Heriberto Araujo y Juan Pablo Cardenal

Sobre los autores

Heriberto Araujo y Juan Pablo Cardenal son periodistas españoles en China desde 2007 y 2003, respectivamente. Juntos han escrito el libro "La silenciosa conquista china" (disponible ya en español, mientras se traduce a cinco idiomas), una investigación de dos años por 25 países en el mundo en desarrollo para comprender la expansión del gigante asiático y sus consecuencias. Ahora le siguen los pasos también a la irrupción de China en Occidente.

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Resistencia estudiantil contra China

Por: | 27 de marzo de 2014

Miles de estudiantes han tomado en los últimos días las calles de Taipei, la capital de Taiwán, para protestar contra la ratificación de un acuerdo comercial con China que creen que es muy ventajoso para ésta y muy peligroso para el futuro de la isla. El momento álgido de la protesta fue la toma y atrincheramiento de 200 estudiantes en el Parlamento nacional, lo que ha sacudido políticamente a un país muy polarizado en cuanto a cuál debe ser el alcance de sus relaciones con China.

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La razón de fondo detrás de estas turbulencias sociales no es muy difícil de adivinar. El acuerdo comercial, firmado en junio del pasado año pero pendiente de ratificar, conlleva la apertura del sector servicios, que en Taiwán permanecía restringido a la inversión china precisamente para preservar la independencia económica de la isla. Con dicha apertura, el gobierno taiwanés del Kuomintang, enemigo histórico del Partido Comunista chino (PCCh) convertido hoy en su mejor aliado, aspira a propulsar la economía taiwanesa.

Los estudiantes y no pocos críticos en la isla creen, por el contrario, que dicho acuerdo concederá al gigante asiático una exagerada influencia económica sobre la isla. Ello condenaría a Taiwán, aluden, a una dependencia económica de China que eventualmente podría desembocar en una dominación política. Esto es, una integración económica paulatina que sería la antesala de una asimilación definitiva, incluida la territorial, en el futuro.

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Aparte de los riesgos a medio y largo plazo, los críticos ven peligros más inminentes. Así, el nuevo marco legal daría por ejemplo acceso al mercado taiwanés a los grandes grupos mediáticos y editoriales chinos, los cuales están controlados prácticamente en su totalidad por el PCCh. El déficit democrático y de libertad de prensa que ello supondría, como de hecho ya se ha demostrado en Hong Kong, es una consecuencia inasumible por parte de esos miles de estudiantes y por una parte de la ciudadanía de la isla.

Durante la investigación en Taiwán en 2010 para la elaboración de nuestro libro “La Silenciosa Conquista China”, se cocinaba en la presidencia taiwanesa el llamado ECFA (Economic Co-operation Framework Agreement, en inglés), que relajaba las restricciones en el comercio bilateral y que acabó aprobándose ese mismo año. Dicho acuerdo marco, preludio del que estos días ha provocado las protestas en Taiwán, era para un ex ministro al que entrevistamos en Taipei la primera fase de una futura asimilación: “China ha entendido que es más fácil comprar y absorber Taiwán que atacarlo”, dijo.

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Que ahora Taiwán, o mejor dicho, el Kuomintang, otrora enemigo de los comunistas chinos, esté impulsando un aún más ambicioso acercamiento económico con China que estrecha los lazos bilaterales hasta límites que –según los críticos– podrían afectar al futuro del país, no es tan sorprendente. Con el ECFA aprobado, la segunda fase era simplemente una cuestión de tiempo.

Lo relevante, a mi juicio, es que Taipei haya optado por lo que a todas luces parece un camino sin retorno mucho antes de que China haya evolucionado lo suficiente políticamente como para que dicha integración, o incluso la unificación territorial, sea admisible para una mayoría de taiwaneses. Quiere esto decir que una eventual integración, de producirse, dependería antes de un requisito indispensable que hoy no se cumple: la democratización de China.

Muchos taiwaneses, especialmente las generaciones más jóvenes, no están dispuestos a renunciar a sus derechos y libertades por mucho que una relación comercial más estrecha con China aporte dividendos a la economía. Si el régimen chino sigue siendo el que es y el gobierno taiwanés se empeña en acelerar el proceso antes de que se den las condiciones para ello, las protestas sociales de los últimos días no serán las últimas.

El País

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