Con euros y a lo loco

Sobre el blog

La entrada en el euro de España y otras economías del Sur de Europa les permitió financiarse a unos tipos de interés históricamente bajos. Particulares y administraciones se endeudaron para gastar a lo loco. En el caso español, la fiesta acabó con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Ahora toca pagar esos excesos, aprender del rigor fiscal y capacidad de ahorro de nuestros socios alemanes y reformar la economía para encontrar un nuevo modelo productivo que nos permita volver a crecer. Pero, ¿cuánta austeridad nos podemos permitir en medio de una recesión? Y ¿servirá esta para que Alemania se fíe de sus socios del sur y acceda a reforzar institucional y financieramente la deficitaria unión monetaria? El futuro del euro depende de ello.

Sobre la autora

Victoria Carvajal

Victoria Carvajal, economista por la New York University, fue redactora en la sección de Economía de El País en los años convulsos de la peseta en su recta final hacia la unión monetaria. Ahora en este blog pretende analizar el también convulso momento que vive la zona euro y otros temas relacionados con la economía internacional.

1.200 hombres vestidos de esmoquin

Por: | 08 de julio de 2014

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El New York Times le dedicaba el pasado viernes un buen espacio. Una mujer que lleva 60 años informando como periodista económica. Y que ahora se retira. Y uno se puede preguntar, ¿y qué?. Bueno pues la noticia tiene que ver en gran parte con que es alguien que se ganó el respeto de un icono del mundo de las finanzas como Warren Buffett. Un mundo vetado para las mujeres, especialmente 60 años atrás cuando con 24 años se le ocurrió llamar a la puerta de la revista con más carga de testosterona del planeta, Fortune, cuya sede se encontraba en el imponente Rockefeler Center. Ahí no había lugar para las mujeres. No sólo en la toma de decisiones, si no también en el relato de los acontecimientos. Y sin embargo, una joven Carol Loomis se armó de valor para presentar su curriculum e intentar escribir de lo que le gustaba: economía y finanzas.

En un ambiente a lo Mad Men, axfisiante para cualquier mujer joven en esos años que aspira a ser tomada en serio y comprometida con su carrera, se casó con un colega que "tenía sus propia agenda" y, es fácil deducir, la ninguneó. A lo Karen Blixen (o Isak Dinesen), fue rompiendo barreras en un mundo reservado a los hombres. En 1970 fue la primera mujer que participó en el la cena anual del Club Económico de Nueva York y aguantó las jocosas y paternalistas bromas de los colegas de profesión. "No aceptamos a ninguna chica frívola interesada en cenar gratis y pasar una noche con 1.200 hombres vestidos de esmóquin", dijo el entonces el director del encuentro.

Quién le hubiera dicho al troglodita director que Loomis se iba a convertir con el paso del tiempo en una de las más respetadas periodistas de finanzas de EEUU y editora de la celébre biografía del admirado y siempre provocador y sobre todo existoso inversor Warren Buffett. "Tiene una mente con gran capacidad de análisis y está siempre dispuesta a aprender", en palabras del propio Buffett, contrincante de bridge de Loomis en sus encuentros amistosos. "Nosotros los hombres no somos capaces de hacer eso. Dejamos de hacerlo a los 15 años. Creemos que lo sabemos todo. Y ella, con 85 años, está interesada en aprender más". Estupendas palabras de homenaje.

Loomis, con fama entre sus colegas de profesión de ser rigurosa en extremo, con una capacidad extraoridinaria de investigar y aprender todo sobre el personaje a entrevistar, afirma ahora que se retira que las reglas del juego a la hora de informar han cambiado. No se trata sólo del desafío que supone el acceso gratis a las noticias en la era digital, es algo más, algo que tiene que ver con la frivolización de la información en el afán de competir con el sensacionalismo que domina el mundo digital. " "Me he dado cuenta que algunas de las cosas que se supone tiene que hacer un escritor de una revista como Fortune, que están asumidas, han dejado de tener valor en este momento". Y añadía: "No quiero ser una escritora de Fortune que se sienta limitada en ningún sentido a la hora de informar". ¡Chapeau!

Según cuenta el NYT, esta mujer fue de las primeras en advertir en los noventa del peligro de los productos derivados y la arriesgada e ininteligible gestión del riesgo de los mismos, mucho antes de que estos contribuyeran al colapso del sistema financiero en EEUU en 2008 y sus nefastas consecuencias en el resto del mundo. 60 años de conocimiento de la cambiante industria financiera que cayeron en saco roto.

El testimonio de esta mujer que ha sabido informar, desde una posición incómoda, debido al rechazo de sus colegas masculinos, de lo acontecido en el centro mundial de las finanzas tiene sin duda un gran valor. De hecho, Buffett aún la mantiene como su editora para cualquier futura posible publicación o para la revisión de su famosa biografía. Ojalá que entre el bridge y el golf (su otra gran afición) encuentre tiempo para relatar su propia experiencia y visión, siempre más rica desde el punto de vista de alguien que fue considerada por mucho tiempo una 'outsider' sólo por ser mujer, de la historia de Wall Street en los últimos 60 años. Un relato que sería sin duda apasionante.

Y aquí un video de una charla entrte los dos viejos amigos. Buffet, despreciado en muchos círculos de poder por defender la idea de que  los ricos en EEUU deben contribuir más con sus impuestos al bien común de la sociedad, bromea con Carol Loomis, que tardó algunos años en escribir el nombre de Buffett correctamente en los inicios de su carrera (se le olvidaba la doble 't'). Ella no duda en demostrar abiertamente la admiración por el multimillonario tras años de amistad, pero no deja de tener una incisiva aproximación al personaje. Un intercambio rico, sabio y reconfortante. ¿En peligro de extinción?

 

Y el euro apenas se deprecia...

Por: | 18 de junio de 2014

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La cuestión del euro y su resistencia a bajar trae de cabeza a más de uno. No sólo empresas como Zara y otras europeas, sobre todo de los países periféricos como España, que han hecho un esfuerzo monumental por diversificar sus mercados para esquivar la crisis de la demanda interna de la eurozona, ven cómo sus resultados a la hora de repatriar beneficios se ven mermados por la fortaleza de la moneda europea, la cuestión del euro fuerte sigue siendo la asignatura pendiente de Mario Draghi. Pese a las contundentes medidas de relajación monetaria anunciadas hace un par de semanas, el euro se deprecia a un ritmo frustrante. Tan frustrante que está dificultando la salida de la crisis, pues no hay manera de aligerar el peso de la deuda pública y privada ni de alejar el fantasma de la deflación.

El BCE tiene claro que un euro más débil es fundamental para luchar contra la deflación. Las importaciones serían más caras y las exportaciones, motor de la salida de la reciente crisis, más baratas y atractivas. Las multinacionales como Zara y otras no verían mermar su cuenta de resultados y aplazarían inversiones. La decisiones de compra de los consumidores no se retrasarían a la espera de que cayeran los precios. Las empresas invertirían en crear empleo y en bienes de equipo si confiaran en que la demanda por sus productos se iba a incrementar y etc... En resumen, es una de las claves para que la tímida salida de la crisis que viven los países más afectados por las políticas de austeridad pudiera consolidarse.

Pero los mercados no parecen reaccionar con la celeridad deseada a las medidas recientemente anunciadas por la autoridad monetaria, algunas de ellas sin precedente en otro banco central occidental, como el cobro de una tasa a los bancos que depositen dinero en sus arcas en lugar de prestarlo a otras entidades, además de la reducción generalizada de sus tipos y el programa para prestar 400.000 millones de euros a los bancos que presten a las pymes. Ni siquiera parece haberles impresionado que el italiano advirtiera: "Y esto no se acaba aquí." Dando a entender que si hiciera falta usarían medidas no convencionales como la compra de bonos soberanos por parte del BCE a las entidades al estilo de la Fed y su Quantitive Easing...  Es más, parece que las políticas de estímulo a la economía real son las que más apoyan la fortaleza del euro.

¿Ha calculado mal los tiempos Draghi? El mismo día que el BCE anunció la batería de medidas para hacer menos atractiva la tenencia en activos denominados en euros, más allá de lo que muchos se esperaban conociendo la resistencia de su principal socio, Alemania, a abrir la mano, la moneda comunitaria cerró la sesión más alta que la abrió. En diez días sólo se ha depreciado un 0,8% y sigue en máximos desde hace casi un año. Draghi ha indicado desde hace meses que una parte importante de la política monetaria es "influir el tipo de cambio para asegurar su objetivo de estabilidad de los precios". O dicho en román paladino: la inflación en la zona euro está en el 0,5% (en algunos países que no crecen es incluso negativa) y el mandato del BCE es el 2%. Si el euro se depreciara, sería más fácil acercarse a ese objetivo. Pero este se le aleja y la recuperación mientras está en juego...

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Los mercados esperan que la corrección del tipo de cambio dólar/euro venga de la mano de una política monetaria claramentente más restrictiva de Estados Unidos. Es decir, que los tipos de interés suban más en este país. La potencia norteamericana se encuentra en un momento diferente a la eurozona en su ciclo económico, con tasas de crecimiento en torno al 3% y una inflación del 2%, pero la fortaleza comercial de la eurozona, con un superávit (de más de 30.000 millones de euros en el primer trimestre de 2014) frente a sus socios comerciales, sigue suponiendo un freno a la depreciación del euro. Hay otro factor novedoso: en los últimos meses ha aumentado la demanda de euros y que también supone un freno a su caída: los países emergentes han duplicado sus emisiones en euros para aprovecharse de sus tipos de interés más bajos y por tanto más atractivos que el dólar o que sus monedas locales.

Dada la resistencia del euro a depreciarse pese a la radical relajación monetaria anunciada por Draghi uno sólo puede esperar que la solución venga de mano de la fortaleza de la economía norteamericana. Que realmente se desequilibre la balanza de los tipos de interés. Pero ello tardará tiempo. Ya tiene bastante la Fed manejando la delicada retirada de sus inyecciones mensuales de liquidez y los efectos de esta en los tipos de interés y en la recuperación de su economía como para preocuparse de echar una mano a sus socios europeos, a los que, por otra parte, ha criticado en múltiples ocasiones su fundamentalismo a la hora de aplicar las políticas de austeridad y no colaborar con la salida de la crisis. Todo apunta a que la caída del euro seguirá siendo frustrantemente lenta a menos que Mario Draghi decida sacar otro conejo de la chistera.

 

'Super Mario' contraataca

Por: | 05 de junio de 2014

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Su paso por Goldman Sachs le está sirviendo de mucho en su mandato al frente del BCE. Mario Draghi conoce bien los resortes de los mercados financieros y si hace casi dos años logró desactivar la crisis del euro sólo con una amenaza verbal, al estilo de un Bernanke o Greenspan al frente de la Fed, esta vez sabía que había llegado la hora de actuar, que había que acompañar la magia de sus palabras con hechos. La débil recuperación de la eurozona, además de su credibilidad, estaban en juego.  Con la bajada de los todos los tipos de interés que usa el BCE para intervenir en los mercados (depósitos, marginal y refinanciación) y la nueva 'barra libre' a las entidades, Draghi aspira a estimular la actividad económica y el consumo, alejando así el fantasma de la deflación, apuntalar la tímida recuperación y frenar la apreciación del euro que está limitando los beneficios de las empresas exportadoras.

En contra lo que esperaban los más optimistas, Draghi no ha anunciado la adopción de medidas extraordinarias, como la compra de bonos y otros activos a las entidades financieras (Quantitive Easing) usada de forma contundente por Reserva Federal, el Banco de Japón o el de Inglaterra para estimular sus economías. Aunque sí ha dicho que la institución se está preparando para tomarlas si fuera necesario. El hecho de que hayan descartado por el momento esta manera no ortodoxa de inyectar dinero al sistema (cuyos éxitos por otro lado están aún por confirmar en los países donde se ha practicado...), no resta importancia a la acción del BCE.

Desde que ocupó la presidencia en noviembre de 2011, Draghi ha dado la vuelta a la gestión de la política monetaria europea con respecto a sus predecesores. En su misión de salvar la eurozona, el italiano ha desafiado repetidas veces el limitado mandato del BCE, lo que le ha provocado un enfrentamiento constante con el principal accionista de la institución, el ultraortodoxo Bundesbank alemán e incluso el Tribunal Constitucional de ese país. En esta ocasión, decidido a  sacar toda la artillería pesada, ha propuesto una medida sin precedentes en la corta historia de la entidad ni entre otros bancos centrales de las economías avanzadas: cobrar un interés del 0,10% a los bancos que depositen el dinero en el BCE en lugar de prestarlo a otras entidades. Para asegurarse de que el dinero fluye a la economía real, la autoridad monetaria anunció dos nuevas barras libres de liquidez a la banca por valor de 400.000 millones de euros al 1%.

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Draghi está decidido a conseguir que los bancos cumplan de una vez su función: prestar dinero a las empresas para que la economía crezca. Y es que a pesar de las masivas inyecciones de liquidez en diciembre de 2011 y febrero de 2012 (por un valor total de algo más de un billón de euros -el PIB de España-), las repetidas bajadas de los tipos de interés oficiales (esta sería la sexta como indica el gráfico de arriba) y el dinero gastado por los contribuyentes en el saneamiento de las entidades, el crédito sigue sin fluir, sobre todo en los países del Sur de Europa. La fragmentación monetaria (la diferencia a la que se financia una empresa española, italiana o portuguesa frente a una alemana por las mayores dudas sobre la solvencia de sus Estados) junto con los cada vez más exigentes requisitos de solvencia a las entidades, han supuesto el gran obstáculo.

Pero los mercados han ido recuperando la confianza en las economías periféricas. España se financiaba al 7,6% a 10 años en verano de 2012 y ahora lo hace por debajo del 3% y esta semana ha colocado deuda a tres años por debajo del 1%, todo un récord y algo impensable hace sólo un año. Ello ha permitido reducir la brecha entre los tipos a los que se financian las empresas en el Sur y Norte de Europa. Los resultados de los bancos, por su parte, van mejorando en la medida en que han ido limpiando sus balances. Y sin embargo, el crédito, sobre todo a las pymes, seguía siendo el principal obstáculo a la recuperación.

¿Qué más hacía falta? ¿Será este el empujón definitivo que necesitaba la economía europea para apuntalar la salida de la crisis? Quien ocupara un cargo de responsabilidad en Goldman Sachs cuando el banco de inversiones asesoró al Gobierno griego para manipular sus cuentas públicas y entrar en la Unión Monetaria, se ha convertido en el héroe indiscutible de la crisis del euro. Super Mario contraataca. Esperemos que esta vez sea la definitiva.

 

 

 

Europa como 'punching bag'

Por: | 30 de mayo de 2014

La foto

El resultado de las elecciones europeas encierra varias paradojas. La primera es que de los 751 escaños, 229 estarán ocupados por miembros de partidos euroescépticos. La segunda es que ese voto de castigo emitido en los países que más han padecido las políticas de austeridad, sobre todo Europa del Sur, tiene poco que ver con las decisiones que se toman en esa cámara, donde están representados los 28 países de la Unión Europea, y más con las decisiones de los gobiernos de los 17 países que forman el euro y el afán alemán de dar una lección a los países pecadores. El Parlamento Europeo, cuya función ningún candidato se ha tomado la molestia de explicar en la reciente campaña, sigue siendo un ente desconocido además de caro (cuesta 1.750 millones de euros al año, más que el parlamento alemán, francés y británicos juntos, y su legitimidad domocrática sigue resultando extraña a los 380 millones de votantes europeos. The Economist en su pasada edición da datos demoledores sobre los costes de esta institución y la falta de control de los gastos de los parlamentarios que la componen.

En resultado que aún están digeriendo los partidos conservadores y socialdemócratas, que pese al varapalo siguen teniendo la mayoría en esa cámara, parece que tiene más que ver con el hastío de la corrupción nacional y, en consecuencia, con la pérdida de la autoridad moral para seguir exigiendo sacrificios a una ciudadanía que sigue sin percibir la tan anunciada salida de la crisis.

En España, la pérdida de más de cinco millones de votos por parte del PP y del PSOE, lo que representa la primera vez en 35 años de democracia que pierden la mayoría del voto, son el mejor ejemplo de ello. Izquierda Unida, con algún representante en los consejos de las cajas de ahorros cuyo rescate ha costado a los contribuyentes más del doble de los 40.000 millones de euros prestados por Bruselas que han ido a engordar el déficit, ha visto también cómo su voto huía a Podemos, un partido que, además de tener una preocupante confusión con la defensa de la Constitución y el derecho a la audeterminación, propone en su programa la salida del euro, la devaluación de la moneda nacional y la nacionalización de los sectores estratégicos, sin valorar económicamente las consecuencias de estas drásticas medidas.

El caso es que como decía el exfiscal Carlos Jiménez Villarejo, que será eurodiputado por Podemos y, por cierto, contrario al derecho de autodeterminación pese a lo que diga su líder Pablo Iglesias, en un país con 2.000 causas abiertas y 500 imputados por corrupción, sólo están en prisión 15 personas. No es de extrañar que la gente votara todo menos al PP y al PSOE y buscara alternativas en formaciones no vinculadas a la etapa más oscura de la democracia española en cuanto a corrupción se refiere.

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Pero volviendo al tema del euro. El Parlamento Europeo no es el responsable de lo que ha venido dictando Bruselas junto con el FMI y el BCE en cuanto al austericidio. España, Portugal, Irlanda, Grecia han seguido lo que se decidía en los consejos de los jefes de Estado de los 17 miembros del euro, con una Alemania que ha impuesto su fórmula de austeridad y sacrificio a los gestores de esta crisis: la troika formada por el Banco Central Europeo, el FMI y la propia Comisión Europea. Lo sorprendente es que todos ellos en algún momento (el FMI fue el primero y esta semana el propio Mario Draghi) han acabado reconociendo las conscuencias negativas de tanta austeridad, de cómo ese ahogamiento del crecimiento ha incrementado la deuda de todos ellos (ver gráfico), ha impedido atender al principal problema de la eurozona, el paro, y ha sumido a la región en un peligroso círculo de débil crecimiento e inflación negativa que amenaza con matar la incipiente y tímida recuperación.

Así que más allá de que a raíz del Tratado o de Lisboa de 2009, el presidente del órgano ejecutivo, la Comisión Europea, lo eligirá la mayoría del Parlamento Europeo (ahí ya se está cociendo otro lío...), la cuestión es cómo parar ese creciente euroescepticismo y dejar de culpar a Europa de las impopulares decisiones que adoptan los gobiernos de turno y explicar a los votantes qué hace esa cámara y cómo sus decisiones nos afectan. De forma que las elecciones europeas dejen de ser sólo una oportunidad para ejercer un voto de protesta y que los ciudadanos valoren cómo las leyes que emanan del Parlamento Europeo modifican sus vidas. Reconocer su poder, agilizar y simplificar su funcionamiento, acercarlo al público ayudaría a recuperar la fe en la construcción de una Europa fiel a sus fundamentos de cohesión económica, social y territorial que la crisis parece haberse llevado por delante. La atomización del voto disidente de los partidos tradicionales, el alza de los euroescépticos y el dominio de Alemania en la mayoría conservadora de la cámara dejan, desgraciadamente, un escaso margen para el optimismo.

A continuación, repoduzco el video de Joaquín Reyes parodiando a Pablo Iglesias. Genial.

 

 

 

 

Draghi: ¿Cuánto dura la magia?

Por: | 05 de abril de 2014

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¿Hasta cuánto puede Draghi desactivar las amenezas que acechan la eurozona sólo con unas palabras mágicas? Entonces, en junio de 2012 le funcionó. Cuando los ataques a Italia y España amenazaban con romper el euro, avisó de que el el BCE haría todo lo que fuera necesario para evitarlo y añadía: "y créanme, será suficiente", logró recuperar la credibilidad de la moneda única y marcó un punto de inflexión en la crisis de la deuda soberana que sufrían los países periféricos. O lo que es lo mismo, fue lo que evitó que el Gobierno de Rajoy tuviera que pedir un rescate soberano, aunque no evitó el bancario, a la vista del coste insostenible que estaba alcanzando la financiación de su deuda. Las masivas inyecciones de la Fed hicieron el resto. La pregunta, ahora que la deflación amenaza con debilitar la modesta recuperación de la eurozona, es si sólo con la palabra, Mario Draghi conseguirá alejar la principal amenaza de la recuperación: la deflación. La caída de los precios no sólo encarece la devolución de la deuda del Estado (que se acerca al 100% del PIB) si no que podría sumir a la eurozona en un bucle fatal de crecimiento débil unido a una depreciación de los activos y el ahorro y una recaída en la recesión, similar a lo ocurrido en Japón en los últimos veinte años.

Tan preocupante debe ser el panorama que hasta la muy ortodoxa Alemania, por boca de su aún más ortodoxo presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, se ha mostrado partidaria de usar políticas no convencionales, que en principio de salen del mandato del BCE, para acercarse al objetivo que tiene marcado la máxima autoridad monetaria de la eurozona: 2% de inflación. España registró una tasa negativa del 0,2% y el conjunto de la eurozona una subida del 0,5%. ¿De qué forma afecta esto al tímido crecimiento? Se aplazan decisiones de compra a la espera de que los precios caigan y en el camino las empresas, ante la falta de pedidos, ajustan plantilla y costes dañando al crecimiento de tal forma que no es descartable volver a entrar en recesión.

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Asalto femenino al poder financiero

Por: | 05 de marzo de 2014

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Demasiada testosterona. La hormona predominantemente masculina fue una de las razones que, en su momento y según las conclusiones de varios estudios científicos, podía explicar la agresiva e irresponsable asunción de riesgos que provocó el fiasco de las hipotecas basura y el posterior desastre financiero a ambos lados del Atlántico, origen de la recesión mundial. O lo que es lo mismo si en vez de Lehman Brothers hubiera sido Lehman Sisters tal vez se hubiera podido evitar el desastre. Casi seis años después de su caída y a pesar de los numerosos informes favorables a incorporar a las mujeres a la industria financiera, las salas de contratación o los consejos de las entidades financieras siguen siendo territorio casi en exclusiva masculino. Pero si ese cambio no ha llegado en el ámbito privado, en el público sí. Al frente de las instituciones reguladoras que han de velar por que la poderosa industria financiera cumpla las reglas hay una soprendente mayoría femenina.

Janet Yellen, presidente de la Reserva Federal, el banco central estadounidense, el puesto de mayor poder en las finanzas internacionales, muestra la misma sensibilidad hacia el empleo que hacia la inflación. Mary Jo White, antigua fiscal, está al frente de la Securities and Exchange Comission (SEC), que supervisa a 35.000 entidades y ha impuesto multas millonarias a los bancos envueltos en la estafa de las hipotecas basura y otros fraudes. Christine Lagarde, directora general del Fondo Monetario Internacional, que ha sabido moderar la ortodoxia fiscal de la institución. Y la francesa Danièle Nouy, que dirige el nuevo Mecanismo Único de Supervisión europeo del BCE, decidida a dejar caer a los bancos más débiles para no usar el dinero del contribuyente.

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Una resaca interminable

Por: | 30 de enero de 2014

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No hay descanso. Apenas se comienza a vislumbrar la salida de la recesión de las economías europeas y se consolida el crecimiento en EEUU, los mercados emergentes parecen abocados a protagonizar la tercera fase de una crisis financiera que no cesa desde su estallido en 2008 con el fiasco de las hipotecas basura en EEUU. Al descalabro financiero que esto provocó a ambos lados del Atlántico le siguió la crisis de la eurozona. ¿Es ahora el turno de los países cuyas tasas de crecimiento han sido la envidia de las viejas economías avanzadas en estos últimos años? La retirada de los estímulos a la economía en EEUU y la desaceleración de China han puesto en el punto de mira a las economías emergentes más dependientes de la entrada de capital exterior a causa de los desequilibrios que han acumulado. El peligro de que haya un efecto contagio de la huida indiscriminada de capital pone de nuevo en peligro la consolidación de la recuperación mundial.

India, Indonesia, Brasil, Turquía y Sudáfrica tienen en común varias cosas: un crecimiento que ha perdido fuelle, escasos ahorros, una elevada inflación, unas monedas debilitadas, una alta dependencia de las importaciones y una fuerte necesidad de capital exterior para financiar su déficit. El caso de Argentina, con menor peso económico, es más extremo: es una economía intervenida, con una inflación del 25% y un peso que parece condenado a devaluarse un 50% debido a la desconfianza de los inversores en la capacidad del Gobierno de Cristina Fernández de gestionar la crisis.

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El desafío de la desigualdad

Por: | 10 de diciembre de 2013

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El Papa Francisco, el presidente Obama y un creciente grupo de economistas, incluido alguno del FMI, están dándole visibilidad a un tema del que apenas se habla en las altas instancias del poder: la creciente desigualdad de las economías avanzadas como resultado de las políticas elegidas para salir de la crisis. La prolongada recesión, los recortes de los subsidios sociales y la educación, el paro y la precariedad del empleo, la devaluación interna, el impacto de las políticas expansivas de los bancos centrales en el aumento de las rentas altas... Todos son factores que están ampliando la brecha entre las rentas más altas y las medias y bajas. Un desequilibrio que, además de poner en peligro la necesaria cohesión social, impide que la recuperación cobre más brío. El fantasma del declive secular (persistente caída o mínimo avance del crecimiento) crece. Y su causa ya no es sólo el exceso de endeudamiento. El debilitamiento económico de la clase media está obstaculizando la recuperación del consumo, principal motor de estas economías.

Si hasta hace poco Europa podía presumir de que su modelo económico atenuaba las diferencias entre las rentas altas y bajas, vía impuestos progresivos y tranferencias (subisidios sociales), las políticas de austeridad están modificando ese equilibrio. Hasta el FMI, que en esta crisis ha atemperado su defensa a ultranza de las políticas de rigor fiscal, cuantifica en un informe los efectos de los recortes sociales en el aumento de la desigualdad. El organismo concluye que los porgramas de austeridad basados en los recortes de los subsidios sociales deterioran más la brecha entre ricos y pobres que si estos se basan en unos impuestos progresivos. Sus autores advierten de que a falta de una mejor distribución de los esfuerzos, la desigualdad que esas políticas están generando dañarán el crecimiento a largo y medio plazo.

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Todos contra Alemania

Por: | 16 de noviembre de 2013

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¿Qué ha pasado para que el país cuyo modelo de crecimiento ha servido de referencia para hacer los ajustes y las reformas en la eurozona se haya convertido ahora en su principal obstáculo para salir definitivamente de la crisis? La Comisión Europea, el Banco Central Europeo, el Tesoro estadounidense, el FMI... Todos ellos parecen haberse puesto de acuerdo para señalar a Alemania y a su persistente superávit comercial como el problema para consolidar la recuperación económica, no sólo de Europa, si no del mundo.

La debilidad del crecimiento en el viejo continente, confirmada esta semana con el frenazo registrado en el tercer trimestre en el PIB de Alemania y Francia, y la amenaza de entrar en una espiral de precios a la baja, la temida deflación, han disparado las alarmas de estas instituciones. Tras sufrir dos recesiones en seis años, con una elevadísima tasa de paro que se resiste a bajar, la perspectiva de que el PIB de la se contraiga de nuevo (creció sólo un 0,1% en ese periodo) sería inaceptable para sus ciudadanos y representaría un monumental fracaso de la construcción de una próspera unión política y económica europea.

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Draghi: el antes y después del BCE

Por: | 08 de noviembre de 2013

Draghi

¿Mario Draghi
hablando del empleo para justificar la rebaja de los tipos de interés? Es raro, más bien extraordinario, escuchar al presidente del Banco Central Europeo hacerlo. Porque a diferencia de la Reserva Federal estadounidense, el BCE tiene un mandato muy limitado, inspirado en el del ortodoxo Bundesbank alemán. La inflación y los indicadores que hay para anticiparla, son su desvelo. No el empleo. Ni tan siquiera el crecimiento. Pero con una inflación en el 0,7% de media en la eurozona, cercano al temido territorio de la deflación y lejos del 2% marcado como objetivo, nada le impedía rebajar los tipos al 0,25%, el mínimo en la historia del euro. El recorte, además de inesperado, abunda en la idea de que la presidencia de Draghi podría marcar un antes y un después en la institución. El italiano parece dispuesto a compensar la hegemonía alemana en el ámbito fiscal, donde ha triunfado la austeridad de Frau Merkel, con medidas de estímulo muy alejadas de la ortodoxia que gusta a Berlín. 

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