Autor invitado: Ramón Aguadero Miguel (Profesor en la enseñanza pública. Voluntario en proyectos educativos en Mozambique. Pertenece a la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica)
Soy profesor de secundaria en un instituto público. Hoy voy a la huelga, y participaré en los actos convocados en Málaga, como muchos otros compañeros, familias y alumnado. Y en las razones que tengo para oponerme al modelo educativo que refrenda la LOMCE, mis convicciones religiosas, basadas en los principios del Evangelio, tienen un peso determinante.
Es un hecho incuestionable que el sistema educativo no está respondiendo a las necesidades de buena parte de la población; con mayor incidencia en los sectores más vulnerables, pues sus necesidades no están siendo cubiertas. Un cuarto de fracaso escolar en secundaria (proporción de alumnado que a día de hoy abandona el sistema educativo sin alcanzar la titulación) es expresión palpable de que algo estamos haciendo mal con la educación en nuestro país.
Aunque pudiera matizar algunas de las cuestiones que la misma ley plantea como debilidades de nuestro sistema educativo, partamos de las mismas para analizar la situación actual. El bajo desempeño en relación a los resultados medios de la Unión Europea, expresado por las altas tasas de fracaso escolar y abandono temprano, las bajas tasas de excelencia y unas puntuaciones mediocres en las evaluaciones internacionales; y una disparidad de contenidos curriculares derivada de la asunción de competencias autonómicas en educación son los aspectos negativos que se remarcan por parte del ministerio. Como solución se plantea una serie de reformas que recoge la nueva ley. En el plano curricular van dirigidas en cuatro frentes: impulso al uso de las TIC como herramienta formativa; fomento de la competencia lingüística en, al menos, una lengua extranjera; un mayor peso y una homogenización de los contenidos relativos a las competencias instrumentales básicas en la enseñanza obligatoria y en el bachillerato; y una modernización de la formación profesional.
La modificación de los contenidos curriculares tiene por objeto conseguir un currículo más homogéneo y supervisado desde las instituciones centrales. Algunos sectores han focalizado la atención en la desaparición de la asignatura de educación para la ciudadanía y la presencia de la religión y su alternativa de valores éticos como una materia específica obligatoria y evaluable para todo el alumnado. Siendo consciente de la importancia de solucionar estas cuestiones (siendo capaces todos de ponernos en el lugar del “otro”) me parece que nos equivocamos si nos fijamos prioritariamente en este asunto. Porque, desde mi punto de vista, en el plano curricular es la nueva tipología de asignaturas el asunto que marca la diferencia: el gobierno central fija los contenidos mínimos y estándares evaluables de las asignaturas troncales.
Y éstas, no sólo aumentan su carga horaria, sino que aparecen ligadas a la transferencia de competencias básicas instrumentales, esto es, matemáticas y lengua. Supongo que alguien se extrañará que un profesor de matemáticas se queje de que aumente el horario dedicado a su asignatura.
Pues sí, lo hago. Y no porque no me guste impartir mi materia, al contrario. Sino porque relegamos las razones de esta prioridad. “Todos” estamos de acuerdo en que las competencias lingüística y matemática son fundamentales para la construcción del conocimiento. Ello no ha de hacernos olvidar que el desarrollo integral del alumnado precisa también de cultivar otros ámbitos, como los creativos o emocionales, bastante olvidados en la LOMCE. Y seguramente desconocemos que la razón de fondo de este interés por las competencias básicas está en los “sesudos” informes de la OCDE y del Banco Mundial, que insisten en que éstas son el cimiento para la adquisición de futuras competencias profesionales, base de la empleabilidad. Una visión sesgada de la educación al servicio únicamente del modelo productivo, que destierra otras dimensiones de la persona, y que no habla para nada, ¿será casualidad? del fomento del espíritu crítico de nuestros jóvenes, y de su capacidad de analizar el mundo, en particular las causas de la precarización de las condiciones laborales.
Y es que, en definitiva, no podemos dejar de lado el modelo de sociedad que hay detrás de esta ley. Las modificaciones curriculares, organizativas y de funcionamiento guardan completa lógica con los valores y finalidades que sustentan ese modelo. Visión restrictiva y no dialogante con los que tenemos otra manera de entender las relaciones personales y sociales, que asume el mérito individual como valor fundamental para el progreso social y olvida el papel de los condicionantes socioculturales en los procesos de aprendizaje.
Desde esa perspectiva resultan lógicos los cambios realizados, como el ya comentado del carácter marcadamente instructivo de las asignaturas. Pero además, la aparición temprana de itinerarios y la pretensión de acabar con el fracaso escolar a través de la formación inicial básica, elementos “estrella” de la reorganización curricular, no van a propiciar la equidad. Desde primaria se fomentan los itinerarios en función de los “talentos” del alumnado. No es solo que la enseñanza obligatoria pierda su carácter comprensivo. Estamos llamando a optar a muchos jóvenes que no tienen la madurez suficiente para orientar su vida formativo-profesional. La formación profesional básica va a ser el medio para acabar con el abandono escolar, pero no con el fracaso escolar de un alumnado que ha ido acumulando desfase curricular (y a partir de él desmotivación porque no se atienden sus necesidades) desde los primeros cursos de primaria, la mayoría de los casos asociado a desventaja sociocultural y/o económica. Después, si está “motivado” y hace uso de sus “talentos” podrá incorporarse a los ciclos de grado medio. Y ahí se acabará, para la mayoría, su itinerario formativo.
Los condicionantes sociales marcan negativamente trayectorias educativas y de vida de la población más vulnerable, y el acaparamiento de oportunidades influye sobre las desigualdades educativas. Sin embargo, estos factores no los tiene en cuenta la LOMCE, desde la perspectiva neoliberal del mérito individual. Además, la exclusión del alumnado en desventaja sociocultural puede acentuarse por la competitividad entre centros educativos, y quedar determinados centros públicos como gueto para este alumnado.
También me preocupan los valores y las dinámicas que puede ir potenciando la nueva organización de los centros educativos. Primarán la competitividad, el logro y la excelencia personales; ir avanzando en un sistema educativo donde personas y escuelas lucharemos por un puesto en el escalafón, quizá sin importar los medios. Las evaluaciones externas, de la mano de las nuevas competencias de los directores, en especial en materia de contratación, pueden dificultar la participación democrática y la construcción comunitaria de los procesos pedagógicos en los centros. Las reválidas van a incentivar el carácter meramente instructivo de las enseñanzas y el valor de la competitividad, pero por sí solas no aportarán mucho a la mejora de los aprendizajes del alumnado con dificultades.
En definitiva, no creo que estos cambios vayan a contribuir a una mejora de la educación en claves inclusivas, pues no afectan a los factores sociales que realmente influyen en el fracaso escolar. Las medidas propuestas, basadas en la segregación temprana, el mérito individual y la competitividad a todos los niveles, favorecerán sólo que los más aventajados (los que menos necesitan de medidas personalizadas para salir adelante) logren mejores resultados.
Estoy de acuerdo en que es necesario racionalizar el currículo y utilizar más eficazmente los recursos materiales y humanos. Pero estas medidas han de ponerse a disposición de las necesidades reales del alumnado que fracasa. Lo que necesitamos es una ley de educación que asumiendo condicionantes sociales y clima cultural, motive y refuerce la implicación prioritaria de la comunidad educativa en actuaciones socioeducativas integrales (más allá de la escuela) que conjuguen derechos y responsabilidades para satisfacer las necesidades y favorecer la inclusión de los grupos más vulnerables de nuestra sociedad. No como meros engranajes humanos de la cadena productiva, sino como ciudadanos activos a los que la educación facilita la construcción autónoma de su propio futuro.
Por todo ello, por coherencia con una fe cristiana que nos llama a no ser indiferentes y a mirar la realidad desde las periferias, numerosos cristianos participamos de las acciones y nos organizamos con otros muchos para que esta situación se revierta. Apostando por una escuela pública al servicio del desarrollo integral de las personas, así como para la construcción de una sociedad integradora y compensadora de las desigualdades sociales, económicas y culturales, acorde con los principios del Evangelio. Como nos recuerda el comunicado de los movimientos especializados de Acción Católica ante la convocatoria de huelga general de este 24 de octubre, “como creyentes y seguidores de Jesús de Nazaret no podemos hacer oídos sordos al clamor de los débiles” (Ex. 3, 7-10).
Como cristianos, creemos que una educación pública que permita el acceso de todos y todas, y especialmente a los más vulnerables, a todos y cada uno de sus niveles y recursos, es la única garantía que la sociedad ofrece de que todos sus miembros puedan desarrollarse y disfrutar de las mismas oportunidades, independientemente de sus capacidades y de sus propios recursos sociales, económicos y culturales. Por ello llevamos luchando desde hace tiempo, y lo hacemos también en esta semana de movilizaciones, participando con todos aquellos que, desde motivaciones diversas, queremos que la educación contribuya a conformar una sociedad más justa e igualitaria, basada en el ser y en los valores comunitarios. Ojalá todos los agentes sociales se den cuenta de que sólo desde un diálogo social, que necesita tiempo, voluntades y altura de miras, podremos alumbrar medidas legislativas que pongan en el centro el desarrollo y la promoción integral de la persona, de todas las personas.
Hay 6 Comentarios
Ya sólo el título me ha llamado poderosamente la atención y me ha invitado a leer el artículo con el máximo interés...una educación que atienda a los más vulnerables..en la que se cultiven otros ámbitos como el creativo y emocional...que fomente el espíritu crítico...que ponga el centro en el desarrollo integral de la persona (de todas las personas)..pues si...pero un si enorme..rotundo, contundente...
Gracias al autor del artículo por este análisis crítico, alternativo y constructivo...y sobre todo, profundamente humano..
Publicado por: Beatriz | 29/10/2013 23:48:58
Enhorabuena por el artículo. El texto de Ramón aguadero es muy estimulante. Una reflexión para la consideración de todos
Publicado por: Jero Hernández | 29/10/2013 17:27:54
Si miramos para otro lado mientras conducimos, es seguro que nos pegamos un golpe fatal.
Hoy podemos ver en casi todas las grandes poblaciones medianamente importantes de España, a los docentes, los escolares y los padres manifestándose plenamente en las calles y plazas.
Y no parece que se han movilizado por presiones de algún partido político de la oposición.
Sino porque no están de acuerdo con los planteamientos que establece la ley educativa reciente, que deja a los escolares en una situación desigual, según se esté en la educación pública o en la privada.
La excelencia privada, corre por cuenta de los particulares que se la pagan.
Pero la excelencia en educación en la pública está bajo mínimos, rompiendo la oportunidad de subir socialmente a la gente de base, una media enorme de personal.
Que se queda fuera.
Si pensamos desde la democracia, no puede ser que hoy tenemos unas leyes y mañana otras distintas.
Y así cada cuatro años.
Está visto que la democracia es mejorable.
Publicado por: Castells | 24/10/2013 20:07:31
En nuestra sociedad tenemos un grave problema de educación sexual. Enseñamos a nuestros hijos en unas contradicciones sin sentido. Aquí tienen un ejemplo muy bien explicado: http://xurl.es/7vxbe
Publicado por: Lem | 24/10/2013 16:52:52
Hola, amigos. El tema de las diferentes reformas educativas y su conveniencia o inconveniencia en cada momento, es el cuento de nunca acabar. Pero lo que podriamos esperar, tras los esfuerzos permanentes de ensayo y error, es que la educación mejorara, en su conjunto, tanto en lo que se refiere a las competencias como a los valores básicos como la honestidad, la libertad y la responsabilidad. No sé si en España se está logrando o no; parece que más bien no, a juzgar por los resultados obtenidos en las diferentes pruebas intenacionales. Me parece que a veces se pierde mucho tiempo en estas discusiones y no se evalúa suficientemente lo que se ha hecho bien y lo que no en materia de filosofía de la educación. Da la sensación de que la política y los políticos inciden (como en todo), másbien de una forma negativa, tratando, con mezquinos criterios politiqueros, de destruir o anular lo que hizo el partido de la oposición cuando gobernaba. Escuela pública gratuita, de calidad, profesores bien remunerados y con incentivos de permanente ascenso por méritos reales y bien evaluados; muchas horas de español y de matemáticas y un poco de todo lo demás. Cuando el muchacho pone unas bases sólidas y amplias de conocimiento de la lengua y de las matemáticas, no hay mejor escalón para una nivelación social, pues esas bases le permitirán competir sanamente en cualquier otro camino emprendido. Me parece.
Publicado por: Francisco Tostón de la Calle | 24/10/2013 15:17:41
Mucho más allá de las consideraciones religiosas, en las que no creo pero que las respeto, creo que la educación es la base del desarrollo personal. Lo que más me preocupa a día de hoy, con tres hijos en edad de estudiar, es que se produzcan abandono de los estudios por falta de recursos económicos; que los niños no puedan acabar sus estudios porque tienen que ir a trabajar, o porque sus padres no tienen recursos para pagarles los libros, el comedor, el transporte, etc. Esa es la verdadera preocupación en lo que a mí respecta.
http://interesproductivo.blogspot.com.es
Publicado por: Robertti Gamarra | 24/10/2013 14:17:48