La religión: ¿yugo o alas para volar?

Leo las declaraciones del arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal española, el cardenal Antonio Mª Rouco Varela, reclamando que la elección de la clase de religión sea permanente, o sea, para siempre, y me pregunto si el día que impartían la lección sobre la libertad él faltó a clase. Se ve que no ha tenido suficiente con la gran concesión que le ha hecho el Gobierno a través de la reforma educativa promovida por el ministro Wert, que pone la clase de Religión al nivel del resto de material obligatorias. Y eso me hace preguntarme cuál es el objetivo último de esta insistencia.

Porque, sinceramente, yo no he visto masas de padres protestando en la calle porque tienen que rellenar cada año la casilla de Religión en la matrícula escolar (aunque a estas alturas me espero cualquier cosa). Y ya puestos, protestemos también por tener que decidir anualmente si nuestro hijo o hija usará (¡otra vez!) el transporte o el comedor escolar. ¿El problema está ahí? ¿En rellenar una casilla por cada curso escolar? 

Todos sabemos que no, claro está. El problema más bien lo plantean las sentidas estadísticas que se empeñan en constatar que a medida que los alumnos crecen y ganan autonomía optan por renunciar a la clase de Religión y empañan esas cifras de elección mayoritaria en las edades tempranas que los obispos (algunos) interpretan como la viva imagen de una España aún católica apostólica y romana por los cuatro costados. 

Pero basta asomarse un poquito nada más a la calle para saber que esto no es así. Que no solo crece el descreimiento sino sobre todo el desafecto a la religión y principalmente a la institución eclesial.

Esto no preocupa solo a los obispos. También a muchos creyentes de a pie, gente de bien que se duele de no haber sido capaz de dejar a sus hijos o nietos el legado de sus creencias, que tan buenas han sido para ellos. Pero estos saben, en su inmensa mayoría, que la solución no está precisamente en las escuelas. Que no es la clase de Religión la que “produce” creyentes (de hecho, muchos colegios religiosos han sido tradicionalmente “fábricas de ateos”). La familia y la parroquia son el ámbito natural de transmisión de la fe. Así ha sido siempre. Y el testimonio de vida, el ejemplo, y no la clase magistral, la materia prima imprescindible para que se produzca esa transmisión.

Eso no quita para que pueda ser bueno contar con una cultura religiosa que nos ayude a entender muchos de los fenómenos sociales, políticos y culturales que se producen a nuestro alrededor. Pero conocer las religiones no implica profesarlas. Enseñarlas en las escuelas (no una sino todas las esenciales) no puede confundirse con hacer proselitismo a la vieja usanza. Y la religión, en definitiva, no tiene otra salida que ser propuesta en libertad. Lo contrario parecería algo así como firmar a nombre de nuestros hijos una hipoteca a cincuenta años. O que la estancia en un hotel de lujo pueda terminar pareciendo una cadena perpetua si no ha sido elegida por uno mismo.

Y quienes quieran argumentar que la religión o la fe no son una moda pasajera de quita y pon, les doy la razón. El error –gravísimo– es confundir fe y clase de religión.  Pero claro, es que, a lo mejor, no importa tanto la calidad de la fe como la cantidad de los que pueden ser contabilizados como creyentes para que sigan sirviendo de excusa para detentar poder. Y en ese caso, mejor usar el yugo que dar alas para volar. Yo, que sí escuché la lección sobre libertad, me quedo, ingenua de mí, con la segunda opción. 

Comments

[Publicado por: Beatriz Basenji]

Un artículo excelente y unos comentarios a igual nivel. Muy buenos todos. Cordiales saludos para todos!

[Publicado por: Máximo Álvarez Alvelo]

Aprecio mucho estas reflexiones de la autora del Blog. Me doy cuenta de que mis enfoques, que suelo dejar cada vez que se toca este tema de la religión en los colegios, lo dejo en ESKUP, no van demasiado desacertados. Yo también prefiero la opción de "volar" en libertad aunque no sea muy alto a tener que arrastrar cadenas por la tierra. La religión oficial (El Catolicismo), es incapaz de darse cuenta, de que precisamente el tema religioso es uno, de los que por su naturaleza, exige un grado de libertad mayor que ninguno. Los obispos españoles aún se creen, que la conversión no es un asunto personal sino algo que ellos pueden producir. Está claro, España está descatoligizandose y eso es el meollo que les preocupa. Porque no son capaces, nunca lo han sido, de entender y de aceptar que la unidad de España no está en las manos de la religión que profesen los ciudadanos en un país. El Catolicismo Romano español, con la perniciosa ayuda de la Corona y de otros tipos de gobiernos, desde los reyes católicos en adelante, ha creído que para que las regiones estén unidas habrían de estar en una misma (única) propuesta religiosa. Pero la verdad es la realidad que vivimos y esta, cada día más, nos viene a decir lo contrario. Por eso, la vieja propuesta del Imperio Romano, de usar la religión como método de mantener la unidad, hace decenas de siglos que fracasó. Si embargo, estos "tuercebotas" (un dicho muy madrileño) de la Conferencia Episcopal, siguen queriéndonos anclar al pasado. Los protestantes tenemos un alto sentido del valor de la libertad y estas maniobras de la ICR, nos han resultado siempre "castradoras" de la libertad y deformadoras de los verdaderos fundamentos para la unidad de una nación.

[Publicado por: RAMÓN]

Sería interesante que el Sr. Rouco propusiera que la pedofilia de algunos clérigos del pasado histórico y del presente formara parte de la enseñanza de religión. Está claro que esos pedófillos tienen mucha fe en sus respectivos penes. ¿Por que no propone la expulsión y la excomunión de esos farsantes?. Lo que está claro es que hay mucha complicidad en esos ámbitos del poder clerical. ¡Basta ya de tanta manipulación y de tratar a los pueblos como si fuesen simples borregos¡ Lo correcto es la asignatura "Historia de las Religiones" donde se estudien todas las creencias. Y muy importante, que sea impartida por laicos, no por clérigos.

[Publicado por: Eva]

Sí es una pena que la Conferencia Episcopal Española no tenga ni idea de religión... a lo mejor les venía bien asistir a alguna clase...

[Publicado por: Nombre]

Si se estudian todas las religiones por igual, es que partimos de que todas son igual de válidas o igual de erróneas. Sin embargo, ¿cómo van a ser igual de validas, si cada una contiene mandatos contrarios a las otras? Entonces, abría que pensar que todas son erróneas, o que lo son todas menos una, que sería la religión verdadera. Mi sensación personal es que las grandes religiones son excluyentes, y es muy difícil la tolerancia entre ellas, como mínimo una tolerancia sin condescendencia, una tolerancia que te permita dudar. Al final, resultaría que las religiones no serian más que una expresión colectiva y equivocada de esa presunta espiritualidad propia del ser humano. Y que la verdadera espiritualidad seria individual y libre, y no colectiva y organizada. Y entonces sí que se podría dar la verdadera tolerancia, y la religión dejaría de ser una identidad.

[Publicado por: Amelia]

Es el cambio social es tan enorme y en tan poco tiempo, afortunamente, y en todas direcciones, que ha hecho que se queden atrás cantidad de conceptos sociales inanes y parados, anclados, en formas y maneras de hacer sin conexión con la gente.
Hace bien poco la TV era en blanco y negro, y para poder hablar por teléfono se tenía que pedir una conferencia, y a veces pasaban horas.
Ante un sacerdote había que descubrirse, y un militar le saludaba como si fuera un oficial.
Hoy la gente ya no va en burro al trabajo, ni la boina es nuestra enseña nacional.
La gente se conecta vía satélite, y se habla al instante sin tener que pedir una conferencia a la operadora.
La vida es cultura, formación, información y puesta al día, eficacia y eficiencia.
Responsabilidad y demostración, corresponsabilidad, respeto y solidaridad.
Quiere esto decir, que quienes han estado al margen del personal y se han quedado aislados en sus ensoñaciones, hoy ya hablan otro idioma.
Y por mucho que han exigido que la montaña les venga a ellos bajo amenaza de castigos eternos, pues para la gente es que no.
Máxime cuando el mensaje que envían a diario al personal con sus actos, va enmascarado detrás de problemas de cumplimiento serio con la dignidad que representan.
Y claro así es imposible, que la gente siga con los ojos cerrados diciendo amen a todo.
Sencillamente son piezas que no encajan.
Y mucho menos a la fuerza.
O peor aun, por obligación.
Los privilegios a todas luces, no se pueden mantener por la cara, por mucho que se lo propongan como una herencia recibida.
Porque la Fe y el credo no son una herencia.
Ni una ley, ni una imposición.
Lo dicho, que la boina y el burrete ya hace mucho tiempo que se dejaron atrás.
Aunque sean nostalgia para muchas personas, que por quedarse fuera del tiempo pretendan asirse a ellos creídos de que el mundo es un regalo dentro de una caja.
El Evangelio lo dice por activa y por pasiva por boca de su fundador, El Cristo.
Es algo vivo, palpita con la gente, está en ellos, ellos son el templo del Espíritu Santo.
La Fe es cosa de vivos, vivos de verdad, de los que andan por la calle y no de muertos.