El hombre, volando en un aparato ligero, penetró en el espacio aéreo de la central nuclear francesa de Bugey, cerca de Lyon; se situó sobre la cúpula de uno de sus reactores; arrojó una granada que produjo de inmediato un humo rojizo; aterrizó luego en uno de los patios del complejo, y fue detenido. Ocurrió hoy, miércoles 2 de mayo, hacia las 7.40 de la mañana.
La buena noticia es que se trataba de un activista de Greenpace y no de un terrorista o un agente de una potencia enemiga de Francia. La mala para los partidarios de la energía nuclear es que una acción tan espectacular corroboró la vulnerabilidad de las centrales.
Se nos dijo que la catástrofe de Chernobil en 1986 fue culpa de la tosquedad tecnológica y científica de la Unión Soviética, pero que algo así era impensable en el Occidente capitalista. Unas sociedades sedientas de energía se creyeron más o menos el cuento de hadas hasta que, el 11 de marzo de 2011, un terremoto seguido de un tsunami provocó un gravísimo accidente en Fukushima. Esta vez, se trataba de un país, Japón, considerado un miembro destacado de la vanguardia occidental.
A algunos les entraron entonces serias y más que fundadas dudas. La muy conservadora canciller Angela Merkel, que hasta Fukushima era una apóstol de la idea de relanzar en Europa la energía nuclear para afrontar tanto el declive y encarecimiento del petróleo como el cambio climático, dio un giro espectacular. En mayo de 2011 anunció un programa para que Alemania quede libre de sus 17 reactores nucleares en 2020. Energías limpias y renovables los remplazarán.
En esto Sarkozy no siguió a Merkel. Proclamó que las 19 centrales nucleares francesas, que producen el 75% de la electricidad del país, eran absolutamente seguras. Así que de los dos actuales candidatos al Elíseo, Hollande es el más crítico con esta fuente de energía. El socialista propone proponer reducir, de aquí a 2025, desde el 75% al 50% la participación de la energía nuclear en la producción de electricidad en Francia. Pero en los próximos cinco años solo cerraría una central, la Fessenheim.
Esta noche, Sarkozy y Hollande debatirán ante las cámaras de televisión de todo lo divino y lo humano. Pues bien, en vísperas de este debate, Greenpeace ha protagonizado la acción de Bugey con el objetivo de que la seguridad nuclear forme parte del temario abordado por los candidatos.
Desde la catástrofe de Fukushima, la rama francesa de Greenpeace ha acentuado una campaña desbordante de sentido común que se resume en la idea de que, digan lo que digan los que comen directa o indirectamente de la energía nuclear, la seguridad de esta forma de producir energía no puede ser nunca total. Amén de accidentes como el de Chernobyl o tsunamis como el de Fukushima, a una nuclear le pueden pasar muchas otras cosas: un atentado terrorista, la caída de un avión, un bombardeo aéreo en una guerra, un sabotaje interno, la caída de un meteorito… Como le pueden ocurrir a unos molinos de viento, dicen los nucleares. Sí, claro, nada humano es seguro, nada de nada. La diferencia es que una catástrofe en unos molinos de viento no tiene las consecuencias devastadoras y perdurables de la liberación de la radioactividad.
El comunicado difundido por EDF tras la acción de Greenpeace en Bugey ha sido patético. “La seguridad de las instalaciones no ha sido puesta en cuestión en ningún momento”, dice. Lo prueba, añade, el que el activista fuera detenido. Lo fue después de saltarse la prohibición de volar en un diámetro de 10 kilómetros alrededor de una central, situarse sobre un reactor y arrojar un objeto explosivo que podría haber sido mucho más dañino.
El comunicado de Greenpeace se ajusta mucho más a los hechos: “Esta acción demuestra la vulnerabilidad de las centrales nucleares francesas ante un ataque o accidente aéreo”. Sophia Majnoni, portavoz de la organización, añade: "Pretendíamos dirigir un mensaje a los dos candidatos a la presidencia que coinciden en negar los peligros de la energía nuclear. Fukushima demostró que incluso lo más improbable puede llegar a ocurrir”.
El pasado diciembre, en otra operación, militantes de Greenpeace penetraron por tierra en la nuclear de Nogent-sur-Seine y allí desplegaron una pancarta donde podía leerse: “La energía nuclear segura no existe”. Hoy mismo, un francés llamado Hervé Couasnon, que se llama a sí mismo el Poeta Escalador, ha entrado a pie en el reciento de la central de Civeaux aprovechando la vía libre dada a un camión de reparto. Una vez dentro, ha telefoneado a los medios de comunicación para informar que había logrado romper el supuestamente impenetrable blindaje de la central. También fue detenido. La acción de Couasnon tenía el mismo objetivo que la de Greenpeace, pero no estaba coordinada con la organización ecologista.
¿Y qué hay de Fukushima? Teclee esa palabra en Google y verá que las últimas noticias, las fechadas en abril, hablan de cosas como la población del lugar no podrá volver a la zona ni en una década dada la alta radioactividad; que la central ha vertido recientemente en el mar toneladas de agua con estroncio radioactivo, o que una pruebas entre habitantes de la zona menores de 18 años han revelado que un 35,3% tiene quistes tiroideos.
No son noticias tranquilizadoras.
P.S. Tan poco tranquilizadoras como el reportaje The Case of Karen Silkwood que en 1977 publicó el periodista Howard Kohn en Rolling Stone y que ha quedado como uno de los clásicos de la edad de oro de esa revista. Kohn investigó la muerte en extrañas circunstancias (teóricamente, un accidente de tráfico) de Karen Silkwood (1946-1974), una trabajadora de una central nuclear de Oklahoma que se había destacado por denunciar sus graves irregularidades en materia de seguridad. Esa historia fue llevada al cine en 1983 por el director Mike Nichols con Meryl Streep en el papel de la joven misteriosamente fallecida.
El reportaje de Rolling Stone y la película de Nichols y Streep pueden ser considerados thriller de no ficción sobre la industria nuclear norteamericana. En cuanto a la ficción, el argumento de un ataque terrorista a una central, una de las mayores pesadillas que hoy cabe imaginar, ha sido abordado por diversos autores. Uno de los últimos, en 2010, fue John L. Betcher con The 19th Element. En este thriller nuclear, Al Qaeda, en un intento por volver a recuperar prominencia como grupo terrorista global, planea un atentado contra una nuclear de Minnesota.
Hay 23 Comentarios
¿Y?
Publicado por: farah y los clones | 04/05/2012 11:27:35
Moraleja: estamos vendidos al mejor postor. Nucleares, NO GRACIAS!
Publicado por: Angie | 03/05/2012 8:37:53
¡NUCLEARES, NO GRACIAS!
Publicado por: militante antinuclear | 03/05/2012 4:12:16
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Publicado por: designer handbags | 03/05/2012 1:49:47
Pues si a eso sumamos que el pico de producción del uranio se produjo hace tiempo se completa el cuadro del desastre.
Publicado por: Camino a Gaia | 02/05/2012 23:41:45
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Publicado por: as580 | 02/05/2012 22:58:34
O comenzamos ya con el cierre progresivo de las nucleares, o lo vamos a lamentar, y antes de lo que pensamos...
Publicado por: Diego | 02/05/2012 20:14:32
Pues nada, que prueben a hacer lo mismo sobre un aerogenerador y si les falla el viento o el motor que le den un beso de tornillo a las aspas. Toma seguridad.
Publicado por: Man | 02/05/2012 19:47:03
No existe nada seguro al 100% en la vida, salvo la muerte ((cosa que hoy se ha olvidado en Occidente). Estas demostraciones que suele hacer Greenpeace tienen como mucho de lo que hace un componente de espactacularidad infantil que no favorece el que se crea en la seriedad real de esa organización. Nadie adulto hace las cosas así, porque una carencia de energía puede acarrear morir de frío. Traslademosnos a la Edad Media
Publicado por: carlos | 02/05/2012 19:46:47
Ay, como os haceis de notar los troll de la industria nuclear. Pues claro que una bomba de humo no daña una central ni quizás tampoco una granada... Pero qué me decis de un misil de penetración lanzado desde un cazabombardero o desde, a más distancia, un buque. Entonces Hiroshima. Y a vosotros qué Nostradamus os ha dicho que nunca más habrá guerras en Europa. Mejor no tener bombas atómicas potenciales al lado de casa.
Publicado por: Julia | 02/05/2012 19:42:47
El pie de foto habla de "ala delta". El "aparato ligero" que vemos en la foto es un parapente motorizado, o paramotor.
Publicado por: Benjo | 02/05/2012 19:10:27
estupendo, cuál es el siguiente paso, bombardear con cacahuetes garrapiñados que son mu malos pa la salud???
Publicado por: Macarraca | 02/05/2012 19:00:19
A que éstos de greenpeace no se hacen los listos sobrevolando en parapente Dimona......a que no!
Publicado por: Krav-Maga | 02/05/2012 18:38:00
Tonteria suprema . Igual esperaban que hubiese una bateria de misiles antiareos para derribarles . Y no veo que han conseguido o demostrado . Para reventar una cupula de una central necesitas un misil o una bomba antibunkers que no puedes trasportar en un parapente . No se como esto puede ser una noticia seria y tampoco se como puede la gente hacer sesudos analisis de la nada .
Y hablo conociendo un poco el tema de protestas ecologistas de colgarse o hacer la gaita que sea . A Lemoiz hasta el mas tonto que sepa usar un parapente normal creo que llega desde el monte Jata . Y ? Encima esta acción esta hecha con un paramotor . ¿ Que han demostrado , que las centrales nucleares no tienen baterías antiaéreas y no disparan a los ultraligeros y parapentes XD ?
Publicado por: Observador | 02/05/2012 18:27:36
Lucía, explicame cual es la lógica por la que señalar errores (y si no explicame por qué no lo son) me convierte en un mercenario de empresas energéticas.
Escama que en una noticia que esta en la portada del Pais te encuentres con cosas tan poco profesionales como las que señalaba. Tu igual prefieres que te engañen siempre y cuando sea en favor de lo que piensas. Yo prefiero la seriedad y el rigor...
Publicado por: J.A. | 02/05/2012 18:26:46
J.A., te paga alguna empresa energetica o lo haces gratis? Porque es que no paras de seguir este Post. Hueles cantidubi a troll
Publicado por: Lucía | 02/05/2012 18:16:29
¡Ah! veo que don Javier ya ha cambiado la foto de la refinería, eso sí sin decir ni mú... muy profesional...
Publicado por: J.A. | 02/05/2012 18:10:41
Habría que ver si una granada de verdad le hubiera hecho el más minimo daño al bunker de la central.
Publicado por: Nestor | 02/05/2012 18:07:07
Buff, peor que lo que señalaba es que se haga eco de lo que señalaba antes es que se haga eco de la noticia del 35,3% tiene quistes tiroideos. ¿Dónde quedo eso de cotejar fuentes don Javier? haga un favor a la profesión y tire de la madeja, observe que la escueta noticia que enlaza proviene del blog enenews que no es precisamente un adalid del rigor informativo, pero mejor aún lease el informe que se utiliza como fuente para entender y saber realmente que es ese dato y ver así lo falsa y sensacionalista que es esa noticia.
Antes le decía que mal, ahora le digo que patético.
Publicado por: J.A. | 02/05/2012 17:53:18
Y así es como se deja en ridículo la seguridad de todo un país.
Publicado por: Tomás | 02/05/2012 17:50:33
Cuando se dice que las nucleares son baratas, alguien contabiliza lo que cuesta construirlas y lo que cuesta deshacernos de los residuos? Bravo por Greenpeace
Publicado por: julia | 02/05/2012 17:47:13
En serio a estas alturas todavía hay "periodistas" que utilizan la foto del incendio de la refinería de Cosmo en Chiba para ilustrar el accidente de Fukushima...
Mal Javier, muy mal...
Publicado por: J.A. | 02/05/2012 17:42:36
Un gran bravo para Greenpeace!!! A los que tanto les gustan las nucleares y tan seguras les parece les diría que se las pongan en sus cortijos, fincas y jardines. Si es necesario, yo prefiero consumir menos electricidad y pagarla mas cara a tener cerca un cacharro de esos.
Publicado por: Paco G. | 02/05/2012 17:09:13