Los liberales, que es como allí se conoce a las fuerzas laicas y democráticas, podrían ser los ganadores de las primeras elecciones libres celebradas en Libia, según los avances que comienzan a difundir hoy, lunes 9 de julio, Le Monde y otros medios internacionales. Se desmentirían así los negros augurios formulados sobre Libia a partir de una cierta lectura de los acontecimientos que parecía ocultar una inconfesable nostalgia de la dictadura de Gadafi, capaz de mantener el orden en el país y de garantizar el suministro regular de petróleo a sus clientes europeos.
Veremos. Lo cierto es que Gadafi (1942-2011) es el inspirador del personaje del déspota norteafricano de la película de Sacha Baron Cohen (El dictador) que se estrena en España este viernes. La megalomanía del ficticio general almirante Aladín, su guardia pretoriana de amazonas y su gusto por los uniformes entorchados son los del coronel que rigió los destinos de Libia durante más de 40 años. Con el tiempo, Gadafi fue convirtiéndose en un personaje muy risible para todo el mundo, excepto, por supuesto, aquellos que tenían que soportar su tiranía.
Cuando comenzó la rebelión popular libia contra Gadafi, escribí en EL PAÍS que el coronel había comenzado soñando ser el nuevo Saladino para terminar siendo una especie de Nerón. Aludía al personaje que la conciencia universal asocia con Nerón, aquel emperador capaz de quemar Roma para componer una canción con su arpa, y no tanto al histórico, sobre el que siguen debatiendo los especialistas.