El New York Times le dedicaba el pasado viernes un buen espacio. Una mujer que lleva 60 años informando como periodista económica. Y que ahora se retira. Y uno se puede preguntar, ¿y qué?. Bueno pues la noticia tiene que ver en gran parte con que es alguien que se ganó el respeto de un icono del mundo de las finanzas como Warren Buffett. Un mundo vetado para las mujeres, especialmente 60 años atrás cuando con 24 años se le ocurrió llamar a la puerta de la revista con más carga de testosterona del planeta, Fortune, cuya sede se encontraba en el imponente Rockefeler Center. Ahí no había lugar para las mujeres. No sólo en la toma de decisiones, si no también en el relato de los acontecimientos. Y sin embargo, una joven Carol Loomis se armó de valor para presentar su curriculum e intentar escribir de lo que le gustaba: economía y finanzas.
En un ambiente a lo Mad Men, axfisiante para cualquier mujer joven en esos años que aspira a ser tomada en serio y comprometida con su carrera, se casó con un colega que "tenía sus propia agenda" y, es fácil deducir, la ninguneó. A lo Karen Blixen (o Isak Dinesen), fue rompiendo barreras en un mundo reservado a los hombres. En 1970 fue la primera mujer que participó en el la cena anual del Club Económico de Nueva York y aguantó las jocosas y paternalistas bromas de los colegas de profesión. "No aceptamos a ninguna chica frívola interesada en cenar gratis y pasar una noche con 1.200 hombres vestidos de esmóquin", dijo el entonces el director del encuentro.
Quién le hubiera dicho al troglodita director que Loomis se iba a convertir con el paso del tiempo en una de las más respetadas periodistas de finanzas de EEUU y editora de la celébre biografía del admirado y siempre provocador y sobre todo existoso inversor Warren Buffett. "Tiene una mente con gran capacidad de análisis y está siempre dispuesta a aprender", en palabras del propio Buffett, contrincante de bridge de Loomis en sus encuentros amistosos. "Nosotros los hombres no somos capaces de hacer eso. Dejamos de hacerlo a los 15 años. Creemos que lo sabemos todo. Y ella, con 85 años, está interesada en aprender más". Estupendas palabras de homenaje.
Loomis, con fama entre sus colegas de profesión de ser rigurosa en extremo, con una capacidad extraoridinaria de investigar y aprender todo sobre el personaje a entrevistar, afirma ahora que se retira que las reglas del juego a la hora de informar han cambiado. No se trata sólo del desafío que supone el acceso gratis a las noticias en la era digital, es algo más, algo que tiene que ver con la frivolización de la información en el afán de competir con el sensacionalismo que domina el mundo digital. " "Me he dado cuenta que algunas de las cosas que se supone tiene que hacer un escritor de una revista como Fortune, que están asumidas, han dejado de tener valor en este momento". Y añadía: "No quiero ser una escritora de Fortune que se sienta limitada en ningún sentido a la hora de informar". ¡Chapeau!
Según cuenta el NYT, esta mujer fue de las primeras en advertir en los noventa del peligro de los productos derivados y la arriesgada e ininteligible gestión del riesgo de los mismos, mucho antes de que estos contribuyeran al colapso del sistema financiero en EEUU en 2008 y sus nefastas consecuencias en el resto del mundo. 60 años de conocimiento de la cambiante industria financiera que cayeron en saco roto.
El testimonio de esta mujer que ha sabido informar, desde una posición incómoda, debido al rechazo de sus colegas masculinos, de lo acontecido en el centro mundial de las finanzas tiene sin duda un gran valor. De hecho, Buffett aún la mantiene como su editora para cualquier futura posible publicación o para la revisión de su famosa biografía. Ojalá que entre el bridge y el golf (su otra gran afición) encuentre tiempo para relatar su propia experiencia y visión, siempre más rica desde el punto de vista de alguien que fue considerada por mucho tiempo una 'outsider' sólo por ser mujer, de la historia de Wall Street en los últimos 60 años. Un relato que sería sin duda apasionante.
Y aquí un video de una charla entrte los dos viejos amigos. Buffet, despreciado en muchos círculos de poder por defender la idea de que los ricos en EEUU deben contribuir más con sus impuestos al bien común de la sociedad, bromea con Carol Loomis, que tardó algunos años en escribir el nombre de Buffett correctamente en los inicios de su carrera (se le olvidaba la doble 't'). Ella no duda en demostrar abiertamente la admiración por el multimillonario tras años de amistad, pero no deja de tener una incisiva aproximación al personaje. Un intercambio rico, sabio y reconfortante. ¿En peligro de extinción?