Mi padre era periodista y también lo fue mi padrino. Les tocaron malas cartas, los tiempos del franquismo, pero aún así intentaron ejercer su profesión con la mayor dignidad posible. Décadas después, muchos de sus consejos me siguen pareciendo muy válidos, más válidos, de hecho, que nunca. Por ejemplo, aquel que afirma que más vale dar tarde una noticia que dar una noticia falsa.
La búsqueda de la mayor rapidez posible a la hora de comunicar una información relevante es consustancial al periodismo, no un invento de la radio, la televisión o Internet. Los reporteros de las agencias de noticias y los diarios impresos ya se afanaban en el siglo XIX por ser los primeros en transmitir a sus clientes o lectores las novedades que podían interesarles. La radio, la televisión e Internet son tan solo medios que, sucesivamente, han ido haciendo posible una mayor velocidad en la transmisión de la información, incluso la instantaneidad en el caso del directo.