Recién reeditada en España, Muerte de una heroína roja es la primera novela policiaca del chino-americano Qiu Xialong con el inspector jefe Chen Cao como protagonista y la ciudad de Shanghai como escenario. Cuenta el asesinato de una trabajadora modélica y cómo las investigaciones de Chen van perfilando como principal sospechoso del crimen a uno de esos hijos de los dirigentes veteranos del Partido Comunista que se han convertido en los play-boys de la nueva China. El inspector jefe Chen, funcionario honesto, espíritu libre y aficionado a la poesía, se enfrenta a crecientes presiones de sus superiores en la Policía y, aún más, en el Partido Comunista para que deje el caso. Los retoños de los cuadros superiores son sagrados en la China forjada por Deng Xiaoping, esa extravagante combinación de totalitarismo del PC en lo político y capitalismo desenfrenado en lo económico y social.
Una historia real, la de las represalias que estaría sufriendo un héroe de la Policía china, ha saltado esta semana a la prensa internacional. Medios anglosajones informan de que Wang Lijun, el responsable de la seguridad de la populosa ciudad de Chongqing, habría intentado refugiarse en un consulado de Estados Unidos, el de Chengdu, a varias horas de distancia, para solicitar allí asilo político. Esos medios citan los insistentes rumores que circulan por el ciberespacio chino y precisan que es imposible confirmarlos con fuentes oficiales del gigante asiático.
Wang es el policía de carne y hueso más popular de China. Ha conseguido éxitos espectaculares en la lucha contra el crimen organizado –las llamadas tríadas- en Chongqing, incluida la detención y ejecución de su capo más poderoso. Cineastas de Hong Kong han pensado hacer una película sobre sus hazañas, el pasado año fue nombrado vicealcalde de la ciudad y su nombre era citado como sólido candidato a la próxima renovación del Politburó del Partido Comunista.
El intento de escapada de Wang habría fracasado, según microblogueros chinos que incluyen fotos de un extraordinario despliegue policial, el martes por la noche, en torno al consulado norteamericano en Chengdu. Una portavoz del departamento de Estado norteamericano ha confirmado que Wang solicitó una entrevista en ese consulado y que tal entrevista tuvo lugar. “Luego”, añadió, “abandonó el consulado por voluntad propia”. La portavoz del departamento de Estado no quiso confirmar o desmentir si en esa visita solicitó asilo.
El miércoles, según The Guardian, las autoridades chinas informaron de que Wang había cesado en sus funciones para disfrutar de “unas vacaciones” que le permitan recuperarse de su “estrés”. El South China Morning Post sugiere que Wang ha sido trasladado a Pekín.
De 52 años y origen mongol, Wang, comenzó su carrera como policía de tráfico y terminó convirtiéndose en el enemigo número uno de las tríadas, que llegaron a ofrecer 6 millones de yuanes por su cabeza. Según el South China Morning Post su cuerpo tiene una veintena de cicatrices de cuchilladas y balazos. Alabado como “valiente” por sus admiradores, Wang también ha sido acusado de sobrepasar la ley en sus campañas.
Esta historia no hace sino confirmar el realismo de las obras de Quiu (y la idea de que la novela negra está contando mejor que nadie el enloquecido mundo en que vivimos”). Muerte de una heroína roja, que fue presentada al público español en 2006 por Almuzara y acaba de reeditar Tusquets, es un vívido retrato de las muchas contradicciones de la China postmaoista, y de la vida cotidiana de sus gentes, sus aspiraciones y estrecheces, sus amores y desamores, su pasión por la poesía y la gastronomía, su maravillosa vitalidad.
Al final, el inspector jefe Chen encuentra razones para seguir en una frase que le dice su anciana madre: "Si hay unos cuantos policías honrados, las cosas irán al menos un poquito mejor".
Hay 4 Comentarios
En China detienen a los policías entrometidos, en España juzgan a los jueces entrometidos...
Publicado por: Anonimatrix | 09/02/2012 22:36:51
Qué habeá descubierto Wang? Que algunos del Partido estaban conchabados con las Triadas?
Publicado por: Alex | 09/02/2012 22:26:41
Yo lo flipo con esos politicos y empresarios españoles que nos ponen de modelo a China. Será por lso bajos suelos y los nulos derechos sociales y ciudadanos. Casi mejor era cuando decían que el modelo era los USA (que tampoco).
Publicado por: Toño P. | 09/02/2012 17:02:33
Leí recientemente El Caso Mao, de este autor y quién me lo iba a decir, me he pasado de los suecos (Larsson, Mankel...) a los chinos!
Publicado por: Julia | 09/02/2012 16:50:34