Defensora del Lector

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La figura del Defensor del Lector fue creada por la Dirección de EL PAIS para garantizar los derechos de los lectores, atender a sus dudas, quejas y sugerencias sobre los contenidos del periódico, así como para vigilar que el tratamiento de las informaciones es acorde con las reglas éticas y profesionales del periodismo. Puede intervenir a instancia de cualquier lector o por iniciativa propia.
Principios éticos del diario EL PAÍS

Defensora del lector

Lola Galán

se incorporó a la plantilla de EL PAÍS en 1982, tras una etapa como colaboradora del diario. Ha sido redactora de las secciones de España y Sociedad, y reportera de la sección Domingo. Entre 1994 y 2003 ha ocupado las corresponsalías de Londres y Roma. En los últimos años ha trabajado para los suplementos del fin de semana, incluida la revista cultural Babelia. Madrileña, estudió Filosofía en la Universidad Complutense y Periodismo en la Escuela Oficial de Madrid.

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"Deber de"

Por: | 22 de febrero de 2013

Los errores gramaticales que comete el diario son objeto de la crítica permanente y lógica de los lectores, pero si uno ha tenido una especial repercusión ha sido el empleo indebido de la expresión “deber de”. Y ello porque se publicó en un artículo precisamente dedicado al problema del desconocimiento de la gramática entre los universitarios y se repitió el mismo error en un El  Acento dedicado a glosar el tema. Hoy, el diario publica una carta firmada por Julio Llamazares donde se subraya que “no saldría al paso de una incorrección lingüística si esta no fuera habitual, no solo en la gente común, sino entre los propios periodistas y escritores, y, sobre todo, si no ensombreciera un editorial (Incorrecciones instantáneas) dirigido precisamente a denunciar las faltas de ortografía y lingüísticas que empobrecen la escritura y la dicción estudiantil”.

Previamente, Marina Fernández había remitido una carta en la que opinaba que “este tipo de errores son inadmisibles en un diario, pero tienen más delito, si cabe, cuando se producen en un editorial que precisamente denuncia incorrecciones ortográficas”.

A su vez, Rubén Sánchez López había enviado otro mensaje en el que decía: “Cualquier profesional de la lengua DEBE SABER (el verbo "deber" usado como perífrasis de obligación) que si usamos "deber" para hablar de una posibilidad es necesario incorporar la preposición "de" y solo en este último caso". Y explicaba que anuló una matrícula universitaria en Periodismo al cabo de un mes al constatar, entre otros motivos, “las faltas ortográficas y sintácticas que cometía la propia Universidad en la carta de bienvenida así como dos de los profesores que supuestamente debían enseñarme a comunicar cosas de forma clara y correcta. Una pena. A pesar del tono del presente correo, no me gustaría despedirme de ustedes sin agradecerles que dediquen dos de sus páginas de una edición dominical a un tema tan "poco de moda" y marginado como el de expresarse correctamente. Mi enhorabuena”.

 El origen del error no es relevante. Lo importante es que se produjo. Como explica el Diccionario Panhispánico de Dudas:

deber + infinitivo. Denota obligación: «Debo cumplir con mi misión».Con este sentido, la norma culta rechaza hoy el uso de la preposición de ante el infinitivo «Debería de haber más sitios donde aparcar sin tener que pagar por ello» (Mundo [Esp.] 3.4.94).

deber de + infinitivo. Denota probabilidad o suposición: «No se oye nada de ruido en la casa. Los viejos deben de haber salido» (Mañas Kronen [Esp. 1994]). No obstante, con este sentido, la lengua culta admite también el uso sin preposición: «Marianita, su hija, debe tener unos veinte años» (VLlosa Fiesta [Perú 2000]).

 

 

 

Una foto, dos problemas

Por: | 19 de febrero de 2013

En una información en el digital (La tasa de supervivencia al cáncer infantil ha aumentado 25 puntos en 20 años) se publicó una foto sin firma.  En los comentarios, ya algunos lectores advirtieron sobre la procedencia de la foto. Su autor es Tino Soriano. El propio Soriano me ha remitido una carta en la que muestra su lógico disgusto por lo sucedido. Tras recordar que es la segunda vez que ocurre –y que esta misma semana otro medio español también ha utilizado una foto suya sin autorización-, explica que considera grave esta apropiación “porque esta foto la publicó El País Semanal en un reportaje sobre cáncer infantil firmado por mí”, “porque la autoría se encuentra en la información IPTF de cada foto” y porque “sin notificármelo y difundiendo la imagen sin firmar, se puede percibir una cierta mala fe y, por descontado, ineficacia. Hace años que colaboro con este medio y mi teléfono se conoce de sobras”.

 La carta concluye con una reflexión sobre la indefensión profesional de los fotógrafos. “La mayoría de profesionales vivíamos de los derechos de nuestro archivo (con unos precios un sesenta por ciento más baratos que hace 20 años) y nos sentimos impotentes cuando, una y otra vez, constatamos como aparecen nuestras fotos, en las versiones digitales e impresas de los periódicos, sin previo aviso”. La decisión de publicar la foto fue ajena al departamento de Fotografía que no intervino en el proceso y fue producto más de una imprudencia que de mala fe. Se tomó de una fotogalería publicada por el diario con motivo del reportaje original que, a diferencia de otras, no estaba firmada (el nuevo sistema editorial, además, borra las referencias sobre el material editado en el antiguo) . Al advertirse el error se firmó la imagen. No cabe otra conducta que pedir disculpas al autor por lo sucedido.

Sin embargo, este episodio plantea otra reflexión más general y que también apunta el propio Soriano. Las imágenes de personas enfermas tomadas con un fin específico, para un determinado reportaje, no deben utilizarse como ilustración de otras noticias al cabo de un tiempo, meses o años, porque las circunstancias en que vivía el protagonista de la foto es previsible que hayan cambiado y se desconocen.

Noticias cerradas a comentarios

Por: | 17 de febrero de 2013

La publicación de los papeles de Luis Bárcenas, extesorero del PP, por parte de este diario ha merecido el envío de mensajes de apoyo y felicitación, un tipo de correos nada habituales, lógicamente, en este departamento, cuya tarea es atender las quejas de los lectores. Pero tampoco han faltado en esta ocasión los reproches.

Un tema planteado por más de un lector ha sido el cierre a comentarios de algunas noticias relacionadas con este asunto en la edición digital.

Ana María Tebar, por ejemplo, exponía: “En mi opinión se trata de una falta de respeto gratuita por su parte actuar de esta forma sin considerar la necesidad de dar una explicación. (…) Si tienen una razón, compatible con el derecho a la libertad de expresión, es justo que la hagan saber a sus lectores. Personalmente no me gusta sentirme como una bombilla, a la que se puede encender o apagar a su antojo”.

Jan Martínez Ahrens, subdirector del diario, me ha respondido que tomó la decisión ante la avalancha de comentarios que era imposible administrar sensatamente y que albergaban infamias, insultos… El diario no ha ocultado información, prosigue, pero en un asunto altamente delicado, con enorme repercusión en instituciones, no puede permitirse que el esfuerzo informativo se mezcle con un alud de comentarios denigratorios.

El tema de la moderación de los comentarios en la edición digital no es inédito en esta sección, ni por mi parte ni por parte de algunos de mis antecesores. En marzo del año pasado ya traté la cuestión tanto para reflejar quejas de lectores por la publicación de mensajes claramente inaceptables como por el bloqueo injustificado de otros que no merecían ser borrados.

Desde entonces, la situación se ha agravado. Hace un año, la cifra de mensajes recibidos aquel mes fue de 383.785. En enero de este año, el total de mensajes fue de 606.811, una cifra prácticamente inadministrable. El sistema de filtro automático autorizó la publicación de un 87% y los moderadores intervinieron para aprobar un 5%, siempre según las estadísticas de la empresa encargada de la moderación de los comentarios en las noticias y unos pocos blogs (la moderación en el resto de blogs es una tarea atribuida al titular de los mismos). Ello supone que se publicaron definitivamente 564.700, un 93% de los emitidos.

Los lectores que critican el cierre a comentarios de noticias argumentan que ello supone un daño inaceptable a la libertad de expresión, pero la supresión de comentarios insultantes o vejatorios no está amparada por la libertad de expresión. Y deben retirarse sin dudarlo. Es cierto que el cierre a comentarios en una información impide a los lectores que quieren participar en una conversación educada organizar la misma, pero la masiva interferencia de otros mensajes —-por ejemplo, con imágenes de excrementos— la obstaculiza gravemente. Con todo, muchas otras noticias sobre el caso han permanecido abiertas a comentarios.

¿Qué es preferible: cerrar una noticia a comentarios o no hacerlo y no poder controlar la publicación de spam, injurias y otros improperios que son un auténtico atropello para su víctima, en primera instancia, y para el resto de lectores que ven adulterado un debate crítico y democrático? Creo que lo primero. Un diario como The New York Times explicaba el pasado mes de octubre que diariamente abre a comentarios únicamente una veintena de noticias. Su sistema de moderación es a priori, antes de publicarse cualquier comentario debe ser aprobado por un moderador, y argumentaba que preferían poder garantizar una moderación sensata a costa de restringir el volumen de mensajes que hacer inviable la moderación a mano.

El citado diario tiene un sistema complementario de participación que premia la buena reputación de lectores que habitualmente intervienen en los debates de forma cortés y pertinente, lo que no significa que no sea crítica. Estos lectores, previa una invitación del diario, acceden a una condición de “comentarista verificado” que les permite intervenir en los debates sin pasar por el análisis previo del moderador. Los comentarios a las noticias suelen permanecer abiertos 24 horas y la extensión se redujo de 5.000 caracteres a 1.500 para facilitar una moderación más rápida.

El británico The Guardian tampoco abre todos los textos a comentarios. Evita, explican en la web, abrir muchos sobre un mismo tema. Y tampoco lo hacen en noticias que tengan un evidente riesgo de albergar mensajes difamatorios o en asuntos de una alta emotividad. La moderación es a posteriori, pero en algunas noticias la establecen previa a la publicación, y en el caso de lectores que reinciden en el incumplimiento de las normas de conducta del diario, como primera medida, etiquetan sus mensajes para que únicamente puedan ser publicados tras una revisión previa.

Para participar desde Eskup se exige un registro previo. Un trámite similar al de otros diarios. Cuando se detecta una conducta inapropiada y reincidente, los gestores de Participación pueden anular la cuenta. Medida de una eficacia relativa porque el titular acostumbra a regresar con otro alias. La moderación es a posteriori de la publicación del mensaje.

En EL PAÍS, la publicación de mensajes que vulneran las normas básicas de participación no es un hecho insólito. Habitualmente recibo quejas en este sentido. Un ejemplo bastará para apreciar la dimensión del problema. A propósito de la matanza en la escuela de Newtown, en uno de los relatos de lo sucedido se publicó un comentario que decía literalmente “27 gringos menos... Feliz por esta noticia...”. Un lector, Luis Muñoz, lo advirtió y se retiró. Rescato este episodio porque Muñoz acompañaba el aviso con una reflexión que suscribo. “Entiendo que los diarios han de ser interactivos y permitir a sus lectores sentirse parte de ellos mediante sus opiniones, pero lanzar al aire tras la impunidad del anonimato esta clase de tropelías denigran, desde mi punto de vista, al medio que las publica. Siento envidia al leer The New York Times, ABCnews, CNN, BBC (…) entiendo que estos medios reciben tantos comentarios vejatorios e irrespetuosos como ustedes, pero efectivamente no se publican”. El lector proseguía subrayando que no quisiera que su comentario se pudiera interpretar como “una alabanza a la censura, simplemente mi sugerencia es que apliquen las buenas formas de los contenidos de su periódico al criterio para publicar comentarios (…). Mi petición, por tanto, desde el respeto a su criterio, es que tengan especial cuidado con los comentarios que publican porque, desde mi punto de vista, también son una definición de su periódico y personas anónimas que insultan a unas víctimas inocentes o cuelgan fotos que trivializan el sufrimiento no pueden partir de la misma fuente que los excelentísimos Juan José Millás, Juan Cruz o Manuel Vicent. (…) Espero que puedan revisar ciertos comentarios para sacar sus propias conclusiones”. Hace pocos días, otro lector, M. F. Bellón, se preguntaba escuetamente: “No se pueden denunciar estos comentarios que ponen en las noticias de su web. ¿Solución?”. En el menú de Eskup existe la opción de denunciar un comentario insultante. El problema es tener capacidad de análisis y reacción a los mismos.

Es necesario encontrar una solución que permita la existencia de conversaciones donde los lectores puedan manifestar sus opiniones sin ofender ni recibir ofensas.

(Artículo publicado en la edición impresa el 17 de febrero)

Los lectores nos corrigen (4)

Por: | 14 de febrero de 2013

Nueva antología de distintos avisos de errores por parte de lectores y alguna reflexión más debatible sobre el empleo de algunos términos.

Subtítulo confuso. Lo advierte Isidro González Olivera. En la página 4 de la edición impresa del 12 de febrero y debajo del título “Un Papa viejo y solo” se publicó el siguiente subtítulo: “Para muchos era un advenedizo sin el mundo suficiente para desempeñar el cargo”. “La lectura evidente, como se ve, es que el Papa era el advenedizo, etc. Cuando se lee el artículo uno se entera de que “ (...) algunos sectores de la curia (...) pidieron a Benedicto XVI que destituyera a su viejo amigo y teórico hombre de confianza, el cardenal Tarsicio Bertone, secretario de Estado del Vaticano. Algunos lo consideraban un advenedizo, sin el mundo suficiente para desempeñar un cargo de tanta prestancia, y otros un obstáculo para los deseos de Joseph Ratzinger de poner orden en la moral y las cuentas vaticanas.”  No soy creyente (lo que es irrelevante para el caso), pero me molestaría que por la realización de un mal trabajo, Moisés hubiera abierto las aguas del Bósforo o que Abraham tuviera en la mano una pistola del nueve largo para dar cuenta de su hijo Isaac (…) Hay que dar al Papa lo que es del Papa y a Bertone lo que es de Bertone”. El subtítulo se refería al cardenal Bertone,  pero la ausencia de sujeto en la frase conducía a una lamentable confusión.

Sintaxis. Nenuca Conejo analiza la construcción de dos titulares. Jueves 7 de febrero (página 19): "Baltar culpa ante el  juez a sus funcionarios de los enchufes". “Me pregunto: ¿qué son funcionarios de los enchufes? ¿Son electricistas?  ¿Son los funcionarios del juez los tales electricistas? Según las enseñanzas de la lengua, el orden en que se ponen en la sintaxis sus distintos elementos es relevante para la compresión de la frase. Es como decir : "Se venden guantes para niños verdes" ¿Son verdes los guantes o los niños? En el caso que nos ocupa, ¿no sería más correcto decir "Baltar culpa de los enchufes a sus funcionarios ante el juez"?” El día anterior, en la página 4, un destacado explicaba que “El matrimonio gay será aprobado con el apoyo de liberales y oposición laborista". “Ante mi extrañeza al entender que los laboristas se habían opuesto a la aprobación del matrimonio, leo el artículo entero y veo que no es el caso, pues la oposición laborista apoyó la ley. Examinando de nuevo el texto resaltado veo la causa del equívoco: El ahorro de las partículas "de la" en la segunda parte que separa la conjunción copulativa "y" de la primera parte, hace que parezca que la palabra "oposición" se refiera a la contraria de "apoyo". De ello se podría  inferir que el resultado de la votación (el que sea) se ha producido con el  apoyo por parte de los liberales y con la oposición por parte de los laboristas”. Tras sugerir varias alternativas que dejen más clara la posición de los laboristas, la lectora comenta “una vez más debo insistir en que la calidad de un periódico está íntimamente relacionada, entre otras cosas, con el uso culto de la lengua. Llevar a EL PAÍS a la categoría de low cost (disculpe el anglicismo) por no fijarse en estos aspectos, supondría un suicidio y posiblemente  la pérdida de muchos lectores, entre los que me encuentro, tras más de treinta años leyéndolo a diario”.

Cifras. Las cartas al director tampoco se escapan del escrutinio de los lectores. J. Manuel Duque escribió: “En la carta al director titulada "La tierra en peligro" (¿no debería ir la palabra 'tierra' en mayúscula como ocurre en el texto de la carta?)” publicada el jueves 31 de enero, el autor adscribe a la Tierra una edad de "más de cinco millones de años", lo cual cita dos veces en el texto. Al alcance de cualquiera está la cifra de Wikipedia: "4.567 millones de años", que aunque ya sabemos que no es la panacea, viene a coincidir con las fuentes de la materia en cuestión” Y concluye “¿no debería haberse revisado?”

Otro lector, Jon Pagola, señala que en la noticia sobre “Cuatro Comunidades acumulan el 40% de paro" se dice en el gráfico que “el País Vasco tiene un 15,93% de paro, mientras que en el final del tercer párrafo se señala que es de 14,93%. ¿Habrá bajado un punto a medida que leía la noticia?” Por otra parte, el “paro es menor en el sumario -"Cádiz, con un 40,6% de desempleados, encabeza la lista"- que en el texto -"El 40,63% de los habitantes..."-. Como todo el mundo sabe, el cero escrito a la derecha carece de valor matemático. Por lo tanto 40,6 es igual a 40,60, y ya no puede ser la misma cifra que 40,63”.

Morir en paz. A propósito de la información de la edición digital titulada “No dejan morir en paz a Natalie Wood” en la que se explica que un nuevo informe forense revela que la actriz ya estaba magullada antes de caer del barco, Mercedes Gutiérrez comenta que “mi duda es si este titular es correcto y no sería más adecuado "No dejan descansar en paz a Natalie Wood"… en la medida que la actriz ya ha fallecido.

Kamikaze. Un lector, Manuel Sánchez, plantea una reflexión a propósito del término “kamikaze” aplicado a conductores que circulan en dirección contraria. “Aunque le pongan comillas, el uso de esta palabra confunde al lector. No son conductores suicidas, son asesinos inconscientes, que tienen una licencia de armas (permiso de conducir) y la usan a su antojo”.

Su argumento  es pertinente ateniéndonos, por ejemplo, a las definiciones de la RAE. Particularmente la segunda acepción (“Persona que se juega la vida realizando una acción temeraria”) que excluye las mortales consecuencias de su acción. Aunque la propia RAE lo admite para calificar a un terrorista suicida que, obviamente, con su acción no pretende solamente matarse sino matar a terceras personas. Pero el empleo del término “kamikaze” está totalmente instalado (lo he encontrado en la propia revista de la DGT) y creo que se entiende que con ello se quiere indicar no únicamente el carácter suicida de la acción sino, también, homicida.

Faltas de ortografía. Este capítulo sigue siendo preocupantemente abundante. Periódicamente recibo avisos sobre errores. José María Durán se queja de inexactitudes “sobre aquel lejano país llamado Portugal”. Y lo concreta a propósito de una información. “Así, encontramos escrito Serta y Sertã (esta última es la opción correcta) y Santa María (con acento, correcto en español, pero no en portugués) da Feira. Errores, a mi modo de entender, pasables (..). Sin embargo, no entiendo la razón por la que se escribe Porto Alegre y no Portalegre. La primera es una ciudad brasileña”.

Carmen Arenas subrayó un destacado en un artículo de Rosa Montero. En el texto, la palabra “silba” estaba bien escrito, pero en el destacado se escribió por parte del responsable de edición: “a veces tararea, a veces silva, en ocasiones canta”. Otro tanto sucedió en el artículo Alto riesgo sobre dos ruedas, donde, a pesar de que en el texto se escribe correctamente, en el destacado puede leerse:  “Un coche que se saltó un ‘stop’ arroyó a Juan Antonio y lo dejó tetrapléjico”, en lugar de “arrolló”. Lo señalaron Carmen Arenas y Rufino Manzaneque, quien añadió otro error ese mismo día: "hospitalitario” por “hospitalario”.

Vídeo de una agresión sexual

Por: | 07 de febrero de 2013

 Parlamentarios del congreso regional de Chuquisaca (Bolivia), durante una fiesta de Navidad, agredieron sexualmente a una empleada de la limpieza de la institución. El hecho trascendió al revelarse la grabación de una cámara de seguridad instalada en la sala donde sucedieron los hechos. El vídeo, con una duración de cerca de 17 minutos, muestra a la mujer en estado inconsciente que es arrastrada hasta una silla del recinto. Un hombre hace un gesto y se apagan las luces.La imagen se oscurece, pero sigue siendo visible lo que ocurre en la habitación. Tras tumbarla en el suelo se coloca encima de ella. La escena se interrumpe cuando vuelven a encenderse las luces. Reaparecen las mismas personas. Sientan otra vez a la mujer, quien durante un rato es abandonada y resbala quedando tendida en el suelo. Al final, es retirada del lugar por los mismos personajes. Sin embargo, la noticia que relataba el episodio en este diario no se limitaba a la descripción de lo sucedido. Adjuntaba el citado vídeo, unas imágenes que las televisiones de aquel país han emitido reiteradamente. Ello sucedía en la noche del 19 de enero. A la mañana siguiente, se retiró el acceso directo al mismo y se mantuvo un enlace a la página de Youtube que lo albergaba. Un enlace impracticable durante varios días porque el citado portal lo retiró alegando que infringía sus normas de uso. Un vídeo, ahora, nuevamente accesible. El diario ha retirado el enlace. A la hora de decidir acerca de la publicación del vídeo en la edición digital de este diario… no hubo la suficiente reflexión, según me ha reconocido el responsable de la edición digital en México.

  La emisión del vídeo ha motivo la queja, totalmente razonable, de lectores. No debió publicarse. Esther Guarinos, por ejemplo, argumenta que la inserción “me ha sublevado por varias razones”. “La primera es que no veo donde está el valor periodístico de incluir el vídeo en la noticia. Lo único que aporta es morbo". Y prosigue: "Desgraciadamente han sucumbido ante él. La segunda es que les sugiero que se pongan por un momento en la piel de la agredida y piensen por un segundo como se debe sentir una mujer cuya violación se han encargado ustedes de difundir en primera plana. Me parece una falta de respeto total y absoluta y una agresión a la intimidad de la persona en la que ustedes colaboran activamente”.

   Algunas veces, las imágenes altamente desagradables aportan información. En este caso, la única herencia de este testimonio gráfico es un triste espectáculo de sordidez. Además, aunque no se reconocen los rostros, la divulgación de las imágenes convierte a la mujer agredida en nuevamente víctima, esta vez de los medios de comunicación. Como ya he citado alguna vez, el Libro de Estilo incorpora cautelas adicionales a la hora de considerar las informaciones que deben facilitarse sobre una víctima de violación. La noticia ya suministraba suficientes detalles para hacerse una idea de lo sucedido. La redacción evitaba, por ejemplo, entrar en hipótesis sobre las causas del estado de la mujer, algo de lo que se encargaban con temeridad y sin respeto comentarios publicados en el Eskup de la misma pieza.

El presidente Morales ha exigido la renuncia o licencia indefinida de los legisladores supuestamente implicados en la violación, que pertenecen a su partido, hasta que se aclaren los hechos, que ha calificado de inaceptables.

También la Defensoría del Pueblo de Bolivia ha exigido a las autoridades una actuación "rápida, imparcial y contundente, y que la sanción no se limite a la simple separación del cargo y mucho menos se facilite la impunidad". Además, ha recordado a los medios de comunicación que "el deber de informar de manera completa no excluye la necesidad de mantener el respeto y la consideración que merecen las víctimas de violencia". La Organización de Naciones Unidas (ONU) en Bolivia ha pedido un castigo severo para los autores de la agresión.

El País

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