El jardín como un lugar de sosiego, diseñado por Chris Beardshaw para Arthristis Research UK y el preferido de los visitantes. (Fotos RHS).
Chelsea Flower Show, la feria de jardinería más importante del mundo que organiza la Royal Horticultural Society, acaba de celebrar su primer centenario y lo ha hecho apoyando un modelo de jardín naturalista y sostenible.
Las semillas del cambio, realizado por Adam Frost para Homebase, un espacio de convivencia al aire libre.
Despliegue de plantas alpinas en el Great Pavilion.
Uno recuerda siempre la primera visita a Chelsea entre los miles de profesionales y aficionados, no sólo británicos, que a finales de mayo viajan a Londres para rendir homenaje a la diosa Horticultura. Una deidad pagana que se deja querer y muestra satisfecha sus diferentes caras, dede la más responsable, comprometida con la biodiversidad y el medioambiente, a la más kitsch.
The Wasteland, o cómo hacer un jardín con materiales reciclados de origen industrial: restos de pavimento, vigas viejas, paneles de acero corrugado. El proyecto es de Kate Guld.
The Telegraph Garden, que Christoppher Bradley-Hole describe como una interpretación abstracta del paisaje inglés realizada con grandes bloques de boj, tejo y haya rodeados por una moderna columnata de vigas de roble, a la manera de un jardín japonés.
Barry Holleman recuerda con humor la fiebre por la jardinería de los años setenta, que llenó de macetas y cestos colgantes los patios traseros de las casas, en uno de los cuatro espacios de Miracle-Gro'wers.
Durante cinco intensos días, las instalaciones del antiguo Hospital de Chelsea se llenan de jardines efímeros realizados por paisajistas de renombre; se presentan variedades nuevas, plantas exóticas, las últimas rosas, complicados arreglos florales, herramientas, muebles, libros y ¿cómo no? familias enteras de gnomos en busca de un hogar que los acoja. Este año los enanitos han sido diseñados por celebrities como Elton John, Helen Mirren, Lily Allen... y subastados para sufragar una nueva escuela de jardinería.
Una puesta al día del jardín clásico francés, con una sólida estructura vegetal combinada con piedra, diseñado por Ulf Nordfjell para Laurent-Perrier.
East Village de Michael Balstron y Marie-Louise Agius, recoge a pequeña escala los elementos del Parque Olímpico como modelo de jardín urbano integrado en este nuevo barrio londinense.
Trailfinders Australian Garden by Flemings, realizado por Phillip Johnson con plantas autóctonas australianas y elegido como la mejor propuesta de esta edición, representa la calma que ofrece el jardín en un entorno urbano.
Todo lo que se recauda en Chelsea se destina a fines altruistas. Y nunca faltan candidatos dispuestos a financiar sus actividades. Empresas de ámbitos tan distintos como el diario The Telegraph, Champagne Laurent-Perrier, Massachusetts Office of Travel & Tourism, o Arthritis Research figuran entre los patrocinadores de esta última edición.
La próxima ya está en marcha y será como siempre, un acontecimiento único. Yo animo a todo el mundo, aunque no le gusten los jardines, a visitar Chelsea por lo menos una vez. Una escapada que hay que programar con tiempo porque hay que sacar la entrada con antelación y el número el limitado: ciento cincuenta y siete mil se venden cada año y siempre hay quien se queda con las ganas.
Proyecto de Robert Myers para un jardín urbano, de trazado geométrico, patrocinado por Brewin Dolphin.