Defensora del Lector

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La figura del Defensor del Lector fue creada por la Dirección de EL PAIS para garantizar los derechos de los lectores, atender a sus dudas, quejas y sugerencias sobre los contenidos del periódico, así como para vigilar que el tratamiento de las informaciones es acorde con las reglas éticas y profesionales del periodismo. Puede intervenir a instancia de cualquier lector o por iniciativa propia.
Principios éticos del diario EL PAÍS

Defensora del lector

Lola Galán

se incorporó a la plantilla de EL PAÍS en 1982, tras una etapa como colaboradora del diario. Ha sido redactora de las secciones de España y Sociedad, y reportera de la sección Domingo. Entre 1994 y 2003 ha ocupado las corresponsalías de Londres y Roma. En los últimos años ha trabajado para los suplementos del fin de semana, incluida la revista cultural Babelia. Madrileña, estudió Filosofía en la Universidad Complutense y Periodismo en la Escuela Oficial de Madrid.

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Anglicismos y traducciones

Por: | 28 de noviembre de 2013

Las traducciones de palabras inglesas o su empleo directamente sin ofrecer traducción es un motivo de reproche periódico por parte de los lectores. Reproduzco tres ejemplos.

Un caso motivo de debate ha sido el de las declaraciones del portavoz de la Comisión Dennis Abbott sobre una manifestación del ministro de Educación español en la polémica sobre las becas Erasmus. Xabier precisa en un mensaje que la traducción dada por gran parte de medios a las declaraciones del portavoz de la Comisión es incorrecta. El citado portavoz dijo: “I don't know how to put this more diplomatically, but that's rubbish”. “No sé cómo expresarlo de una forma más diplomática, pero decir eso [que habrá menos beneficiarios] es basura”, fue la traducción dada en el vídeo que publicó este diario. También se hizo en un titular de portada del digital. En el artículo, el titular era otro y en el texto se daban dos alternativas a la traducción de "rubbish": basura o disparate. Los diccionarios también ofrecen el término “basura” como traducción literal de la palabra. Sin embargo, explica el lector, “el sentido de la expresión idiomática (que no literal) es que "es un disparate", o si se prefiere, "una chorrada", algo suficientemente descalificativo”. A raíz de este episodio, el diario publicó una entrevista con el citado portavoz en el que manifestaba que “con esa palabra me refería a la pregunta que me hacía un periodista sobre la posibilidad de que se redujeran los fondos. No al ministro. Si quisiera meterme con él lo habría dicho claramente. Vengo del norte de Inglaterra y ahí nos gusta llamar a las cosas por su nombre. Prefiero hablar con un lenguaje que entienda la gente y no con tecnicismos. Además, luego me han explicado que la palabra basura en español suena mucho más dura que en inglés. Algún colega me ha sugerido que la traducción más adecuada sería sinsentido” y aseguraba que no volvería a utilizar este tipo de expresiones. “La próxima vez usaré otro tipo de lenguaje. Me he sentido mortificado porque la gente se haya podido sentir ofendida por mis palabras”.

Joaquín Rábago, por su parte, subraya que “cada vez son más observables en los periódicos - por desgracia, también en EL PAÍS- las malas traducciones en textos tomados directamente del inglés. Sin ir más lejos, en el caso concreto de su periódico, he visto frases como "atender un servicio religioso", en lugar de "asistir a" o "cargar por la elección electrónica" en lugar de "cobrar " (dinero)”.

Raquel López critica el uso “perezoso” de anglicismos, particularmente en el consultorio del suplemento Negocios. “Leo cosas como: “las nuevas habilidades o skills”, “un management audit” y “sesión de feedback”. Respecto a “skills”, resulta grotesco que se repita la palabra en inglés cuando ya se ha dicho en correcto castellano.  Igualmente, no hace falta pensar mucho para llegar a la conclusión de que “management audit” es lo mismo que “evaluación de la gestión”, y para “feedback” existen en español palabras como valoración, evaluación, etc. No entiendo el porqué de este tipo de jerga, totalmente innecesaria, en esta y otras piezas”.

La visita de un exministro israelí

Por: | 13 de noviembre de 2013

Dos lectores han remitido sendas quejas por el artículo centrado en las opiniones de Avi Dichter, exministro y exdirector de la Agencia de Inteligencia Israelí, sobre las actuales negociaciones para limitar el poder nuclear de Irán. El texto se publicó dentro de un despliegue de tres páginas sobre la cuestión y las distintas posiciones de los gobiernos implicados. Carlos Pérez Cruz afirma que Dichter fue acusado “de crímenes de guerra por diversas instituciones y particulares con motivo del asesinato de 15 palestinos de Gaza en julio de 2002, víctimas "colaterales" de un "asesinato extrajudicial" que además dejó heridas a casi 200 personas”. Dichter canceló un viaje a Londres en 2007, donde debía impartir una conferencia, por temor a ser detenido en función de una denuncia por crímenes de guerra. El diario The Guardian explicó entonces que el motivo de la denuncia era la supuesta responsabilidad de Dichter en un ataque a la casa en Gaza de Salah Shehadeh, dirigente del brazo armado de Hamás, que supuso su muerte, la de su guardaespaldas y de 13 civiles, incluidos niños. Otras fuentes cifran en 150 los heridos por el ataque, que, en su día, fue criticado por el secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan. “¿Por qué se le hurta al lector un dato tan relevante como la acusación por crímenes de guerra?”, pregunta el lector. La Audiencia Nacional en 2009 archivó denuncias presentadas en España por este motivo alegando que el caso ya estaba siendo investigado en Israel. El 26 de octubre de 2006, según Efe, Dichter canceló un viaje a España para participar en un acto  por temor a ser arrestado a su llegada. La misma agencia explicaba días atrás, que, con motivo de esta visita de 2013, familiares de víctimas de aquel ataque solicitaron a la Audiencia Nacional que reabriera el caso. Otras denuncias en otros países tampoco han prosperado.

Otra carta cita expresamente el Libro de Estilo de este diario en el que se dice que una entrevista debe acompañarse de una “una presentación del entrevistado en la que se refleje su personalidad, así como cuantos datos reveladores sean precisos para situarle”. “Evidentemente se ha obviado en este caso”, concluye.

Trasladé las reflexiones de los lectores al autor de la pieza, Andrea Rizzi. Ésta es su respuesta:
"Comprendo que dos lectores piensen que debería haber mencionado en la entrevista las acusaciones contra Avi Dichter. El periodismo no es una ciencia exacta y puede que tengan razón ellos. Quiero sin embargo señalar aquí algunos argumentos para aclarar el asunto y para que los lectores interesados puedas extraer mejor sus propias conclusiones.
El ataque en cuestión, que provocó numerosas víctimas civiles, causa legítima indignación. Pero Dichter no ha sido condenado por ningún tribunal como responsable del mismo. Las “acusaciones” a las que se refieren los lectores son denuncias de parte –particulares u organizaciones de defensa de los derechos humanos- dirigidas, por el mismo caso, contra más de media docena de dirigentes israelíes. Dichter, en concreto, era jefe del servicio de inteligencia interior cuando se produjo el ataque en cuestión. La acción fue llevada a cabo por las Fuerzas Armadas de Israel.
Estas circunstancias no excluyen que la actuación de Dichter en el ataque de 2002 pudiera ser un crimen de guerra. Sin duda hay legítimos motivos para preguntarse si Israel –al igual que otros países, empezando por EE UU- persigue con la necesaria firmeza y objetividad eventuales violaciones de la legislación de guerra por parte de sus mandos o efectivos. Hay motivos para preguntarse si hay una zona de impunidad y si la política de los conocidos como “asesinatos selectivos” es legal.
Pero este es un asunto de una extraordinaria complejidad, que creo no se puede tratar equilibradamente con sucintas menciones en passant, y la breve entrevista en cuestión tenía simplemente como objetivo complementar un paquete informativo sobre el programa nuclear iraní. El texto pretendía recoger el punto de vista de un experto israelí en seguridad sobre las negociaciones actuales con Teherán, y no trazar un perfil del entrevistado o fiscalizar sus actuaciones cuando tuvo responsabilidades públicas.
Entiendo que, aun así, algunos lectores echen de menos que el texto no tratara el ataque de 2002; pero la información perseguía otro objetivo y no tengo claro que los dos asuntos tengan una vinculación tan estrecha como para que, para preguntar sobre uno (Irán), haya necesariamente que hacer referencia al otro (ataque de 2002).
¿Era periodísticamente imprescindible mencionar las acusaciones (y, naturalmente, los desmentidos: Dichter calificó en el pasado de “delirante” la acusación de crimen de guerra”) aunque la información tuviese otro enfoque?
Dejo la respuesta a los lectores, pero me permito señalar que The New York Times –que no es la Biblia, pero sin duda un diario de insuperable prestigio- tampoco mencionó el asunto en una información dedicada al nombramiento de Dichter como ministro, en 2012, pese a que la misma –al contrario de mi entrevista- sí tenía cierto anhelo de trazar un perfil del personaje. 
Si hay lectores que sienten que les he “hurtado” información, aprovecho la ocasión para decirles que lo lamento y asegurarles que la omisión no responde ni a presiones exteriores ni a cálculos oscuros. Asumo plenamente la responsabilidad del texto y espero que querrán seguir leyendo mis artículos confiando en mi buena fe”.

La visita a España de Dichter obedece a una invitación para participar en un curso, uno de cuyos organizadores es el Ministerio de Defensa, sobre “La cultura de la defensa en España e Israel: Antiguos desafíos y nuevos retos en la sociedad del siglo XXI”. El diario no ha ignorado la visita del ex ministro, pero sí el debate que ha suscitado. Debería haberse hecho eco del mismo, aunque no forzosamente en la pieza sobre Irán.

Sobre los cambios en Mercadona

Por: | 01 de noviembre de 2013

Un reportaje sobre el cambio de estrategia comercial de Mercadona ha suscitado la crítica de dos lectores. Básicamente con dos argumentos: se ignoran alternativas planteadas por otros supermercados y sospechan que se trata de un publirreportaje enmascarado. “Me siento completamente disgustado con el trato de exclusividad y privilegio con el que trata el diario El País a determinadas empresas”, escribe Luis Carlos Vecino. “No es la primera vez que la "adorada" Mercadona aparece con una lectura tan positiva que me hace dudar si estoy leyendo una noticia o más bien un publirreportaje. Entiendo que las empresas de medios y los departamentos de mercadotecnia con los que trabaja Mercadona sean de lo mejor, a pesar de que su dueño dice que no gasta en publicidad. Para qué va a gastar, si la prensa atiende a cualquiera de sus notas o comunicados interesados”.  Y prosigue: “Me pregunto ¿dónde está el trabajo de la redacción para investigar y contrastar la nota recibida? ¿No hay un trabajo entre los periodistas que compare los objetivos y métodos de esa empresa y las consecuencias que puede suponer a terceros (p.e. pequeños empresarios, productores, etc.)? ¿Por qué no se hace una comparativa con el modo de actuar del resto de la competencia?”. En términos similares escribió Luís Veciana. “Leí el artículo de Mercadona sobre el cambio de estrategia de ventas sobre productos frescos y me parece mas bien un publirreportaje encubierto que un artículo periodístico. No hay ninguna referencia a otras empresas del sector sobre ventas de productos frescos. Cómo lo hacen y qué resultado obtienen. Solo esta marca de supermercados de precio barato. Me parece un artículo muy comercial, quizás posible en una revista especializada o bien en las páginas salmón del propio diario, pero para mi es un error publicarlo en las páginas centrales de una edición del domingo”.

Es cierto, como critican los lectores, que el reportaje se centra en Mercadona y no relata otras políticas de otras tiendas. He comentado con el autor de la información estas cartas y me explica que el desencadenante fue el anuncio de Roig del citado cambio en un tono de autocrítica inédito. El artículo relata, por ejemplo, que “a mediados de la década pasada, después de 20 años de crecimiento, la empresa se apartó definitivamente de la relación artesanal con el género y con ello cometió, según Roig, su propietario, uno de los mayores errores de su carrera: “Elegimos el camino más fácil. Decidimos tratar los productos frescos como los secos”. Aquello estuvo a punto de costarle caro o, en sus palabras, de llevar a Mercadona a estrellarse “con una vaca que estaba parada en medio de la carretera”. Se centró en Mercadona por ser la primera empresa española en el sector y por el volumen que supone el cambio de filosofía. Por ejemplo, la formación de 21.000 trabajadores como tenderos.

El diario en los últimos dos meses ha publicado otras informaciones sobre cambios en la política comercial de grandes superficies como Caprabo o El Corte Inglés y reportajes globales sobre los movimientos en el sector. No hay en el origen ni en la producción del reportaje ningún pacto publicitario. De hecho, se preparó inicialmente para el suplemento Negocios, pero finalmente se ubicó en las páginas del diario.

El País

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