Celebramos este sábado el Día de la Mujer Trabajadora. Ha pasado mucho tiempo desde aquel marzo de 1911 en el que más de un millón de mujeres salieron a la calle para reclamar el derecho al trabajo, al voto y a ocupar cargos públicos, y para demandar el fin de la discriminación en el trabajo. Aunque han sido considerables los avances, todavía queda mucho por hacer. Porque nuestra sociedad sigue estando construida sobre patrones culturales, sociales y económicos que discriminan a la mujer por el simple hecho de serlo. Concebida todavía como ser inferior, supeditada al hombre a partir de unos estereotipos sobre lo que es ser hombre y ser mujer que han supuesto marginación, humillación y un desprecio secular hacia las mujeres. Esta realidad, unida hoy a un modelo de producción y consumo que busca el máximo beneficio e instrumentaliza el trabajo, sigue suponiendo una mayor discriminación y empobrecimiento de las mujeres. Aparece muy bien reflejado en el reciente informe de UGT El empleo no impide el empobrecimiento de las mujeres. Este estudio muestra las nefastas consecuencias de las medidas tomadas con la excusa de la crisis económica, en particular la reforma laboral, así como la brecha salarial creciente en función del sexo y una precariedad laboral que afecta más a las mujeres. Todo ello repercute directamente en los niveles de protección, expresión de la feminización de la pobreza en nuestro país como consecuencia del modelo económico y social. Es intolerable que la tasa de paro femenina se sitúe en el 75,6 % en la franja de 16 a 19 años, y del 50,5 % entre 20 y 24 años. Las mujeres con poca cualificación, con empleos mal remunerados y sin derechos y con importantes responsabilidades familiares son el eslabón más débil de la cadena productiva. Una cadena que no sólo cosifica a los trabajadores y trabajadoras, sino que nos individualiza y no considera nuestra condición familiar y relacional. Porque no somos individuos aislados, sino que vivimos en familias, ámbito de los afectos, de educación y socialización, de relaciones y cuidados. Nuestra sociedad sigue teniendo como asignatura pendiente superar la contradicción entre el sistema productivo y la estructura familiar.
La situación de las mujeres en nuestro país confirma la tendencia a nivel mundial, tal como nos recuerda el comunicado hecho público por la Juventud Obrera Cristiana (JOC) y la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC). La crisis ha incrementado en todo el planeta la disparidad de empleo entre hombres y mujeres, y ha destruido más de trece millones de empleos femeninos. Así, las mujeres representan más de dos tercios de la población mundial en situación de pobreza, con clara desventaja en el acceso a la tierra, a la educación, empleo, vivienda, a la cuantía de las pensiones, y muriendo con enfermedades curables.
La liberación de la mujer de toda forma de abuso, maltrato o discriminación es para nosotros, cristianas y cristianos, una exigencia que nace del mismo Evangelio. Jesús de Nazaret rompe con la manera discriminatoria de sentir, entender y actuar en su tiempo ante las mujeres. Las trata como discípulas y personas con plena dignidad de hijas de Dios. Jesús las visibiliza, las levanta, las libera, les da voz. Y muchas de ellas, como María Magdalena, Juana, Marta o Salomé son verdaderas discípulas (Lc. 8, 1-3). En la Iglesia esto lo hemos olvidado durante mucho tiempo. Nos lo han tenido que recordar grupos de mujeres creyentes, como el colectivo Dones en l´Eglésia, o la Escuela Feminista de Teología de Andalucía, EFETA. Son muchas las cristianas que reconocen la doble discriminación que sufren, en la sociedad y en la Iglesia, por su condición de mujeres. Religiosas y laicas que siguen comprometidas, desde su fe en Jesucristo, por abrir caminos de igualdad y liberación femenina en numerosos ámbitos.
Tengo la suerte de conocer y compartir el trabajo de muchas de ellas, aquí en el Sur. Un trabajo sencillo y callado que ha ido dando frutos, a pesar de las dificultades. Caminos de emponderamiento de la mujer en el ámbito laboral, como la implicación de religiosas por los derechos laborales de las mujeres en el sector de la hostelería; el acompañamiento a mujeres inmigrantes, ex reclusas o ex toxicómanas; la participación en procesos de promoción femenina en barrios de exclusión, en escuelas populares, en escuelas de madres o en plataformas contra la violencia de género… poniendo siempre en primer lugar los derechos de las últimas y sus familias. Experimentando en el encuentro y en las alegrías y las penas del día a día y de la lucha compartida el rostro materno de un Dios que es misericordia, ternura y justicia.
Parece que soplan vientos para reconocer, no sólo con bonitas palabras y algún que otro gesto simbólico, el papel que por derecho les corresponde a las mujeres en la comunidad cristiana. Nuestro hermano el papa Francisco ha escrito que “es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. (…) Se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales” (EG, 103). A las cristianas y cristianos las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres nos desafían, en coherencia con nuestra fe. El testimonio de compromiso, de lucha y de esperanza de muchas creyentes y no creyentes deberíamos tenerlo más en cuenta. Son ellas, mujeres fuertes que no desfallecen ante las injusticias, las que se atreven a seguir soñando un mundo nuevo. Como muy bien expresa la teóloga Emma Martínez, “soñar es el primer paso para cambiar la realidad, es una manera de hacer verdad las utopías. Soñar y… empujar la historia en la dirección de lo soñado”.
Pan y rosas era el grito de las obreras textiles de Nueva York a principios del s. XX en su lucha por unas condiciones dignas de trabajo y de vida. Ken Loach lo recuperó en 2000 en un filme que retrataba magníficamente la situación de las mujeres inmigrantes latinoamericanas en California. Su significado profundo lo expresaba la compañera Loles Gambín en la presentación del libro “Queremos el pan y las rosas”, de Lucía Ramón: “Querer, además del pan, las rosas es ir más allá de la lucha por el sustento y la igualdad, es pretender no sólo comer, sino tener la posibilidad de construir y vivir una vida plenamente humana”.
Yo sigo aprendiendo cada día de mis compañeras de lucha y militancia. Gracias a ellas no pierdo la esperanza en que en un día cercano asumamos, en la sociedad y en la Iglesia, que la humanización de nuestro mundo depende de la igualdad real de hombres y mujeres, superando definitivamente las seculares injusticias y discriminaciones que culturalmente los hombres hemos construido.
Hay 86 Comentarios
Las mujeres son tiernas y delicadas como las flores.
Publicado por: Francho | 14/03/2014 13:49:07
El pecado es necedad. La sabiduría es vital de importancia para no pecar.
Publicado por: Francho | 13/03/2014 17:43:27
Los cristianos somos la avanzadilla las primicias de lo que vendrá.
Publicado por: Francho | 13/03/2014 17:36:49
La explotación del hombre existe pero tenemos la alternativa violenta. O la alternativa cristiana. Yo estoy por la cristiana. Porqué padecer las injusticias el mal que nos traten. Tiene mérito hacer el bien a quien nos hace mal
Publicado por: Francho | 13/03/2014 17:30:45
Mientras estemos aquí en esta tienda temporal ser adeptos a Cristo. No queremos morir sino dejar este cuerpo físico y coger el espiritual que es eterno
Publicado por: Francho | 13/03/2014 17:23:05
La riqreza en bienes mundanos. Es la culpa de las guerras en el mundo. El odio la guerra sólo por intereses económicos. El hombre a merced del dinero.
Publicado por: Francho | 13/03/2014 17:14:05
Hay una incentivacion en el cristiano es la siguiente. Cuando muere Cristo la gente dice que lástima tan joven muerte. Lo que se hace es apartar del mal a Cristo
Publicado por: Francho | 12/03/2014 22:29:10
Este mundo es una mentira. La única verdad es Cristo pero el no es de este mundo
Publicado por: Francho | 12/03/2014 22:16:27
La riqueza en bienes mundanos. Es engañosa
Publicado por: Francho | 12/03/2014 19:44:11
El mendigo lo detesta la sociedad el rico el primero piensan que la culpa es de él haber llegado a éste extremo. Son injustos.
Publicado por: Francho | 12/03/2014 19:30:35
La verdad es sencilla, amable, distinta a la mentira. La mentira es acusadora , con doblez manipuladora . La sencillez la verdad.
Publicado por: Francho | 12/03/2014 19:03:32
El incentivo para la pureza es que el que conoce la verdad será juzgado con más severidad que el que no la conoce.
Publicado por: Francho | 12/03/2014 18:49:16
Hace un poco un representante de la secta decía que quería debates políticos con mayor agresividad que alguien que dice ser cristiano que es mentira. Espolear a los políticos para que tengan enfrentamiento duro es violencia verbal y física en vez de tender puentes para la paz quieren guerra y dicen ser cristianos es mentira no lo son porqué la violencia es síntoma de anticristiano
Publicado por: Francho | 12/03/2014 18:27:05
El dinero materializa al hombre. Cristo decía que no sólo de pan vive el hombre el dinero mata al espíritu del hombre.
Publicado por: Francho | 12/03/2014 18:07:39
El dinero es la raíz de muchos males de la humanidad.
Publicado por: Francho | 12/03/2014 17:58:08
El balón económico de fútbol es como una tómbola al que le toca el balón le dan riqueza económica. Y al que no le toca mendigando es lo peor. El rico está rodeado de gente que dice ser amiga pero es mentira es por interés son falsos están rodeados de buitres. No tienen ningún amigo les parecen a los mendigos que tampoco, tienen.al final apariencias engañosas. Al final todo se empareja. Y todos tienen salvación ricos y pobres.
Publicado por: Francho | 12/03/2014 17:49:12
Cuestión de fe. Cuestión de fe se llamó éste blog. Pero no es problema de fe sino problema de insistir en la verdad a cada uno se le ha dado una parte de fe. Cada uno lo qué le ha tocado.
Publicado por: Francho | 12/03/2014 17:27:13
La batalla de la vida. La vida entera sufrimiento no hay palo que no aguante su vela.
Publicado por: Francho | 12/03/2014 17:16:45
El frío y las lluvias invernales hacen que busquemos cobijo y todos encontramos el cobijo.
Publicado por: Francho | 11/03/2014 23:09:28
El amor y la caridad son sentimientos elevados.
Publicado por: Francho | 11/03/2014 22:54:32
La riqueza económica es un obstáculo para la libertad humana.
Publicado por: Francho | 11/03/2014 22:45:20
El amor es verdaderamente. El motor de la vida.eternamente.Dios forma parte de la vida eterna.
Publicado por: Francho | 11/03/2014 22:30:21
El amor es prosa y poesía. El amor es el canto del jilguero por la mañana fresca. El amor es la belleza de todos los días. Amor es vida.
Publicado por: Francho | 11/03/2014 17:56:27
La guerra la violencia verbal y física no es cristiano porque el enfrentamiento partidario no es cristiano. Claro lo de poner la otra mejilla es cristiano pero no lo aceptais vuestro orgullo es superior.
Publicado por: Francho | 11/03/2014 17:41:52
Los antiguos cristianos que eran como los apostóles.
Ya desaparecieron. La secta domina el mundo reina Satanas. Los viejos cristianos han desaparecido los verdaderos son los perseguidos por la justicia.por hacer el bien.
Publicado por: Francho | 11/03/2014 17:29:54