La Policía rescata a niños secuestrados por una banda en Putian (Fujian), el 30-11-2011. Foto: Xinhua
A finales de los noventa del pasado siglo, cubriendo para EL PAÍS la visita de Bill Clinton a China, tuve en Shanghai la nítida impresión de que esa ciudad iba a ser al siglo XXI lo que Nueva York había sido al XX. Allí todo era vigoroso y descomunal: el perfil (skyline) de los rascacielos que florecían como hongos en Pudong, las discotecas abarratadas de jóvenes de ambos sexos guapísimos y aceleradísimos, los hoteles y restaurantes del Bund recuperando a marchas forzadas el glamour cosmopolita de los años treinta, el entusiasmo de una clase media que estrenaba motos, cochecitos, zapatillas deportivas, móviles, cámaras de fotos y video…
Qiu Xiaolong es el primer gran narrador negro de esa ciudad. Nacido en 1953 en Shanghai, Qiu se instaló de adolescente en Estados Unidos después de que su padre hubiera sido enviado a un campo de reeducación por los guardias rojos de Mao durante la Revolución Cultural. Hoy es profesor de la Universidad de Saint Louis (Missouri) y traductor al chino de, entre otros, Joyce, Eliot, Yeats, Faulkner y Conrad. También es poeta y, como suele contar en las entrevistas, ha encontrado un modo peculiar de publicar sus versos: introducirlos en sus novelas policiacas. Las novelas de Quiu, ambientadas en el Shanghai de los años noventa, tienen como protagonista a Chen Cao, inspector jefe y tipo duro durante el día, poeta sensible en la intimidad nocturna de su hogar.
Qiu Xiaolong estará este miércoles, 14 de diciembre, a las siete de la tarde en la Casa Asia, en Barcelona. Allí conversará con el gran Andreu Martín, compadre con Juan Madrid de la novela negra española, cuyo abuelo fue Vázquez Montalbán. De génesis inequívocamente estadounidense, este género lleva lustros siendo global. En Francia, Suecia, España, Italia, Grecia, Israel, Suráfrica, Argelia, en todas partes, ya son legión los autores que lo utilizan al modo de los pioneros norteamericanos: como el mejor modo de contar la vida en la gran ciudad, sus bajos fondos y su relación con los ricos y poderosos. El diálogo del miércoles entre el narrador del Shanghai emergente y el de la Barcelona contemporánea promete, y mucho.
Comprometido con los movimientos democráticos de su país natal, Qiu ofrece en su obra un buen retrato, para nada maniqueo, de una China donde coexisten un vertiginoso crecimiento capitalista -y sus acompañantes: la especulación inmobiliaria, la corrupción administrativa, el lujo y el sexo de los nuevos ricos- con el reciente pasado maoísta, el no tan lejano del colonialismo y el imperecedero del Imperio del Medio.
En septiembre de 2006, en una entrevista con la radio pública estadounidense NPR, Qiu dijo que el principal tema de sus libros era el coste humano de los cambios en China. “La gente”, dijo, “está atravesando tiempos duros intentando ajustarse a los cambios. El sistema ideológico ha sido puesto patas arriba por completo. Me pregunto con frecuencia qué pensaría mi padre de estar vivo: “Todo lo que sufrí no sirvió para nada”; o tal vez: “La Historia es solo una broma, ¿no?”
Las novelas de Qiu, escritas con realismo y un encanto muy especial, tienen muchos seguidores en todo el planeta. También en China, donde, aunque censuradas, se van publicando, y donde el escritor vuelve con frecuencia, en concreto a su adorado Shanghai.
Sociable, culto, amigo de hacer favores, íntegro y con una vida sentimental poco satisfactoria, el inspector jefe Chen es, sobre todo, un genio de la supervivencia: en todos y cada uno de sus casos se esfuerza por descubrir la verdad sin llegar a convertirse en un peligro para el sistema.
En España se han publicado varias de sus aventuras. En Muerte de una heroína roja (Almuzara, 2006), debe investigar el asesinato de una trabajadora modelo convertida en un símbolo nacional, pero, pero, claro, sin remover demasiado las aguas. Lo que resulta es la constatación del fracaso del experimento de ingeniería social que fue el maoísmo y su sustitución por una sed insaciable de dinero.
El comienzo de Cuando el rojo es negro (Almuzara, 2009) nos presenta a un siempre mal pagado Chen que se está ganando un sobresueldo trabajando para un nuevo rico que planea construir un centro comercial en el corazón de Shanghai. Entonces, aparece el cadáver de una escritora y el funcionario tiene que volver a dedicarse a tiempo completo a la investigación policial. Sus peripecias nos muestran la esquizofrénica combinación de individualismo y colectivismo, de capitalismo desenfrenado y autoritarismo comunista, de la China contemporánea.
En El caso Mao (Tusquets, 2011), un ministro le encarga a Chen que descubra si el fallecido fundador de la República Popular China le entregó algo comprometido a una de sus mucha amantes, una hermosa y popular actriz de Shanghai. Una vez más, el personaje de Qiu se ve obligado a hacer malabarismos.
¿Es así el Shanghai real? Muy probablemente sí. Qiu tiene buenos amigos en la Policía local. Por lo demás, China es aún un país muy seguro en relación a Europa y, ya no digamos, Estados Unidos. Sin embargo, una de sus mayores plagas es el secuestro de niños de muy pequeña edad. El telediario del domingo por la noche de TVE informó que 60.000 pequeños son secuestrados allí cada año para venderlos a parejas sin hijos al precio de unos mil euros.
Los Chen de carne y hueso, según reconocen las autoridades, logran rescatar a muy pocos.
Hay 6 Comentarios
Fantastica aportación e idea de lectura. Creo que somos unos enormes desconocedores de la cultura china. Gracias!
Publicado por: Carmen | 16/12/2011 22:49:50
Buf, otro libro más a la lista para leer. La novela moderna en China está que arde.
Publicado por: Lambda. | 14/12/2011 12:03:42
Hace poco leí una de estas novelas. Resultó muy revelador para mí, desconocía la sociedad china y su reciente historia. Yo también aconsejo conocer al Chen. Ahora que los chinos nos van a salvar de la muerte súbita económica, también nos van a salvar del aburrimiento. Aunque no es para tanto, no somos pobres los europeos en cuanto a escritores.
Publicado por: gina | 12/12/2011 23:14:45
¡Qué casualidad! Justamente hoy me he empezado a leer "El caso Mao". Creo que China nos va a dar grandes alegrías a los aficionados a la novela negra, que empezábamos a aburrirnos un poco con tanto autor nórdico.
Valenzuela, enhorabuena por el blog!
Publicado por: luis | 12/12/2011 12:26:34
60.000 niños secuestrados al año en China! Terrorífico. ¿Es ese el modelo que quieren importar a Europa los neocon?
Publicado por: Esteban T. | 12/12/2011 10:00:22
Me encantan las novelas del inspector Chen. Como dice el Sr. Valenzuela son una buena introducción al fascinante y complejo mundo chino de hoy en día
Publicado por: Julia | 12/12/2011 8:28:34