Las ventas de armas a particulares aumentan en las últimas semanas en Estados Unidos ante la posibilidad cada vez más sólida de que Obama consiga una segunda victoria en las elecciones presidenciales de noviembre. El “mercado”, como diría un pedantuelo neoliberal, teme que el presidente le apriete los tornillos en un segundo mandato.
Se trata, en realidad, de una “burbuja”, como señala slate.com. Obama no ha dicho ni mu sobre el tema del control de la venta y posesión de armas. Como tampoco lo mencionó tras la matanza del pasado julio en el cine de Aurora (Colorado) que estrenaba Batman. Sabe que pronunciarse a favor de un mayor control le haría perder más votos de los que ganaría. La Asociación Nacional del Rifle (NRA) es uno de los grupos de presión más poderosos de Estados Unidos, y los partidarios de la Segunda Enmienda a la Constitución (la que sostiene el “derecho de la gente a poseer y llevar armas no será vulnerado”) son numerosos incluso entre los votantes potenciales de Obama.