Fiesta en los patios

Por: | 07 de mayo de 2013

 

Fuente
R. Mellado.

Del 8 al 19 de mayo los patios de Córdoba se abren cada primavera para que cualquiera que esté en la ciudad pueda visitarlos de forma gratuita. La Fiesta de los Patios, que se celebra desde 1956, fue declarada por la Unesco, el pasado mes de diciembre, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Merece la pena participar al menos una vez en la vida en este alarde de flores y perfumes que estos días ofrecen los patios de la judería y los barrios populares del casco histórico. La prueba es que cada año aumenta el número de visitantes. Por eso, aunque el acceso es gratuito, para evitar aglomeraciones en determinadas horas y en especial los fines de semana, es imprescindible reservar previamente la entrada.

Patios 2
Cálidos y luminosos en invierno, frescos y umbríos en verano, rebosantes de flores y pulcramente encalados, como manda la tradición, los patios cordobeses son alegres y acogedores. El pozo, el lavadero y la alberca, donde se recoge el agua de lluvia que se utiliza para el riego, hablan de un espacio doméstico. Naranjos en espaldera –ajardinados, dicen en Córdoba– limoneros, rosas, jazmines, buganvillas, celindas, helechos, aspidistras, clivias, petunias. Geranios por todas partes, en ventanas y paredes. Y la fuente, que es la voz del patio. Cada una tiene su cadencia y su entonación particular que uno reconoce conforme se acerca a la cancela.

Cordoba patios 1

Imagen del Consorcio de Turismo de Códoba.

Coincidiendo con la fiesta hay un concurso que premia a los mejores de cada categoría. Y por las noches, música, sobre todo flamenco. Porque si hay algo que distingue a los patios cordobeses es su carácter popular. Las plantas se repiten porque los vecinos se pasan esquejes, se reúnen para encalar las paredes y se ayudan con el riego que se siguen haciendo con una lata atada al extremo de una caña para llegar a las macetas más altas. Existe además una Asociación de Amigos de los Patios, creada en 1974.

Patios 5

Los organizadores recomiendan llevar un calzado cómodo porque son más de sesenta los que se pueden visitar este año. Mi preferido está en San Juan de Palomares número 11 ahora fuera de concurso. Cerrado tras la muerte de su propietaria, se abre ahora de nuevo. Imposible olvidar a Josefa Gómez que lo mantenía hecho un primor y que además de recibirme en su casa me regaló lo mejor que tenía: tres hemosísimos limones recién ccogidos del limonero.

Y puestos a ver patios, no hay que perderse el del Museo de Bellas Artes, en la histórica plaza del Potro, con el clásico trazado en crucero y el tradicional suelo encachado dibujando una asombrosa filigrana de cantos rodados. Y en la plaza de Don Gome, los doce del palacio de Viana, entrelazados, casi como un laberinto, en torno a un pequeño jardín cerrado. Cada uno tiene un carácter distinto, según el uso al que está destinado, pero en conjunto, con sus fuentes, albercas, enrejados y macetas, forman una especie de muestrario de todo aquellos elementos que componen la atmósfera inconfundible del patio cordobés.

 

Hay 4 Comentarios

Un jardín florido y cuidado, es capaz de dar luz y un ambiente agradable, así como una gran cantidad de personas consideran el acto terapéutico del cuidado de plantas y flores. Pero antes de decidir tener un jardín, hay que comprobar algunos aspectos.

¡¡Brutal las flores madre de Dios!!! Leerte da gusto así jajaja un abrazoo

Precioso y marcado en la agenda. A ver si puedo llegarme el próximo mayo.

!Qué barabaridad de flores! Menudo trabajo debe tener cuidar tantas flores. Gracias por compartir estas fotos

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De flor en flor

Sobre el blog

“Sé de un lindero donde crece el tomillo silvestre, donde se mecen las violetas y las prímulas, tapizado por olorosas madreselvas, por fragantes rosas de almizcle y bellos escaramujos. Allí duerme Titania una parte de la noche, reclinada al arrullo de esas flores…”. W. Shakespeare: Sueño de una noche de verano.

Sobre la autora

Pilar Gómez-Centurión

. Cuando estudiaba periodismo nunca imaginé que terminaría metiéndome en un jardín. Pero como decía Robert Walser, era pobre y necesitaba una ocupación hermosa. Creo que todos los jardines, incluso los privados, forman parte del bien común. Y que una simple maceta en el alféizar de la ventana es tan admirable como el más espléndido vergel.

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