Un lector que firma Antonio, encabeza su carta así: “¡Uf!, don Tomás, qué aburrimiento”. Y explica el motivo de cansancio. “Verá, resulta que sus páginas de Economía se han convertido todos los días en un campo de batalla, en una conflagración mundial. ¿Que qué quiero decir con esto?: lea Vd., por favor, el artículo España planea usar el sobrante...: "... para conseguir que el BCE apriete al gatillo...", "... botón nuclear que con solo mentarlo...", "... usar esos fondos para abrir fuego en el mercado de deuda...", "... o al menos amenazar con disparar...", "... para que el BCE empiece a disparar". El lector asegura que “estas metáforas, que aparecen todos los días en no menor número de dos docenas en su diario, el primer día resultan hiperbólicas y poco ingeniosas, pero cuando se repiten x mil veces (desde el dichoso rescate), se acaban convirtiendo en cascotes que le caen a uno en la cabeza en pleno bombardeo”
El problema que señala el lector no se plantea por un artículo (dada la belicosidad de la situación económica puede recurrirse alguna vez a este tipo de ejercicios retóricos) ni se produce con la reiteración que señala (dos docenas de veces cada día), pero sí es cierto que algunas fórmulas retóricas demuestran una capacidad de adherencia que en lugar de mejorar los textos lo banalizan (el dichoso “panorama dantesco” cuando se describe una tragedia natural o una masacre). El recurso a estas metáforas resulta, al final, cansino. He rastreado el empleo de algunas de estas expresiones en el diario este año y se advierte una querencia a determinado tipo de recursos. “Apretar el gatillo”, en sentido figurado, ha aparecido para explicar la necesidad de que el Banco Central Europeo compre deuda, a propósito de la llamada Tasa Tobin (otro lector comentó a este defensor que sería más preciso hablar de Impuesto Tobin), para contar que Draghi está dispuesto a hacerlo (comprar deuda de hasta tres años), para analizar la política de Bernake o subrayando “el gatillo que disparó ayer las apuestas a la baja en todas las Bolsas europeas”. Eso sin contar su empleo en otras áreas informativas, particularmente en crónicas deportivas.
La metáfora del botón nuclear no es de empleo exclusivo de Economía. Se ha utilizado para describir la acumulación de datos en manos de Google y también la han usado políticos locales para describir una determinada crisis interna. También hay cierta predilección por disparar (excluyendo usos lógicos para hablar de subidas de precios o lanzamientos deportivos) y así lo hace la Xunta (que “dejó de disparar contra el Gobierno en la crisis del naval”) a se ha dicho a propósito de los sindicatos (que tras la huelga general ,”tienen solo una bala que disparar”).
Este tipo de soluciones retóricas pueden enriquecer un texto por su carácter evocativo. Muchas, debido al uso reiterado, ni tan siquiera se advierten como tales. Pero otras resultan simplemente un latiguillo que debe evitarse.
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