El párroco de la localidad de Canena, en Jaén, no se ha quedado corto. Y lo peor, es que sigue insistiendo y estropeándolo. No dice que fue la prisa, o un error, o …vuelve a las andadas y a cada cámara o micrófono, repite las cosas: “dos guantazos bien dados”. El obispo de Jaén, hombre mesurado, no solo debe hacer público el comunicado que ha hecho. Por alguna que otra opinión de carácter teológico, algunos sacerdotes han sido vetados para hablar. O solo por decir opiniones teológicas. Esto es más grave. El escándalo está llegando más allá de lo que se imaginan, porque las palabras son realmente indignantes. Últimamente estamos asistiendo a demasiada patente de corso en los púlpitos. No está “el horno para bollos” en una sociedad en la que hay que aportar palabras de serenidad y sosiego y desterrar todo lo que sirva para avivar el fuego. Y más en quienes como Ministros de la Palabra, han de ser los primeros en hacerlo y de ellos se espera eso, paz y serenidad. La noticia ha corrido veloz.
No es invento del periodista, no hay que echar la culpa al mensajero. En el vídeo se puede ver, y claro. El párroco de Canena, en una homilía dominical, en una de esas celebraciones religioso-sociales, como son las Primeras Comuniones, hizo saltar las alarmas. ¡ Qué manía de aprovechar cuanta mas gente hay para soltar opiniones personales
En el Sínodo de Obispos, en Roma, dedicado a la Palabra, siendo aún papa Benedicto XVI, se habló mucho de las homilías, de su contenido y forma. Recuerdo las palabras de uno de los representantes de España, el actual presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez. Entre otras cosas dijo que las homilías deben ser breves, alentadoras y exentas de opiniones personales.
El actual papa, cada día, en su misa diaria en Santa Marta, es un ejemplo de cómo han de ser las homilías, exentas de “regañinas” y llenas de aliento y propuestas.
No es el momento de regañar, sino de curar; y menos usando el terrible drama de la violencia de género. El silencio y sufrimiento de muchas mujeres hoy y ayer, ante los malos tratos, no puede valorarse de forma tan banal. Las mujeres sufrieron y siguen sufriendo las vejaciones y palizas de sus maridos. Y callan. Pero , al parecer, según el sacerdote, eso era “mas evangélico y moral “ que matarlas. Mientras se les invitaba a callar " cristiana resignación" se les seguía pegando. ¡ Ya está bien, don Pedro, por favor ¡ ¡ No diga barbaridades…y no se empecine en seguir diciéndolas ¡ . Golpearlas ya es matarlas en su dignidad humana. Ponerse eso en la boca…ni es justo ni es decoroso; además de ser ofensivo y poco cristiano.
Flaco favor hace a la renovación que el Papa Francisco quien hacer en la Iglesia, que salgan estas homilías "regañonas". Si algo hay que predicar es la misericordia y dejarse de esas barbaridades . La mujer no puede seguir siendo la burra de carga y la diana de los palos de quienes se creen sus propietarios, dueños y señores “La maté porque era mía! Bárbaro. No piensa este hombre que, si no fuera por las mujeres, en muchos pueblos, como el suyo, en donde tantas buenas mujeres hay, ya habrían tenido que cerrar las iglesias. Le ha jugado una mala pasada la prisa.
No es momento de apagar tanta ilusión sembrada por el papa Francisco para que la Iglesia, como madre, cure las heridas de mucha gentes, de muchas mujeres laceradas y golpeadas, con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza y no con el vinagre unas palabras desafortunadas de alguien a quien la prisa y la vehemencia lo traicionó , llenado de dolor a muchas mujeres que siguen bebiendo a tragos y en silencio las palizas de sus parejas, esperando que un día, las tiren por el balcón y las estrellen contra el suelo. No es aquello mas cristiano que esto . ¡ Una pena que pase esto y que se diga esto en un templo, recinto de paz y serenidad!
¡¡¡ Pida disculpas, Don Pedro ¡ ¡¡ Sr. Obispo, haga algo ¡¡¡