Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Poderoso caballero es Don Dinero
Francisco de Quevedo
Hoy es uno de esos días en que resulta particularmente pertinente preguntarse dónde sitúa el capitalismo la frontera entre el apetito y la voracidad, entre el beneficio y el expolio, entre lo legal y lo criminal. Para garantizar a los prestamistas europeos que tienen posibilidades de recuperar el dinero con el que salvar el sistema financiero español, Rajoy acaba de anunciar el mayor hachazo de la historia a los ingresos de sus compatriotas.
No hay préstamo sin condiciones y había que ser de una ingenuidad rayana en la estulticia para creerse que Europa no iba a poner ninguna a la hora de soltar decenas de miles de millones para salvar bancos españoles. Había exigencias, por supuesto, y Rajoy las ha desgranado hoy. Los españoles tienen que apretarse aún más el cinturón para garantizar que será devuelta la millonada necesaria para tapar los agujeros producidos por los despropósitos especulativos de los caciques del ladrillo y de la banca.
Algunos de ellos empiezan a ser citados en los juzgados, aunque la impresión mayoritaria en España es que terminarán yéndose de rositas. La rendición de cuentas y la asunción de responsabilidades por parte de los poderosos no están entre las virtudes españolas; en esto, nos ganan los anglosajones.
Editado por Errata Naturae, salió el pasado abril un libro muy interesante titulado Madoff & Cía. Vida y milagros de los hombres que cometieron los grandes fraudes financieros de la historia del capitalismo. Es una de obra de no ficción, una antología de textos sobre John Law, Charles Ponzi, Paul Marcinkus y Roberto Calvi, Enron, Bernard Madoff y otros descomunales estafadores de los últimos dos siglos que tuvieron mal final. Madoff & Cia está entre lo económico y lo policíaco.
Haciendo un resumen a trazos gruesos, podría decirse que la madre de todos los timos de cuello blanco es el ya clásico esquema o pirámide de Ponzi. Se trata de ir cosechando dinero con la promesa de altas rentabilidades y para un negocio que no existe en realidad. Los primeros inversores son retribuidos con el dinero de los siguientes y así sucesivamente hasta que se descubre el pastel. Este esquema debe su nombre a Charles Ponzi, un emigrante italiano, que a comienzos de la década de 1920 desplumó así a miles de vecinos de Boston.
Lo de Madoff, supuestamente un mago de Wall Street que invertía tu dinero en negocios segurísimos y muy rentables, no era sino una pirámide clásica de Ponzi. Y, pese sus complicados ropajes, también lo era todo el tinglado de los productos financieros basados en hipotecas basura que condujo en el otoño de 2008 a la caída de Lehman Brothers y desató el carajal financiero en el que andamos sumergidos.
Incluso el “milagro económico” español de finales de los años 1990 y comienzos de los 2000 era, básicamente, un pariente de Ponzi. Consistía en una burbuja inmobiliaria alimentada por el dinero rápido y fácil que facilitaban compulsivamente, y a los bajos tipos de interés europeos, no pocos bancos y cajas de ahorros. Se compraba con dinero prestado que a su vez había sido prestado. Todo se sobrevaloraba vertiginosamente: el suelo, los pisos, los patrimonios personales, la fortaleza de los bancos, la economía española. Y detrás no había nada serio, apenas los sueños de unos y las ambiciones de otros, el ladrillo y el oropel.
En su prólogo a Madof & Cía, los editores nos recuerdan: “En nuestro tiempo, y muy especialmente en la última década, la falsificación documental, la manipulación contable o el mero fraude se han convertido en una suerte de “cultura corporativa” ampliamente extendida (…) Se han establecido definitivamente como business as usual.”
Se preguntan cómo se ha podido llegar a eso y adelantan una primera respuesta en el llamado Consenso de Washington de 1990, aquel por el que se estableció el dogma hoy imperante: liberalización comercial, desregulación financiera, reducción del gasto estatal, disciplina presupuestaria para las administraciones públicas, potenciación de las privatizaciones y culto a la acumulación vertiginosa de dinero.
Los editores añaden: “Las entidades financieras, favorecidas por el proceso de desregulación e impulsadas por el hambre de mayores ganancias desde una base especulativa, han desdibujado su verdadera función como intermediarias del crédito y se han convertido en una pieza más de este inquietante proceso”.
Como bien sabía ese gran psicólogo que fue Ponzi, la irrefrenable pasión de tanta gente por la riqueza fácil es el gran aliado de la estafa, adopte esta la forma del timo de la estampita o el tocomocho o se presente como un complejo e imbatible producto financiero. Ponzi llegó a ofrecer el 50% de beneficio en 45 días. Y en España, recuérdese, se decía que podía obtenerse una veloz y jugosa plusvalía por cualquier piso que se comprara a finales de los años 1990 y comienzos de los 2000.
Sí, poderoso caballero es Don Dinero... Pero presenta factura.
Hay 8 Comentarios
Fácil lleva tilde
Publicado por: Olivia | 20/07/2012 18:52:58
Recuerdo al contable de una empresa en caída que me debía dinero. Me hizo el siguiente planteamiento: puedes renunciar a la mitad y cobrar ahora, cobrar todo en los próximos dos años (eso si la empresa sigue en pie) u optar por ir a juicio. Yo cobré la mitad, él ascendió en la siguiente empresa que creó el "empresario".
Rajoy tiene dos opciones: servir a España limpiando de inmundicia el tinglado bancos/constructoras/contratas, aunque toque a sus "amigos" (capio sanidad/rato etc) o limpiar la mugre PARA QUE SUS AMIGOS se vayan de rositas (como el contable). Todos sabemos qué hara: pasará a la historia como un miserable, pero le agradecerán el favor.
Publicado por: frydman | 14/07/2012 20:25:29
Ya no se sabe que es peor: el derechismo ultracapitalista del PP o la incompetencia de sus gobernantes: Rajonazo, Luis de Windows, Tontoro, la Bañez, la Mato... Ya puestos, casi mejor un gobierno impuesto por Merkel...
Publicado por: Sergio M. | 12/07/2012 13:00:19
"...Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al gañán y al jornalero,
Poderoso caballero
Es don Dinero..."
que bien lo describió Quevedo (1580-1645). Nada más que añadir.
Publicado por: Angie | 12/07/2012 12:50:47
Fantástico el artículo. Enhorabuena!
Publicado por: Laura | 11/07/2012 22:53:54
Valenzuela, super-claro tu artículo. Lo importante es poner fin a todo ese entramado de mangantes y que terminen en la cárcel y se les expropie todo lo robado. Y además, que se penalicen los envíos a paraísos fiscales, convertidos, por la nueva piratería del libertinaje capitalista, en verdaderos antros de hienas.
Publicado por: RAMÓN | 11/07/2012 16:11:14
Como siempre,y q nadie se despiste, los ciudadanos pagará n el festin de los sinvergüenzas estos. Lo lamentable es q ha sido así siempre
Publicado por: marta | 11/07/2012 15:08:13
Lo de siempre: unos se han pagado el fiestón y los demás pagamos la factura. Lo de Rajoy hoy es bochornoso
Publicado por: Lourdes | 11/07/2012 15:00:03