Mes de cosechas y de largos atardeceres, de temperaturas en descenso y lluvias inesperadas que esponjan la tierra, de transición entre la temporada que termina y la que está a punto de comenzar, septiembre es el mejor momento de levantar o reparar infraestructuras, corregir las deficiencias del suelo, establecer y recortar setos, multiplicar arbustos, renovar las flores de temporada, sembrar el césped, o mejor aún, sustituirlo por algo más sostenible.
El suelo
Conocer la estructura del suelo y su grado de acidez o alcalinidad es muy útil no sólo para elegir las plantas adecuadas, también a la hora de planificar infraestructuras básicas como el sistema de riego, por ejemplo. No existe el suelo ideal, lo bueno es que cuando se conocen las características y carencias de la tierra se pueden compensar. Los suelos arenosos son ligeros y fáciles de trabajar, tienen muy buen drenaje y se calientan enseguida pero son incapaces de retener los nutrientes y necesitan aportes frecuentes de materia orgánica. Los arcillosos son compactos y difíciles de trabajar. Retienen bien el agua y los nutrientes, pero tienden a encharcarse y resultan pegajosos cuando están húmedos y duros como piedras cuando se secan. Para mejorarlos hay que añadir arena y materia orgánica descompuesta. Los suelos calizos apenas cuentan con una fina capa de tierra que recubre la roca. Drenan muy bien y se calientan enseguida, pero suelen ser pobres y alcalinos. La turba además de neutralizar el exceso de cal, contribuye a esponjarlos. Son suelos que necesitan también aportes períodicos de materia orgánica.
Los setos
No sólo sirven para cerrar la parcela sino que constituyen el mejor recurso para estructurar el jardín ya sea separando zonas, creando recintos o acotando parterres. Estas paredes vegetales se forman con arbustos de hoja perenne como tejo, boj, aligustre, durillo, acebo, Lonicera nitida, Prunus laurocesasus, mirto o ciprés. Para la plantación se recomienda cavar una zanja de un metro de anchura y 50 centímetros de profundidad y añadir a la tierra algún tipo de abono orgánico. Para mantener una línea recta se tiende una cuerda de extremo a extremo y se señalan con cañas los puntos de plantación. La separación variará entre 30 y 60 centímetros, según la especie elegida y la altura definitiva del seto. Al comprar, es preferible que las plantas tengan menos de 60 cm, y no sólo porque son más baratas sino porque arraigarán antes y tendrán un desarrollo más compacto. Para estimular la ramificación, una vez plantadas, se recorta un tercio de su altura total y se mantiene la tierra ligeramente húmeda.
Es también el momento de podar setos ya establecidos, imprescindible tanto para mantener la forma como para que no se debiliten. El recorte piramidal, más ancho en la base, permite que la luz y la lluvia llegue a las ramas más bajas.
Los arbustos
Un buen número de arbustos como ceanothus, choisya, hortensia, laurel, pittosporum, viburnos o adelfas se pueden multiplicar ahora mediante esquejes semileñosos de tallo. Es particularmente útil hacerlo con plantas como el boj o el tejo, de crecimiento lento, para tener siempre algunos pies en reserva. Los esquejes deben tener unos 10 centímetros de longitud y se obtienen de los brotes laterales. Hay que suprimir las hojas inferiores y espolvorear este extremo con hormonas de enraizamiento. A continuación se introducen en una cajonera con una mezcla de arena y turba que habrá que mantener ligeramente húmeda, a media sombra y protegida del frio. Una vez que empiezen a brotar y aparezcan hojas nuevas se transplantarán a pequeñas macetas individuales.
Esqueje de adelfa (Nerium oleander).
Las flores
Dalias, azucenas, nardos, gladiolos, crisantemos, aster, nicotiana, sedum, phlox, anémonas continuarán floreciendo buena parte del otoño. Los agapantos se siguen regando hasta que los tallos se sequen, luego se cortan a ras del suelo. También es buena época para dividir los lirios de bulbo y las matas de crocosmia que hayan dejado de florecer. De cara a la primavera se puede ir sembrando anuales y bienales semirresistentes y rústicas: nigella, amapola, mimulus, nomeolvides, alhelíes, lino, centaurea, lobelia... La ventaja de hacerlo ahora es que se obtienen floraciones tempranas y más largas.
Anémona de hoja de vid (Anemona vitifolia) es junto al jazmín y las uvas referencia inequívoca del mes de septiembre.