Por, Fernando Mayorga, profesor e investigador de la Universidad Mayor de San Simón, Bolivia. Coordinador del Grupo de Trabajo de CLACSO “Ciudadanía, organizaciones populares y representación política”.
El 21 de febrero se ha llevado a cabo el referendo constitucional que permitiría al presidente Evo Morales presentar nuevamente su candidatura en las elecciones generales de 2019. La victoria fue del NO. Foto: Juan Karita (AP)
El resultado del referendo que se realizó el pasado 21 de febrero en torno a la reforma del Art. 168 de la Constitución Política del Estado boliviano muestra un cuadro de perdedores y ganadores relativos.
Las cadenas de televisión y los diarios convencionales difundieron resultados obtenidos mediante “encuestas en boca de urna” o “conteo rápido”. Resultados extraoficiales que daban la ventaja al NO con una diferencia de 5% en un caso y 2% en otro. Mientras los analistas mediáticos explicaban razones y efectos de la votación apoyados en un generador de caracteres que reiteraba: “virtual victoria del NO”; los seguidores de alcaldes y gobernadores opositores festejaban el triunfo en las calles de algunas ciudades advirtiendo que los datos reales debían, simplemente, confirmar lo que, todavía, era una sospecha sujeta al margen de error y al recuento oficial. Los jefes de partidos opositores con representación parlamentaria fueron más severos y llamaron a “denunciar fraude” si las cifras finales del recuento oficial no concordaban con los guarismos de las empresas encuestadoras.