Un lector, José R. Carrillo, que disfruta de la gastronomía, critica que el diario recomiende establecimientos con menús de 150-200 euros. Su asombro crece con una entrevista publicada en la última página del diario, un desayuno con Rosa Conde, el 29 de marzo, que costó 51,40 euros. “¿De verdad creen que la mayoría de los lectores de su otrora periódico defensor de ciertos valores sociales podemos admitir que alguien se gaste esa insana cantidad en un ¡desayuno!?”.
El artículo de contraportada usa una fórmula ya empleada por algún medio que establece que la charla se celebre alrededor de una mesa y se publique el menú, su precio, y en algún momento del reportaje debe aludirse al mismo. Habitualmente, no aporta nada sustancial. Es una admisible convención añadida al género. En el caso citado, la elección del sitio fue del periodista en función de la proximidad del lugar para el personaje entrevistado y lo adecuado del mismo para una charla sin ruidos. Éste fue el criterio usado para escoger el lugar y poder mantener una entrevista larga y sosegada. El periodista admite el error de no haber calculado el coste de la cita. En marzo, dos almuerzos en la misma sección superaron por poco los cien euros. En tiempos de recortes y angustias económicas, el lujo de determinadas “ceremonias”, como lo define el lector, provocan un lógico reproche. El mes de marzo, la media de los menús (que incluye desayunos, almuerzos y cenas de muy distinto precio) que se publicaron en la mencionada sección fue de unos 48 euros para dos personas.
Hay 4 Comentarios
El problema de estas contraportadas no es tanto la minucia5 del precio de los platos como la manía diseñil de no decir en ningún sitio los motivos por los que el entrevistado merece ser entrevistado. Y claro, si te ponen "Hoy desayunamos con Mariano Rajoy (ya aviso, no va a pasar)" pues tampoco es difícil, pero si la entrevistada es María Teresa Miras, presidenta de la Real Academia de Farmacia, pues la cosa empieza a ser más complicada. A esto hay que sumar que en el diario hay cada vez más artistas de esos que son capaces de no explicar quién es el personaje tratado hasta el quinto párrafo.
Digo de paso una cosa. hace un mes o así le envié un email para hablar de la monarquía o, mejor dicho, para exhortarle a hablar del tratamiento del diario a la monarquía. A lo mejor no es mal momento para retomar la idea, si no le da miedo la institución, claro.
Publicado por: Sin manos no hay galletas | 14/04/2012 18:01:57
Yo también me había fijado. Y pensaba ¿Pero qué publicidad es esta tan poco acertada? Porque quienes tienen la posibilidad de pagarlo no están interesados en su mayoría en leer, atender o conversar...
Publicado por: Belén Mtnez. Oliete | 14/04/2012 16:40:32
ni me interesa lo que desayunan los entrevistados ni entiendo la obsesión de mucha gente en rasgarse las vestiduras cada vez que en el periódico sale un sitio caro, una entrevista me interesa, o no, en función del personaje y lo que este tenga que decir, un restaurante en función de lo que se coma y lo que cueste, pero en ningún caso me dedicaré a protestar por las entrevistas a personajes que no me interesan (por ejemplo todos los futbolistas) ni por las menciones a restaurantes a los que no iré nunca.
Publicado por: jj | 13/04/2012 11:40:16
Me parece correcta la observación del Sr.Carrillo. Suelo leer todas las entrevistas de la contraportada y reconozco que a veces no entiendo tampoco 'tanto desayuno'. Más cuando en algunos casos -como reconoce el/la entrevistadora- queda sin tocar. Entonces, ¿quien lo pide?. ¿Se supone que a cuanto más caro, más tranquilidad?. ¿Solo por ésto?
Publicado por: Laciana | 10/04/2012 19:51:08