En la madrileña plaza de Colón se prepara ya la octava edición del “Encuentro de las Familias”. “ Como si no tuvieran iglesias los católicos como para montar este tinglado”, me dice un taxista después de una hora de atasco en Recoletos. Lo que empezó siendo un enfrentamiento “a tope de carnero”, en 2007, con furibundos ataques que molestaron al entonces débil gobierno de Rodríguez Zapatero, sigue su curso. El presidente tuvo su derecho a réplica en el famoso “caldito” con el nuncio Monteiro a quien le mostró su pesar por lo que allí se había dicho sobre la legitimidad del gobierno ( no midieron sus palabras ni García Gasco, ni Cañizares ni Rouco) Después se atemperaron los ánimos. Estaba la JMJ de Madrid y no había que cortar el grifo. Tampoco a los socialistas, metidos en la vorágine de la crisis les interesaba meterse con la Iglesia. ( “Deja tranquilos a los curas y soluciona la crisis” le dijo un miembro de la ejecutiva federal en Ferraz al ex presidente)
Siguieron los encuentros el último domingo de cada año, alguna vez fue a regañadientes y después de una “noche toledana” de iluminaciones, cuando se convocó tarde y después de una visión de Kiko Argüello en una misa nocturna, cuando decidió despertar al Cardenal para decirle que había que celebrar la misa de nuevo. “Apocalipsis Now”. El lenguaje apocalíptico cabalga de nuevo.
Esta vez vuelve pero con matices. Hay circunstancias distintas. Rouco prepara maletas, sabiendo ya, como sabe, quién lo sucederá, y no de su agrado. En Roma un nuevo Papa habla de misericordia y no de leyes, y con un nuevo sínodo sobre la familia quiere abrir sus brazos a la gente que sufre encorsetadas en modelos tradicionales de familia. Pero aquí, de nuevo, la burra tira al trigo. En la Conferencia Episcopal todo huele a cambio, que se producirá en marzo. Y en Madrid, en donde una piedra se repite en el resto del país como en ondas concéntricas, según Gómez de la Serna, el domingo, el cardenal ha querido asegurarse un lleno, entregándose al Camino Neocatecumenal, cuyo responsable Kiko Argüello, ha tomado la plaza y , por primera vez va a hacer eso que él llama “anuncio del kerigma”, lo que hizo en agosto de 2011, enmendando la plana al papa en Cibeles y enviando a voluntarios a países de misión. Eso será a las diez, antes del acto y antes de que se conecte con el saludo del papa, habitual por otra parte todos los domingos. ¡ Qué manera de hacer entrar al Papa en guerra! . Ya , el obispo de Alcalá, monseñor Reig calienta motores con esa obsesión suya tan de moralina sexual.
Todo preparado. Faltarán obispos, que ya no tienen que rendir obediencia debida, y que han preferido celebrar, a su manera, la fiesta en sus diócesis. Habrá mucha gente del Camino. Lo que empezó siendo un acto de la Iglesia madrileña con resonancias en el resto del país, se ha convertido en un acto de este nuevo movimiento. Queda una esperanza y es mirar a Roma. Quizás sea el momento de hacerlo. No es la Iglesia en España la que estará el domino en Colón, sino una parte legitima, pero no la única. Así esperemos que se vea. La escenificación de la despedida del cardenal tenía que haberse medido un poco más, pero en eso…ya parece que no están quienes hace tiempo creyeron que la Iglesia era suya y se apresuraron a escriturarla a su nombre. Menos mal que el resto de obispos esta vez, no pasarán…por ese capricho. O eso esperamos….