El Viajero: Guía de Viajes de EL PAÍS

Sobre el blog

Un blog que pretende ser un espacio abierto al debate sombre el vino y sus circunstancias. Con el objetivo de potenciar el consumo responsable y profundizar en su conocimiento. Tanto desde el punto de vista vitivinícola como en sus aspectos prácticos. Sin obviar los temas controvertidos en torno a calidad, precios, marketing, etc.

Sobre el autor

es crítico enogastronómico de EL PAÍS desde hace 28 años y autor de El Libro del Vino y Manual del Santo Bebedor. Pionero en España del análisis profesional de los vinos, le quitó literatura al asunto. Pero no poesía: para él, que toca el saxofón y el violín, el vino es “música líquida”.

Los blogs de el viajero

Archivo

mayo 2014

Lun. Mar. Mie. Jue. Vie. Sáb. Dom.
      1 2 3 4
5 6 7 8 9 10 11
12 13 14 15 16 17 18
19 20 21 22 23 24 25
26 27 28 29 30 31  

26 may 2014

Una carta de vinos monumental

Por: Carlos Delgado

CarlesAllendeLa carta de vinos de Atrio (dos estrellas Michelin) es, con la de Can Roca, una de las más completas y mejor concebidas de España. Es la aventura personal de José Polo, Director de Sala y propietario -con el gran cocinero Toño Pérez- del prestigioso restaurante cacereño. Después de años buscando y acumulando vinos, con la sagacidad del experto y la pasión del coleccionista, han conseguido reunir unas 3.400 referencias procedentes de 20 países. En total, 45.000 botellas reposan en la cava del restaurante. Entre ellas, los 33 Grand Crus de Borgoña, y 90 añadas de Chateau d´Yquem, desde 1806. Su carta lleva diez años acumulando el Grand Award de la prestigiosa publicación norteamericana Wine Spectator. Son datos de escalofrío que nos deben llenar de orgullo a todos los españoles. Ahora han querido dar una nueva dimensión a su carta de vinos, convirtiéndola en un precioso libro de 400 páginas, y una treintena de fotografías de la catalana Montserrat Soto. El libro pretende rendir también homenaje a la memoria de Luis Moreno Mansilla, uno de los arquitectos del nuevo Atrio. Su diseño, en su día muy contestado por su audaz emplazamiento, en la muralla del casco antiguo de Cáceres, fue muy criticado. Como suele pasar en estas ocasiones, las voces en contra se elevaron altas, fuertes y poderosas. Hoy, el acierto de integrar vanguardia en historia está ampliamente reconocido. Pero ese reconocimiento, como siempre, ha tardado en llegar. Luis Moreno Mansilla falleció hace dos años, y con él perdimos a uno de los grandes arquitectos de España -en compañía de su inseparable amigo, y compañero de proyectos, Emilio Tuñón- lo que le valió, entre otros, el Premio Nacional de Arquitectura Española (2003) el Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea “Mies van der Rohe” (2007) y el Premio FAD de Arquitectura (2011) este último precisamente por Atrio.

Libro Atrio Pero volvamos al libro. Al igual que hizo el genial Moreno Mansilla, integrando armoniosamente el nuevo establecimiento -restaurante y hotel Relais&Chateaux- en la parte histórica de Cáceres, Atrio ha querido volver la mirada a sus orígenes, cuando el local se ubicaba en la Avenida de España. Entonces, la carta de vinos era una auténtica obra de artesanía: escrita a mano por el padre de José Polo e ilustrada directamente por Toño. Aún recuerdo aquella sorprendente forma de ofrecer los vinos. Y de la inesperada amplitud y selección de los vinos reseñados en un restaurante tan alejado de los centros de opinión gastronómica.

Lo que pretenden ahora José y Toño con la edición de una serie de libros donde vino y arte se funden con la aportación de distintos artistas plásticos, es volver al mismo espíritu fundacional, pero inscrito en los movimiento de vanguardia. Una colección que, sin duda hará las delicias de los coleccionistas. El primero libro tiene un título evocador: TRANSPORTANDO LA GRAN PIEDRA, que es el título de un dibujo de Luis Moreno Mansilla, realizado a pie de obra, en clara referencia a la construcción del edificio de Atrio en la Plaza de San Mateo.

Yo, por mi parte, considero que, alardes artísticos aparte, una carta de vinos -pieza fundamental de todo restaurante que se precie- debe atender de la forma más fácil y útil la siempre delicada necesidad de elegir entre las diversas y variadas ofertas que hoy se plantean al consumidor. La verdad es que, cuando la carta de vinos toma la alarmante forma de un mamotreto, la elección se hace muy complicada. En esos casos, y sin renunciar a mostrar al cliente la riqueza de su bodega, el restaurante debe poner a su disposición una selección más breve y accesible de vinos. Selección adecuada a los platos y la temporada, que debe variar periódicamente. Claro que quién quiera sumergirse en el maravilloso mundo de la gran enología mundial, y tenga la ocasión de hacerlo en uno de los pocos restaurantes españoles que, como Atrio, lo posibilita, debe hacerlo. Es un gran placer, sin duda, aunque trufado, la mayor parte de las veces, de frustración por los elevados precios de los mejores vinos.

18 may 2014

Fino y manzanilla, embrujo de flor

Por: Carlos Delgado

Flor
Cádiz, hija del mar, niña de mármol y brisa, salada claridad.
Así cantó el poeta a esta parte mágica de nuestra geografía. Es Cádiz crisol de culturas, asiento de las más antiguas civilizaciones. Aquí, Hércules separó los continentes, plantó sus columnas, y fundó la ciudad de Gadir, tres veces milenaria, la más antigua de Occidente. Aquí, desafiando las corrientes del Estrecho, llegaron fenicios, cartagineses, griegos y romanos, abriendo las puertas del Mare Nostrum al temible Océano. Aquí, en la desembocadura del Guadalquivir, se desarrolló la mítica y misteriosa civilización de Tartesios, cuya ciudad de las mil riquezas comerciaba con Salomón. Pletórica de cultura y de riqueza se hizo puerto y puerta de América, Y posee la gloria de ser cuna de la primera Constitución española. la de 1812. Una historia multisecular que ha convertido a la provincia gaditana en ejemplo de cultura, tolerancia y amor a la libertad. Y de los inmortales vinos generosos.

Su capital, que da nombre a la provincia, conocida popularmente como “La Tacita de Plata”, es una ciudad luminosa y divertida. En la misma costa atlántica, separada por kilómetros de playas y blancas tierras albarizas, donde se cultiva la mediocre uva Palomino que dará origen a los vinos generosos, se encuentran pueblos de tanta belleza como tradición vinatera. Ellos conforman el llamado Marco de Jerez: Sanlúcar de Barrameda, a orillas del Parque Nacional “Coto de Doñana”, donde el fino es manzanilla; Puerto de Santa María, ciudad residencial; y, en la campiña, soñando con el mar, Jerez de la Frontera, donde el tiempo parece no importar, entre caballos, flamenco y vino. Del jerez escribió Shakespeare que, subiéndose al cerebro “le hace abierto, ágil, inventivo (...) todo lo cual, comunicado a la voz, la lengua, que le da expresión, produce excelentes ocurrencias” (Enrique IV) Pero también Trebujena, Chiclana de la Frontera, Puerto Real, Rota, Chipiona y la sevillana Lebrija.

Hay en Jerez, El Puerto y Sanlúcar preciosas bodegas, “catedrales” las llaman, sin parangón en el mundo enológico, cuya visita te transporta a otra dimensión. Como la de González Byass, una de las mayores de España, y desde luego la mayor de Jerez, que son siete bodegas de elaboración, la primera llamada La Constancia, nombre y signo de su carácter. Aquí nace, en 1844, el vino con más renombre universal, el primer fino jerezano, y actualmente el más vendido en todo el mundo: Tío Pepe. Le da replica Antonio Barbadillo, toda una institución en Sanlúcar de Barrameda, la zona gaditana de la manzanilla, hermana gemela del fino jerezano. Fundada en 1837, no sólo posee la bodega mayor y más importante de la zona, sino que a ella se debe una iniciativa tan audaz como oportuna: lanzar al mercado una manzanilla en rama, es decir tal cual sale de la bota, que es como se conoce a la barrica de roble americano de 500 l. Y de eso, que en su día fue excepción, pero actualmente un concurrido grupo, quiero hablar.

La crianza bajo flor

La originalidad, personalidad y grandeza del fino y la manzanilla gaditanos estriba en su peculiar modo de elaboración y crianza, conocido como crianza biológica y envejecimiento por el sistema de soleras. Dentro de la gran familia de los generosos, la crianza biológica es común a finos, manzanillas y amontillados. Consiste en encabezar (añadir alcohol vínico) a un vino base de Palomino (Pedro Ximénez, en Moriles-Montilla) hasta alcanzar los 15 grados. Este vino se coloca en barricas de roble americano de 600 l. llamadas sobretablas, dejando sin llenar aproximadamente una sexta parte, con objeto de permitir el desarrollo de las levaduras autóctonas del tipo saccharomyces en la superficie del vino. Se forma así una capa blancuzca, o velo, en el que es fácil distinguir una especie de “botones”. La capa tiene su mayor apogeo en primavera, de ahí el nombre de flor. Las levaduras, en contacto con el aire, desarrollan una actividad biológica de enorme trascendencia y complejidad, pero que se puede resumir en:

Crianza biológica- Protege el vino de la oxidación, al evitar su contacto directo con el aire de las botas.

- Consume y reduce ciertos componentes del vino, como la glicerina y la acidez volátil.

- Aumenta el contenido en micronutrientes y acetaldehídos, responsables de la sensación punzante en nariz.

- Forma algunos compuestos aromáticos característicos, como frutos secos y salinos.

Criadera

Posteriormente, el vino se introduce en la parte superior de las soleras (generalmente la 2ª criadera) de donde irá pasando, en un proceso de homogenización, a la primera criadera, para terminar en la solera (llamada así por ser la más cercana al suelo) donde se  procede a la saca para su embotellado. El espacio dejado por la saca se rellena con vino de la 1ª criadera, el de está por vino de la 1º, y finalmente con vino de la sobretabla. Un sistema de rociado que garantiza la inmortalidad del vino, permanentemente rejuvenecido con cada nueva cosecha.

Todo este proceso convierte a un mosto neutro y anodino en una bebida magistral, seca, punzante, profunda y persistente, que regala un  paisaje aromático único en el mundo. Aunque para ser justos, hay que decir que la magia de la crianza biológica no solo ocurre en tierras de Cádiz. También en la cordobesa Moriles-Montilla, o en Condado de Huelva. Incluso en Rueda, algunas zonas de Extremadura (Tierra de Barros), o Francia (Vin Jaune de Jura)

Fino o Manzanilla

Durante un tiempo era debate obligado entre los amantes de este maravilloso vino las diferencias entre el fino y la manzanilla. La primacía de la segunda, particularmente en ciudades como Sevilla o Madrid, se debe a la creencia de que la manzanilla, más ligera y menos seca, resulta menos embriagadora y otorga la bendición de una resaca menos invalidante. Mitos aparte, lo cierto es que las diferencias son mínimas. Se trata de vinos generosos prácticamente iguales, fruto de tierras albarizas, de la misma uva Palomino, de una misma y milagrosa crianza biológica, del mismo e insustituible sistema de soleras, del mismo genio gaditano. Pero también tienen sus diferencias, porque la manzanilla se cría bajo una flor más gruesay duradera por influencia marina, lo que la perfuma de salitre, suaviza su impacto, y aclara su luminoso color amarillo dorado. Mientras que el fino, señor de soleras centenarias, se viste de hermoso color oro pálido y ofrece una sensación más punzante y almendrada. Pero ambas, iguales en riqueza alcohólica, e iguales en efectos embriagadores.

Mas notables son las diferencias con los finos elaborados en Moriles-Montilla. Aquí la uva es distinta, la maduración mayor hasta alcanzar de modo natural los 15 grados necesarios, por no hablar de la tierra y clima. Son finos menos punzantes, más afrutados, pero con el mismo toque de la crianza biológica.

Para los interesados, en los próximos días publicaré en El Viajero una cata con los ocho mejores (para mí, lógicamente) finos y manzanillas.

11 may 2014

El irresistible encanto de la cerveza

Por: Carlos Delgado

Cerveza251012wideSe acerca el verano, el calor comienza a apretar, las necesidades de ingerir líquido aumentan. Es el tiempo dorado de la cerveza, bebida que desde hace décadas lidera el ranking de consumo de bebidas alcohólicas en España, con unos 40 litros por habitante al año, mientras el vino -en caída sin fin- apenas supera la docena. Y no siempre fue así. Por los años setenta el vino todavía se mantenía en cabeza, aunque con dificultades. Claro que el fenómeno no es exclusivamente español. De hecho, todos los grandes países productores de vino beben más cerveza que vino, aunque las diferencias no sean tan abismales.

Lo cierto es que la cerveza en España, consumida en botellín, botella o la popular caña, es la bebida preferida en casi todas las horas del día, salvo la noche. Incluso en zonas como Jerez, se toma antes de iniciar la ronda de finos para “hacer cama”. Y cerveza suele ser lo primero que se pide al acercarnos a una barra de bar o, antes de iniciar la comida en un restaurante.

Nos gusta tomarla muy fría, en el umbral de la congelación, más como refresco que como la noble bebida milenaria que es. Una pena, porque los fríos excesivos atenúan hasta la casi  desaparición su complejo mundo sensorial, donde el cereal malteado y el lúpulo aportan un delicioso conjunto de aromas a fruta y flor, con recuerdos de cereal, y sabores delicadamente amargos. Pero así son las cosas.

En España, cuarto país productor de Europa, se elaboran marcas industriales de excelente calidad, capaces de conjugar el paladar ligero con el sabor intenso, el sabor malteado con el regusto amargo/goloso. Cervezas rubias, morenas y negras, de elaboradores señeros, muchos en manos de multinacionales, como Heineken. El amante de esta bebida tiene donde escoger. Desde las marcas de ámbito nacional como Mahou Cinco Estrellas, San Miguel 1516, Cruz Campo Gran Reserva 1904, Voll Damm Inedit, o Amstel Extra (antigua Águila), hasta prestigiosas marcas regionales como Alhambra, Estrella Galicia 1906, Estrella Levante, Moritz, la zaragozana Ámbar Especial, o la cordobesa Mezquita.

Cerveza-en-egipto       El cereal fermentado, fundamentalmente cebada, se bebía en Mesopotamia hace unos 5000 años. Los antiguos egipcios fueron no sólo excelentes elaboradores, sino los primeros en reglamentar su elaboración y comercio. Sucesivamente, galos, celtas y sajones perfeccionaron el sistema de fermentación de su “cervoise”, hasta que en el siglo XIII los monjes revolucionaron la técnica y el gusto de la cerveza con el añadido de lúpulo. El hallazgo fue de tal calibre que pronto las cervezas elaboradas por religiosos tan sibaritas alcanzaron fama en toda Europa, logrando la supremacía sobre otras formas más populares de prepararla. Desde entonces, las cervezas de abadía belgas, país del legendario rey Gambrinus, son una maravillosa reliquia del pasado que siguen ofreciendo al consumidor amante de lo genuino una bebida celestial, muy afrutada, con un intenso sabor a malta, regustos amargos de lúpulo, y una alta graduación alcohólica que alcanza fácilmente los 9 grados.

Cervezas artesanas     Y para completar el cuadro, en los últimos años han proliferado las pequeñas fábricas de cerveza artesanal, con vocación ecológica, en la tradición de países como Alemania o Bélgica. Concentradas la mayoría en Cataluña, se dirigen especialmente al restaurante y la tiendas gourmet. Son una opción minoritaria, de pequeña producción y precio algo superior, que trata de competir con el vino en la mesa. Se distinguen por su esmerada elaboración, realizada con el mimo y la exigencia de la obra personal, sin utilizar colorantes ni aditivos, y con una segunda fermentación en botella. Pero, sobre todo, buscando en la pureza y selección de la materia prima, cereal, levadura, lúpulo y agua, el secreto de su calidad y encanto. Me gustan particularmente la guipuzcoana Pagoa Gorri, las valencianas Tyris y Altura de Vuelo, las catalanas Guineu Rocaters y Glops Fumada… Una lista que no para de crecer.

Cervezas sin pero con ventajas

Mención aparte merecen las cervezas "sin" alcohol, una moda que no cesa, producto del que España es el primer país productor y consumidor de la UE, duplicando al segundo, Francia. Tal avalancha de lo insustancial esta justificada si tenemos en cuenta  que se trata de una bebida sana, ligera, y por encima de todo inocua, lo que resulta muy recomendable para no sobrepasar la tasa de alcoholemia a la hora de conducir, o cuando la medicación desaconseja el alcohol.

25410   La razón de tan alta estima a una bebida de dudosas cualidades organolépticas, se debe, en mi opinión, a esa funesta manía de considerar la cerveza un refresco, en el que el componente alcohólico no se valora. Reconozco que la mejora en este campo es meritoria, sin embargo, el déficit de sabor es notable. Yo recomiendo a los que por una u otra razón necesiten coyunturalmente tomarla, que partan de una 0/0 (por ejemplo Holstein) y le añadan una pequeña cantidad de cerveza malteada, como la Voll Damm doble malta, o una de Abadía. El resultado es sorprendente, sin que la graduación alcohólica se vea seriamente afectada.

Diferencias de sabor a parte, lo cierto es que la cerveza “sin” tiene ventajas dietéticas. Por ejemplo, un bajo contenido en calorías -25- que la convierten en la bebida más ligera después del agua; una notable proporción de vitaminas, sobre todo B1, B2, B6 y PP, así como glúcidos de asimilación lenta como el almidón, y un apreciable aumento de la fibras alimenticias, con sus conocidas virtudes. Claro que el “sin” de la cervezas es relativo, ya que la legislación permite hasta un 1% de alcohol.

En cualquier caso, bienvenida sea la noble cerveza, milenaria bebida que cantaba el dios solar egipcio Atón: al caer la noche bebo dos cántaros de cerveza y adopto mi dignidad de Señor de todo cuanto existe ("Libro de los muertos" S. XVI a. C.) Pero, por todos los dioses, tomémosla como se merece, sin relegarla al lugar de los refrescos, aunque haya pocas bebidas tan gozosamente refrescantes.

04 may 2014

Claretes, rosados por decreto

Por: Carlos Delgado

Tonalidades-del-vino-rosado
El clarete español ¿un tinto, un rosado? Qué diablos es. O era, porque ya no podemos llamarlo así. Pues eso, un clarete. Ni tinto ni rosado, aun cuando tuviera más de lo último que de lo primero. El viejo debate parecía haber acabado cuando la UE sancionó que el término clairet, y su galicismo clarete y anglicismo claret, solo podían utilizarse en la AOC Claret de Burdeaux. En Francia, y países imitadores, la cosa siempre ha estado clara: un clairet es un tinto. En España no.

Viene esto a cuento de un comentario de syrah0691 (¡esa manía de esconderse tras nombres estrafalarios para lanzar invectivas sin fundamento!) a mi videocata de Museum. Me reprocha haber confundido el clarete con un rosado, cuando se trata de un tipo de vino tinto. Evidentemente, syrah0691 no debe ser español; tal vez lo sea de un país Sudamericano (¿Argentina?), ya que su confusión solo pueder ser fruto de la ignorancia, al suponer que los claretes de Cigales son -mejor dicho, eran- como los clairet de Burdeos. Lo cierto es que en ciertas zonas de España la tipología del clarete es/era distinta del tinto y del rosado. Así de simple, aunque diferenciar claretes y rosados no fuera tan sencillo.

Burdeos clarete     Para desentrañar el equivoco, hay que hacer un poco de historia, que es donde se cuecen la mayoría de ellos. Todo empieza en Francia -dónde si no, hablando de vino- Allí, desde al menos el siglo XVII se elabora una tipología de vino conocida en Inglaterra, país importador por excelencia, como French Claret. Este vino, muy estimado, se convertiría con el tiempo en Bordeaux Clairet, con categoría de denominación de origen controlada. Se trataba de tintos pálidos, de un brillante vestido de color rojo pálido, de poco cuerpo, suaves y frescos, con gran intensidad aromática frutal, que han ido ganado color y estructura hasta llegar a los tintos actuales. Para su elaboración se utilizan variedades de la zona, fundamentalmente Merlot. Bien distintos de los roseé, populares en Provence, de donde procede la frase "un petit roseé va avec tout". El prestigio de la zona hizo que desde el pasado siglo se utilizara el término claret en distintos países. Baste recordar nuestro popular Clarete de CVNE, vino elaborado al estilo de los clairet del Medoc Bordelés con el que empezó la bodega de Haro su andadura. Luego evolucionaría hasta convertirse en el actual crianza.    

Hasta aquí lo antecedentes. ¿Y qué pasaba en España? Con un viñedo mayoritariamente de castas blancas, muy entremezclado, los vinos tintos tenían poco color, lo que propició el uso del galicismo Rioja clareta clarete, que le venía como anillo al dedo, especialmente en la zonas vitivinícolas donde la separación de variedades y la reforma del viñedo estaba más atrasada. Tal era el caso de Cigales, y en menor medida Ribera del Duero, donde la excelente uva Tempranillo se acompañaba de Albillo. O los claretes de Valdepeñas, elaborados nada menos que con un 90 por 100 de blanca Airén y el resto Cencibel (Tempranillo), muy madura. Claretes engañosos, ya que que podían tener hasta 15% de alcohol. En el siglo pasado nuestros vinos más populares eran los claretes, que adoptaban distintos nombres según la zona, como el burgalés churrillo,  o los ojo de perdiz Así tenemos la definición práctica, que no jurídica, de nuestros claretes: un vino elaborado con uvas tintas junto con una importante proporción de blancas. Cuando la reglamentación comunitaria prohibió el nombre pasaron a ser llamados obligatoriamente rosados y, puestos a ello, a utilizar sus técnicas de elaboración. Claro que también existían otros claretes, generalmente vinos baratos de mesa, que eran simple mezcla de vinos tintos y blancos.

¿Y los rosados? Son más recientes. Toman impulso al calor del éxito de los rosados de Navarra. Bodegueros como Julián Chivite convierten esta tipología de vino en una moda que nos visita todas las primaveras, para quedarse cada vez más tiempo entre nosotros. Su fama hizo que se extendiera su elaboración por el resto de las zonas vitivinícolas españolas.

ELITE_1El rosado está sometido a una normativa que contempla distintos procedimientos de elaboración. Pero, en general, podemos definirlo grosso modo como un tinto elaborado como un blanco. O, más poéticamente, como un blanco con alma de tinto. Es decir, se deja macerar el mosto de la uva tinta en sus hollejos durante un corto periodo de tiempo, que puede ir desde horas hasta días, para extraer algo de color, y se sigue con el proceso común de los blancos. El rosado resultante puede ser de prensa o de lágrima, este último de mayor calidad. Y rosados, desaparecida la posibilidad de llamarlos claretes, también son los que utilizan uvas -¡nunca vino!- tintas y blancas, como hacen en Cigales y otros sitios, tal como hemos visto.

Uno de los atractivos de los rosados, junto a la fragancia aromática, la ligereza y frescura, es su precioso color que lo mismo se viste de piel de cebolla, como se colorea en granate pálido, pasando por las sutilezas del rosa asalmonado, fucsia, fresa, lila... Todo un arte cromático. De ahí que el vino Rosado sea considerado un vino de artistas, un verdadero arte para dar esa tonalidad que le caracteriza (Manifiesto por la Defensa del Rosado Europeo) Me gusta la frase contundente de  Emile Peynaud: El vino rosado se define por su color (Enología práctica. Ediciones Mundi-Prensa., 1976)

Resumiendo, y simplificando, la diferencia fundamental en España entre un clarete y un rosado estriba en que para la elaboración de los claretes se utilizan uvas tintas y blancas, éstas en elevada proporción. Luego, su elaboración puede ser la de un tinto o la de un blanco. Por el contrario, los rosados se elaboran básicamente con uva tinta y, en algunos casos, con una pequeña proporción de blanca, y se vinifican como un blanco.

Lo lamentable es que se haya querido autorizar la mezcla se vinos tintos y blancos para hacer un rosado, aunque se trate de remediar el entuerto señalándolo en la etiqueta, bajo los términos de “tradicional” o “mezcla”. Esta práctica, era antes muy habitual en España, donde  sobraba vino blanco que había que darle salida.

Ahora bien, eliminado el termino, deberíamos encontrar una forma de llamar a los vinos elaborados a  la manera de los entrañables y tradicionales claretes, como los de Cigales. O como los de Tierra de León, aquí con la soberbia Prieto Picudo, excelentes y personalísimos claretes con aguja natural (madreo) Porque es una tipología que merece ser respetada y recuperada.

HIRIART ÉLITE 2013, rosado de Cigales a base de Tinta del País (tempranillo), Garnacha y Verdejo

23 abr 2014

Que no te den virutas por barrica

Por: Carlos Delgado

BARRICA-VS-CHIP
Aún recuerdo el escándalo que hace años se armó cuando en Rioja se introdujo el debate sobre el uso de chips, tablones, polvo o virutas de roble, en la crianza de los vinos. Solo debatirlo se consideraba una ofensa imperdonable a la zona vitivinícola más prestigiosa de España, que alardeaba de ser la única con la categoría de "Calificada". Parecía rebajarse al tratar un asunto que, sin embargo, era aceptado sin tanto remilgo por otras zonas y países como Chile, Argentina, EE.UU., Australia, Nueva Zelanda, o Sudáfrica. Y que comenzaba a ser considerado incluso en la exquisita Francia o la innovadora Italia. El Consejo Regulador terminó prohibiendo su uso por considerarlo competencia desleal.


Sin embargo, el debate no era baladí ni mucho menos gratuito. En un mundo globalizado es inútil cerrar los ojos ante fenómenos que afectan -¡y de qué manera!- al comercio mundial. El uso de estas novedosas formas de aportar madera al vino ya era habitual en países con lo que teníamos que competir en los mercados internacionales. Su uso en los vinos de gama media y baja les hacían ganar en competitividad, dado el notable abaratamiento de los precios. Una razón de peso. Tanto más si distintas pruebas de cata ciega no arrojaban resultados muy distintos entre un vino de astillas y otro de barrica. De hecho, los defensores del chip y el tablón podían esgrimir en su favor algunas puntuaciones elevadas obtenidas por vinos elaborados por este procedimiento. Al fin y al cabo, todo es roble. Y muchos de estos productos son
de calidad, como lo atestigua que toneleros tan prestigiosos como Murua los comercialicen a través de Aurum-Oak. Para más inri, una de las mayores productores del mundo, con más de 2.500.000 de kilos de chips vendidos, es la española Roble Enológico.

Bg-default

El debate quedó sancionado, al menos desde el punto de vista legal, cuando, en 2006, la Unión Europea aprobó su uso en vinos, aunque cada Estado miembro ha podido desarrollar su propia legislación en un tema delicado como es el de añadir al vino trozos de roble de diferentes tipos y tamaños (virutas, cubos, polvo, granulates, blocks, etc.) En España se permite, sin que haya obligación de indicarlo, aunque no puede mencionarse términos como "fermentado", "envejecido" o "criado" en barrica en el etiquetado. Finalmente, la práctica se ha extendido más de lo que a muchos les gustaría reconocer.

Claro que los resultados de utilizar las distintas alternativas a la barrica pueden resultar muy dispares. Hay varias técnicas, aunque todas persiguen aportar al vino aromas, estabilidad del color y estructura. Todo dependerá, lógicamente, de la calidad de los trozos y tamaño de la madera, el origen del roble, el tipo de tostado, la dosis, el tiempo de contacto, etc.. Una vez más, la habilidad del enólogo y las pretensiones comerciales del bodeguero son determinantes. Lo cierto es que, bien utilizados, se consiguen resultados estimables. Sobre todo si se procede a una pequeña micro oxigenación que compense la falta del intercambio gaseoso proporcionado por la barrica. Si a todo lo dicho añadimos el sustancial ahorro económico conseguido, no es de extrañar su uso cada vez más extendido, incluso entre bodegas de renombre. En contra, la vida más corta del vino en botella, y la evolución a peor de sus parámetros organolépticos. Algo que no debe importar mucho en vinos con una rotación inferior al año.

Dentro de estos parámetros, la cata ciega de vinos así tratados, frente a un testigo envejecido en barrica, ha demostrado que las diferencias para el consumidor medio no son significativas, particularmente si hablamos de los vinos comercializados como "roble" (menos de un año en barrica) A este respecto, me parece interesante el experimento realizado por Cella Vinarum (ver: http://cellavinarium.blogspot.com.es/2013/05/tempranillo-con-chips-o-de-como-darle.html) con 6 botellas de Tempranillo joven a las que se le añadieron 3 gramos de viruta de roble de diferentes procedencias y tostados. Ellos concluyen que “todos los que han probado este experimento han destacado que comprarían estos vinos… y que les gustaba el resultado”.

Captura de pantalla 2014-04-19 a la(s) 20.10.34

Generalizado su uso y establecidas sus ventajas económicas, el debate es ahora otro: cómo saber que no nos venden chips por barrica. El consumidor debe conocer como ha sido tratado el vino para ofrecer los característicos aromas a cedro, vainilla, nuez de coco, torrefactos y otros aromas característicos del roble. Entre otras cosas, porque por muy logrado que este el vino adquirido pensando que ha sido criado en barrica de roble -y hay verdaderas chapuzas en el mercado- no tendrá las mismas posibilidades de evolución y mejora en botella. Más bien todo lo contario. Su sorpresa puede ser mayúscula al cabo de unos meses: fuerte aroma a tablón, pérdida de frutosidad, color desvaído, etc. De ahí la urgente necesidad de que se legisle rigurosamente el uso de chips y demás para que no nos den chip por barrica. Venturosamente, ya existen estudios que permitan detectar el posible fraude. Así, un grupo de investigadores de distintas universidades, con el apoyo de varias DO españolas, han desarrollo un método para discriminar entre los vinos (ver: http://dx.doi.org/10.1016/j.foodres.2014.01.044) En sus conclusiones resaltan que la vainillina, acetovanillone y syringaldehído son los compuestos que explican la diferencias entre los vinos elaborados en barrica y los macerados con fragmentos de madera, ya que estos compuestos están presentes en concentraciones más altas que en los vinos envejecidos en barricas. Pero no todos pueden acceder a dichas pruebas analíticas. Por eso, hay que exigir a las bodegas que si lo hacen lo ponga bien claro en la etiqueta. No es ninguna vergüenza.                         Si lo haces, dilo. Todos saldremos ganando

 

 

09 abr 2014

Intervin, la vida alrededor

Por: Carlos Delgado

Que la feria de vinos más importante de España pasa por un momento delicado es algo que pudo comprobar cualquier visitante de su última edición, inaugurada el pasado día 31 de marzo. Tras superar las inevitables colas para acreditarse y entrar, lo primero que uno comprueba es la baja presencia de público. Lejos de las aglomeraciones de hace años, los pasillos se pueden transitar cómodamente. En los estand, salvo las habituales excepciones, el ambiente parece tranquilo. Tal vez sea temprano, pienso, aunque ya son las 12 del mediodía, buena hora para las degustaciones. La cuestión resulta preocupante según trascurre el día sin que la esperada animaciint Georges y Chablis en Borgonia gran feria de vino qu siemnpore ha sido.rselo.to ferial tiene mil, se celebro, casa, trabajoteón se produzca, al menos en la dimensión deseable. Un bodeguero riojano, siempre fiel a la cita de Intervin, me lo explica: “Es que la gente está en lo de Quim Vila”. ¡Acabáramos!

Musica del vi   Vaya por delante mi admiración por el ingenio, audacia, y sentido comercial de Quim Vila. Gente así es la que levanta un sector, el vitivinícola, cuyo consumo interno sigue en caída libre mientras la producción se dispara hasta superar los 50 millones de hectólitros. Su “La música del vi” es un evento de extraordinario atractivo, una gigantesca fiesta donde Vila Viniteca concentra muchas de las mejores bodegas españolas y extranjera que representa y distribuye. Cerca de tres mil personas se dan cita a lo largo del día en un espacio noble, la Llotja de Mar de Barcelona, antigua lonja de pescadores, para conocer las últimas añadas de la mano de sus creadores. El catálogo es impresionante: 120 bodegas, procedentes de 32 denominaciones, y más de 20 países tan dispares como Austria, Estados Unidos, Argentina o Francia. La oportunidad de catar algunos de los grandes vinos del mundo hace irresistible el evento. Una especie de Intervin selecto. Y, para más inri, muchos bodegueros presentes en Intervin abandonan la feria para atender a la pléyade de somelieres, distribuidores, minoristas, periodistas y amantes del buen vino (éstos, previo pago de 150 €) que acuden a La música del vi. No es de extrañar el vaciamiento del primer día en Intervin.

MAGNIFICAT 2014 - Showroom
Pero no termina ahí la cosa. Al día siguiente, Primeras Marcas, la distribuidora de vinos y destilados de alta gama, propiedad de Juve&Camps, convoca en las instalaciones de Espiells (Sant Sadurní d’Anoia) de la bodega a otro selecto grupo de bodegueros. Se trata de Magnificat, un encuentro y degustación de soberbios vinos y destilados españoles, franceses, escoceses e italianos, principalmente. Una ocasión para participar en catas verticales de Gaja, Roederer Cristal, Grands Crus de Bourgogne, Petrus…  No es de extrañar que a Magnificat hayan acudido más de mil profesionales que, obviamente, no estuvieron, o lo hicieron muy tarde, en Intervin.

12 Autores y sus Vinos - Can Ràfols dels Caus - abril 2014 (3)   Menos ambicioso, pero con el toque personal de Carlos Esteva, propietario de la bodega Can Rafols dels Caus, el mismo 1 de abril se celebró la octava edición de “Doce Autores y sus Vinos”, un encuentro vinícola que reunió a doce prestigiosos viticultores internacionales de terroirs excepcionales de la vieja Europa, desde el Rheinessen alemán a la innovadora viticultura siciliana, pasando por las francesas Nuits Saint Georges y Chablis en Borgoña, o la Côte Rôtie y Hermitage en el Valle de Rhône.

Mientras en Intervin, pocas novedades, salvo la presentación, por Sierra Cantabria y el prestigioso tonelero francés Taransaud, de un singular envase ovoide de roble destinado a la elaboración del vino Teso La Monja (Toro)

Ovum_elaboracion_Teso_La_MonjaNo quiero amargarle la fiesta a nadie, pero cuando lo que ocurre fuera del recinto ferial tiene más atractivo y capacidad de convocatoria que en Intervin, ha llego el momento de pensárselo. Para que Intervin siga siendo la gran feria de vino que siempre ha sido.

04 abr 2014

La viña y el cambio climático

Por: Autor invitado

* Miguel A. Torres  

TORRES - Mas La Plana por Jordi Elias 300ppp (2)

La viña vinífera es una de las plantas más sensibles a los cambios de temperatura. Si dentro de veinte o treinta años las temperaturas suben 2º o 3º C, la cultura mediterránea del vino será la primera víctima, igual que lo fue hace miles de años. Probablemente, si se cuenta con suficiente agua, sobrevivirán diferentes cultivos hortícolas o vegetales. Pero en cuanto a la viña, los vinos serán muy diferentes. Por eso, no podemos sólo cultivar la uva, sino que es necesario seleccionar ciertas variedades -a veces muy delicadas- que son las únicas capaces de producir grandes vinos en las nuevas circunstancias climáticas. Hemos dedicado años y esfuerzos a aclimatar esas plantas en suelos y comarcas apropiadas, como tierras en las zonas más cercanas al Pirineo, buscando temperaturas más frías, en altitudes de hasta 1.200 m.

Esta preocupación de los viticultores de todo el mundo por el clima ha fraguado en diferentes ideas, como Sostenible Vineyards. En realidad ya extendida por distintas zonas del planeta. Sostenible Vineyards es un código de buenas prácticas de cultivo, que no exige un esfuerzo inversor importante. Éste último aspecto es fundamental para actuar responsablemente en el viñedo y en la bodega, ya que el vino nace de esa armonía.

Wineries-for-climate-protection    En España, desde hace 3 años, se está trabajando para crear un grupo que denominamos Wineries for Climate Proteccion, y que se propone incluir a todas las bodegas españolas preocupadas por el cambio climático. El primer Simposium se celebró en Junio del 2011 en Barcelona, y contó con la presencia del Sr. Ricardo Lagos (Enviado especial de las Naciones Unidas para el Cambio Climático) Desde entonces se ha trabajado arduamente para conseguir un protocolo que permita homologar las actuaciones de las empresas y una adecuada auditoria. Wineries for Climate Proteccion es un proyecto más ambicioso y amplio que el de las regiones que son simplemente “sostenibles”, ya que contempla una reducción importante de la huella de carbono; o sea, un control notable de la contaminación. Si tomamos el año 2008 como referencia, esa reducción sería del 20% por botella para el año 2020.

España es líder en este proyecto. Desde el año 2007 muchas empresas vinícolas venimos desarrollando diversas actividades para tratar de paliar los efectos del cambio climático. Creemos que esa responsabilidad común forma aparte también de nuestro aporte a la sociedad, nuestra labor de investigación, nuestra vocación de calidad y nuestro horizonte de desarrollo. En algunos casos, hemos instalado energías renovables, como placas fotovoltaicas, calderas de biomasa, etc. Nuestra experiencia es que ese proyecto responsable -porque implica salud y vida- despierta una gran motivación en los diferentes equipos de nuestra bodega, que se suman muy creativamente a esta iniciativa.

Nos encontramos realmente en un momento crucial, y está en juego el futuro de las próximas generaciones. El modelo de nuestra economía está demasiado marcado por el lema de “ganancia a cualquier coste” y de manera inmediata. Una visión más universal y humanista del desarrollo exige contemplar muchas perspectivas del progreso, del bienestar, de la salud y del mundo que legaremos a nuestros hijos. El último gran aumento de la temperatura en nuestro planeta ocurrió hace unos 55 millones de años, cuando se elevó alrededor de 6º C. Ese efecto destructivo se prolongó durante un periodo de aproximadamente... ¡veinte mil años! Hoy, los llamados gases de efecto invernadero (dióxidos de carbono y de nitrógeno, metano, etc.) son responsables del aumento de la temperatura. Aumento, progresivo y rápido, iniciado con la llegada de la industrialización. Por eso debemos tener conciencia clara de que nuestro desarrollo debe hacerse de forma responsable e inteligente, tutelando la vida, que es nuestro tesoro y el fundamento de toda civilización y cultura. Los viticultores y los empresarios del vino hemos representado siempre una cultura de salud y convivencia. Y queremos seguir luchando por ella.

* Miguel A. Torres es presidente de Bodegas Torres

27 mar 2014

Cuando el terroir marca la diferencia

Por: Carlos Delgado

Barranco terruño
Es comprensible que en épocas de bajo consumo y dura competencia por ganar los, cada vez menos, consumidores españoles, proliferen mensajes, cuando no “trucos”, que buscan potenciar la imagen de calidad del vino. Así, somos continuamente bombardeados por términos altisonantes (y muchas veces equívocos) como “vinos artesanos”, “vinos de garaje”, “vinos de autor”, “vinos de diseño”, “vinos ecológicos”, “vinos de finca”, “vinos de pago”, “vinos de alta expresión”, etc. Términos asociados en el subconsciente del consumidor a vinos muy caros y minoritarios. Pero muchos de estos calificativos, sin dudar necesariamente de su veracidad, carecen de la suficiente garantía -salvo los certificados ecológicos- como para justificar el elevado precio. Por otra parte, la ausencia de una regulación creíble y rigurosa no hace sino aumentar la confusión del amante del buen vino. Por eso, debemos fiarnos básicamente en la garantía que supone la Denominación de Origen. Aunque no siempre sea sinónimo de calidad, dada la manga ancha imperante en algunas de ellas.

Aunque el prestigio de una bodega depende de la experiencia personal, que debe ser siempre el principal motivo de elección, no está demás insistir en que una cosa es el marketing y otra la realidad. Por ejemplo, asociar ecológico a calidad organoléptica es, cuanto menos, excesivo. Producir vino respetando la madre naturaleza es normal en todas las bodegas responsables. Es más, no lograremos un elevado nivel de calidad sin este respeto. Así lo hacen los que aspiran a lo mejor, aunque carezcan de rimbombantes certificados que, en el mejor de los casos, solo garantizan el proceso ecológico (o biodinámico) del cultivo y elaboración. Yo he catado vinos “certificados” por las más exigentes asociaciones sin que la emoción y el placer sensorial resultaran acordes con tan loables principios. Por contra, he gozado plenamente con algunos de los mejores y más prestigiosos vinos del mundo que carecían de tales certificados.

Fotobomartvin2    

Lo que si me parece esencial es el respeto escrupuloso al terroir, en la concepción amplia y rigurosa del termino (en español “terruño” resulta insuficiente para describir el fenómeno) que anbarca clima, suelo, cultivo, varietal (y pie americano, si no es franco), etc. Sin olvidar que el terroir tiene una dimensión cultural, una identidad histórica y social inseparable de su dimensión física.

Este respeto resulta mucho más importante en España, donde era (aunque cada vez menos) habitual la mezcla de variedades en el propio viñedo, las malas prácticas vitivinícolas, el predominio del granel, o la mezcla generalizada de uvas y vinos de distinta procedencia. Por eso, y pese a complejidades innecesarias y algunas insuficiencias, iniciativas como las DOQ Vino de Finca son una loable iniciativa. Lo mismo cabría decir de la asociación privada Grandes Pagos de España, comandada eficazmente por Carlos Falcó.

El vino de terroir ayuda, de paso, a superar una de las grandes paradojas españolas. Pues siendo país de amplísima riqueza en suelos, climas, cultivos y variedades, se ha dedicado con ahínco a la producción de vinos impersonales, homogéneos. Sin embargo, hay excelentes bodegas en España que elaboran sus mejores vinos bajo esta filosofía, y no necesariamente a precios elevados o abusivos. Me gustaría reseñar, a modo de ejemplo, algunos de los vinos que considero representativos de los distintos terroir españoles. Por supuesto, existen muchos más, pero dejo a cada lector la responsabilidad de elaborar y proponer su propia lista. La que nace de su criterio y experiencia.

PURA EXPRESIÓN DE TERROIR

  Botellas

DO FERREIRO CEPAS VELLAS 2011 Gerardo Martínez Lázaro. DO: Rías Baixas. Blanco,12%. Albariño. Viña de 1 ha. con cepas de 250 años en pie franco, suelo franco arenoso, sobre granito. Aroma potente y elegante, a frutas tropicales, con recuerdos de agua de azahar, lías y hierbas. Graso y jugoso, final de boca afrutado y largo postgusto. 15 €. 9,4/10

EMILIO ROJO 2012 Emilio Rojo. Tipo: Blanco, 12%. DO: Ribeiro. Blanco crianza. Treixadua, Albariño, Loureiro, Lado y Torrontés. Parcela  de 1 ha. en ladera de granito. Expresión aromática llena de la magia frutal y herbácea con matices minerales, del hinojo y la fruta exótica. En boca, una caricia untuosa, que tapiza el paladar de seda perfumada. 30 €. 9,3/10

LA CALMA 2010 Can Ráfols dels Caus. DO: Penedés. Blanco crianza, 11,5%. Chenin Blanc. Parcela de una hectárea de suelos calcáreos muy pobres. Elegante juego de frutas, flores, ahumados, fruto seco y terroso. Ligero, graso, equilibrado, con la ácida frescura necesaria para atenuar el final a fruta compotada. 30 €. 9,3/10

CALVARIO 2010 Finca Allende. 301. DOCa: Rioja. Tinto crianza, 14 %. Tempranillo, Garnacha y Graciano. Viñedo de 1 ha. plantada en 1945, en ladera de gravas y piedras. Aroma complejo a frutas rojas silvestres, especias, cedro, terruño y torrefactos. Carnoso, rotundo en su afirmación tánica. 60 €. 9,6/10.

CASA CASTILLO PIÉ FRANCO  2010 Casa Castillo. DO: Jumilla. Tinto crianza, 15 %. Monastrell. La solana, 8 has. en pié franco, plantadas en 1941. Suelo de glacis. Aromas telúricos, fruta compotada, especias dulces, tostados. Sabor concentrado que  resalta su fuerte personalidad y carácter, resumido en vigor y elegancia. 30 €. 9,5/10.

CONTINO VIÑA DEL OLIVO 2010 Viñedos del Contino. DOCa: Rioja. Tinto reserva, 14%. Tempranillo y algo de Graciano. Parcela de 6 ha. en terreno arcilloso-calcáreo, de  base aluvial. Aroma de frutas maduras, notas especiadas, tostados del roble, sobre un fondo balsámico. En boca concentración de sabores y acidez firme. 60 €. 9,6/10

LA VINYA EL VUIT 2012 La Vinya del Vuit. DOQ: Priorat. Tinto crianza, 13,5%. Cariñena. Pequeño majuelo de una hectárea, en suelo pizarroso. Tinto singular, con fuerte presencia del terruño. Paladar suave y carnoso. Plenitud tánica y gran expresividad gusto-olfativa que necesita del tiempo para desarrollar su complejidad. 60 €. 9,4/10

LA VIÑA DE ANDRES ROMEO 2011 Benjamín Romeo. DOCa: Rioja. Tinto crianza, 14%. Cepas: Tempranillo. Viña de 2.3 has. en suelos aluviales con cascajo suelto. Tinto de notable elegancia pese a su concentración, pletórico de aromas, de fruta silvestre madura, especias, tostados y sotobosque. Expresivo, con cuerpo y acidez, 85 €. 9,7/10

PAGO DE CARRAOVEJAS CUESTA DE LAS LIEBRES VS 2010 Pago de Carraovejas. DO: Ribera del Duero. Tinto crianza, 13,5%. Tinto Fino y Cabernet Sauvignon. Finca de 80 has. en suelos pobres, sueltos y calcáreos. Impactante frutosidad silvestre envuelta en especias, tabaco y hierbas aromáticas. Potente, estructurado, tánico, pero de notable elegancia. 128 €. 9,6/10

SECASTILLA 2009 Viñas del Vero. DO: Somontano. Tinto crianza, 14%. Cepas: Garnacha. Pequeñas parcelas con suelos franco-arenosos y pedregosos. Aroma con ligero toque especiado que remarca la frutosidad. Carnoso, pleno de sabor, equilibrado, su tanino maduro envuelve el paladar con delicadeza. 25 €. 9,4/10

TERREUS 2010 Mauro. VT. Castilla y León. Tinto crianza, 14,5%. Cepas: Tinto Fino. Pago de Cueva Baja, 3 has. en suelo arenoso-arcilloso y cascajos. Intensa carga frutal que combina frescura con el cálido y sensual aroma de especias, madera y torrefactos. Un prodigio de crianza, con el sabor del vino de terruño. 80 €. 9,5/10

20 mar 2014

Entre copas por Sefarad

Por: Carlos Delgado

Casa colgadas Tarazona
Casas colgadas de la judería de Tarazona

Ahora que el gobierno de España busca compensar -¡522 años después!- la gran injusticia histórica (yo diría, además, una gran estulticia) que supuso la expulsión de los judíos ordenada por los Reyes católicos en 1492, otorgando la nacionalidad española, vía naturalización, a sus descendientes sefardíes, es oportuno recordar su papel en nuestra realidad vitivinícola. Para ello, propongo un viaje por los viñedos y ciudades de Sefarad donde se aúnan vino y juderías, hermosos barrios medievales con visitas a bodegas donde se elaboran alguno de los mejores vinos españoles. Y rendir homenaje a los viticultores judíos que enseñaron el más avanzado arte de la viña a campesinos cristianos. 

Herminia Costeira     

Corazón del ribeiro   Y nada mejor que empezar por Ribadavia, donde comerciantes y elaboradores sefardíes dedicados al negocio del vino, exportaban cientos de barriles a Inglaterra, Portugal, Francia y Holanda. De ahí que la más importante judería de Galicia se halle en esta l ocalidad. Su huella puede encontrarse en tabernas y tahonas, como la de Herminia, situada en la Puerta Nueva de Arriba, que   elabora dulces de viejas recetas sefarditas. La judería, declarada Monumento Nacional, está situada entre la Plaza Mayor y las murallas, alrededor de la Porta Nova. En sus calles porticadas y estrechas callejuelas de casas con voladizos y bodegas interiores, el tiempo parecedetenido. En la sobria y entrañable Plaza de la Magdalena se localiza la, parece ser, antigua sinagoga del s. XII. Ribadavia es el corazón del Ribeiro. “Si me queres tratar ben, dame viño do Ribeiro”, reza el dicho popular. Era tinto que manchaba la taza o blanco de un sabor agreste y perfumado. Hoy sus vinos de variedades autóctonas son de lo mejorcito. Visitar la Cooperativa local, una de las mayores y más avanzada tecnológicamente de España, y preguntar por Tito Levoso, su emprendedor gerente., para que nos ofrezca un trago del Treixadura "Seleccción Costeira". No olvidarse de personajes tan singulares y lúcidos como Emilio Rojo, propietario de un pequeño viñedo en Ponte Arnoia con el que elabora un blanco de ensueño; o de Javier Alén, pionero del enoturismo con “Viña Meín”, bodega construida con  buen gusto aprovechando un edificio de los siglos XVII y XVIII.

Santa-maria-la-blanca04
Interior de Santa María la Blanca, Toledo

La viña en el cigarral  Poetas, científicos, traductores, filósofos, negociantes, financieros y maestros de Talmud sefarditashicieron deToledo la guía espiritual y foco cultural de todas las juderías de occidente. Aquí estuvo la Escuela de Traductores, paradigma de convivencia entre musulmanes, judíos y cristianos. Su amplia judería ocupaba la parte suroccidental de la capital, hasta el río Tajo, e incluía la fortaleza conocida como Castro de los Judíos. Es ciudad y barrio para perderse durante días en el dédalo de sus callejas antiguas. Posee dos admirables sinagogas, cristianizadas como Santa María la Blanca y del Tránsito. Engaña desde fuera la humildad arquitectónica, porque se configuran "hacia el interior", según la tradición oriental. Dejémonos llevar por el embrujo místico de sus naves blancas, separadas por arcos de herradura sobre pilares ochavados. La luz juega con cintas, medallones y florones, estrellas y lirios. Y trenza un fino encaje sobre la blancura lisa de las paredes. Para otear la ciudad, comer y degustar un estimable vino, acercarse al Cerro del Emperador, donde Carlos V gustaba contemplar la capital de su imperio. Aquí se encuentra el complejo Viñedos del Cigarral Santa María, propiedad de Adolfo Muñoz. Buena comida y mejores vinos elaborados en la propia bodega como "Pago del Ama" Syrah.

Adolfo Adolfo Muñoz, en su bodega del Cigarral

Garnachas del Moncayo   En Tarazona,la mudéjar,el ladrillo se ha hecho arte. Ceñida por El Cinto, su amurallado núcleo fundacional, posee una de las juderías más antiguas y mejor conservadas de España.  Para perderse por sus serpenteantes calles, como el Carrer de la Vilanova, pasear por la Rúa Alta y Baja en la judería vieja, extasiarse ante la Puerta de la Zuda, acercarse a la calle del Conde para contemplar las casas colgadas, descubrir algún edificio típico de la judería en la Plaza de los Arcedianos, y hacer un alto ante la sinagoga mayor, parcialmente conservada, a la que se accede atravesando un patio conocido como "sinagoga de las mulleres". Estamos en la zona vitivinícola Campo de Borja, tierra de viejas y olvidadas garnachasde monte, en las faldas delMoncayo, señor de los vientos. Mandan las cooperativas, pero también hay pequeños elaboradores, como Pagos del Moncayo, su Prados es un soberbio tinto de precio muy ajustado. Y si aspiramos a la excelencia, podemos visitar la bodega Alto Moncayo, creada por Jorge Ordóñez y Borsao. Su vino "Aquilón" es uno de los mejores del país. Caro, muy caro, hay que hacer valer el esfuerzo del viaje para que nos lo dejen probar.

Centro BonastrucPatio del Centro Bonastruc, en Girona

El influjo de la tramontana  Ciudad de ríos, Girona sabe de cercos, asedios y sufrimiento. Como su comunidad sefardí, la más floreciente de Cataluña. En 890 se instalaron aquí las primeras 25 familias procedentes del Empordá. Buenos viticultores, sobresalientes comerciantes y habilidosos artesanos, contribuyeron a la prosperidad y riqueza de la ciudad, que les pagó con trato igualitario y pacífica coexistencia. Hasta que en 1448 la intolerancia les arrinconó en el Call, nombre que reciben en Cataluña los barrios judíos. Al recorrer sus empedradas callejuelas, estrechas y laberínticas, donde antaño tenían su taller sastres, zapateros, tejedores, barberos, peleteros, herreros, orfebres y plateros, te embarga la emoción y el sentimiento de injusticia. Hay que ralentizar el paso en alguna de ellas, como el Carrer Sant Llorenç, subir sus empinadas escaleras, atravesar patios y porches para llegar a la antigua sinagoga, hoy sede del Centro Bonastruc ça Porta y Museo de Historia de los Judíos de Catalunya, que alberga una magnífica colección de lápidas y estelas funerarias procedentes del cementerio judío de Montjuïc (Montaña de los judíos). Para el trago, alguno de los nuevos vinos de Empordá, de uvas maduradas bajo la influencia de la Tramontana, el viento que seca y enloquece bajo la estoica mirada del mar. Perelada ExEx 7Hay bodegas que merecen la visita, como Castillo de Perelada. Que nos den a probar el "Ex Ex 7", o el "Finca Garbet". Luego, acercarse a las viñas de Celler Oliver Conti, en el Alt Empordá. Se asientan en terrenos ricos en pedernal. Su bodega, situada en un entorno de dura belleza, con mar y montaña en contrapunto, tiene dos casas con habitaciones para dormir. Sin olvidar las últimas bodegas, como Sota els Angels, el sueño de la antropóloga María Jesús Polanco y su esposo Guy Jones.

Podíamos seguir, porque existen más juderías, algunas tan importantes como la de Córdoba, cuna de Maimónides, la de Hervás, Segovia, Tudela...  todas en lugares de excelentes vinos. Pero mejor, lo dejamos para el próximo viaje.

Más información: www.redjuderias.org

 

 

14 mar 2014

Fondillón, un milagro en el fondo del mar

Por: Carlos Delgado

El descubrimiento en los fondos fangosos de la boca del río Ebro de varias botellas de fondillón alicantino en el interior de un barco hundido, el “Deltebre I”, que formaba parte de la flota inglesa que luchaba en la Guerra de la Independencia contra los franceses (1808-1814), ha supuesto un hito en la conservación de este vino mítico, del que se fantasea más de lo que se sabe con certeza.

Foto botellas pecio    Entre instrumentos de navegación, munición, mobiliario, vestuario militar y otros objetos de la vida cotidiana, se encontraron unas botellas de vino. Una de ellas con su contenido intacto. Tras el cuidadoso análisis pudo comprobarse, no sin sorpresa, que doscientos años bajo el mar habían conservado algunas de las virtudes organolépticas de este preciado vino, lo que no resulta tan sorprendente si pensamos que las condiciones de estabilidad térmica, baja temperatura y protección lumínica, junto a la alta graduación alcohólica y el elevado contendido en azúcares, propician una gran longevidad a los vinos.

Lo que nos lleva al tema de fondo de los fondillones actuales, reliquia de tiempos gloriosos, soberbio fósil  enológico que, debido a la fama súbita y una demanda imposible de satisfacer con autenticidad, corre el peligro de ser banalizado.

El fondillón es un vino elaborado con la variedad Monastrell, de vocación marinera, que puede alardear (al parecer) de ser el primero en dar la vuelta al mundo, naturalmente en las naves de Juan Sebastián Elcano, donde fue cargado en 200 barricas para “la salubridad y bienestar de la tripulación”. Y el propio Elcano narra como este maravilloso vino rancio le sirvió para salvar su expedición gracias a que pudo cambiarlo por agua y frutas frescas al llegar a Filipinas y Japón, demostrando así no sólo su recia fortaleza vínica y la proverbial capacidad para ofrecer auxilio a aquellos marineros tan intrépidos como extenuados, sino el prestigio del que gozaba en todo el mundo. Y tal fue su fama marinera que en el siglo XVII era el principal abastecedor de la Royal Navy británica.

Durante años, el fondillón, que toma su nombre del fondo de la cuba donde se concentra tan larguísimos años de depósito y crianza, era una rareza enológica casi extinguida, que algunos bodegueros-cosecheros alicantinos conservaban para su consumo particular. Se trataba de vinos muy enranciados, de bello color ocre ambarino y paladar generoso. Salvador Poveda Luz, hijo de una histórica familia vinícola de Monóvar y dueño de la bodega del mismo nombre, tuvo la ocurrencia de sacarlo al mercado, acompañando el acontecimiento con una buena dosis de literatura y un marketing agresivo. Fue todo un descubrimiento.

Botellas FondillónTras él, otros siguieron la senda, con fondillones de distinta calidad y tipo, dado que no existía una normativa reguladora. Aparecen fondillones de Brotons, Alfonso, Primitivo Quiles, etc. Felizmente, el Consejo Regulador de la DOP Alicante puso orden y rigor en un campo propicio a la especulación. Se exige una crianza mínima de 10 años en barricas o en los viejos toneles alicantinos (monoveros). La producción anual ronda las 2.500 botellas, con precios que van desde los 30 € hasta los casi 300 € de los más viejos.

Fondillon casta diva    Mientras tanto, otros bodegueros con mayor espíritu crítico emprendieron la tarea de recuperar el perfil de los históricos fondillones de la Huerta de Alicante, adaptando su tradicional elaboración a los tiempos actuales. Es el caso ejemplar de Felipe Gutiérrez de la Vega, infatigable desvelador de mitos y manipulaciones, empeñado en recuperar el perfil original del fondillón, más cercano a los oportos vintage que a los generosos jerezanos. Lo que, dada la diversidad de elaboraciones y su practica desaparición, siempre será discutible. Comenzó sus pruebas en 1978, buscando la forma de obtener un vino donde se mantuviera la fuerza y personalidad de la Monastrell pese al largo envejecimiento. Entre otras cosas, decidió no cargar de azúcares las bayas mediante el tradicional asoleo de los racimos sino partiendo de uvas sobremaduras hasta la pasificación, seleccionadas luego grano a grano para asegurar el perfecto estado sanitario. El resto es una larga crianza en barricas de roble, aunque también elabora un tipo vintage, al estilo oporto pero sin encabezar. Así consigue un vino con casi 18º, mucho cuerpo y capa, y una gran densidad que puede llegar a los 8 grados Baumé, lejos de los fondillones abiertos de color y ligeros, propios de otras zonas. Y culmina su trabajo (de momento) con una autentica obra de arte, el Casta Diva Fondillón 15 Años, un vino glorioso, cargado de fruta y color, prodigio de aromas en concierto barroco con las líneas melódicas del la fruta escarchada, el pan de higo, pasas, nueces, cueros, bombón inglés, tostados y especias. Y un paladar goloso, aterciopelado, turgente, fresco, largo e intenso como la caricia de un amante entregado. Vistas así las cosas se comprende que cueste más de 100 €.

Desde aquí les deseo larga vida a los auténticos fondillones. 

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal