Too Big to Fail o demasiado grande para caer. Pues según se mire... Estados Unidos, el deudor más grande del mundo, ha estado a punto de suspender pagos. Que su solvencia tenga la mejor calificación posible, triple 'A', o que sus bonos estén considerados el valor refugio por antonomasia, no han servido para protegerle del posible desastre. La intransigencia del poder Legislativo, en este caso de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, ha conseguido poner contra las cuerdas al Gobierno más poderoso del planeta.
Independientemente de que el acuerdo in extremis entre republicanos y demócratas suponga una victoria para Obama, el carácter temporal del mismo (hasta el 7 de febrero) y la posibilidad de que la situación se vuelva a repetir en un futuro próximo debilitan la credibilidad de la primera potencia económica en un momento clave para su recuperación. ¿Cómo blindarse frente a esta amenaza? ¿Cómo evitar que el Gobierno estadounidense sea secuestrado por unos kamikazes republicanos (Tea Party) que con su negativa a ampliar el techo de la deuda aspiran a reducir de un plumazo el tamaño del Estado?