Seguimos en mayo, este mes mariano por excelencia de la tradición católica en el hemisferio norte y, por eso, vamos a seguir buceando en algunos temas religiosos dedicados a la Virgen María. La semana pasada no deleitábamos con algunas versiones del Ave María y hoy quisiera hacer lo mismo con la Salve Regina.
Iniciamos con una versión gregoriana de la misma, para ir entrando en materia.
La Salve es una popular oración católica dedicada a María y que fue escrita en latín. Originalmente se trataba de una antífona, es decir un estribillo musical que se canta entre oraciones, para, posteriormente transformarse en un himno.
Durante mucho tiempo fue atribuida a Bernardo de Claraval, monje cisterciense francés del siglo XI y una de las personas que más influyeron en su época. Parece, sin embargo, que el texto original es anterior y él solo habría añadido la invocación final: O clemens, o pia/ o dulcis Virgo Maria. Lo que introduce una pareja de versos en 'ia', cuando el resto de la composición es una secuencia con rima en 'e' (Salve, Regina, Mater misericordie,/ vita dulcedo et spes nostra, salve./ Ad te clamamos, exsules filii Havae,/ ad te suspiramos, gementes et flentes,/ in hac lacrimarum valle./ Eia, ergo, advocata nostra,/ illos tuos misericordes oculos ad nos converte;/ et Iesum, benedictus fructum ventris tui,/ nobis post hoc exilium ostende.)
Los frailes cistercienses, dominicos y franciscanos promovieron su uso, especialmente en la liturgia de las horas (las oraciones que varias veces al día tienen la obligación de rezar los religiosos y los presbíteros). En 1250, el papa Gregorio IX la aprobó como texto litúrgico y obligó a que se cantase después del rezo de completas, la última oración del día. En muchos conventos se hacía mientras los monjes procesionaban con velas camino de sus celdas o habitaciones.
La melodía más conocida de este himno se debe a P. F. Bourgoing. Vamos a escuchar esta versión cantada por el coro de la Abadía francesa de Notre Dame de Fontgombault.
Los caballeros templarios, aquellos monjes guerreros que llegaron a tener tanto poder en la Iglesia, también eran muy devotos de esta antífona. Aquí tenemos la versión que ellos utilizaban según un manuscrito, que data del siglo XII, hallado en la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén y que hoy se conserva cerca de París. Vamos a escuchar la grabación que de este tema realizó en 2006 el grupo Ensemble Organum con Marcel Pérès, en la abadía de Fontevraud.
Se dice que el Salve Regina fue la última pieza que compuso el músico barroco Domenico Scarlatti. Es, junto a Stabat Mater, una de las más famosas piezas religiosas que se recuerdan de este compositor nacido en Nápoles y muerto en Madrid en 1751. Vamos a escucharla en una versión del coro de la catedral de Christ Church de Oxford, dirigido por Francis Grier.
Por fin llegamos a nuestros días de la mano de Arvo Prät que es un compositor estonio contemporáneo, aunque normalmente reside en Alemania. Es especialista en música sacra y cultiva el minimalismo. En 2001 escribió la Salve que escuchamos a continuación interpretada por el Coro filarmónico de cámara de Estonia, dirigido por Paul Hiller.
Hay 1 Comentarios
El culto y la veneración que siempre se ha sentido por el pueblo devoto, hacia la figura de La Virgen María, la madre de Jesús.
Ha sido y es enorme.
El sentimiento ancestral de apego hacia La Virgen María, viene dado por el apercibimiento en la gente del favor recibido por su parte.
Las vidas de muchas personas creyentes, se han visto reconfortadas y ayudadas literalmente gracias a la oración sentida, invocando el favor de la Virgen María.
Desde la humildad de quien en su intimidad, viéndose y reconociéndose como un común ser mortal, orienta su corazón hacia la madre de Jesús implorando su bendición.
Una labor importantísima de nuestra Iglesia Católica, la del culto.
Que se ha de enseñar desde el respeto, el ejercicio y el ejemplo.
Publicado por: Ramiro | 10/05/2013 9:49:24