Por, Andrea Costafreda, Oxfam-Intermón.
Marcha por una vida libre de violencia. Organización Intibucana de Mujeres Las Hormigas, Honduras, 30 de noviembre de 2015. Foto: Las Hormigas.
En una callejuela sin asfaltar de La Esperanza, en la habitación principal de una casa bajita y humilde, Eva y el resto de Las Hormigas nos explican cómo ofrecen apoyo a las mujeres que se atreven a pedir ayuda. Trabajan brindando protección y asesoramiento legal, psicológico y médico a mujeres sometidas a violencias cuyos orígenes se entrecruzan y refuerzan: la violencia del crimen organizado, la de la trata, la violencia de género, la del conflicto por los recursos, o la violencia política. Cada vez que escuchamos un ruido en la puerta, sus miradas atentas expresan preocupación y parecen preguntar: “¿esperamos a alguien?”. Son valientes, pero el miedo se ha instalado en las reuniones, en las alcobas, entre las ollas, en la realidad de cada pequeño acto cotidiano. Nuestra conversación ocurre en el epicentro lenca, en Honduras, allí mismo donde hace algunas semanas fue asesinada la activista ambiental Berta Cáceres. “Si se atrevieron con ella, con un Goldman, lo que nos puede pasar a nosotras”.