Defensora del Lector

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La figura del Defensor del Lector fue creada por la Dirección de EL PAIS para garantizar los derechos de los lectores, atender a sus dudas, quejas y sugerencias sobre los contenidos del periódico, así como para vigilar que el tratamiento de las informaciones es acorde con las reglas éticas y profesionales del periodismo. Puede intervenir a instancia de cualquier lector o por iniciativa propia.
Principios éticos del diario EL PAÍS

Defensora del lector

Lola Galán

se incorporó a la plantilla de EL PAÍS en 1982, tras una etapa como colaboradora del diario. Ha sido redactora de las secciones de España y Sociedad, y reportera de la sección Domingo. Entre 1994 y 2003 ha ocupado las corresponsalías de Londres y Roma. En los últimos años ha trabajado para los suplementos del fin de semana, incluida la revista cultural Babelia. Madrileña, estudió Filosofía en la Universidad Complutense y Periodismo en la Escuela Oficial de Madrid.

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Los lectores nos corrigen (2)

Por: | 25 de mayo de 2012

Las faltas de ortografía son un tema perenne en las quejas de los lectores. Lo que preocupa no es que se produzca alguna. Lo que preocupa es su abundancia. En este mismo blog ya publiqué una primera recopilación de cartas recibidas a propósito del este tema. Como el problema persiste... persiste la llegada de mensajes sobre el mismo. Publico en esta entrega una segunda muestra, de la que excluyo las que se refieren a otro tipo de errores que trataré próximamente.
 
Exige. "La viñeta de Forges publicada el 14 de marzo es, a la par que ilustrativa, brillante, como suelen ser la mayoría de las realizadas por este genial humorista. No obstante, y aunque por esto no se haya quedado nadie sin almorzar esta mañana,  no puede omitirse que el verbo exigir se conjuga siempre con "g" (excepto en el presente de subjuntivo; que no es el caso). Así, en la frase “El banco me exije que pague la hipoteca”, entiendo modestamente que debería escribirse exige, a no ser que nuestro admirado dibujante sea juanramoniano". Jesús Alejandro Salmerón.


Forges
 
 
Chance. Víctor Ventura, estudiante de periodismo, ha consultado el diccionario de la Real Academia y el propio Libro de Estilo de este diario para desaconsejar el empleo del término “chance”. Lo localizó en un artículo sobre la izquierda radical en Grecia. “La frase dice lo siguiente: "Fotis Kuvelis (...) no ocultó su pesimismo al frustrarse la penúltima chance". Al leer la frase, confieso que he tenido que consultar el diccionario de la RAE para asegurarme de que chance (galicismo) es una palabra aceptable en castellano (y lo es), pero en el propio Libro de Estilo del periódico se dice lo siguiente (página 165): "chance: Debe escribirse ‘suerte’ u ‘oportunidad’." Si el propio libro desaconseja su uso, muy forzado al no ser realmente un término utilizado con frecuencia en España (quizá algo más en Latinoamérica por su cercanía al inglés, en el que sí es una palabra de uso normal), me parece muy poco acertado que aparezca en un artículo como tal”.


Jacinto Benavente. Marisa Paramio lo leyó en una Última Hora de la edición digital del 13 de mayo: “15-M en Madrid. También hay asambleas permitidas en la zona de Sol. En la plaza de Santa Ana un centenar de personas debaten sobre la sanidad pública y en Jacinto Venavente, se muestran 'mentiras sociales' en un tendedero.” Y apostilla: “Creo que no necesita comentario. ¡Y que se siga recortando en educación que así nos luce el pelo!”.
 
Protege y deriva. Un lector, que firma José María, detecta dos faltas en otros tantos artículos en la edición digital del 12 de mayo. La palabra “protege” escrita con jota y el término “deriva”, con b. En la carta añade una reflexión. “Vaya por delante que les quiero hacer llegar este comentario con la mejor intención de hacer una crítica constructiva. Soy una persona de 68 años y siento mucha pena cuando veo que muchos (por supuesto, no todos) de nuestros universitarios en general y de nuestros periodistas en particular destrozan cada día el hermoso idioma español con faltas de redacción y de ortografía que a los que hace tiempo que pintamos canas nos habrían impedido en los años 50 del siglo pasado aprobar con 10 años de edad lo que entonces se llamaba el examen de ingreso en bachillerato; y en lo que respecta a la ortografía, todavía me da más pena si cabe, ya que actualmente los correctores ortográficos de todos los programas de tratamiento de texto detectan automáticamente la mayoría de esas faltas”.
Ambos errores fueron subsanados. En ambos casos, lectores de la noticia remitieron mensajes advirtiendo de los mismos.


Subida de la luz. “En algunas ediciones impresas apareció lo siguiente: "El anunciado alza de la luz...". “Lo más grave es que tal cosa está en el titular. No creo que nadie dude de que alza es femenino”, señala María A. López. El error fue corregido en otras ediciones. En la carta, la lectora señala: “otro error que encuentro con frecuencia es "las miles de personas", aunque nunca he visto escrito "las millones de personas". Por último, es casi usual conjugar el verbo asolar, sin diptongar la o cuando es tónica, escribiendo, por ejemplo, "la sequía que asola la región"".
Sobre esta última palabra, según la Real Academia, cuando presenta la conjugación de “asolar”, por ejemplo en el presente de indicativo, dice “asuela”. Sin embargo, según el Diccionario de Dudas: Dicho del sol, la sequía o el calor, ‘secar [un campo]’. Este verbo, formado sobre el sustantivo español sol, es regular y, por tanto, no diptonga en ninguna de sus formas: «Ha montado el Partido del Agua para luchar contra la sequía que asola la zona»
 
Aprender y avalar. “Una vez más, los lectores de EL PAÍS nos vemos obligados a denunciar las faltas de ortografía”, señala Manuel Bravo. “En este caso, en la edición de Andalucía del día 1 de abril, en el artículo (muy interesante, por cierto) de Susana Corzo Fernández, profesora de Ciencia Política de la Universidad de Granada, titulado Administrar éxitos y fracasos. He podido comprobar que la frase "Por ello, debería ser este el momento de aprehender a escuchar los mensajes de la ciudadanía...", creo que no está bien redactada, ya que la palabra sería “aprender” y no "aprehender", ya que esta última en una de sus acepciones podría ser "llegar a conocer" y, por lo tanto, creo que el verbo "escuchar" estaría de más (…) Y, al margen de ello, ha utilizado la palabra "...abalados por el mismo", cuando realmente es "...avalados por el mismo". El verbo "abalar" o "aballar" tiene un significado totalmente distinto”. Estos dos errores fueron señalados por un lector en la edición digital. No han sido corregidos.
 
Morirse de risa. “Con la presente carta quiero ponerle en su conocimiento el error de expresión que se produce en EL PAÍS, en el título del artículo Para morirse de la risa, sección ‘El Acento’. Debería decir “morirse de risa”, como más adelante, en el texto dice muy bien "los matará de risa". En el Diccionario Panhispánico de Dudas, en su entrada n.º 4 se explica esta cuestión con ejemplos. Ud. sabe mejor que yo lo importante que es cuidar la expresión para que esta sea totalmente correcta, sobre todo, en un diario tan prestigioso como EL PAÍS. En un titular canta mucho un error en la expresión del tipo que sea. Y ya de paso, llame la atención a algún redactor que todavía escribe "en loor de multitudes" en lugar de “en olor de multitudes”. Perdone por la molestia, pero EL PAÍS también es algo mío, lo leo desde mayo de 1976”. Esta carta la firma Bautista Martínez Iniesta.

Endogamia. Antonio Calvo de Juan, en el diario del 14 de abril, detecta las siguientes faltas: “hayan” por “hallan”; “campearán” por "capearán”  y “hendogamia” por “endogamia”. Sobre esta última recibí una segunda carta de Fernando Inglés. Reproduce un párrafo de la noticia “Cuando no hay dinero es necesario racionalizar” de la edición impresa en el que el ministro Wert comenta los problemas de la universidad española y, entre ellos, figura la “hendogamia”. “Muy mal tiene que estar la universidad española para que un periodista escriba endogamia con h (¿dándole la razón al ministro?)”. Y coincide con otro lector en la necesidad del uso sistemático del corrector ortográfico. “Deduzco que esa buena práctica cada vez se aplica menos, dado el cúmulo de erratas cada vez más frecuentes en el periódico. Pero un corrector ortográfico no detecta otros errores frecuentes: frases sin verbo, párrafos en los que falta la segunda parte de una frase, frases con verbo doble, subordinadas sin que aparezca la principal… Sospecho que todo ello es consecuencia del uso del ordenador combinado con la urgencia por publicar, que obliga a los periodistas a disponer cada vez de menos tiempo para redactar correctamente. Para evitarlo sería imprescindible que cada autor pudiera disponer de 10 minutos para releer lo que ha escrito antes de lanzarlo a la web o a imprenta. Mi experiencia con mis alumnos universitarios me confirma que nunca leen los trabajos que escriben antes de entregarlos… llenos de erratas. Imprimir y revisar en papel siempre evita muchas más erratas que revisar en pantalla”. La palabra fue corregida en la versión digital.
 
  Parapetar. En la edición digital se explica que Merah, el asesino confeso de siete personas en Toulouse y Montauban, se pertrechó en su apartamento y la policía se vio obligada a dispararle. Juan José Hernández se pregunta si Merah se pertrechó o se parapetó. Y adjunta la definición de ambos términos para aclarar que la opción correcta era la segunda. “Pertrechar: Abastecer de pertrechos o proporcionarlos; disponer o preparar lo necesario para la ejecución de una cosa". "Parapetar: Resguardar con parapetos u otra cosa que supla la falta de estos; precaverse de un riesgo por algún medio de defensa”. En su mensaje también incluye otro error en el citado artículo. La frase es “La hipótesis de que Merah trabajara para los servicios secretos fue sido firmemente desmentida”.


Celebrar. Víctor Ovies Arenas comenta el subtítulo de esta noticia en la que se habla de la celebración del aniversario de la muerte de Marilyn Monroe. “Yo no sabía que las muertes se celebraban (celebrar es sinónimo de aplaudir, alabar). Pensaba que se conmemoraban (conmemorar es traer a la memoria). Bien es cierto que algunas muertes de personas indeseables seguramente son celebradas por algunos, pero dudo que sea ese el caso de la muerte a la que se refieren en este artículo. Podemos celebrar la vida de Marilyn, podemos celebrar el aniversario de su nacimiento, pero no queremos, ni podemos, ni debemos celebrar su muerte. Espero que al menos esta vez no se escuden en la aparente velocidad a la que se ven obligados a escribir para dar las noticias de última hora, que es el comodín al que se agarran ustedes con más frecuencia”.
 
Miles de tropas. Un lector, Pablo, critica la expresión "La OTAN mantiene 130.000 tropas en apoyo del Gobierno del presidente Hamid Karzai¨. Y comenta: ¿No les parece que el término ¨tropas¨ está mal empleado?”. Según la Real Academia, una de las acepciones de tropa es “Conjunto de cuerpos que componen un ejército, una división, una guarnición”.


A largo plazo. “Soy lector habitual y seguidor de su periódico, uno de los mejores, por no decir el mejor, de los periódicos que tenemos en España. Por eso y dado el general deterioro que sufre nuestra lengua, me duele especialmente cuando veo que en ese diario se comete una falta flagrante en el manejo del castellano, máxime cuando el error aparece en el editorial y parece que lo ha escrito un político. Hoy mismo (02-04-2012), en uno de sus editoriales se puede leer el siguiente subtítulo: "El debate sobre el mantenimiento del esfuerzo en I+D+i en España tiene que mirar al largo plazo". Según la Fundación del Español Urgente (Fundéu) son incorrectas las expresiones "el medio plazo/el corto plazo/el largo plazo". Por favor, hagamos un esfuerzo por cuidar el español, el resultado se verá a largo plazo”. Firma Antonio F. Rodríguez Pascual. El error fue corregido en la edición digital.

Violencia machista, más allá del suceso

Por: | 20 de mayo de 2012

Hasta el 15 de mayo, este año ha habido en España 18 crímenes machistas. Esta cifra demuestra la dimensión del problema y la necesidad de que se esté en alerta perpetua para combatirlo. Uno de ellos se produjo recientemente en Elche. La noticia de este diario sobre el mismo provocó el envío de una carta de queja por el tratamiento informativo. Recibí decenas de copias de la misma. La semana pasada reproduje la carta en el blog, la respuesta del responsable de la edición valenciana y añadí varias consideraciones. Desde entonces he recibido cartas a propósito de las mismas. Unas, agradeciéndolas y, otras, criticando que no hiciera una impugnación íntegra de la información.
 
La noticia tachaba lo sucedido de violencia machista, uno de los términos que adopta el Libro de estilo frente a expresiones como “violencia de género”. Incluía manifestaciones de mujeres, particularmente en la edición digital, alertando sobre la necesidad de no bajar la guardia frente a esta lacra social. Este defensor criticó la alusión hipotética a que la fallecida tuviera otras relaciones sentimentales porque podía tener una lectura atenuante del crimen, el agravio comparativo entre la descripción del pasado de la víctima y del agresor, y el acudir a vecinos, un recurso cuya pobre fiabilidad —ya que se desconoce el carácter de su relación con los aludidos— es recomendable no utilizar, a menos que pueda comprobarse su testimonio. Por otra parte, coincidía con los responsables de la edición en que, con la mención a otros aspectos de la vida de la mujer, así como la descripción de que la pareja vivía realquilada, no se pretendía introducir ninguna causalidad o comprensión sobre la actuación del agresor, sino reflejar la condición de víctima social de la persona asesinada. La carta original consideraba que las menciones sobre el supuesto pasado de la mujer —prostitución, drogadicción— “solo contribuyen a restar credibilidad a la víctima y, por ende, a todas las mujeres víctimas de violencia de género”. Este ha sido uno de los puntos del debate posterior. Un lector, Ferran Isabel, considera que se ponía más énfasis en el pasado de la mujer asesinada que en el hecho del asesinato. Otras cartas afirman que este pasado debía haberse silenciado.
 
El tratamiento de la violencia sexista en los medios ha mejorado en los últimos años y así lo reconocen estudios como el presentado en el Congreso Internacional de Comunicación y Género celebrado en marzo en Sevilla. Una ponencia de Mavi Carrasco, Marta Corcoy, Montserrat Puig y Elena Riera en el mismo así lo afirma. El trabajo sobre una muestra de cinco diarios, entre ellos este, considera, sin embargo, que todavía hay carencias en el tratamiento del contexto que “ayude a reflexionar sobre la magnitud de este gran problema social”. Un dato: cuando se cita la fuente, un 70% es institucional, judicial o policial. Y un 42% trabaja con una única fuente. Ello puede suponer un aprisionamiento informativo para el periodista que se enfrenta a dificultades para el contraste de fuentes en las horas siguientes al crimen. El Consejo del Audiovisual Catalán (CAC) en su estudio de 2011 también refleja una mejora en la calidad del tratamiento aunque, afirma, persisten problemas. “Las relaciones causa-efecto, vinculadas al origen o a las circunstancias personales de las personas implicadas, continúan estando presentes”.
 
De entrada, está claro que es necesario que la información sobre estos crímenes exista. El año pasado, las organizaciones de mujeres criticaron una sugerencia del Gobierno socialista para que las televisiones redujeran el minutado de estas noticias por temor a un supuesto efecto emulador. La reacción a esta propuesta sostuvo, con razón, que ocultar el problema favorecería que pasara inadvertido. Y negaba que se diera este efecto mimético. El origen de este tipo de crímenes, replicaban, está en la ideología patriarcal instalada. Una lectora, María Dolors Renau, destaca en su carta la necesidad de intensificar el combate contra esta vergüenza “y las raíces culturales y educativas que la provocan”. El Libro de estilo de este diario contempla el peligro de emulación únicamente en los casos de suicidio y falsos avisos de bomba.
 

 
Dolors Comas, antropóloga social, catedrática de la Universidad Rovira i Virgili y miembro del CAC, fue una de las remitentes de la carta. Le he preguntado su opinión sobre cómo debe organizarse el relato, aspecto donde reside el mayor peligro de deslizamiento hacia tratamientos equivocados, y administrar la relevancia de los datos de que se dispone. Admite que “no hay una receta única” sobre qué datos suministrar de la víctima y del agresor “sino la aplicación del buen hacer del periodismo y el sentido común, de manera que sean relevantes para comprender los hechos”. “Y en esto tiene mucho que ver el contexto de la noticia y la propia forma de redactar la información. ¿Se tenía que decir o no que la víctima era prostituta, por ejemplo, o drogadicta? Pues depende: sí, si esto permite entender la naturaleza del asesinato; no, si no tiene relación, y no parece tenerla en este caso. Se trataba, además, de meras presunciones, no confirmadas. Si encima se suman a toda una serie de informaciones negativas sobre la víctima que el lector recibe en forma de cascada, pueden ser percibidas como elementos ‘justificativos’ o atenuantes del asesinato y, en todo caso, oscurecen los motivos por los que se produce la violencia machista”.
 
Para orientar la labor periodística se han publicado varios decálogos. La Unión de Periodistas Valencianos, ya en 2002, invitaba —sin faltar a la verdad ni escamotear datos— a no mantener una equidistancia entre víctima y agresor e insistía en que la defensa de la dignidad de las víctimas no está reñida con la objetividad informativa “bien entendida y aplicada”. Las recomendaciones coinciden en que no se debe establecer implícitamente una causa-efecto entre circunstancias personales o socioculturales y las agresiones porque estas se dan en todas las clases sociales y económicas.
 
Marta Corcoy, profesora de la UAB, considera que, manteniendo el anonimato de la víctima y del agresor, los datos no deben ocultarse siempre que puedan ofrecerse equitativamente tanto de este como de la víctima. “Lo llamativo y preocupante es que habitualmente, en otro tipo de informaciones sobre acciones delictivas, las fuentes de la investigación acostumbran a suministrar más detalles sobre el culpable y silencian más los de sus víctimas. En los casos de violencia machista sucede lo contrario. Se ofrece más información de la mujer agredida que del agresor. Una cosa es no ocultar información y otra, respetando la presunción de no culpabilidad, ignorar la vida y circunstancias del agresor frente al despliegue de todo tipo de detalles sobre la mujer asesinada”. Para Corcoy este desequilibrio informativo es producto de una visión androcéntrica que persiste. Un aspecto que destaca, discrepando de algunas opiniones, es que informar de la nacionalidad, en la medida que no se ignore cuando son españoles, ayuda a tumbar el prejuicio de que la mayoría de los protagonistas o víctimas son inmigrantes.
 
Sin necesidad de ocultar datos, aunque ciñéndose a los verificados y pertinentes, debe tenerse muy presente en este tipo de informaciones que los hechos han de presentarse como un problema social. Tratarlos como sucesos repetitivos puede tener un fatal efecto narcotizante. Como estableció la ONU, la violencia machista vulnera los Derechos Humanos y es, por encima de cualquier otra consideración, un criminal atentado a la libertad de la víctima, de la mujer.

Pregunta mal formulada

Por: | 14 de mayo de 2012

 Javier Dronda Martínez hace una crítica totalmente justificada. "En el barómetro de Metroscopia publicado por su períodico el pasado domingo 13 de mayo de 2012 se realizaba la siguiente pregunta: ¿el 15-M es un movimiento pacífico o radical y antisistema? Que yo sepa, lo contrario de pacífico no es radical ni antisistema. Es violento. Se puede perfectamente querer cambiar el sistema de raíz y ser totalmente pacifista. Pero al formular dicha pregunta parece darse a entender que una postura muy crítica con el sistema conlleva inevitablemente una postura violenta, lo cual no es cierto. Por lo que les ruego que procuren una mayor objetividad en las preguntas de sus encuestas".

 

 

Otras izquierdas

Por: | 14 de mayo de 2012

Con relación a la respuesta electoral que han recibido dos formaciones de izquierda en Italia y Grecia he recibido dos cartas que plantean reflexiones pertinentes, al margen de hipótesis sobre intereses ocultos, sobre el etiquetado ideológico de las mismas. Las reproduzco aquí, así como las respuestas de las periodistas que cubren estas informaciones.

María de Francisco ha escrito que siente mucho que este diario “tilde de antipolítica el movimiento "5 stelle" en Italia. Este movimiento no es antipolítico sino todo lo contrario, ofrece la oportunidad a toda la ciudadanía de participar en política, con asambleas abiertas en las que se deciden programas electorales y propuestas.Se podría decir que es un movimiento en contra de los partidos tradicionales, del concepto de democracia actual que se basa en tener un programa electoral que los partidos no están obligados a respetar y limitar la participación ciudadana a un voto cada cuatro años. La política no es propiedad de los partidos tradicionales y concebir un nuevo modelo de sociedad no significa ser antipolítico. Me pregunto que intereses (¿o será solo ignorancia?) lleva al periódico a tratar este tema con tanta ligereza. Infórmense, daría para un buen reportaje (para variar)".
Ésta es la respuesta de Pablo Ordaz: “Hemos usado el término antipolítica o a veces la expresión "la aquí llamada antipolítica" porque, efectivamente, ese es el término que se viene usando en Italia --desde los principales medios de comunicación al presidente de la República-- para referirse a los "no partidos", listas cívicas o asociaciones que, reunidos en torno al Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo, han concurrido con bastante éxito a las pasadas elecciones administrativas. Estoy de acuerdo con la lectora en que tal vez haya que buscar una palabra más precisa que refleje mejor el fenómeno, si bien no hay que olvidar que la característica común a todos los colectivos del Movimiento 5 Estrellas es precisamente su rechazo a la política tal como se viene ejerciendo desde hace demasiado tiempo en Italia. Es un grito de "basta ya" a La Casta, a sus privilegios y a sus numerosos casos de corrupción. La aparición y el éxito de estas listas cívicas se debe al fallo generalizado de los partidos tradicionales en su compromiso con los ciudadanos. En cualquier caso, nunca hemos utilizado el término de forma peyorativa. De hecho, si estos movimientos logran que, por una parte, los ciudadanos se interesen y se involucren más en los asuntos públicos y, por otra, los partidos tradicionales se comprometan de una vez por todas con el juego limpio, la "política" tendrá mucho que agradecerle a la "antipolítica". Muchas gracias”.


Por su parte, Ana Ruiz, periodista y asidua lectora de este diario, escribe: “Podría entenderlo de otros medios y otras líneas editoriales, pero en el caso de su diario, no acabo de comprender por qué la irrupción de la coalición de Izquierda Radical en Grecia, se convierte en la segunda fuerza política, ocupa el segundo lugar en el titular de una de las informaciones. “Neonazis y extrema izquierda serán claves en el parlamento de Grecia”. Son definidos en este orden y de esta manera. Desde una perspectiva democrática, la irrupción de una plataforma democrática; insisto, se ha convertido en la segunda fuerza política, es tal vez un hecho más decisivo que el 7% de los sufragios para una plataforma xenófoba. ¿Debemos publicitar los demócratas los logros de los fascistas? Si no recuerdo mal, Le Pen en la civilizada Francia ha obtenido el 20. Tampoco no acabo de entender por qué Izquierda Radical es ultraizquierda, extremista....cuando propone renegociar el pacto de Estabilidad e incluir una cláusula a favor del crecimiento. Hollande, en Francia, propone medidas muy similares. ¿Existe un cierto prejudicio ideológico respecto a las nuevas plataformas progresistas que surjan en Europa como contrapunto a los tradicionales partidos socialdemócratas?”

María Antonia Sánchez-Vallejo explica: "El calificativo de radical que suele acompañar a Syriza deriva directamente de su nombre: Coalición de Izquierda Radical, en griego (Syriza es un acrónimo), en el que radical no tiene otra connotación que "enraizado" o "con raíces". Por tanto, huelgan definiciones como ultraizquierda o extrema izquierda. Con respecto a los neonazis de Aurora Dorada, hay dos aspectos que respaldan la noticia: Grecia padeció una ocupación nazi entre 1941 y 1944, y ese hecho histórico permanece muy vivo en la memoria del país (por tanto, la entrada de 21 diputados neonazis en el Parlamento resulta cuando menos sorprendente). Además, el Frente Nacional de Marine Le Pen resulta una lección de democracia en comparación con los postulados de Aurora Dorada (baste uno de ellos: minar las fronteras para que no entren inmigrantes en Grecia, por no hablar de las razzias de extranjeros con las que se relaciona a sus militantes). Evidentemente que no son equiparables Syriza y Aurora Dorada -ni en ideología ni en porcentaje de votos y escaños”.

El titular obedecía a la intención de destacar la notable emergencia de estas dos fuerzas en un Parlamento más atomizado. Sin embargo, el calificativo de extrema izquierda no se corresponde con la ubicación ideológica que, desde los editoriales, se emplea al definir Syriza (“un grupo asemejado a Izquierda Unida“). Lo que no puede hacer este diario es ignorar el respaldo a la formación neonazi.

El coste del Estado del bienestar en Francia

Por: | 10 de mayo de 2012

José Miguel Rodríguez Fernández ha remitido dos mensajes documentando un error sobre el coste del Estado del bienestar en Francia en el suplemento Negocios del domingo 6 de mayo de 2012 que el corresponsal de París, Miguel Mora, reproduce en la crónica electoral del lunes. El lector considera que se apoya la bondad de la reducción del Estado del bienestar y del sector público “sin que en ningún momento se haya ofrecido, dicho sea de paso, la evidencia empírica irrebatible que sostenga tal visión”. El lector critica que en Negocios se acuda a The Economist para afirmar que ”el Estado del bienestar francés se lleva del 56% del PIB galo” y que el suplemento lo subraye en un destacado “bajo el contundente rótulo de “Mantener el gigantesco Estado del bienestar se lleva el 55,9% del PIB”.

 “Salvo que los franceses vivan en jauja, ¿no será que se está confundiendo el peso del sector público sobre la economía de un país, medida ésta por el PIB, con el peso del Estado del bienestar sobre el PIB, definido el Estado del bienestar en los términos habituales?  Es obvia la importancia del sector público en Francia, máxime habida cuenta de las grandes empresas públicas de que todavía dispone”. “Evidentemente, el total de los gastos de las administraciones públicas no es el total de gastos devengados por el mantenimiento del Estado del bienestar”. El lector subraya que, por ejemplo, los gastos en Defensa no forman parte el Estado del bienestar. “Los franceses no viven en jauja, aunque ha de reconocerse que, con su en torno al 30% del PIB, viven mejor que los españoles. Para ver estos datos, basta repasar un reciente trabajo publicado por la OCDE. Lo mismo nos dicen las estadísticas y el correspondiente documento explicativo publicado periódicamente por Eurostat”.

 La carta concluye: “Es posible que algunos lectores y articulistas, sobre todo de El País Negocios, se hayan visto confirmados en sus opiniones negativas acerca de los excesos del Estado del bienestar gracias al dato inexacto, pero me temo que otros lo hemos considerado una falta de rigor”.

 De hecho, The Economist no habla de Estado del bienestar al mencionar la cifra, lo cita como el porcentaje de gasto público sobre el total del PIB. Y la citada cifra se ha recogido en otros artículos del diario como tal porcentaje del gasto público en el PIB.  La OCDE sitúa el “gasto social” en Francia para 2012 en el 29,9%.

Eurostat, que cifra el gasto en “protección social” público francés en 2009 en el 33,05, incluye en el concepto de “gasto en protección social” a “las prestaciones sociales, que consisten en transferencias, en efectivo o en especie, a los hogares e individuos para aligerar la carga de un conjunto definido de riesgos o necesidades, costos de administración, que representan los gastos a cargo del plan de para su gestión y administración; otros gastos, que consiste en gastos diversos de los sistemas de protección social”.

Mora admite que la cifra del reportaje debe ser matizada, “pero en ningún caso me animaba una visión liberal, solo trataba de explicar que l'Ètat (aquí conocido como État Social) es un elefante muy difícil de sostener...”.

Violencia machista

Por: | 07 de mayo de 2012

Desde algunos blogs se propone el envío de una carta de protesta a este diario por el tratamiento informativo del asesinato de una mujer por su pareja en Elche. He recibido decenas de copias de la misma.
 La carta expone lo siguiente: “Quiero manifestar mi indignación ante el tratamiento informativo dado por su periódico, tanto en la edición en papel como en la electrónica, del 2 de Mayo 2012, a la noticia del asesinato machista en Elx (Alicante). Tras casi siete años de vigencia de la Ley Integral contra la Violencia de Género, cuando las campañas y los esfuerzos de sensibilización, de formación, de educación, de prevención, acaban en la mínima expresión presupuestaria, al igual que los siempre insuficientes (y ahora insignificantes) recursos de atención; creo que, como mínimo, hemos de exigir a los medios de comunicación el respeto debido a las víctimas. La mujer asesinada ayer es, era, una víctima de violencia de género. Y PUNTO. Las alusiones a su “presunta dedicación a la prostitución”, a sus “presuntos problemas de drogadicción”, a los “múltiples antecedentes policiales de la víctima”, que contrastan con la “ausencia de antecedentes del agresor”, o “la posibilidad de que la fallecida tuviera otra u otras relaciones sentimentales”, para nada cambian el hecho esencial del que se había de informar: la mató el hombre que era su pareja. Dar voz y nombre a las personas del vecindario, como si de expertas se tratara, contraviene las normas de tratamiento informativo de la violencia de género que, si bien no “obligan” sí son de consenso en los medios de comunicación democráticos. Todas esas informaciones solo contribuyen a restar credibilidad a la víctima y, por ende, a todas las mujeres víctimas de violencia de género. Cuando se descalifica a una mujer, nos descalifican a todas, no debemos olvidarlo. ¿Por qué no hicieron hincapié en los aspectos de la noticia que sí son significativos de esta violencia: la desigualdad, la vulnerabilidad, el abuso de poder…?
Creo que la responsabilidad de los medios de comunicación en la trasmisión de valores sociales es ineludible. Aplaudo el trabajo que desde la profesión periodística se ha hecho durante años para visibilizar y nombrar la violencia contra las mujeres, reconozco su labor de sensibilización. Pero en momentos en que vemos retroceder nuestros derechos no podemos consentir que también se vulnere nuestra dignidad”.


 Por su parte, el responsable de la edición valenciana de este diario, Josep Torrent, me ha remitido una respuesta tras trasladarle la citada carta: “La noticia a la que hace referencia la carta se trató como lo que era:  Un delito de violencia de género que no admite ningún atenuante. El titular, el subtítulo, los sumarios y el cuerpo principal de la información responden a un tratamiento informativo en el que se tuvo siempre muy presente quién era la víctima de la agresión. En ningún momento hubo el menor intento de ocultar, disimular o justificar su condición de víctima de violencia de género. Lamento muy sinceramente que se pueda haber interpretado la inclusión de datos personales, que a nosotros nos parecían relevantes, como un intento de enmascarar el drama. La inclusión de los mismos no tuvo como objetivo “restar credibilidad a la víctima”. Nuestro único propósito era dar a conocer el submundo en el que vivía y no creo, en absoluto, que informar sobre estas cuestiones pueda entenderse, ni de lejos, como un atenuante de su asesinato. No haberlo hecho, ignorar las condiciones de vida en que se desenvolvía la víctima hubiera supuesto ocultación consciente de información o una autocensura en absoluto recomendable”.

 El texto describe, en la segunda línea, que se trata de la segunda víctima mortal de “la violencia machista” de la Comunidad Valenciana este año. Al final del mismo artículo, la delegada del Gobierno expresa su “repulsa” por este tipo de hechos e insta a la sociedad a que se comprometa para acabar con esta “lacra social” y apela a la “obligación de denunciar” de quienes conozcan, vean o tengan conocimiento de “casos de violencia machista”. No acude, por tanto, a rechazables eufemismos como el de “violencia doméstica”. Por otra parte, que la víctima ejerciera presuntamente la prostitución o tuviera supuestamente adicción a las drogas, según la investigación, es un dato que en ningún momento ha de suponer ninguna comprensión a la conducta criminal de su pareja.

Referido a su biografía, la noticia también recoge que en 2006 fue víctima de una falta de lesiones que se resolvió con una condena a un hombre distinto del ahora implicado. El texto, sin embargo, menciona “los múltiples antecedentes policiales” de la víctima, sin aclarar de qué tipo, frente a que el agresor “solo” tenía un antecedente como víctima de una agresión, lo que introduce una comparación irrelevante para explicar lo sucedido. También se afirma, sin más, que “la investigación apuntaba ayer la posibilidad de que la fallecida tuviera otra u otras relaciones sentimentales”. La exposición de este supuesto dato puede tener una intencionada lectura penal (según el Código Penal español es atenuante obrar por causas tan poderosas que naturalmente hayan producido arrebato y obcecación) que, en el momento actual de la investigación, no procede anticipar hipotéticamente. El hecho de que la investigación no suministrara mayores datos sobre la biografía del agresor puede hacer creer que su tipo de vida era totalmente ajena a la que vivía su pareja.


En la edición digital, la noticia está acompañada de un despiece con el título “No se debe bajar la guardia” en el que la Asociación de Mujeres Vecinales de Elche (Alicante), que se manifestó en contra del crimen, expone su más enérgica repulsa por la muerte de una mujer más en Elche, víctima de violencia de género, “y ha remarcado que no se debe "bajar la guardia en la prevención y erradicación de esta gran lacra, que está costando la vida a tantas mujeres año tras año", lo que ayuda a subrayar, por parte de la redactora de la noticia, de qué se está hablando.


Un tema que debe administrarse siempre con extremada prudencia, hasta obviarlos si no se comprueban, en este tipo de noticias es el acercamiento que hacen los vecinos al suceso y personalidad de los implicados. Son testimonios de los que, en su mayoría, se desconoce su objetividad, por lo que pueden introducir connotaciones confusas sobre el hecho que importa: la violencia de género.

Copiar y pegar

Por: | 06 de mayo de 2012

Ha sido precisamente el interés que despertó en un lector, Elías Cueto, el artículo Las preguntas que importan, publicado en El País Semanal el pasado domingo, lo que le llevó a un penoso descubrimiento. El texto alberga párrafos copiados, literalmente o casi, de un opúsculo de 14 páginas que puede consultarse en Internet.

Lo explica así: “Leo con interés el artículo. Fascinado por la cita de Marilee Goldberg de la página 32, decido buscar en Internet algún dato adicional sobre ella y me encuentro la siguiente referencia: http://www.theworldcafe.com/pdfs/aopq.pdf. ¿Son ustedes conscientes del tremendo parecido entre ese documento y el artículo publicado por Miriam Subirana? Creo que, como lectores de EL PAÍS, nos merecemos algo mejor”. En la carta, el lector alude a la práctica de copiar y pegar que la existencia de Internet facilita en extremo y habla de una sociedad digital mal entendida. A la vista de todo ello, prosigue, “uno entiende ciertas cosas sobre la crisis de la profesión periodística”.

Desde luego, los editores en la redacción no eran conscientes de ello. En el trato con colaboradores habituales se establece una relación de confianza que casos como este perjudican seriamente. En el mercado hay programas que cotejan un original con la documentación disponible en la Red para detectar apropiaciones intelectuales. Sería muy triste, y seguramente impracticable, tener que introducir estas herramientas en las redacciones para comprobar si se respeta, y reconoce debidamente, el trabajo ajeno en todos los originales que se manejan.

En la breve bibliografía que la responsable del artículo adjunta se cita The art of powerful questions. Catalyzing insight, innovation and action, de Eric E. Vogt, Juanita Brown y David Isaacs (Whole Systems Associates). Sin embargo, en el cuerpo del artículo no se hace ninguna alusión al mismo a pesar de que aparecen frases y párrafos copiados. Según el rastreo realizado con el contador del procesador de textos, de un artículo cuyo cuerpo central tiene 1.404 palabras, más de 550 figuran en frases traducidas tal cual, o con alguna supresión insignificante, del mencionado original. Lo que supone un tercio de lo publicado. En Internet también está disponible una traducción al castellano de la pieza original cuyo copyright data de 2003. Según la Real Academia, plagiar consiste en “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.

Subirana ha respondido que “lamento que un error por mi parte no haya dejado claro el origen de algunas frases”. “El artículo al que alude el lector”, escribe Subirana, “y que incluyo en la bibliografía, está inspirado en las tesis de Marilee Goldberg, cuyo libro también menciono. Por otra parte, la Ley de Propiedad Intelectual y el Convenio de Berna no establecen la longitud máxima que se permite de una cita. No tuve intención de ocultar ninguna autoría y si no los menciono en el texto es porque eran muchos autores y porque los incluyo en la bibliografía. Por otra parte, las citas a Albert Einstein o Arno Penzias aparecen en muchos textos sobre el tema y además es evidente que el conjunto de su pensamiento y su obra es de dominio público”.

Que en la bibliografía, adjunta al artículo, se mencione la obra no es una eximente para que una parte del mismo se construya con frases calcadas de la misma sin ningún entrecomillado ni alusión sobre su procedencia. Los párrafos que no eran de elaboración propia deberían haber sido publicados debidamente referenciados.

La Ley de Propiedad Intelectual considera lícita la inclusión en una obra propia de fragmentos de otras ajenas siempre que su inclusión se realice a título de cita o para su análisis, comentario o juicio crítico indicando la fuente. Es verdad que una frase de Einstein se puede localizar en infinidad de textos, pero no es admisible que el párrafo que la comenta sea igual que el párrafo del artículo de los tres autores citados.

Subirana es autora de un libro, El poder de nuestra presencia, subtitulado “una guía de coaching espiritual”. Es doctora, por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona y formada en el California College of Arts and Crafts de Oakland, Estados Unidos. Como pintora ha realizado muchas exposiciones individuales y colectivas. En el largo currículo que publica en su web figura como formadora certificada en Indagación Apreciativa por la Case Western University por David Cooperrider, además de conferenciante y colaboradora periodística en varios medios, entre otros datos. Fundadora del centro YesOuiSi, “espacio de Creatividad, Espiritualidad y Coaching”, también está formada en el Eneagrama, “mapa de las nueve pasiones que conforman la personalidad” y cuyos defensores consideran una herramienta para el autoconocimiento que proviene del esoterismo cristiano, según el médico Claudio Naranjo.

A propósito de otro tema, pero referido a la misma sección donde aparece el citado artículo, extraigo de una larga carta de Isabel Pons de Molina un asunto relacionado. La sección tiene el epígrafe de Psicología, pero no todos sus articulistas son psicólogos. “En EPS, suplemento que leo con mucho gusto y trae reportajes extraordinarios, hay una sección de Psicología, digamos ‘de autoayuda’, que con mucha frecuencia están bien orientados. (…) Pero amparado en esa sección, mucha gente puede creer que está recibiendo el consejo de un psicólogo y sentirse culpable por utilizar su sentido común, y esto no es de recibo”. “Lo que no es aceptable es sugerir por acción u omisión, que se está capacitado como psicólogo, y mucho menos que EPS no haga explícito qué colaboradores de esa página lo son, y quiénes no”.

El epígrafe Psicología se refiere al tema tratado, lo que no obliga a que todos los autores que escriben en ella sean licenciados en esta disciplina. Cuatro de los colaboradores habituales lo son, con especialidades que van de la neurociencia a la psicología clínica o deportiva. La citada sección recibió el año pasado el premio especial a la mejor labor de divulgación del Colegio de Psicólogos de Madrid. El jurado justificó su decisión por “el contenido riguroso, los temas elegidos y las fuentes de información de unos artículos que consiguen transmitir a la sociedad cómo la psicología puede ayudar a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos”. El reconocimiento público y amplio seguimiento de la sección hacen que un caso como el expuesto resulte dañino e inmerecido para el equipo que la produce.

Goyo Rodríguez, subdirector responsable de esta publicación semanal, subraya que “Psicología es una sección de El País Semanal muy seguida por los lectores y los profesionales. Nueve colaboradores con distintos perfiles se alternan cada domingo, desde los más científicos hasta los más periodísticos y divulgativos. Son profesionales de la psicología, docentes, periodistas especializados o escritores. Les pedimos que sus textos aporten información, conocimiento, experiencia y mirada propia. Establecemos con ellos un contrato de confianza. El mismo que los lectores mantienen con el periódico. Errores como este la quiebran. No podemos aceptar que un texto publicado en EL PAÍS calque párrafos de otros libros y de otros autores sin entrecomillarlos y acreditarlos con detalle. Los colaboradores conocen nuestra exigencia y nuestro compromiso con el rigor y la calidad. Extremaremos, aún más, el control desde la redacción para que se cumpla”.

Pitagorines

Por: | 04 de mayo de 2012

Jesús Fernández-Villaverde critica el título, en la edición digital -en la impresa fue distinto- de una información sobre las protestas por los recortes en los servicios públicos que decía: "El PP quiere una universidad solo para adinerados o pitagorines". La frase la pronunciaba uno de los asistentes, que en la edición definitiva desapareció. La reproduzo porque plantea una reflexión a tener en cuenta.  “Es complicado expresar mi sorpresa y mi enfado. Soy catedrático de Economía en la Universidad de Pennsylvania con lo que me imagino que caigo directamente en la categoria de "pitagorines".  Este adjetivo es un insulto gratuito e innecesario a todos aquellos que fuimos (o son ahora) buenos estudiantes. Cualquiera que haya estudiado en un colegio español e incluso en la universidad y sacara buenas notas ha tenido que sufrir mil bromas, más o menos de mal gusto y, aunque yo las padecí menos que otros compañeros (simplemente porque soy bastante alto y atlético), he visto algunas cosas realmente tristes que llegaban a la vejación en el caso de algún compañero del instituto. A uno le podrá parecer bien o mal la política del Gobierno (yo he escrito de manera bastante negativa sobre ella), pero esa elección de titular es inaceptable: ¿insulta a los que se esfuerzan sin ningún motivo más que fustigar al Gobierno? Se imagina usted una portada del New York Times con la frase "Republicans want a university only for rich students or nerds"? ("nerd" es más o menos un equivalente de "pitagorín"). Por supuesto que no. El sistema educativo en España sufre de muchos problemas: falta de dinero, falta de organización, y muchos otros más. Pero quizás la falta de apreciación de una buena parte de la sociedad de la cultura del esfuerzo y de la excelencia (que no es ni de derechas ni de izquierdas) es uno de los más importantes. Que EL PAÍS, el periódico de referencia de España, contribuya al mantenimiento de tal cultura con ese titular es una decepción”.

Desde luego, no era la intención del titular. María Moliner, define el término (“estudiante aplicado y listo”) como humorístico y muchas veces se usa en un tono afectuoso. Sin embargo, es cierto que otras muchas veces lleva implícito un reproche similar al de la palabra “empollón”. Es una muestra de la manera como el empleo de una palabra puede sugerir una intención que no es tal.

Clase de "francés"

Por: | 04 de mayo de 2012

Cole2

El día 30 de abril se publicó en la página 32 del diario una foto que ilustraba un reportaje sobre modalidades de bachillerato. En el pie de la misma se decía que se trataba de una "lección de francés" en un instituto español. Sin embargo, por lo que aparece escrito en la pizarra, en realidad se trata de una clase de catalán. La foto es de 2009 y en la documentación de archivo se especifica, sin concretar la asignatura, que está tomada en una escuela de El Prat de Llobregat (Barcelona). Quizás los apóstrofes confundieron al redactor del pie.

El País

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