Defensora del Lector

Sobre el blog

La figura del Defensor del Lector fue creada por la Dirección de EL PAIS para garantizar los derechos de los lectores, atender a sus dudas, quejas y sugerencias sobre los contenidos del periódico, así como para vigilar que el tratamiento de las informaciones es acorde con las reglas éticas y profesionales del periodismo. Puede intervenir a instancia de cualquier lector o por iniciativa propia.
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Defensora del lector

Lola Galán

se incorporó a la plantilla de EL PAÍS en 1982, tras una etapa como colaboradora del diario. Ha sido redactora de las secciones de España y Sociedad, y reportera de la sección Domingo. Entre 1994 y 2003 ha ocupado las corresponsalías de Londres y Roma. En los últimos años ha trabajado para los suplementos del fin de semana, incluida la revista cultural Babelia. Madrileña, estudió Filosofía en la Universidad Complutense y Periodismo en la Escuela Oficial de Madrid.

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Copiar y pegar, de nuevo

Por: | 30 de enero de 2013

El pasado 18 de enero, la edición digital en las páginas de la Comunidad Valenciana publicó una nota sin firma sobre una exposición del fotógrafo Chema Madoz en Alicante. De las 27 líneas de la misma, 19 eran copia literal de un texto sobre el mismo asunto publicado por Albert Lladó en La Vanguardia. El autor de la pieza original dio noticia del plagio en su blog del citado periódico. Los responsables de la edición digital de EL PAÍS, al tener conocimiento de lo sucedido, retiraron el artículo sin más comentarios.  Lladó, en el texto donde recogía el plagio, exponía: “Alguien de esa catedral, donde uno ha aprendido qué es el articulismo y la cultura (poca broma, que aún es el diario en el que escriben Marcos Ordóñez o Vila-Matas), ha actualizado (la Historia siempre lo actualiza) a Larra y a su Vuelva usted mañana”. Y proseguía: “Con lo sencillo que sería tomar la nota de prensa que envían a todos los medios y duplicarla… No, el redactor ha preferido entrar en otro medio y, con efectivo y efectista control de la ce y de la uve, se ha sacado de la manga una noticia que además destaca en la pertinente sección”.

    Este defensor ha denunciado otros casos de elaborado plagio, copia y pego o de parecidos demasiado abundantes entre un artículo de autor y otro ajeno cuya absorción y transformación, sin citarlo, levanta razonables sospechas de copia. En este caso, la copia tan abundante y directa en una nota anónima, sin  retoque ni camuflaje del contenido, evidencia una práctica tan cándida como inaceptable. He pedido al responsable de la edición valenciana, Josep Torrent, un relato, que no justificación, de lo sucedido y la presentación de las obligadas disculpas.

“El viernes, 18, el autor de la nota que se publicó en la edición digital de la Comunidad Valenciana se encontraba en Valencia asistiendo a un cursillo sobre el funcionamiento de la página web, al tiempo que intentaba seguir las informaciones que podían surgir en Alicante, provincia que cubre informativamente. Una de las prácticas que realizó para entender mejor el manejo de la página web consistió en subir una noticia referente a su ciudad, eligiendo la exposición del fotógrafo Chema Madoz que se iba a inaugurar en breve en una sala de exposiciones de Alicante. El redactor quiso ampliar la información buscando datos sobre Madoz a través de Google y, sin medir las consecuencias de su acto, hizo una copia y pego del blog de Albert Lladó. Cometió un error serio. Lamento profundamente lo ocurrido y pido disculpas a Lladó y a nuestros lectores”.

Fútbol y metro porteños

Por: | 15 de enero de 2013

 

Un lector, César Francis, se encontró esta semana con una información sobre “el Profesor Pellegrini, actual Director Técnico del Málaga y ex DT de San Lorenzo de Almagro, club del barrio de Boedo, Capital Federal, Argentina”.  Y remite un mensaje para dejar constancia de un error que le duele particularmente por implicar al club Huracán, eterno rival del club del que es “socio e hincha”, el San Lorenzo. Manifiesta su sorpresa tras leer que “quienes conforman el equipo técnico del Ingeniero Pellegrini en Málaga fueron compañeros en el club Huracán, dato este inexacto ya que fueron compañeros en San Lorenzo”. Y explica "con ironía futbolera": "Huracán es nuestro clásico, como el Real con el Atlético o el Barcelona con el Español, por ello mi ofuscación ante semejante error, aunque me deja el sabor dulce de comprender que nuestro clásico rival deportivo para salir en su prestigioso diario solo puede lograrlo siendo confundidos con nosotros. Con mucho de humor e ironía futbolera aprovecho el involuntario error para reflejar la pasión que genera la identidad con los colores de una casaca como me sucede con la roja y azul de mi San Lorenzo de Almagro. Cordialmente”.

Otro error, que fue corregido parcialmente en la edición digital (en el titular, pero no en el pie de foto) fue el que identificaba el metro de la ciudad de  Buenos Aires como bonaerense. El  error no estaba en el original remitido por el corresponsal de Argentina que firma la información. Se produjo en el proceso de edición. Tal y como explica, por ejemplo, Fundéu, el  gentilicio “bonaerense” no es equivalente a “porteño”. Algo que saben muy bien los ciudadanos argentinos, pero que en España es motivo de confusión.  “El gentilicio (y el adjetivo) en español para referirnos a los naturales de la ciudad de Buenos Aires no es bonaerense, sino porteño. En la Argentina hay dos topónimos homónimos: la ciudad de Buenos Aires (gentilicio: porteño), capital del país y ciudad autónoma, y la provincia de Buenos Aires (gentilicio: bonaerense), cuya capital se llama La Plata (gentilicio: platense) y está a 60 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Así, pues, los porteños no son bonaerenses, pues esa ciudad no está en esa provincia, y los bonaerenses no son porteños, porque no son de la ciudad autónoma".

 

 

 

"Embajador judío"

Por: | 14 de enero de 2013

Un lector, Michael Orlow, plantea que es impropio hablar de “embajadores judíos” cuando alguien se refiere a un diplomático de Israel. El citado lector remitió una carta a propósito del artículo Pax Americana en Palestina, del embajador español Emilio Menéndez del Valle. Remití su carta al autor del artículo, quien, en su respuesta, documenta perfectamente el interés de las propias autoridades israelíes para que Israel sea reconocido como estado judío. De hecho, las autoridades de aquel país establecen habitual e intencionadamente la equivalencia entre judío e israelí. Sin embargo, también es cierto que ha habido embajadores de quien se ha destacado su condición judía sin serlo de Israel. Uno de los casos que más llamó la atención fue el nombramiento de Houda Ezra Ebrahim Nonoo como embajadora de Bahrein en EE UU. Entonces se subrayó su condición judía. Ahora mismo ha habido una polémica, que esconde otras motivaciones, sobre Chuck Hagel, flamante secretario de Defensa de la Administración de Obama, por haber hablado de los “lobbies judíos”. Sin que el empleo de la expresión "embajador judío" implique en el artículo una connotación antisemita, para evitar la ambigüedad mencionada sería preferible el uso del término "embajador de Israel".

Las dos cartas aportan elementos de reflexión que justifican su publicación.
Orlow encabezaba su texto, dirigido al autor del artículo, asegurando que lo había leído con mucho interés. “El articulo me parece justo y comparto la mayoria de sus ideas. Lo que no comparto es su terminología!! El Estado judío tiene nombre y se llama Israel como el Estado católico tiene nombre y se llama España. Muchas veces leo el “ejército judío”, el “Estado judío”, el “presidente judío” etc. y me parece muy mal. Demuestra una tendencia que ni quiero mencionar... Pero hoy fue peor. Usted habla de los embajadores judíos. Sabía usted que hay embajadores de Israel que son árabes. La terminología debería ser embajador israelí o del Estado de Israel. Es usted un embajador católico o representa España y sería un embajador español.?”

En su respuesta, el autor del artículo se alegraba, ante todo, de que el lector compartiera la mayoría de ideas expresadas. “Hablemos ahora de la terminología que tanto le preocupa. Me gustaría, antes de nada y para disipar cualquier temor que pueda usted albergar ("demuestra una tendencia que ni quiero mencionar...") informarle de que no solo no soy antisemita (serlo implicaría estar no únicamente contra los judíos sino también contra los árabes) sino que entiendo el sufrimiento históricamente infligido a las comunidades judías y lo condeno, al igual que hago con otras que han padecido y padecen sufrimientos indecibles. Permítame  decirle que la expresión "Estado judío" es utilizada por diversos medios europeos y norteamericanos como sinónimo de Estado de Israel, sin la menor connotación antisemita o, mejor dicho, antisionista. Escribo regularmente en EL PAÍS  -diario que a ambos nos gusta- desde su fundación en 1976, sobre este y otros temas de política exterior y relaciones internacionales y utilizo una y otra expresión de forma intercambiable. En definitiva, para disipar cualquier recelo que pudiera usted albergar, yo no condeno a los judíos. Condeno la política de ocupación ilegal de los territorios palestinos que llevan a cabo desde 1967 (no desde 1948) todos los gobiernos de Israel, de derecha o de izquierda, pues no solamente ninguno ha puesto fin a la misma sino que continuamente expanden la colonización e impiden la creación de un Estado palestino viable que coexista con el israelí...o con el judío".

"De todas maneras, quisiera añadir algo que tal vez le haya pasado desapercibido. Son las propias autoridades y leyes israelíes las que se empeñan en calificar a Israel -de modo excluyente- de Estado "judío". Un par de ejemplos. El primer ministro Netanyahu impone como condición previa para negociar con la Autoridad Nacional Palestina (en realidad un puro pretexto pues no desea negociación alguna) que la misma reconozca a Israel como Estado "judío", a pesar de que, efectivamente, un 20% de su población no es judía. Es Israel quien insiste en verse y ser visto como un Estado perteneciente a todos los judíos del mundo, a pesar de que ya no son refugiados perseguidos sino ciudadanos de pleno derecho en los distintos países en que residen".

"Para terminar, un segundo ejemplo que espero encuentre usted convincente. La Ley Básica del  Parlamento de Israel (Knesset), cláusula 7A, 1985, textualmente dice: "Ninguna candidatura participará en las elecciones a la Knesset si sus objetivos o acciones, expresa o indirectamente , incluyen la negación de la existencia del Estado de Israel como el Estado del pueblo judío".

PD: Por indicación de un lector se ha corregido un "han habido" por "ha habido"

El País

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