un espacio asequible para los artistas y se podían alquilar con facilidad estudios. Hoy, todo eso ha desaparecido. La fuerte especulación inmobiliaria que desde hace varios años vive la ciudad está expulsando a los creadores. Un apartamento de dos habitaciones en ese distrito, donde el artista británico y sus colegas empezaron a despuntar, cuesta, según la agencia inmobiliaria Foxtons, 975.000 libras (1.325.000 euros). En Londres las casas han subido un 42% desde 2012 y, a la fuerza, los artistas jóvenes se marchan a vivir, por ejemplo, a Gales o Berlín.

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La especulación aumenta la fractura entre coleccionistas y galeristas

Por: | 18 de octubre de 2015

Frieze 2
Es una guerra incruenta, soterrada, pero real. La tensión entre algunos galeristas y ciertos coleccionistas crece cada día.
Entre medias, claro, la escalada de los precios. Un ejemplo. Hace cinco años un cartón (imagen inferior) serigrafiado en oro (de poco más de un metro) del artista de origen vietnamita Danh Vo costaba 35.000 euros. La semana pasada en la casa de subastas Phillips se remataba por 800.000. Ningún activo financiero genera unas ganancias semejantes. Y en un entorno de tanto dinero, la desconfianza está tan presente como un marco en un lienzo.

DANH-VO

'VJ Star' (2010), cartón serigrafiado en oro de Danh Vo. Se remató la semana pasada en Phillips por más de 800.000 euros. Hace cinco se hubiera podido adquirir por 35.000 euros.

Esta situación hay que tenerla en cuenta para leer con precisión el sentido del siguiente diálogo. Lo recoge la revista digital Artmarketmonitor, que está especializada en este mundo que mezcla arte y dineros. La conversación se publicó originalmente en la página de Facebook del coleccionista y comisario Kenny Schachter. El intercambio de palabras y desprecios se produce entre un joven coleccionista de poco más de 30 años y un galerista. Como señala con ironía la publicación, el título de esta entrada bien podría haber sido: “Galerista a coleccionista: “Tu colección apesta”.

La conversación transcurre así:

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En Summa, ¿qué comprar?

Por: | 11 de septiembre de 2015

11a. AURAL. Ingrid Wildi Merino. Arquitectura de las Transferencias, 2015

Arco, Estampa, Art Madrid, JustMad, Flecha, Summa. Contaba, con su ácida retranca, el artista estadounidense John Baldessari que crear una colección de arte comprando en ferias era tan improbable como encontrar el amor en un prostíbulo. Poco importa. Las ferias se imponen en el ecosistema artístico mientras el papel de las galerías mengua. Abre el fuego, y la temporada, Summa 2015 (del 10 al 13 de septiembre). Es su tercera edición (todas en El Matadero de Madrid) mezclando memoria y deseo.

El recuerdo procede de la sección Trazos. Un camino al pasado a través de nombres reconocidos de la creación plástica del siglo XX. Luis Gordillo (Galería Rafael Ortiz) muestra un Desnudo vertical (1972), Darío Villalba (Luis Adelantado Valencia) presenta una técnica mixta (Transposición, 2015) y Wolf Vostell (Galería Punto) propone, a partir de la fotografía y el collage, un Viaje por la alta Extremadura (1976). ¿Precios? 150.000, 40.000 y entre 800 y 2.500 euros, respectivamente.

18. Luis Adelantado Valencia. Darío Villalba.Transposición, 2015. Técnica mixta sobre photolinen entelado. Mixed media on photolinen. 200 x 160 cm La galería Luis Adelantado Valencia propone uno de los mejores stand de la feria con la obra de Darío Villalba. En la imagen, 'Transposición'. Una pieza de 2015 por la que se piden 40.000 euros.

El deseo, claro, llega de algunas de las piezas más rotundas. En la galería Hispánica manda Rojo sombra. Un josé guerrero de los últimos años del pintor por el que piden 75.000 euros. Otra firmeza diferente acude desde Milán con Prometeo Gallery. Su tarjeta de visita es clara. “Trabajo con artistas que meten el dedo en la llaga”. La voz es la de su directora, Ida Pisani, quien representa desde hace años a Santiago Sierra. En Summa sorprende el trabajo de Fabrizio Cotognini, cuyos dibujos se pueden comprar a partir de 1.800 euros. Aunque se echa de menos la presencia de sus dos artistas franquicia: Rossella Biscotti y Hiwa K.

12. Prometeogallery di Ida Pisani. Basilisco, 2014. En la galería Prometeo Gallery se pueden comprar los dibujos de Fabrizio Cotognini a partir de 1.800 euros.

No muy lejos de Prometeo, Julián Rodríguez, de la galería Casa sin fin, defiende una obra que estuvo hace poco en el Museo Reina Sofía. Photo Collection (22.000 euros) es una mirada al trabajo de archivo e investigación de Daniel G. Andújar. Una pieza recomendable. Al igual que las imágenes del barrio madrileño de Lavapiés que Manolo Laguillo capta en blanco y negro con una sensibilidad diferente. Las estampas individuales se venden a 2.500 euros. La serie entera de 30 imágenes exige 30.000. Y el optimismo se expande. “Es una feria pequeña y siempre nos ha ido bien”, sostiene Julián Rodríguez.  Quién diría que los galeristas suelen tener fama de plañideras. Luis Valverde y José Martínez, directores de Espacio Mínimo, andan, en ese momento, desenvolviendo cuatro obras (12.000 dólares cada una) de Liliana Porter. Pero en su espacio también hay que detenerse en las piezas de Susan Collis y su reinterpretación a través de diversos objetos del concepto de valor y precio en el arte. Por una de las más interesantes (The Harder They Come) se piden 5.600 libras (7.700 euros). Traigan la calculadora, por que la divisa inglesa anda intocable.

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Sobre el papel, lo mejor de Summa 2015

Por: | 08 de septiembre de 2015

7. Hispánica Contemporánea. Jessica Lange. Minnesota, 2008.

El otoño parece que quiere llegar con arte a Madrid. Muchos ven un calendario sobrecargado de ferias. ¿Hay coleccionistas para tanto evento? Desde luego, nacionales no. Hay que traerlos de fuera. De cualquiera manera, por tercer año consecutivo, la feria Summa vuelve a Matadero (Madrid). Del 10 al 13 de septiembre unas 50 galerías acuden con la intención de vender obra a coleccionistas de casa y foráneos. Antes de la apertura ya se puede hacer un viaje por ella. En esta ocasión a través de su catálogo. ¿Cómo? Seleccionando las obras más interesantes que aparecen en él. Sobre el papel, lo mejor de Summa 2015.

1º Galería Baró

1. BARÓ. Eduardo Stupia. Paisaje 2013.
Eduardo Stupia. 'Paisaje', 2013. Técnica mixta sobre madera. 150 x 150 centímetros.

2º Carlos Carvalho Arte Contemporánea

2. CARLOS CARVALHO ARTE CONTEMPORÂNEA. Ricardo Angélico. Let’s Go Exploring, 2015.
Ricardo Angélico. 'Let's Go Exploring', 2015. Acrílico sobre lienzo. 120 x 200 centímetros.

3º Espacio Mínimo

3.Espacio Mínimo. Susan Collis. Screw Up, 2012. Escultura. Grafito sobre papel. Medidas variables (5 partes).
Susan Collis. 'Screw Up', 2012. Escultura.

4º Galería Enrique Guerrero

4. Galería Enrique Guerrero. Richard stipl & josef zlamal.  Arbor Vitae, 2015.
Richard Stipl y Josef Zlamal. 'Arbor Vitae', 2015. 200 x 200 x 70 centímetros.

5º Galería Filomena Soares

5. Galeria Filomena Soares. Herbert Brandl. Untitled, 2015.
Herbert Brandl, 'Untitled', 2015. Óleo sobre lienzo. 200 x 200 centímetros.

6º Galería Rafael Ortiz

6. Galería Rafael Ortiz. EQUIPO 57
Equipo 57. 'Sin título', 1960-1961. Tinta y gouache sobre papel. 34 x 35,5 centímetros.

17. Galería Rafael Ortiz. Luis Gordillo.
Luis Gordillo. 'Desnudo vertical', 1972. Acrílico sobre tela. 190 x 133 centímetros.

7º Hispánica Contemporánea

7. Hispánica Contemporánea. Mel Bochner. Money, 2005.

Mel Bocher. 'Money', 2015. Monotipo con collage, grabado y relieves sobre papel Twinrocker pintado a mano. 160 x 109 centímetros.

8º Luis Adelantado México

8. Luis Adelantado México. Allan Villavicencio.
Allan Villavicencio. 'Sin título', 2015. Acrílico y spray sobre tela. 180 x 150 centímetros.

9º My Name's Lolita Art

9. My Name's Lolita Art. Paco Pomet. El Huerto. 2015. Óleo sobre lienzo. 200 x 255 cm. My Name's Lolita Art
Paco Pomet. 'El huerto', 2015. Óleo sobre lienzo. 200 x 255 centímetros.

10º Tub Gallery Miami

10. TUB Gallery Miami. Hisae Ikenaga. Tubular piel negra, 2015
Hisae Ikenaga. 'Tubular piel negra', 2015. Metal tubular y cuero negro.

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‘El carro de heno’, de El Bosco, deja España por primera vez en 450 años

Por: | 30 de agosto de 2015

El Carro de Heno
Por primera vez desde que Felipe II lo comprara en 1570 a Felipe de Guevara, El carro de heno, una obra maestra de El Bosco (1450/1460-1516), sale de España. Se marcha a los Países Bajos. Es una de las maravillas que el año próximo celebra los 500 años de la muerte del maestro flamenco. Se trata de un acontecimiento capital. Resulta muy difícil que el Museo del Prado preste esta clase de obras. El Bosco no suele viajar como no viajan las pinturas negras de Goya o ciertos lienzos de Velázquez.

El tríptico, una de las mejores obras de madurez de El Bosco, estará seis meses lejos de casa. Este otoño será una de las piezas centrales de la exposición Descubriendo la vida diaria: Del Bosco a Bruegel que celebra el museo Boijmans Van Beuningen de Róterdam. Más tarde, entre el 13 de febrero y el 8 de mayo 2016, podrá disfrutarse en el Noordbrabants Museum, en la que promete ser la exposición más completa del artista hasta la fecha. Jheronimus Bosch: Visiones de un genio propone nada menos que 20 pinturas y 19 dibujos.

 

Ahí estará El carro de heno, un tríptico que si se contempla abierto está dedicado al pecado. El panel de la izquierda narra su origen en el mundo. Desde los ángeles caídos, representados por el más bello de todos, Luzbel, hasta el pecado primigenio de Adán y Eva. Y su expulsión del paraíso.

En el centro se contempla a la humanidad subsumida por el pecado. Para ello El Bosco recurre a la metáfora bíblica del carro de heno, que revela lo perecedero y lo efímero de las cosas terrenales. Es una mirada que enfrenta el paso del tiempo y la certeza de la muerte. “Toda carne es como el heno y todo esplendor como la flor de los campos. El heno se seca, la flor se cae” se puede leer en el versículo de Isaías. El maestro tiene presente esta idea y recrea un proverbio flamenco en esa pieza central. “El mundo es como un carro de heno y cada uno coge lo que puede”.

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Detalle de 'El carro de heno', tríptico de El Bosco.

Esa rapiña atrae a todas las clases sociales, todos los estamentos. Gobernantes, clero, reyes, emperadores… Nadie falta, todos se suben, también la avaricia y la lujuria, que se sitúan en la parte superior.
Todo vale por estar ahí arriba. Incluso el asesinato. Además hay un rechazo a ciertos personajes de la época como los charlatanes o los sacamuelas, que representan el fraude y el engaño frente a la sabiduría y la razón. A la derecha, en la última pieza de la tabla, el infierno. El destino final de los pecadores. El mundo maniqueo. El bien frente al mal. La maravilla de El Bosco.


Foto de apertura: 'El carro de heno', obra de El Bosco. La imagen se amplía con un clic sobre ella.

 

Agnes Martin: la pintora engullida por el desierto

Por: | 22 de agosto de 2015

Agnes Martin Apertura

En la sala seis de la exposición que la Tate Modern de Londres dedica (hasta el 11 de octubre) a Agnes Martin (1912-2004) hay escritas en un pasillo que comunica dos estancias unas frases, breves, de 1975, de la artista norteamericana. “Estos grabados expresan inocencia en la mente. Si puedes retenerla y mantener tu mente tranquila y vacía y admitir al mismo tiempo tus sentimientos entonces conseguirás una respuesta plena a este trabajo”.

Son 30 estampas, aparentemente sencillas, que en 1973 se exhibieron por primera vez en el MoMA. Líneas horizontales y verticales que, en ocasiones, construyen una retícula. Al igual que un niño dibuja formas basicas en el colegio a través de la escuadra y el cartabón. Y, sin embargo, impresionan. La sinceridad, la humildad, la repetición nada mecánica nos lleva a una de las artistas más trascendentes de la última mitad del siglo XX. Porque si la obra de Agnes Martin es extraordinaria, su vida también.

Hoy el trabajo de Martin se encuentra en todos los grandes museos del planeta y sus cuadros valen millones de euros. Pero, desde luego, no siempre fue así. Durante años no existió.

Agnes Martin I

'Untitled 5 1998', de Agnes Martin. La artista utiliza cinta de carrocero para trazar las líneas rectas.

Su relato comienza en una granja aislada en la provincia canadiense de Saskatchewam. Agnes Martin nace el 22 de marzo de 1912 (el mismo año que Jackson Pollock) en el seno de una familia de pioneros escoceses presbiterianos. Su educación será espartana y difícil, incluso confesará a su amigo, el periodista Jill Johnson, haber sufrido abusos emocionales en la niñez. De cualquier forma en esos años adquiere un sentido de la disciplina, el esfuerzo y la renuncia que la acompañarán durante sus 92 años de vida.

Sin embargo, antes de ser artista probó otras cosas. Intentó entrar en el equipo Olímpico de natación, estudio magisterio y con 20 años empezó a dar clases en poblaciones remotas del noroeste del Pacífico. Entre el océano y las Montañas Rocosas. Un nomadismo que será parte central de su existencia. Hasta 1941 no entró en contacto con la pintura. Ese año se traslada a Nueva York y empieza a estudiar arte en la Universidad de Columbia. Durante los próximos tres lustros va y viene entre Nueva York y Nuevo México dando clases en diferentes centros. Sin prisas, y en secreto, da forma a su mirada de artista. Como explica la escritora Olivia Laing, en una recomendable pieza en el periódico The Guardian: “Muy poca obra de esa época ha sobrevivido, debido a su hábito de destruir todo aquello que no alcanzara sus requisitos de madurez”.

Agnes Martin II
'Amistad', 1963. Obra expuesta en la Tate Modern de Londres.

Ahora la artista tiene 45 años y ha encontrado un espacio en Nueva York donde trabajar. Es un loft en un edificio casi abandonado de armadores del Bajo Manhattan. Carece de agua y las paredes son frágiles. Pero la comunidad artística a su alrededor es muy potente, joven y, mayoritariamente, gay. Robert Indiana, Ellsworth Kelly, Robert Rauschengerg, Jasper Johns. Es la primera vez que tiene un espacio estable de trabajo y encaja muy bien con esa generación de brillantes artistas. Aun así tiene que lidiar con sus nubes negras.

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Un vídeo aviva la investigación del mayor robo de arte en Estados Unidos

Por: | 07 de agosto de 2015

Vermeer_theconcert_1
El 18 de marzo de 1990, a las 12:49 de la mañana, se cometió el mayor robo de arte de la historia de los Estados Unidos. Tras 25 años de investigaciones aún continúa sin resolverse.

Ese día dos hombres blancos, haciéndose pasar por agentes de policía, se acercaron al mostrador central del Isabella Gardner Museum en Boston (Massachusetts). Habían recibido, dijeron, un aviso de altercado dentro de las instalaciones. En contra de la opinión de la policía del museo, el guarda les franqueó la entrada. Una vez dentro redujeron la seguridad, consistente en dos empleados, los esposaron y los llevaron al sótano. Todo sin un disparo y sin evidenciar que portaran, al parecer, armas de fuego. Rápido y sencillo. No dejaron ningún cabo suelto. Se llevaron las cintas de vigilancia y se esfumaron en un coche.

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'Tormenta en el mar de Galilea', de Rembrandt. Sustraído hace 25 años del Isabella Gardner Museum en Boston, aún se ignora su paradero. Es la única marina del genio holandés.

Robo de arte
Los ladrones cortaron el lienzo para llevarse la obra de Rembrandt 'Tormenta en el mar de Galilea' del Isabella Stewart Gardner Museum. Foto: Josh Reynolds/AP/ 'The Guardian'.

Tras ellos, el recuento mostraba la magnitud del destrozo. Habían desaparecido 13 piezas. Entre ellas una obra maestra: El concierto (1664). Una de las solo 36 pinturas que se conocen de Johannes Vermeer. El lienzo está valorado en más de 200 millones de dólares en un intento inútil de poner precio a algo que no lo tiene. Junto al maestro barroco también se sustrajeron dos piezas capitales de Rembrandt: Tormenta en el mar de Galilea (la única marina que pintó el genio holandés) y Una dama y un caballero de negro. Además desparecieron varios bocetos de Degas, un manet (Chez Tortoni) y un águila napoleónica. Un hurto muy ecléctico.

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La generación ‘copia y pega’: entre el original y el plagio

Por: | 04 de agosto de 2015

Jeff Koons Apertura

¿Hay una generación de artistas ‘copia y pega’? Casi cada semana la prensa especializada relata la historia de algún creador demandado por plagio o envuelto en problemas de originalidad. La mayoría son grandes nombres del arte y del mercado. Jeff Koons, Richard Prince, Luc Tuymans, Sherie Franssen, Cecily Brown. Nadie parece ajeno a la fuerza de atracción que ejerce estos días la copia del trabajo ajeno.  

Desde luego, uno de los que más dinero se está dejando en abogados es Jeff Koons. Su idea de utilizar material de otros supera, a veces, lo razonable. Banality, una de sus series más famosas (en la que su anterior mujer, la actriz porno y diputada italiana Ilona Staller, es el centro del trabajo), le ha reportado, además de varios millones de dólares, cuatro demandas por presunto plagio. Tres las ha perdido y solo una fue favorable a sus intereses. Sus abogados esgrimen la misma base legal. La legislación estadounidense permite utilizar el trabajo ajeno si tiene como fin la “parodia”. Ahora bien, por los resultados obtenidos con esta estrategia parece que ese argumento convence poco a los tribunales.

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La escultura 'Fait d'hiver', de Jeff Koons, fue retirada del Centro Pompidou ante una acusación de plagio.

En diciembre pasado el Centro Pompidou de París retiraba la escultura Fait d’hiver (1988), perteneciente a la serie Banality, después de que el publicista francés Franck Davidovici presentara una denuncia al considerar que la obra era un calco de la campaña de publicidad que creó para la firma de moda Naf-Naf en 1985. La pieza muestra a un cerdo, con un barrilete atado al cuello, al igual que si fuera un perro San Bernardo, que se aproxima, con dos pingüinos como acompañantes, a socorrer a una mujer que yace en la nieve con los pechos semidesnudos. Poco después de esta polémica, la viuda del fotógrafo Jean-François Bauret le acusaba también de copiar una de las imágenes de su marido y utilizarla, tal cual, en su escultura (imagen inferior) Naked (1988). La pieza, pese a que se recoge en el catálogo, no se mostró en el Pompidou debido a su fragilidad (es una cerámica) a la hora de transportarla. Esto ocurría hace unos meses. Sin embargo más próximo en el tiempo son los casos de Richard Prince, Luc Tuymans, Sherie Franssen o Cecily Brown.

Jeff-koons-naked-1988Richard Prince hizo fama (y bastante caja) a finales de los años 80 con una idea sencilla. Apropiarse de imágenes conocidas y volverlas a fotografiar. Machacó hasta la extenuación los anuncios de cigarrillos Marlboro (con sus famosos vaqueros) fotografiados originalmente por Sam Abell a quien, por cierto, le hizo muy poca gracia la ocurrencia del artista estadounidense. Más todavía cuando vio que una de sus imágenes refotografiadas se vendía en Sotheby’s el año pasado por tres millones de dólares (2,7 millones de euros).

Pero las fotos de Sam Abell no son las únicas que han “sufrido” la reinterpretación de Richard Prince. Antes había estado litigando durante tres años con el fotógrafo Patrick Cariou por haber utilizado como material propio algunas de las imágenes que publicó en su libro Yes, Rasta, que recoge la vida de la comunidad rastafari de Jamaica. Prince reconoció (era evidente) que había empleado esas imágenes en su serie de pinturas y collages Canal Zone. El año pasado llegó a un acuerdo con Cariou que puso fin a la disputa.

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Una de las conocidas imágenes de vaqueros de Richard Prince. Se ha llegado a pagar hasta 2,7 millones de euros por una copia. Cortesía: Galería Gagosian.

Sin embargo como buen representante de la generación ‘copia y pega’ (incluso ha llegado a publicar una edición de El guardián entre el centeno con su propio nombre) ha estado quieto poco tiempo. En su última serie New Portraits se ha sumergido en el mundo 2.0 y en las fotografías de otros que habitan Instagram. Ni corto ni perezoso se ha apropiado de las imágenes publicadas por algunos usuarios (sobre todo mujeres jóvenes, muchas con un enfoque sexual) tanto anónimos como famosos (Taylor Swift, Pamela Anderson, Kate Moss, Sky Ferreira) en la red social. Desde luego no les ha pedido permiso y como añadido original ha incorporado comentarios a las fotos desde su propia cuenta de Twitter y sumado algunos emoticonos. Todo, eso sí, muy caro. Unos 100.000 dólares pide por imagen instagramizada sobre un lienzo. Mucha recompensa, pensarán algunos, para tan limitado esfuerzo.

Richard Prince

Richard Prince vende por 100.000 dólares en la galería Gagosian obras que ha extraído sin permiso de la red social Instagram. Fotografía: Instagram Doe Deere.

Tal vez, pero la idea divide al statu quo artístico. El crítico de arte y eterno candidato al Pulitzer Jerry Saltz ha calificado la ocurrencia de “troleo genial” y algunos de los agraviados se han sentido encantados con el hurto creativo. La española Sita Abellán, 22 años, quien se ha trasladado a Tokio para lanzar su carrera de modelo y disc-jockey está contenta de que Richard Prince haya recurrido a una imagen suya. De hecho explica en el periódico inglés The Guardian que aunque no conocía hasta ahora su trabajo es “un artista estupendo y me gusta mucho lo que hace. Me hace sentir especial que un creador como él use mi imagen en su proyecto. Aunque puedo entender que otra gente esté enfadada si no le ha pedido permiso”. Entonces, ¿es correcto lo que ha hecho?

Difícil contestar cuando los límites son tan borrosos. En un mundo como el de Internet donde se retuita todo o se rebloguea todo este tipo de estrategias son diarias, aunque no las firme un artista. Veamos otro caso.

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¿Auge y caída del mayor traficante de antigüedades de Estados Unidos?

Por: | 27 de julio de 2015

Apertura Expolio

De vuelta de vacaciones, Con arte y sonante recupera su ritmo de entradas.

Esta es la historia del que pudiera ser el mayor traficante de arte de Estados Unidos. La destapa The New York Times y las cifras y el relato dan que pensar. Durante más de 35 años de oficio el estadounidense de origen indio Subhash Kapoor no había despertado sospechas. Tranquilo y reservado encajaba a la perfección con el negocio que regentaba. Una galería (Art of the Past) especializada en arqueología hindú, budista y del sur de Asia. Nadie, hasta 2001, vio nada. Ahora afronta una acusación por presuntamente haber expoliado más de 3.000 piezas de India, Pakistán, Camboya y el Tíbet. De momento se han localizado 2.662, que en una primera estimación dan un valor de mercado de 107,6 millones de dólares (unos 97 millones de euros). Nunca las autoridades habían visto algo así. “Estamos ante uno de los más prolíficos contrabandistas de mercancías del mundo”, sostiene en el rotativo estadounidense James T. Hayes Jr., quien supervisa la denuncia desde la oficina de Seguridad Nacional. Pero este es, casi, el fin de la narración. Vayamos al principio.

Subhash Kapoor es un nombre bien conocido en el siempre pequeño círculo de los grandes coleccionistas de antigüedades asiáticas. Aquellos que son capaces de pagar cantidades de seis cifras por las mejores piezas. Durante años, además, ha sido proveedor de importantes museos. La National Gallery de Washington, el Museo de Arte de Ohio, el Metropolitan de Nueva York. Todos le fueron comprando o aceptando en donación piezas hasta que en 2012 cerró Art of the Past. De hecho, la Galería Nacional de Australia adquirió a Kapoor una Shiva bailando por 5,1 millones de dólares en 2008. Después de una denuncia del Gobierno indio fue devuelta a su país de origen el pasado otoño. Más tarde, la institución australiana demandó al marchante. A quien, por cierto, ya se le acumulaban los problemas.

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Con arte y sonante

Sobre el blog

En un mundo de liquidez casi ilimitada, en el que los bancos centrales dan al botón de imprimir billetes a la misma velocidad que Billy el Niño desenfundaba su revolver, los ahorradores (que hoy en día somos todos) han redescubierto el valor de los activos tangibles y limitados.
O sea, que empiezan y acaban. Metales preciosos, arte contemporáneo, antigüedades, vinos, coches de colección, diamantes. Bienes que a su escasez y potencial económico aportan su carácter material. Bienes con arte y sonantes.

Sobre el autor

Miguel Ángel García Vega

Periodista y modesto coleccionista de arte contemporáneo, Miguel Ángel García Vega lleva más de 15 años escribiendo en EL PAÍS. A veces de finanzas, a veces de sociedad, a veces de arte, pero siempre conectando la vida y los números. Este blog quiere ser una piedra de Rosetta con el que entender el universo de los bienes tangibles, que en ocasiones parece, como el mundo, ancho y ajeno.

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