Por Mariano Blázquez
Coincidimos católicos, ortodoxos, protestantes y otros cristianos en que Jesús constituyó una sola Iglesia, de la que deriva el amplio abanico de iglesias cristianas de la actualidad. Cada una de ellas tiene un nombre compuesto y por ese nombre deberían ser citadas. Sin embargo, todavía, buena parte de la prensa española, incluido este diario, utiliza la expresión ‘la Iglesia’ cuando se refieren a la Iglesia católica. Opino que la mutilación del apellido trasciende de la semántica. A mi juicio, con nuestra forma de titular o de escribir, podemos contribuir bien a la pervivencia de un vestigio confesional, o bien afavorecer la visibilidad de la diferencia religiosa y la imagen propia de cada confesión. En definitiva, el uso correcto de la terminología también es importante en los medios no confesionales porque ayuda a dispensar un trato neutral a las confesiones religiosas.
Soy consciente de que mis palabras pudieran parecer exageradas. Posiblemente lo sean, pero es que muchos protestantes no aceptamos que, consciente o inconscientemente, se presente a una entidad como ‘la’ Iglesia y a las otras como una especie de deriva de la primera que, además, parece la‘verdadera’. Los primeros siglos de cristianismo, para bien o para mal, son comunes para todas las Iglesias cristianas que, por definición, hunden sus raíces en la doctrina de Cristo. Las diferencias se desarrollarán a lo largo de veinte siglos de historia, algunas más bruscamente como resultado de escisiones y expulsiones, y otras más lentamente, a través del progresivo establecimiento de los dogmas de fe.
Cuando me preguntan por las diferencias con los protestantes en ambientes católicos, suelo dar la siguiente respuesta: la Iglesia que Cristo fundó es una realidad espiritual que trasciende, o va más allá, de organizaciones y de nuestros criterios temporales. Forman parte de ella todas las personas que han creído, creen y creerán en el mensaje redentor del Evangelio. La Iglesia nació con Jesús, pero extiende sus efectos desde el principio al final de la especie humana. Es en ese inmenso río de fe donde se ubican las diferentes iglesias históricas que son como una parte, pequeña o grande, del cauce por el que en cada momento cronológico discurre el devenir de un gigantesco movimiento espiritual.
Ser fieles a los principios establecidos por Cristo, el fundador de la Iglesia, es la principal responsabilidad de cada una las Iglesias en su particular momento histórico. Ninguna organización es ‘la’ Iglesia, sino más bien parte de ella. Cada Iglesia interviene integrando, con mayor o menor acierto, elementos espirituales con otros materiales o culturales. No nos corresponde a nosotros emitir juicios o condenas, sino más bien dar explicación de porqué actuamos así, y de qué manera mejoramos en ajustar nuestra teología y nuestra práctica a los valores del Evangelio. Será el fundador quien juzgará nuestro grado de fidelidad.
No pretendo que esta concepción de la Iglesia sea pacífica. No lo es entre protestantes y posiblemente tampoco para algunos católicos que, ante la escisión en la Iglesia cristiana, defienden que la herencia del pasado es ‘propiedad’ de la Iglesia católica. La diversidad de opiniones es síntoma de normalidad. No lo es tanto que los medios de comunicación, y los representantes del Gobierno y la Administración sigan utilizando un lenguaje católico romanoexclusivo y excluyente para referirse tanto a esta Iglesia como a las demás. Sé que es difícil dejar atrás la interpretación confesional de la historia religiosa, pero ¿es tan difícil dejar atrás la terminología confesional? Podríamos comenzar añadiendo el apellido: Iglesia católica, Iglesia evangélica, Iglesia ortodoxa... pero ¡cuesta tanto!... ¿Seguro que tanto?
Hay 4 Comentarios
Ay Mariano, si consideras que los evangelios son dogma de fe, pues adelante, nos creemos todo y ya está. Eso sí, las contradicciones las pasamos por alto, las burradas las ignoramos, y lo que no encaje lo damos de lado. Mira, ni Jesucristo fundo una Iglesia ni está claro que existiera como personaje histórico. Los testamentos, todos, incluidos los apócrifos, fueron escritos decenas de años, incluso siglos, después de muerto. No había ningún tipo de fuentes materiales, tan sólo orales, pasadas boca a boca durante siglos, y sin embargo han llegado los diálogos tal cual fueron pronunciados. Eso es rigor. Patético es que os apoyéis dos mil años después en esa literatura fantástica para construir chiringui... digo... iglesias de todo tipo y sobre todo para manipular a tanta gente necesitada de espiritualidad, apoyo y comprensión.
Publicado por: Anna | 17/05/2013 13:12:01
Si Cristo levantara la cabeza, no reconocería a ninguna de las Iglesias,: si nos ponemos ¿porque vamos a evangelizar musulmanes? no forman parte del río de fe? ... con una mano pedimos igualdad y con la otra no cedemos un gamo de nuestra exclusiva verdad.
Publicado por: Jose Pablo | 15/05/2013 18:05:44
Efectivamente, el apellido distingue a unos de otros.
Algo que es distinto a separar, y menos a oponer a unos contra otros.
Dentro de las órdenes religiosas pasa lo mismo.
Jesuitas, Franciscanos, Oblatos, Dominicos, Hermanas de la Caridad, Obreras, Carmelitas. Etc. Etc.
Todo el mundo profesa el mismo credo, pero cada orden tiene sus centros, su pecunio particular, su organización y su jerarquía.
Juntos pero no revueltos.
Obedientes todos en la misma Fe ante la central de Roma, ciertamente.
Pero cada cual sujeto a su jerarquía y a sus particularidades.
Conceptos de antaño que hoy no comprendemos.
Sin embargo las gentes creyentes no distinguen esas diferencias, no dependen de ninguna profesión católica concreta.
Van a la Iglesia parroquial sin preguntarse quien la regenta, ni encontrar diferencias en los hábitos.
Aunque es cierto que el hábito no hace al monje, la gente necesita igualdad y ecumenismo, sentirse todos del mismo equipo.
Sin partidismos ni excelencias.
Ni políticas.
Y el partidismo también existe muy claramente representado bajo los distintos hábitos de las profesiones religiosas.
No somos las Iglesias de la antigüedad.
Ni tesalonicenses ni Corintios.
Somos gentes trabajadoras en el día de hoy que necesitan el consuelo de la Fe simplemente.
Desde la humildad, sin tumultos ni políticas.
Tal cual dice El Evangelio y para la gente de hoy.
Publicado por: Manel | 13/05/2013 13:05:59
Jesús no fundó ninguna iglesia, simplemente, se dedicó a enseñar el Amor al Prójimo, con sus matices de bondad y compasión. El vocablo "iglesia" significa asamblea, y en este caso es asamblea de creyentes, sin jerarquías, sin finanzas y sin poder político. Pregunto... ¿qué tiene que ver la enseñanza de Jesús con las torturas y el terror implantado por la llamada santa inquisición y con la pederastia practicada por algunos clérigos, que nunca han sido excomulgados por su iglesia oficial? Y además, ¿por qué nunca condenaron la esclavitud? Los farsantes, incluidos los políticos, son los que han gobernado y siguen gobernando el Mundo. Tratan a los seres humanos como meros rebaños.
Publicado por: RAMÓN | 13/05/2013 11:57:06