Por, Dora Barrancos, profesora de la Universidad de Buenos Aires e investigadora del CONICET, Argentina.
Serie Desafíos Latinoamericanos, 3
Encuentro de mujeres por la paz, Colombia, 8 de marzo de 2015. Foto: ONU Mujeres/Mauricio Cardona
Abordaré los principales derechos conquistados en materia de política, educación, salud, la violencia de género y el trabajo productivo, y concluiré con una sucinta enunciación de lo que todavía falta – que es ciertamente mucho - para que las mujeres alcancen una completa ciudadanía en Latinoamérica.
A modo de síntesis podría sostenerse que no son pocos los avances habidos en las últimas décadas en la región. Resulta irrefutable que en la mayoría de los países han progresado en modificaciones sustanciales del derecho formal, tornando posible un mayor reconocimiento de las mujeres. Un buen número de naciones han vivido experiencias renovadoras de gobernanza con políticas inclusivas. Pero no basta la reforma legal para garantizar la igualdad de género – aunque me encuentro entre las feministas que celebran los avances de la legislación, teniendo en cuenta los tenebrosos ciclos de ausencia de estado de derecho en buena parte de naciones latinoamericanas. Las normas requieren interpelación de las afectadas, y la propia Justicia – que es una esfera poco apegada al cambio en la mayoría de nuestros territorios -, requiere un sacudimiento que encauce el efectivo cumplimiento de la ley, que satisfaga las demandas para obtener una democracia basada en relaciones de género igualitarias. Sin duda, son las propias sociedades las que deben cambiar, es imprescindible la transformación de las sensibilidades, los sentimientos y las conductas para extinguir el orden patriarcal aún vigoroso en toda la cuenca latinoamericana.