Busco sinónimos de baldío y el diccionario me sugiere una retahíla de términos peyorativos: estéril, yermo, improductivo, infecundo, árido, vano, inútil, ineficaz. Ninguno encaja con la idea que el paisajista francés Gilles Clément plantea en su Manifiesto del Tercer Paisaje. Porque esas parcelas abandonadas, en la ciudad o en el campo, en las cunetas o junto a las vías del tren, espacios degradados que apenas miramos, son también inesperadas reservas de biodiversidad.
Hace unos días Gilles Clément estuvo en Madrid y antes de su conferencia en el Instituto francés tuve la oportunidad de charlar con él un rato. Han pasado más de veinte años desde la publicación de El jardín en movimiento, donde exponía por primera vez esta idea, y yo seguía teniendo un montón de preguntas sobre este modelo de jardín, más próximo a la ecología que a la arquitectura, y que en su día originó bastante polémica, al menos en Francia. La primera era saber si el tiempo le ha hecho cambiar en algo su planteamiento.
G.C.: Lo único que ha cambiado es que ahora comprendo que la relación que se establece entre la plantas que comparten un mismo territorio es mucho más compleja de lo que entonces podía imaginar. Hay cosas muy básicas que los jardineros han sabido siempre, por ejemplo que al puerro le gusta la fresa, pero se trata de un conocimiento primario, puramente empírico. Ahora el INRA (Institut National de la Recherche Agronomique) está empezando a investigar cómo se establece esa comunicación y si es de carácter físico, químico, electromagnético...
El modelo genuino es La Vallée, cerca de Limoges, donde Clément vive y experimenta desde 1977. Un baldío abandonado que se ha convertido en un arquetipo de jardín del siglo XXI. Un paisaje en constante transformación, movimiento, donde un manzano caído sigue dando frutos y donde los caminos surgen o se pierden según la época del año. ¿A Gilles Clément le sigue sorprendiendo su jardín?
G.C.: Me sorprende siempre, cada día descubro cosas nuevas. Ahora tengo el reto de mantener el equilibrio entre el sol y la sombra, porque en nuestro clima hay muchas más especies que crecen al sol y parece que a la sombra la diversidad se esfuma. Pero he aprendido que es sólo una ilusión, en realidad las plantas han dejado en el suelo sus semillas y en cuanto llueve y les llega un poco de sol vuelven a brotar. La filosofía es siempre la misma.
La vida es oportunista, desde luego, por eso me pregunto si no existe el riesgo de que sean las más tozudas, las que llamamos invasoras, las que al final se apoderan del suelo.
G.C.: Cuando la tierra está cubierta ese peligro no existe, el equilibrio se rompe cuando el suelo se trabaja demasiado y se abren heridas y alteraciones químicas que pueden atraer a las oportunistas. Los científicos lo explican como la respuesta del medio que crea un ecosistema emergente.
¿Se practica este tipo de jardinería en Francia?
G.C.: Sí, claro, sobre todo en espacios públicos, en Nantes, en Grenoble, en Rennes, la Escuela Superior de Lyon; lo llaman mantenimiento diferenciado y supone una gran economía, no hay que invertir en máquinas ni en productos químicos y ese dinero se puede dedicar a otras cosas. Y cambia también el paisaje urbano.
Es curioso, cuando apareció el libro me pareció interesante pero demasiado complicado de poner en práctica, ahora en cambio lo que me parece aburrido es el jardín convencional.
G.C.: Sí, hemos cambiado mucho en estos años, ahora nos resulta más fácil comprender cosas que antes no era posible. Recuerdo que poco después de aparecer el libro, en el 92, se inauguró en París el parque André Citroën donde dejé una pequeña zona, como una hectárea, en baldío; la gente no lo entendía y fue muy criticado; para mí era muy sencillo porque era lo que hacía en mi jardín, sin embargo hay quien lo ve como una pérdida de poder. Y no es así, por mucha tecnología que tengamos, dependemos de la biodiversidad.
Hay 5 Comentarios
Qué gusto vuestros comentarios. Parece que Clément tiene razón, cada vez apreciamos más las silvestres, la gente ya no las considera malas hierbas. Y me dais envidia los que tenéis sitio para ellas, es como tener un nido de golondrinas. Me ha hecho gracia lo que cuentas, Luli, porque me siento identificada, me ocurre tantas veces… Gracias a todos y hasta pronto.
Publicado por: Pilar Gómez-Centurión | 10/04/2014 22:16:17
Van volando, subiendo en remolinos que les transportan a miles de kilómetros cayendo en el mar, o en los campos, o en los desiertos.
A miles de millones por kilómetro cuadrado en cada primavera, filtrándose por la rendijas de toda la corteza terrestre, sin escatimar en nada, cada año.
Cada primavera.
Y aun diría, que sobrevolando la estratosfera, como minúsculas arcas de Noé deambulan por el espacio esperando encontrar una tierra prometida.
Para echar raíces.
Colonizando el cosmos por anticipado, y preparando el recibimiento de otras formas.
De vida.
Publicado por: Onofre | 10/04/2014 9:13:42
Las amapolas! Hace unos años apareció una planta de amapola en mi jardín y si me descuido tengo una plantación de ellas! No me gustan las plantas muy invasivas. Pero hay una - la conocida como costilla de Adán - que a pesar que cada primavera le quitamos todo el follaje deteriorado por el invierno, siempre se ingenia para extenderse por donde puede.
Publicado por: Beatriz Basenji | 10/04/2014 1:43:33
efectivamente las plantas no siguen la logica del hombre y lo que cree que debe ser un jardin. Yo planté varias tomateras en maceta, las cuidé, las regué, las aboné, cuidé que le de ni mucho ni poco sol y no dieron ni un tomate. solo una planta que habia salido sola a la sombra debajo de un limonero dio tomates
Publicado por: Luli | 09/04/2014 23:16:26
Tengo dos rincones con tierra de los alrededores donde no panto nada sino que dejo que crezca lo que quiera. Uno está a sol y el otro a la sombra. Si llego a casacón los zapatos embarrados (salgo al campo mucho), pues a veces sacudo el barro encima de la tierra, por si traigo alguna semilla. La zona de sombra está que se sale de cimbalarias y en la de sol están empezando a florecer ahora arenarias (Spergularia). No hay que hacer nada y todos los años salen sin que requieran muchos cuidados. Algo de jardinería hay que hacer, que consiste en arranar las otras planta que también germinan y a mi no me gustan. Están bien los "jardines" silvestres, como las amapolas en trigales o las nitrófilas que crecen a orillas de las carreteras. Muy bueno el post.
Publicado por: Jose | 09/04/2014 11:43:45