Defensora del Lector

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La figura del Defensor del Lector fue creada por la Dirección de EL PAIS para garantizar los derechos de los lectores, atender a sus dudas, quejas y sugerencias sobre los contenidos del periódico, así como para vigilar que el tratamiento de las informaciones es acorde con las reglas éticas y profesionales del periodismo. Puede intervenir a instancia de cualquier lector o por iniciativa propia.
Principios éticos del diario EL PAÍS

Defensora del lector

Lola Galán

se incorporó a la plantilla de EL PAÍS en 1982, tras una etapa como colaboradora del diario. Ha sido redactora de las secciones de España y Sociedad, y reportera de la sección Domingo. Entre 1994 y 2003 ha ocupado las corresponsalías de Londres y Roma. En los últimos años ha trabajado para los suplementos del fin de semana, incluida la revista cultural Babelia. Madrileña, estudió Filosofía en la Universidad Complutense y Periodismo en la Escuela Oficial de Madrid.

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Las dos culturas

Por: | 30 de diciembre de 2012

Una lectora, María A. López, ha rastreado durante dos meses gazapos de tipo científico de distinta envergadura y visibilidad. La remitente se fija, por ejemplo, en noticias ajenas a esta temática, pero que manejan conceptos científicos. En un artículo sobre el estudiante de Electrónica que planeaba una masacre en la Universidad de Baleares se habla de “amonio nitrato con nitrógeno”, expresión que figura en la nota policial sobre la detención del estudiante. “Pues bien”, aclara la lectora, “una molécula de nitrato amónico tiene forzosamente dos átomos de nitrógeno”.

También merece su atención un reportaje sobre arte en la que se define a la araña como un insecto que teje telas. “No es la primera, ni la segunda vez que encuentro tal disparate: decir que una araña es un insecto es tan absurdo como decir que lo es una gamba. También fácil de comprobar en Internet, pero, claro, hay que tener al menos la duda”, concluye.

Hay algunos particularmente complejos. En una nota de agencia sobre que los animales separados de sus congéneres modifican su cerebro, se afirma que “la mielina, una forma cubierta de grasa de las neuronas que protege las conexiones sinápticas…”. El error se produce precisamente al querer explicar qué es la mielina. La lectora replica que, “en primer lugar, la mielina no es una cubierta de las neuronas, sino solo de sus prolongaciones llamadas axones, y no de todas las neuronas, aunque sí de muchas en los mamíferos; segundo, y más grave, la mielina en modo alguno protege las conexiones sinápticas; de hecho, los axones pierden la vaina de mielina antes de la sinapsis. El efecto evolutivamente interesante de la mielina nada tiene que ver con la transmisión sináptica y sí, en cambio, con la mayor velocidad de propagación del impulso a lo largo de los axones”. He consultado este error con un especialista que me confirma el fundamento de la crítica, al tiempo que me admite, con resignación, que este tipo de errores se prodigan en la prensa generalista, casi fatalmente impermeable a este tipo de conocimiento en piezas no firmadas por redactores especialistas.

Otro caso se debe al empleo de una expresión confusa (“la malaria es una enfermedad transmitida por un parásito, el plasmodio”), pero que no es producto del desconocimiento del autor de la noticia que ha explicado el mecanismo del contagio con total precisión en varios otros artículos y la infografía que acompaña a este lo narra con la misma corrección. La lectora apunta que “a nadie se le ocurriría decir que la rabia es transmitida por un virus, sino que es producida por un virus y transmitida por los perros y otros mamíferos. De la misma forma varias especies de Plasmodium (un parásito unicelular) producen la malaria, y varias especies de Anopheles (un mosquito) la transmiten”. En la citada infografía se explica con claridad que el parásito Plasmodium falciparum es inyectado en el cuerpo humano por la picadura del mencionado mosquito.

Al margen de estos episodios, a lo que induce el listado remitido por la lectora es a una reflexión sobre el déficit de cultura científica instalada en España entre personas cultivadas en otros saberes. No se trata de exigir un conocimiento enciclopédico. Se trata de tener las alertas intelectuales suficientes para detectar cuándo es conveniente una consulta, un chequeo, para no reproducir errores.

Precisamente este mes, en la edición digital, se ha publicado un vídeo realizado por este diario en la feria de Guadalajara (México). El título resulta casi programático: ¿Se puede ser culto sin saber de ciencia? Y en el citado vídeo, Jorge Wagensberg, director científico de la Fundación La Caixa, responde a la pregunta. Es imposible querer ser culto sin tener nociones de ciencia.

“Cultura es conocimiento que se transmite por vía no genética”, explica. Y la ciencia es cultura porque no nacemos con conocimientos de matemáticas o física. “El problema”, prosigue, “es que no solamente hay muchas personas que consideran que se puede ser una persona culta sin saber ciencia, sino que hay gente que está orgullosa, y presume, incluso, de no saber ciencia. Es una tragedia”.

No se trata de un asunto inédito. El científico y novelista C. P. Snow ya planteó el problema de las dos culturas en 1959, en una conferencia que levantó una viva polémica sobre la brecha existente entre el saber humanista y el científico.

Snow recordaba que muchos intelectuales sueltan una risita entre burlona y compasiva cuando un científico admite que no ha leído una importante obra literaria. Sin embargo, estos mismos intelectuales no se sienten avergonzados por no ser capaces de enunciar el Segundo Principio de la Termodinámica. “Y sin embargo, les estaba preguntado más o menos el equivalente científico de ‘¿Ha leído alguna obra de Shakespeare?”. Según Snow, muchas de las personas inteligentes de Occidente tienen el mismo saber científico que el de su pariente neolítico.

Umberto Eco considera que el pensamiento mágico persiste en la sociedad moderna gracias a la tecnología que nos hace perder de vista la cadena de causas y efectos.

El usuario aprieta un botón del ordenador y obtiene los resultados de un cálculo astronómico, “pero no sabe lo que hay detrás”. Y dirigiéndose a los científicos concluía de forma pesimista: “Si se tiene que imponer una imagen no mágica de la ciencia, no debieran esperarla de los medios de comunicación, deben ser ustedes quienes la construyan poco a poco en la conciencia colectiva, partiendo de los más jóvenes”. En los múltiples comentarios que suscita el vídeo mencionado un lector recoge la entrada de “cultura” de la Real Academia que, en su segunda acepción, la define como “conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico”, y se interroga sobre la imposibilidad de “tener juicio crítico en un entorno tecno-científico si lo ignoras”. Un entorno que en la actualidad forma parte de la vida cotidiana, que no está restringido a los laboratorios, y que exige una mínima competencia para entenderlo o, al menos, para despertar nuestras dudas y cerciorarnos cautelarmente de la precisión de las explicaciones.

Con respecto a otro asunto. El pasado fin de semana, la edición impresa, incluso en algunas ediciones que habitualmente no tienen problemas horarios para reflejar los resultados de las competiciones deportivas que se celebran tardíamente en la vigilia, no publicó la crónica de distintos partidos. Varios lectores han remitido su queja por ello. “¿Cómo es posible que en la edición que llegó a Zaragoza el domingo no se recojan las crónicas de los partidos de fútbol del Barcelona que jugó a las 18.00 y del Madrid que jugó a las 20.00?”, se preguntaba en una de las cartas. El diario publicó sendas notas los días 22 y 24, aunque no el día 23, en la sección de Deportes en las que se explicaba brevemente que por problemas técnicos derivados de la huelga de Pressprint no se había podido ofrecer la citada información. Pressprint es una empresa del grupo editor de este diario. Ayer, el periódico publicó una información sobre el pacto alcanzado en la negociación del ERE.

 

Retrato de un asesino

Por: | 21 de diciembre de 2012

A propósito de la tragedia de Newtown, he recibido cartas de lectores reprochando que inicialmente el diario se hiciera eco de que el asesino pudiera padecer “un trastorno autista”, según su hermano o compañeros de instituto. Alena Collar, por ejemplo, criticaba que apuntar hipotéticamente esta condición estigmatiza a todo un colectivo. “Mucha gente que lea como se lee habitualmente -o sea, deprisa- pensará: "ah, claro, es que era autista...".
Por su parte, Hernán Díaz, vinculado a la Fundación de Educación para la Salud y coordinador del magíster Comunicación y Salud de la Universidad Complutense, considera irresponsable por parte del diario haber hecho estas alusiones de dudoso fundamento. “Incluso si se hubiera confirmado de forma fehaciente que el asesino padecía algún tipo de TEA, deberíamos preguntarnos: ¿Es esa la causa de su conducta asesina? ¿Hay alguna investigación seria que concluya que las personas con algún tipo de TEA son peligrosos para la sociedad o pueden convertirse en asesinos en serie solo por el hecho de padecer ese trastorno? ¿Hay estadísticas que, cuando menos, sugieran que son seres más peligrosos que el resto de los humanos? La respuesta es evidente: no hay nada que avale esa información”. “Le aseguro que este tipo de informaciones solo sirven para alimentar los estigmas que afectan a un colectivo de personas que, por el propio trastorno que padecen, ya tienen dificultades para relacionarse e integrarse. Le escribo también como profesional dedicado a la comunicación para la salud, tanto desde el ámbito profesional como el académico, en donde dedicamos muchas horas a formar e informar para que este tipo de errores de bulto no se produzcan”.

La hipótesis de que el autor del trágico tiroteo pudiera padecer este tipo de desorden figuraba en el artículo de The New York Times (un artículo que ha sido objeto de polémica en el propio diario estadounidense), traducido en la versión digital, que posteriormente se sustituyó por otro de la propia redacción en la que no había ninguna alusión a este supuesto trastorno. Con todo, durante unas horas se mantuvo un subtítulo en la portada digital que aludía a ello cuando el artículo inicial que albergaba la mencionada alusión ya había sido suprimido. También figura en una noticia en el digital sobre el hermano del autor. El día 12, el diario, tanto en la edición digital como en la impresa, publicó un artículo de la psiquiatra Lola Morón que claramente combatía cualquier falsa idea de causalidad entre esta hipotética condición mental del joven y lo sucedido. En el artículo se afirmaba que no se trata de una persona con claros síntomas de un Trastorno Generalizado del Desarrollo. “La retracción social, la timidez o el aislamiento no convierten a nadie en un asesino, sin embargo necesitamos que nos hablen de enfermedad mental, en un intento de poner una barrera entre estos sujetos y nosotros, sabernos incapaces de cometer una barbaridad porque nos sabemos sanos. Los crímenes en masa perpetrados por jóvenes en EE UU en las últimas décadas escapan a nuestra capacidad de comprensión. Sin embargo, existe una amplia bibliografía en estudios de investigación en psicología social que demuestran que cualquier ser humano, aparentemente adaptado, es capaz de llevar a cabo acciones de las que ni él ni las personas cercanas les considerarían jamás capaces”.

Las menciones iniciales al supuesto trastorno del joven fueron un error (The New York Times ha explicado que los investigadores manejaron esta hipótesis) y pueden efectivamente inducir, involuntariamente, una interpretación absolutamente equivocada sobre lo sucedido que el diario no ha establecido. De hecho, si el diario ha prestado una particular atención a esta tragedia no ha sido únicamente por su dimensión sino porque reabre nuevamente el debate sobre la permisiva legislación estadounidense sobre el acceso ciudadano a las armas de fuego. 

Inglés 'sevillano'

Por: | 19 de diciembre de 2012

Una lectora reprocha el titular inicial de la información El molesto “merry Christmas” en inglés sevillano de Sergio Ramos. En nombre de la Fundación Real Madrid, Sergio Ramos había grabado en inglés y en castellano una felicitación navideña para todos los socios. Sin embargo, la mala pronunciación del defensa sevillano causó tantas bromas entre los internautas que vieron el vídeo, que los responsables del canal de YouTube de la Fundación decidieron retirarlo. Horas más tarde, sin embargo, se dieron cuenta de que era más importante que el mensaje de la estrella deportiva llegase a la mayor cantidad de socios posibles y volvieron a subirlo. Ramos se lo tomó con humor y respondió a través de su cuenta de Twitter: "Buenas noches amig@s. Por la sonrisa de un niño: inglés, alemán, ruso... Lo que haga falta, señores. ¡Hala Madrid!". El diario, en función de los episodios que se iban produciendo alrededor del vídeo, actualizó el  contenido de la información que ahora se encabeza con este titular: "Por la sonrisa de un niño: inglés, alemán, ruso... Lo que haga falta"

Resumo la reflexión de la lectora:

"Sí, nací en Sevilla, y sí, hablo inglés. Tengo además la suerte de poder desarrollar mi profesión en Londres, donde resido actualmente. Hasta la fecha, ninguno de mis interlocutores anglosajones ha detectado que procedo del sur de España”. (… )No soy un oasis en medio del desierto, conozco a no pocos andaluces que, ahora en Londres, ahora en otros países, consiguen la gesta de hablar más idiomas que el castellano, siempre por motivos laborales, que como ustedes recuerdan diariamente, obligan al éxodo. Le insisto tanto con las perlas laborales porque ustedes trufan con ellas sus artículos y esa situación provoca en muchas ocasiones que sea en la huida de casa cuando muchos descubren con infinita vergüenza que su nivel en el idioma no es el deseado para emprender ese tipo de aventura. Por eso, defensor del lector, el titular es una gran ocasión para que estos sevillanos escuchen comentarios desagradables cuando tímidamente lo intentan, comentarios alimentados por los "creadores de la opinión pública". Tras recordar que el diario no hizo bromas sobre un supuesto "inglés gallego" de Rajoy cuando pronunció la frase "it's very dificult todo esto" ante Cameron, la lectora afirma que el titular se la juega"como la colonia de hombre a cortas distancias" y le parece "más propio de un digital rebajado a la categoría de acordeón que busca entretener con carambolas. Esperando no encontrarme más ataques tan gratuitos de su diario, se despide cordialmente, desde Londres, Cynthia de Benito".

¿Homofobia involuntaria?

Por: | 16 de diciembre de 2012

Un lector, Gerardo Vizmanos, ha remitido una extensa queja por la información La ‘última’ explicación de la homosexualidad en la que se describe una investigación epigenética sobre la homosexualidad. El remitente considera que “comenzar diciendo que ‘la causa de que existan hombres gais o mujeres lesbianas sigue intrigando a los científicos’ o seguir diciendo que ‘el hecho de que ese tipo de orientaciones se den en prácticamente todas las culturas y que haya persistido a lo largo del tiempo’ son propias de una patologización de la orientación sexual. Supongo que produciría sonrojo leer un artículo sobre cuáles son las causas de que existan hombres o mujeres heterosexuales, que, por cierto, también se dan en todas las culturas, pero en el caso presente además de sonrojo producen enojo porque además del significado de falta de rigor está presente el significante de la homofobia. Solo bajo un esquema de homofobia interiorizada es posible enfocar así la noticia. (…) La división cartesiana del sexo en hombre y mujer o de su adscripción obligatoria al género masculino o femenino o la división clínica de homosexualidad y heterosexualidad es una convención humana que resulta simple y reduccionista y que no atiende a la realidad. La aceptación del redactor del hecho de ‘los homosexuales’ como un grupo susceptible de ser analizado o como algo diferente a una supuesta normalidad,y sobre el que sea aceptable encontrar causas de existencia y razones de persistencia, supone un enfoque que acepta esta división cartesiana construida con parámetros profundamente homófobos y que hacen el artículo ofensivo”.

He considerado pertinente publicar sus elaboradas reflexiones, aunque no las comparta, porque plantean un debate vivo socialmente como demuestran los comentarios a la citada noticia en el propio diario: ¿los estudios científicos sobre la homosexualidad la convierten en una patología, en la medida que estudia lo que no es normal?

Es cierto que históricamente y de manera aberrante, la homosexualidad ha sido considerada una enfermedad mental. De hecho, hasta 1973 no decidió la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) eliminar la homosexualidad del Manual de diagnóstico de los trastornos mentales (DSM). Y no fue hasta 1990 que la OMS decidió hacer lo propio.

También es cierto que la instalación de estereotipos nocivos en una sociedad es muy difícil de desactivar plenamente. Sin embargo, la investigación sobre hipotéticas explicaciones de la homosexualidad no debe conducir forzosamente a estigmatizar esta orientación sexual ni ha de suponer que se contemple como una anomalía que debe curarse. Puede obedecer perfectamente a una necesidad de conocimiento. Quien lo haga con otra finalidad comete un tremendo error o lo hace con intención persecutoria.

También hay estudios sobre la mayor presencia de personas rubias en los países nórdicos o sobre las personas zurdas sin que ello deba suponer que se penaliza el ser rubio o zurdo (aunque también se ha dado eso en el último caso). En un segundo mensaje tras una respuesta privada por mi parte, el lector concretaba que “a diferencia de las personas ‘rubias’ que existen, el término homosexual es una mera clasificación social que para muchos (…) no existe como algo esencial, sino que es una mera construcción nacida desde la injuria”. Y concluía: “Aceptar un discurso de la búsqueda del origen de lo homosexual es, a mi juicio, aceptar al mismo tiempo una taxonomía sobre la orientación sexual como patológica”.

El lector reprocha al diario no estar lo suficientemente atento a los sistemáticos episodios de discriminación que padece este colectivo. “En particular el racismo, el machismo y la homofobia han destacado por causar sufrimiento físico y psicológico, además de muertes. Supongo que su periódico también es consciente de que la homofobia no es un tema académico, sino una realidad patente que causa torturas y condenas de muerte o cárcel con trabajos forzados en muchos países. Pero no hablamos de un problema lejano. Hablamos de un problema que causa que miles (y digo miles) de adolescentes sufran un acoso insoportable a diario, llevando a muchos a poner el suicidio adolescente en un lugar destacado en las causas de muerte en nuestro país. Asuntos todos estos que, lamentablemente, no veo que encuentren en su periódico el mismo eco que la noticia a la que se refiere el artículo”.

Sin entrar a valorar si la cuantía de artículos es suficiente, el diario y el propio autor del mencionado artículo han estado atentos al tema. He hecho un repaso a noticias recientes sobre la cuestión. El autor de la citada información explicaba en octubre la presentación de la primera demanda por parte de una persona lesbiana por la represión sufrida durante el franquismo. En el artículo se recordaba que “gais, lesbianas y transexuales sufrieron, con diferente rigor durante el franquismo, primero la ley de vagos y maleantes y, luego, la de peligrosidad social. Los artículos que se les aplicaban de esta última estuvieron en vigor hasta 1979, cuatro años después de la muerte del dictador. Incluso hubo algún caso en que se les aplicó en plena Transición. Tampoco fueron beneficiados por el indulto de 1975 ni la amnistía de 1976”.

En septiembre recogía una encuesta que denunciaba que el 43% de los alumnos que se sienten acosados por su orientación sexual piensa en el suicidio; el 35% lo planea; el 17% lo intenta. Al comparar estos datos con otros trabajos sobre el acoso en general, la proporción de jóvenes homosexuales que se plantean quitarse la vida es el triple que en el resto. La causa de esta desigualdad está en la acumulación de estigmas y la falta de apoyos. La mayoría de los menores y jóvenes homosexuales intenta ocultarlo a sus padres. De hecho, de los acosados, solo el 18% pidió ayuda a la familia; un 10% no lo hizo, pero no pudo ocultar su situación, y el resto, el 72%, no dijo nada en casa. Por último, en mayo, recogía una estadística según la cual 78 Estados mantienen leyes para perseguir las relaciones homosexuales. En siete se mantiene la pena de muerte.

En otro orden de cosas, el domingo pasado, en portada, se publicó una fotografía de Jaled Meshal, líder de Hamás en el exilio, en su primer viaje a Gaza. La fotonoticia remitía a un editorial en la página 30 y a una información en la sección de Internacional, en la página 6, que ocupaba una columna. Sin embargo, en varias ediciones la citada página estaba ocupada por un anuncio y la noticia, que tuvo su versión digital, además de una amplia fotogalería, no podía leerse en ninguna otra página. Se trata de un lamentable error al desplazar un anuncio y no administrar la información que la citada publicidad desalojaba de la página en otra de la misma sección. Esta es la explicación de lo sucedido, no una excusa por algo que no debió haber ocurrido.

Otro error fue el pie de foto publicado el día 10 sobre la información titulada Bildu evita citar a ETA en su primer acto por las víctimas en San Sebastián.En contra de lo que reseña el texto informativo —Bildu evitó hacer cualquier alusión a ETA—, el pie de foto presenta a dos dirigentes de Bildu “en el homenaje a las víctimas de ETA”. Como señala un lector de Bilbao, “amén de falso políticamente, es contradictorio con el propio titular”.

Apellidos e idiomas peninsulares

Por: | 06 de diciembre de 2012

Un lector, Ángel Hernando, ha remitido una carta en la que reprocha que se acentúe el apellido del presidente de la Xunta de Galicia. Sustenta su queja en una consulta dirigida a la Real Academia. La carta dice: “En EL PAÍS (y en el resto de la prensa española, diría yo) aparece continuamente el apellido Feijóo tildado. Creo que no debe tildarse por ser una palabra llana terminada en vocal. No obstante, ante los Feijóo que aparecen por doquier, pensé que pudiera estar yo equivocado. He evacuado consulta a la Real Academia Española y esta me contesta: "La palabra objeto de su consulta contiene un hiato formado por una secuencia  de vocales idénticas y se acentúa de acuerdo a las reglas generales: Feijoo [fei.jó.o] se escribe sin tilde porque es una palabra llana terminada en vocal".
Sin embargo, aunque el diario se escribe en castellano, en el tema de los nombres propios se respeta la grafía de otras lenguas peninsulares si así lo hace su titular. En el caso del presidente de la Xunta, utiliza Feijóo. El Libro de Estilo del diario establece a propósito de esta cuestión que : ”Los nombres y apellidos en cualquiera de las otras lenguas habladas en España se acentuarán según las normas ortográficas de ese idioma, y no las castellanas. Ahora bien, si en el nombre se utiliza la grafía castellana y la otra en el apellido, cada uno de ellos se acentuará con las normas que le corresponden. Ejemplos: ‘Josep Maria Pujada’, pero ‘José María Climent’. Distinto es cuando un determinado nombre tiene la misma grafía en castellano y en el otro idioma. En tales supuestos, se respetará la versión que utilice su titular, si es que se conoce; cuando no sea así, se empleará la castellana”.

Por otra parte, Diego Rodríguez me ha remitido la siguiente reflexión sobre el olvido informativo del asturiano, el aragonés y el aranés. Reproduzco su texto:
"Soy lector de EL PAÍS prácticamente desde que aprendí a leer, ya que mi padre es lector de su diario desde el primer número. Hace ya muchos años que vengo observando como su periódico, cuando de escribir sobre las lenguas españolas se trata, ignora de manera reiterada y diría que deliberada al asturiano, aragonés y aranés (occitano). El porqué de esta actitud hacia tres idiomas que forman parte de nuestro acervo cultural español es algo que se me escapa. Podría alguien argumentar que El PAÍS solo se preocupa de los idiomas oficiales, pero entonces no se explica porque el aranés, que es oficial en Cataluña, es reiteradamente ignorado. O bien que es que no se imparten en las escuelas, pero es que aranés y asturiano se estudian desde hace décadas en la escuelas del Valle de Arán y del Principado de Asturias respectivamente. O incluso podríamos recurrir a la rancia teoría, carente de todo rigor científico, de que estos tres idiomas son dialectos no dignos de ser considerados lenguas, pero ningún filólogo hoy en día aceptaría semejante idea, más aún teniendo en cuenta que los tres idiomas son lenguas declaradas en peligro de extinción por la UNESCO y que el asturiano es oficial en Miranda del Duero (Portugal) y el occitano lo es en Cataluña, y que los tres están teóricamente protegidos por leyes autonómicas. Así pues noticias como esta se me siguen haciendo extrañas, sesgadas e incompletas; me parece muy injusto, para con los hablantes de las tres lenguas, y para todos los lectores de EL PAÍS en general, que se dejen de lado de forma reiterada a las mismas. La ausencia de noticias concretas acerca de estos tres idiomas españoles es otra carencia que les animaría a corregir. Estamos hablando de tres idiomas que han formado parte sustancial de la historia de España, y en el caso del aragonés se da la circustancia de que no se habla en ningún otro país del mundo. Sinceramente, creo que deberían replantearse su actitud hacia ellos, más aún si se tiene en cuenta la dificilísima situación que atraviesan hoy en día en sus respectivos dominios lingüisticos, situación a la que un diario tan influyente como EL PAÍS contribuye desde hace años por omisión".

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