Defensora del Lector

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La figura del Defensor del Lector fue creada por la Dirección de EL PAIS para garantizar los derechos de los lectores, atender a sus dudas, quejas y sugerencias sobre los contenidos del periódico, así como para vigilar que el tratamiento de las informaciones es acorde con las reglas éticas y profesionales del periodismo. Puede intervenir a instancia de cualquier lector o por iniciativa propia.
Principios éticos del diario EL PAÍS

Defensora del lector

Lola Galán

se incorporó a la plantilla de EL PAÍS en 1982, tras una etapa como colaboradora del diario. Ha sido redactora de las secciones de España y Sociedad, y reportera de la sección Domingo. Entre 1994 y 2003 ha ocupado las corresponsalías de Londres y Roma. En los últimos años ha trabajado para los suplementos del fin de semana, incluida la revista cultural Babelia. Madrileña, estudió Filosofía en la Universidad Complutense y Periodismo en la Escuela Oficial de Madrid.

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Inmigración, un texto polémico

Por: | 24 de octubre de 2012

El título, y en varios mensajes, el contenido, del artículo ¿Y ahora qué hacemos con seis millones de inmigrantes? ha ofendido a varios lectores que han remitido cartas de protesta. Uno de ellos,Tomás,  considera que se presenta al colectivo inmigrante como una tara para la sociedad española y lo demuestra el tipo de comentarios, prosigue, xenófobos que abundan en la edición digital. “Este tipo de titulares e introducción (el artículo presenta datos y no tengo problema con eso...) facilitan la diseminación del racismo en la sociedad. Es impropio de un periódico serio como EL PAÍS”, concluye. Patricia Kleinman manifiesta su indignación con la nota. “Es digna de la derecha más rancia de épocas de Aznar” y, añade, se publica “en estos momentos, en que tantos españoles vuelven a ejercer el derecho de todo ser humano a encontrar trabajo donde sea posible”. Andrés Rapaport escribe que le indigna que “esta nota tendenciosa sea publicada justo una semana después de que sabemos que España es otra vez, por tercera o cuarta vez en los últimos 100 años, un país de emigrantes. ¿Que deberían hacer Argentina, o México, o Francia, o Alemania con los cientos de miles de españoles residentes en esos países cuando el ciclo económico es de recesión?. La emigración y los movimientos de personas a través de las fronteras no es la causa de esta crisis ni son un problema para la economía o para el país”.  Para el lector, siguiendo el criterio del titular, cabría colocar el interrogante sobre otros colectivos como los parados, los enfermos crónicos…o los periodistas que rellenan este tipo de notas. Gabriel Mechen añade otras: “¿Y ahora qué hacemos con un gobierno destructivo? ¿Y ahora qué hacemos sin un periódico decente? (ésta última llegará.. no lo duden)”.

    El artículo parte de un dato obvio, la crisis y los recortes están minando los principales cimientos de la integración: empleo y prestaciones sociales. Paro y recortes “empujan a la marginalidad a muchos inmigrantes, que suelen contar con menor colchón de ahorro y red familiar”. A partir de ahí se acude a la opinión de expertos en temas de políticas públicas. “Es fundamental acompañar al colectivo, a través de la educación y formación, hacia los nuevos sectores con potencial de crecimiento”, afirma uno de ellos que defiende, tanto para autóctonos como para inmigrantes, mantener la cohesión social a través de servicios públicos eficientes. El texto también refleja el peligro de que crezcan los sentimientos xenófobos y no descarta algún estallido que conduzca a los políticos a un discurso todavía más discriminatorio.

    El texto se alinea con las tesis del diario que ha criticado, por ejemplo, que no se de cobertura sanitaria a los inmigrantes sin papeles (la universalidad de la atención sanitaria, decía un editorial, ha sido hasta ahora considerado un derecho de la persona “no condicionado por situaciones más o menos transitorias, como la de carecer de papeles. Esto es lo que ahora se ve amenazado”). En cambio, el titular induce a una lectura que contamina al propio texto. Ese “¿qué hacemos”?, que lleva a connotaciones coloquiales preocupantes, introduce una alteridad entre nativos e inmigrantes cuando todos padecemos, aunque sea con distinta capacidad de respuesta, la crisis y sus consecuencias. No estuvo en el ánimo del redactor esta idea. Pero el hecho de que esta interpretación ofensiva se haya producido demuestra que el error existe.

Andrea Rizzi, el autor del artículo, a quien he trasladado las quejas, me ha remitido la siguiente respuesta: “Lamento que algunos lectores hayan percibido en esa información un tono antiinmigración. La intención del artículo –y mis convicciones personales- se sitúan precisamente en las antípodas: lanzar una señal de alerta sobre la especialmente difícil situación de muchos inmigrantes y estimular un debate, hasta ahora culpablemente descuidado, acerca de cómo facilitar su integración en el actual escenario de profunda crisis. En ese contexto, la nota menciona estadísticas que evidencian esas dificultades específicas; señala varias políticas públicas que empeoran las cosas –en materia de Educación y Sanidad- y recoge sugerencias sobre cómo mejorar el cuadro. La mención final a países que, pese a su mayor trayectoria migratoria, siguen teniendo problemas y disensos pretende subrayar la urgencia del debate, del consenso, y de la adopción de medidas útiles a una fructuosa integración. No creo que el texto justifique la interpretación antiinmigración que han hecho algunos lectores. Y por supuesto de ninguna manera estaba en mi intención trasmitir esa clase de mensaje. Estoy sinceramente convencido de que la inmigración mejora las sociedades que la reciben. En cuanto al titular, del que asumo la responsabilidad, me doy cuenta de que, sin quererlo, puede prestarse a una interpretación equívoca. No pensé en esa posible lectura al ponerlo.Lamento los malentendidos que haya podido ocasionar y pido disculpas a los lectores que hayan percibido un tono irrespetuoso. No era mi intención. Dicho sea de paso: yo también soy un inmigrante. Uno de los 5,7 millones de extranjeros en España a los que se refiere el artículo".

Terminología religiosa

Por: | 24 de octubre de 2012

Anna Griera llamó a este departamento para subrayar que este texto sobre Romney que describe su trayectoria como mormón está contagiado por léxico católico. Se habla, por ejemplo, de “misa” cuando los mormones celebran la Santa Cena, una celebración semanal que, sin embargo, presenta diferencias con respecto al culto católico. También se menciona que existen de sacerdotes mormones cuando, prosigue la lectora, sería más propio hablar de pastor.

  David Alandete, que escribió la crónica desde Washington, me ha remitido la siguiente respuesta:

“Los términos en el reportaje fueron contrastados con un exobispo mormón y varios feligreses, para buscar aproximaciones lo más exactas posibles al alcance de los lectores de este diario. El mormonismo se define como cristiano, y de ahí la selección de términos paralelos. “Priest” y “priesthood” se tradujeron por “sacerdote” y “sacerdocio”. La propia Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días alienta el paralelismo al elegir la palabra “bishop” (obispo) para referirse a los líderes de las congregaciones que ellos denominan “ward” (diócesis). No todos los sacerdotes mormones son obispos. Sólo algunos, a los que eligen los líderes eclesiásticos, entre ellos Mitt Romney. Los mormones, además, diferencian entre “casas de rezo” o “capillas”, donde se efectúan dominicalmente sus “servicios religiosos” o “misas”, y los “templos”, donde tienen lugar sólo ritos especiales, como el matrimonio. Los no mormones no pueden entrar en esos “templos”, lugares considerados sagrados. El mormonismo, nacido en Norteamérica en el siglo XIX, tiene una nomenclatura que a los católicos, agnósticos o ateos les puede resultar algo arcana, y difícil de comprender, de ahí que empleara esos términos paralelos. Por lo demás, las diferencias quedan claras en el texto, en el que se explica que un sacerdote mormón no debe someterse al celibato y no recibe paga por su trabajo”.

El lobo en Asturias

Por: | 19 de octubre de 2012

Un lector, Juan Riera,  remite un largo texto en el que manifiesta su desacuerdo con el tratamiento dado en la noticia “Asturias permite la caza de más de 80 lobos”, sobre el plan anual de control de la especie que prevé la eliminación de los ejemplares que aparezcan en zonas donde no existe en la actualidad.

Una primera queja se centra en la extensión de los argumentos que se publican de dos organizaciones que defienden posiciones discrepantes en este conflicto, la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico y la Coordinadora de Agricultores y Ganaderos. “En primer lugar, aunque el lobo afecta fundamentalmente a la ganadería extensiva de ganado menor, es decir, cabra y oveja, la periodista no se preocupa de buscar la opinión de los afectados por la extensión de las poblaciones de lobo en Asturias”.  El lector cita a dos expertos conservacionistas que son favorables a limitar la extensión del lobo debido a su incompatibilidad con la ganadería de ganado menor y que podrían haber sido consultados. También se extiende en la defensa de la Unión Europea de los hábitats humanizados tradicionales como herramienta indispensable para la conservación del ecosistema.

 El artículo no es un análisis sobre las políticas conservacionistas, si no una crónica, limitada en su extensión, sobre la polémica concreta despertada por el citado plan. Es correcto ceñirse a las dos organizaciones citadas como representativas de dos posturas enfrentadas. Sí es cierto, por el contrario, que se exponen con más detalle los argumentos de la primera organización.

“La periodista”, prosigue, “tampoco explica al lector con claridad que el catálogo de especies protegidas de la Unión Europea no incluye al lobo como especie protegida en el territorio al norte del río Duero, incluida Asturias, ya que es una especie en expansión, que está colonizando nuevos territorios a gran velocidad” . En el texto se explica que los ganaderos piden “que se convierta a la especie en cinegética como ocurre en otros lugares de España, como Galicia y Castilla y León. El cánido continúa estando protegido al sur del Duero”.  Y el pie de foto de la información aclara que “en Asturias solo la guardería del Principado puede cazar al lobo”. Una combinación de texto y pie de foto, efectivamente, difícil de comprender, pero que no responde a una voluntad de ocultar el dato. La misma periodista ha publicado artículos donde se describe la situación (“Al sur del Duero, la especie es intocable, está protegida por las directivas de la Unión Europea. Al norte del río, en cambio, puede ser cazado de forma controlada. De hecho, en todas las comunidades del norte, excepto en Asturias, está considerada especie cinegética”).

El lector añade que se menciona que el territorio del Parque Nacional de los Picos de Europa es el único en Europa con lobos.  Y cita un reportaje de Le Monde donde se habla de la existencia de lobos en el parque nacional de Mercantour. La periodista utilizó el dato, erróneo ateniéndonos a lo que afirma el diario francés, que le suministró el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en una respuesta a una pregunta suya sobre el particular.

El lector defiende una mayor consideración hacia la población agricultora y ganadera. Y escribe: “el propio plan de gestión del lobo establece, en su punto 4, lo siguiente: “EI Plan de Gestión del Lobo en Asturias tiene como finaIidad la conservación de la especie, manteniendo un nivel poblacional que garantice su viabilidad presente y futura y que resulte compatible con el adecuado desarrollo de las explotaciones agrarias y la deseada aceptación social en el medio rural asturiano”.  Es decir, mantener la compatibilidad con  desarrollo agroganadero y la aceptación social son premisas imprescindibles del plan de gestión, y el número de individuos admisible se supedita a estas premisas”.  Y concluye su carta afirmando “ la necesidad de que se sigan manteniendo estas actividades agroganaderas para la adecuada conservación de los ecosistemas siguiendo las directrices europeas, en los que lo importante no es una especie sino el conjunto de especies y actividades que lo mantienen. En este contexto es en el que hay que analizar la gestión y el futuro del lobo, y no desde un planteamiento animalista metido en una burbuja”.

Un debate complejo cuya exposición en todos sus términos no era objeto del citado artículo. Y donde, como refleja la mencionada noticia, incluso las cifras están bajo sospecha. El artículo se encabeza, por ejemplo, afirmando que “la conflictividad social con el lobo sigue en aumento en el Principado de Asturias. Los cánidos, según datos oficiales, matan cada año una media de 3.500 cabezas de ganado, lo que ha puesto a sus propietarios en pie de guerra, sobre todo porque el Gobierno asturiano les adeuda todavía 314.700 euros del año pasado y 487.449 de 2012 como indemnización por los daños sufridos”. Cifras, tanto sobre la mortalidad causada por los lobos como las referidas a la evaluación de los daños, que discute la organización conservacionista citada en el propio texto.

Dictamen, no sentencia

Por: | 15 de octubre de 2012

Un lector, Pere Vilanova, remite una corrección a “dos excelentes artículos recientes” de Joan Ridao, El por qué de Cataluña, y Francisco Rubio Llorente, Un referéndum para Cataluña. “Al hablar del Tribunal Supremo Federal de Canadá y su famosa posición de 1998 sobre el derecho de secesión de Quebec, se habla de "sentencia". No fue una sentencia, fue un "dictamen", es decir una "opinión doctrinal fundamentada" a petición del Gobierno Federal de Canadá, y ello tres años después de que en el segundo referéndum quebequés triunfase el "no". Es decir que el Tribunal Supremo no decidió con una sentencia vinculante en un litigio entre partes. Opinó (con excelente criterio jurídico-político, por cierto) sobre unas condiciones susceptibles de ser aplicadas en el futuro si se produjera un supuesto análogo, y si las partes así lo acordasen. Cierto que el reputado jurista Rubio Llorente cita ambos conceptos, dictamen y sentencia. Pero no fue una sentencia y conviene, más que nunca, que los lectores lo sepan, sobre todo a la hora de hacer paralelismos con la relación Cataluña-España”.

Las elecciones venezolanas

Por: | 13 de octubre de 2012

Varios lectores me han dirigido mensajes quejándose de un tratamiento sesgado en el seguimiento  de las elecciones venezolana.  Uno de los puntos es la falta de equilibrio en la selección de los artículos de opinión. El día de la jornada electoral se publicaron dos, de Mario Vargas-Llosa y Moisés Naím, favorables al candidato Henrique Capriles. Pero esta coincidencia no preocuparía tanto si no fuera porque durante la campaña no se han publicado artículos de partidarios de Hugo Chávez defendiendo sus postulados. Ha habido unas pocas referencias en alguno de articulista español elogiando, por ejemplo, su combate contra la pobreza, pero ninguno de firma venezolana. Y los lectores que lo subrayan tienen razón. En  el caso de los dos articulistas citados se trata de colaboradores con una periodicidad fija y son ellos los que deciden el tema a tratar. El responsable de Opinión, José Manuel Calvo, me ha comentado que se pidieron los artículos en función de la relevancia de la firma y no de su postura a favor o en contra de uno de los candidatos. El diario publicó un artículo de Capriles, ofrecido por su equipo con el compromiso de que no habría otro en ningún medio internacional. Se aceptó, prosigue, como se hubiera aceptado uno de Chávez, propuesta que nunca llegó a la redacción.

No se recibieron artículos de partidarios de Chávez, pero debía haberse tenido una conducta activa en la búsqueda de estas opiniones, al margen de su resultados finales.

En los mensajes se extiende la crítica al seguimiento informativo. Ignacio Díaz-Roncero, por ejemplo, escribe, “el chavismo, como fenónemo político y social, es un tema que tiene el poder de polarizar las opiniones hasta difuminar los puntos intermedios. Muchas veces parece que la única postura que las personas e instituciones pueden tomar frente a Venezuela es el pro o el antichavismo. No se trata aquí de negar la complejidad del asunto, o la necesidad - si el medio así lo percibe - de tomar posturas frente a hechos o políticas concretas. Preocupa mucho más que El País haya abandonado toda pretensión de imparcialidad para dedicar una cobertura mediática a todas luces anclada en el antichavismo”. Luis González Sanz considera que mientras se vertían críticas a la gestión y figura del presidente Chávez, no las había en los perfiles del candidato. Es cierto, como cita este lector, que ha habido análisis optimistas sobre el atractivo electoral del candidato (“sus programas sociales (..) no logran mitigar el rechazo que la mayoría de los venezolanos siente ahora por la vocación continuista del 'presidente-comandante'?”).  ¿Dónde estaba ese rechazo de la mayoría hacia un candidato que ha sacado ese mismo día 7.444.082 votos, superando a su opositor por casi 1.300.000 votos?, se pregunta el lector.  Es evidente que una valoración tras conocerse los resultados no tiene los riesgos de hacerla en plena campaña, pero se infravaloró el atractivo electoral de Hugo Chávez. Con todo, Chávez ha obtenido 700.000 más que en 2006 con una participación histórica, la mayor en 30 años, y con una tremenda movilización de su electorado. Un candidato que el día de reflexión ofreció una rueda de prensa donde reiteró sus mensajes. Ruedas de prensa donde los periodistas que hacen preguntas incómodas son abucheados.

  Otro aspecto es que las crónicas expongan críticas al régimen de Chávez. La contabilidad electoral ha sido limpia, como publicó este diario ("Es imposible que haya fraude en las presidenciales", se titulaba una entrevista a la presidenta del Consejo Nacional Electoral de Venezuela), pero Chávez maneja el gobierno con formas autocráticas. Y sería un error ignorarlo en las crónicas electorales. Como recordaba Le Monde,  Chávez se hizo votar plenos poderes en 2010 y gobierna por decreto desde enero de 2011 “dejando la nueva Asamblea sin poder”.  Transparency org coloca Venezuela en el puesto 172, en un análisis sobre la corrupción (de un total de 182 países, en una lista que se ordena por países de menos a más corruptos). La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, ha instado a Venezuela a reconsiderar su decisión de retirarse de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Ello podría suponer, según sus palabras, un serio revés para la protección de los derechos humanos en Venezuela y en toda la región. Reporteros sin Fronteras, en un informe presentado ante la comisión de Derechos Humanos del Parlamento europeo recordó, entre otros aspectos, que “hacer una crítica o interpelar al poder se ha convertido en un “insulto al pueblo” o en un intento de “desestabilizar a la Nación”. Esta “guerra mediática”, que también incluye a las ONG, forma parte de la línea editorial de los medios públicos”. Etcétera.

Por tanto, aunque no se reitere el fundamento de determinados adjetivos, como “populista” o “caudillo” en las crónicas, existen razones que justifican su empleo. El Libro de Estilo, a propósito de esta cuestión precisa que “el uso de los adjetivos calificativos debe restringirse en los géneros más puramente informativos, en los que prima la objetividad. En estos supuestos, sólo se admiten los adjetivos que añadan información, y, en cualquier caso, es preferible sustituirlos por datos concretos. (…) En otros géneros, como reportajes y entrevistas, los calificativos pueden ser un elemento enriquecedor”.

   Como definió Stephen J. Berry, la objetividad es un método que “consiste en ayudar al periodista a ver los hechos con tanta precisión como la fragilidad humana lo permite”. La objetividad, que debe exigirse en la búsqueda y exposición de datos, no debe conducir a la asepsia.

El 7 de octubre se publicó un largo repertorio de estadísticas sobre los años de chavismo. En 1998 había un 50,4% de pobres y un 20,3% de pobres extremos. En 2011, la cifra bajará al 31,6% y al 8,5%, respetivamente.  La tasa de alfabetización pasó del 90,9% en 1998 al 93,60% en 2010. La escolarización en el curso 2010-2011 ascendió en primaria al 93,2% y el 73,3%, en la secundaria. El desempleo en 1998 era del 16,6% y descendió al 7,9% en 2011. Pero, al mismo tiempo, el 43% de la población activa está en la economía sumergida. La inflación en 1999 era el 20% y se ha disparado al 27,9% en 2011. Y en 1998 se exportaron 3 millones de barriles y 1,6 millones ahora. Sin embargo, la compañía estatal ha subido su plantilla de 32.000 trabajadores a 105.000.

 Por el contrario, sobre qué tipo de política hizo Herique Capriles durante sus mandatos políticos como alcalde o gobernador, el diario no ha ofrecido datos del mismo rango y ha centrado su atención en sus mensajes como candidato sin repaso de su trayectoria en el poder. Es lógico prestar más atención a la gestión del presidente que a la del candidato, particularmente cuando este logró introducir como tema central de la campaña  la incompetencia del Gobierno de Chávez, tema al que éste tuvo que entrar "reconociendo errores y prometiendo ser un mejor presidente”. Pero, aunque ello no merezca una atención idéntica a la trayectoria de  Chávez,  su ausencia explicaría en parte la percepción de los remitentes de las quejas.

Facebook y la privacidad

Por: | 04 de octubre de 2012

Dos lectores me han remitido otros tantos mensajes considerando que la información sobre la aparición en Facebook de mensajes privados publicada por este diario fue errónea. En la edición impresa se tituló “Un fallo de Facebook desvela mensajes privados de sus usuarios”. La última versión de la noticia en el digital, que se actualizó tras el cierre de la versión impresa, dice “Facebook deja al descubierto mensajes privados”.

Esto sucedía el día 25 de septiembre. El 2 de octubre se publicaba una información sobre el dictamen de la Comisión Nacional de Informática y Libertades de Francia (CNIL) que se encabezaba diciendo “Francia da la razón a Facebook sobre el cambio en la privacidad de mensajes”. De la lectura de los citados titulares puede desprenderse lo que afirman los lectores. Sin embargo, es cierto que la red social deja al descubierto mensajes privados. Lo que no se ajusta a la realidad es que en la primera información se atribuyera a un fallo técnico. El problema se debe, lo que no deja de ser preocupante, a los cambios de configuración de la privacidad que periódicamente introduce Facebook. En cuanto al dictamen del CNIL, es verdad que el organismo da carpetazo a la investigación por no encontrar un fallo ni responsabilidad en Facebook, pero en la propia nota afirma que los cambios recurrentes y unilaterales de la red social explicarían la confusión. No se trata de que se publiquen los mensajes del sistema de correo de Facebook. Los contenidos antiguos que han aparecido públicamente son mensajes antiguos enviados desde el muro a otro miembro de la comunidad. La propia CNIL asegura que “la naturaleza privada de los contenidos de determinadas conversaciones reveladas parece indiscutible”. Lo que sucedió es que mensajes que los miembros de Facebook enviaban a otro desde su muro no podían consultarse por terceros. Con el cambio de condiciones de privacidad y la introducción de una nueva arquitectura en la citada red social, estos mensajes se convirtieron en públicos cuando su autor, a la hora de enviarlos, estaba en la convicción lógica (no eran accesibles a terceros) de que se trataba de mensajes privados.

Rosa Jiménez Cano, la periodista que ha seguido este episodio, me comenta que en la primera edición del diario del martes 25 se publicó que Facebook tenía un fallo en la privacidad. “El propio servicio de atención a los medios de Facebook insistió en que lo estaban estudiando. Y también se citó a Techcrunch, un medio especializado en tecnología y de reconocido prestigio en el sector. Tras el cierre de la edición hicimos cambios y se modificó la noticia de Internet. Fue cuando Facebook alertó de que el error no era tal, sino que un cambio en sus términos de uso causado por el despliegue forzoso de su nueva portada dejaba al descubierto los escritos en el muro entre contactos. No eran técnicamente mensajes confidenciales, pero sí concebidos por el usuario como privados, que tras esta actualización de la red social, quedaban al descubierto. Los miembros europeos de la red social fueron los últimos en recibir este cambio obligatorio en sus perfiles. Al comenzar a usarlo se percataron de los cambios. Descubrir que conversaciones personales se podían consultar tranquilamente solo saltando entre flechas disparó la alarma. En todo caso, no parece una buena opción culpar a los clientes, más de 900 millones, de hacer un uso deficiente de la herramienta”.

Jiménez Cano había abierto en el blog La cocina de Vida & Artes un espacio donde planteaba una serie de preguntas sobre el asunto. Por ejemplo: ¿Por qué se han 'desvelado' mensajes anteriores a 2009?. A la que respondía: “Porque entonces Facebook no tenía mensajería equivalente al correo electrónico. Se compartía en el muro, con candado, para que solo lo viera la persona escogida; la comunicación interpersonal consistía en ir de muro en muro. Ni se podía poner 'me gusta' a un comentario, ni tampoco contestar al mismo de manera contextualizada creando un hilo de conversación como sucede ahora”.

El propio medio francés que destapó la polémica, Metro, al publicar la respuesta del CNIL titulaba “No hay bug de Facebook para el CNIL, pero…” Y el “pero” estaba plenamente justificado. Según CNIL, “los mensajes incriminados por numerosos usuarios parecen ser exclusivamente mensajes de “muro a muro” y no enviados por intermediación de la mensajería electrónica privada de Facebook”. “Los usuarios tenían la impresión de enviar mensajes privados cuando utilizaban el sistema “muro a muro”, asegura.

Es decir, el fallo fue atribuir el problema a un error técnico cuando era consecuencia de un cambio voluntario de Facebook. Los mensajes de lectores que denuncian la publicación de viejos mensajes suyos dirigidos exclusivamente a otro miembro de la red social demuestran que el problema existe.

La esposa de...

Por: | 01 de octubre de 2012


El 12 de este mes una noticia en la edición digital se encabezaba con el siguiente título: TVE ficha a la esposa del ministro Wert como tertuliana de ‘Los desayunos’. Después fue sustituido por Edurne Uriarte se incorpora como tertuliana a ‘Los desayunos de TVE’.Pero el tiempo que permaneció bastó para que reaccionaran lectores como Samuel Martín. En su carta argumenta: “Me resulta un titular machista, en tanto que trata de ‘esposa de’ a alguien que tiene una larga trayectoria pública, al menos comparable a la de su marido, si no mayor, aunque en distinto ámbito. Entiendo que la noticia intenta presentar que la actual dirección de TVE está incluyendo a personas con un cierto sesgo político. Puede ser legítimo presentar esa posición, partiendo de la trayectoria de Edurne Uriarte. Incluso, el hecho de que sea esposa de un ministro del actual Gobierno es relevante, como señalaba un artículo de la edición del País Vasco de su propio diario hace unos meses, porque en su actividad como comentarista política es de legítimo ‘interés público’ para los ciudadanos el saber que a la hora de escribir o de verter opiniones sobre las políticas del actual Gobierno o, para más inri, sobre las reformas llevadas a cabo por el Ministerio de Educación, lo hace desde una determinada posición. Pero el hecho de que se presente como titular, hace de lo adjetivo sustantivo, y provoca que parezca que su único mérito es ser esposa de un ministro. Como prueba, puede leer los comentarios a la noticia, que se dedican a descalificarla y a tratarla de enchufada (más por su parentesco que por su posición política)”.

El cambio de titular se hizo a iniciativa de la propia redacción, no como reacción a ninguna crítica externa.

Berna González Harbour, subdirectora de este diario, a quien trasladé la carta, me ha remitido un texto a propósito del titular. “El lector tiene toda la razón. Es un titular absurdo que nunca debimos haber publicado. Edurne Uriarte es una conocida columnista, tertuliana y profesional que no ha necesitado jamás ser esposa de un ministro para participar en numerosos foros. El planteamiento desliza una insinuación de nepotismo mal sustentada (que habría sido equivalente si se tratara del esposo de una ministra), pero que adquiere además un matiz machista al profundizar en la imagen de esposa amparada por su marido. Su fichaje ni siquiera debía ser una noticia, si no era dentro de un planteamiento más amplio sobre los nuevos tertulianos en TVE y la salida de otros. Pido disculpas a Uriarte por ello y a los lectores, a los que creo que no acostumbramos a castigar con planteamientos tan machistas”.

Indudablemente no debe ocultarse que la citada columnista es esposa de un ministro del Gobierno, pero encabezar la noticia con esta condición conyugal insinúa claramente, como reflexionan tanto el lector como la periodista, que ha sido fichada precisamente por su condición de esposa y no por su trayectoria como tertuliana, al margen de la opinión que cada cual tenga sobre sus posiciones.

Este tipo de errores son detectados infaliblemente por los lectores, que los consideran, razonablemente, como la consecuencia de una persistente contaminación de patrones sexistas, androcéntricos.

En el blog, como muestra de ello, han sido objeto de comentario una crónica sobre un plan para controlar los gastos en el Consejo del Poder Judicial que incluía propuestas, según se explicaba en el texto, sobre las bonificaciones que las líneas aéreas “abonan a los vocales o sus esposas”, obviando que hay vocales mujeres que pueden tener maridos. O una excelente descripción, a juicio del lector, de una subasta judicial donde se reseñaba que la secretaria vestía una falda hasta la rodilla. Ello sería menos discutible si pudieran leerse con igual normalidad descripciones sobre los atuendos masculinos. Difícilmente encontraremos titulares como No todas las alemanas son como Merkel... (las hay con estilo) aplicados a sus colegas del otro sexo.

Otra cosa, distinta y lógica, es que el comentario se enmarque en un análisis sobre una estrategia de imagen como el publicado recientemente sobre la princesa Letizia (“dispuesta a demostrar que no gusta de excesos, cada vez luce más ropa adquirida en tiendas de bajo coste y repite modelo en las grandes ocasiones”). Con todo, también en este caso, llegan reproches. Sara Álvarez lo hace, pero quiero destacar de su carta una reflexión más general: “Cualquier feminista (hombre o mujer) debería levantarse contra esta dictadura de la apariencia que nos ahoga, en pleno siglo XXI. ¿Les parece serio en un periódico de la categoría de EL PAÍS seguir hablando de estas cosas?”. La lectora hace culpables a los medios de las numerosas conversaciones que ha escuchado sobre la fealdad de una ministra o el traje garçon de otra. “Desde su condición de mujeres políticas no las voy a defender (...), pero sí romperé una lanza porque se acabe esta dictadura de la estética que oprime a las mujeres”.

En otro orden de cosas, un lector, Javier García Erviti, remite una advertencia sobre el mal uso de los nombres y apellidos de personajes de nacionalidad china. Señala que algunos periodistas de este diario no son conscientes de cuál es el nombre y cuál el apellido, y cometen errores como el titular Meilutyte, de 15 años, Shiwen, de 16, y Franklin, de 17, emergen ya como grandes campeonas. “Meilutyte y Franklin son apellidos, Shiwen es el nombre de pila de una chica que se apellida Ye”. Es costumbre, explica en su carta, en la lengua china anteponer el apellido al nombre “de pila”, como también lo es en otras lenguas, como la húngara y la japonesa. “En el caso de japoneses y húngaros, solemos trasponer ambos y así adaptarlos a nuestra costumbre: Haruki Murakami (japonés) o Daniel Gyurta (húngaro). Pero por algún motivo atávico mantenemos la costumbre de las lenguas china y coreana, y así hablamos de Mao Zedong y Yao Ming (chinos) o de Ban Ki-moon (coreano), con el apellido en primer lugar (aunque al menos su diario lo hace siempre del mismo modo, no como otros)”. Esto, prosigue, produce una confusión general en el público y ocasional entre los propios periodistas, que a veces se refieren “al primer ministro chino como Jiabao o al provocador artista de ese país como Weiwei, o a la nueva prodigio de la natación como Shiwen, apelaciones que solo emplearía su círculo familiar más íntimo y que en realidad en estos casos no denotan familiaridad, sino ignorancia”. El lector propone “aplicar para todos los nombres la costumbre de la lengua castellana (y de la mayoría de las lenguas del mundo) y así hablar de Zedong Mao, Xiaoping Deng...”. Trasladé la carta a Dolors Folch, fundadora de la Escuela de Estudios de Asia Oriental en la Universidad Pompeu Fabra. “En China, el apellido antecede al nombre. Curiosamente, apenas hay unos cien apellidos (incluso menos, porque varios son homófonos sin ser homógrafos). La mayoría de estos apellidos tienen una única sílaba. Indudablemente, si se desconoce este dato y el redactor escoge Shiwen para denominar a una persona que se llama Ye Shiwen... estará cometiendo una familiaridad inaceptable que puede considerarse grosería. Es como si un periodista chino, para referirse, por ejemplo, a Pasqual Maragall escribiera simplemente Pasqual”.

Folch, sin embargo, es partidaria de reproducir los nombres en el orden original (primero el apellido) y no proceder, cuando se escribe en castellano, a invertirlos.

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