Si la estabilidad política, con un Gobierno respaldado por una mayoría absoluta, era uno de los activos con los que contaba España para consolidar la recién recuperada confianza de los mercados en su economía, la crisis abierta en el PP a raíz de la publicación de los papeles de Bárcenas amenaza ahora con mandarla al traste. ¿Desandaremos el camino andado? Tras un año de dolorosos recortes, con cuatro trimestres de crecimiento negativo e imparable aumento del paro, España empezaba a ver la luz al final del túnel: los tipos de interés a largo plazo han bajado casi a la mitad, las subastas del Tesoro se están colocando con éxito y a un coste asumible, hay entradas netas de capital por tercer mes consecutivo tras más de un año sólo registrando salidas... Estábamos cerca de ver los efectos de estas mejoras en la economía real, en el empleo... Pero el periodo de incertidumbre al que está abocado el país con este escándalo puede hacer que vuelvan las tensiones especulativas y se alejen las posibilidades de iniciar por fin la esperada recuperación económica.
La prensa internacional se hacía eco de los papeles publicados por EL PAÍS y la respuesta de los inversores no se hará esperar. Es de sobra conocido que los mercados son poco amigos de la inestabilidad política. Y aunque la decisión de Mario Draghi de convertir al Banco Central Europeo en potencial prestamista de último recurso ha servido de antídoto contra la especulación desde julio pasado, incluso en una Italia que hace poco resucitó a Berlusconi, habrá que ver si España, que tiene mayores desequilibrios que su socio mediterráneo, aguanta el tirón. Si vuelven las tensiones al mercado de deuda y se encarece de nuevo la financiación pública es muy probable que Mariano Rajoy, hoy escondido, (¿Se han ido ya, María Dolores?, bromeaba Jot Down Magazine al distribuir por las redes soviales la foto arriba incluida), se vea forzado a pedir el rescate del Mecanismo de Estabilidad Europeo y del BCE, del que hasta ahora se había librado.