Defensora del Lector

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La figura del Defensor del Lector fue creada por la Dirección de EL PAIS para garantizar los derechos de los lectores, atender a sus dudas, quejas y sugerencias sobre los contenidos del periódico, así como para vigilar que el tratamiento de las informaciones es acorde con las reglas éticas y profesionales del periodismo. Puede intervenir a instancia de cualquier lector o por iniciativa propia.
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Defensora del lector

Lola Galán

se incorporó a la plantilla de EL PAÍS en 1982, tras una etapa como colaboradora del diario. Ha sido redactora de las secciones de España y Sociedad, y reportera de la sección Domingo. Entre 1994 y 2003 ha ocupado las corresponsalías de Londres y Roma. En los últimos años ha trabajado para los suplementos del fin de semana, incluida la revista cultural Babelia. Madrileña, estudió Filosofía en la Universidad Complutense y Periodismo en la Escuela Oficial de Madrid.

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Sobre un preso vasco y ETA

Por: | 20 de febrero de 2014

El 6 de febrero se publicó en la edición del País Vasco una nota titulada “Muere un preso de ETA que en mayo cumplía su condena”. En el texto se explicaba que Arkaitz Bellón Blanco fue hallado muerto en la prisión de Puerto de Santa María durante un recuento ordinario. Bellón, que cumplía condena por actos de violencia callejera, iba a terminar de cumplir una condena de trece años el próximo mes de mayo. “El fallecido había sido detenido por la Ertzaintza el 16 de agosto de 2000 en San Sebastián, acusado de intervenir en disturbios registrados en el centro de la capital guipuzcoana. Por esos hechos permaneció en prisión hasta el 22 de enero de 2002 en que quedó en libertad bajo fianza. La Audiencia Nacional le condenó el 7 de octubre de 2003 a trece años de cárcel y ese mismo día ingresó en prisión”. En ningún momento, a diferencia del titular, se mencionaba su hipotética vinculación a ETA. En la edición digital se publicó un titular similar que, posteriormente, sin embargo, fue corregido y se tituló “Muere Arkaitz Bellón en la prisión Puerto I condenado por ‘kale borroka’". En esta versión de la noticia, donde se afirmaba que el Ministerio del Interior lo considera miembro de ETA, se enlazaba a la información publicada el 8 de octubre de 2003 donde se citaba la sentencia condenatoria y en la que el propio tribunal afirmaba que no pertenecía a una banda armada u organización terrorista. Las dos autopsias realizadas confirmaron que la muerte se debió a “causas naturales”. Su fallecimiento  ha provocado movimientos de protesta por la dispersión de los presos vascos y la asociación de familiares de presos de ETA también se pronunció sobre el citado fallecimiento. Sin embargo, la referencia de la sentencia condenatoria no permite sostener su pertenencia a ETA. Por ello se corrigió la versión inicial en la edición digital. Sin embargo, un cambio de contenido de esta entidad debió advertirse en un fe de errores que no se publicó, en ninguna edición.

Inmigrantes, ¿peligro o tragedia?

Por: | 18 de febrero de 2014

El titular que encabezó la portada impresa de ayer, “30.000 subsaharianos preparan el salto a Europa por Ceuta y Melilla” ha sido objeto de crítica por parte de varios lectores y de reproches en las redes sociales. Enrique Cuesta, por ejemplo, ha escrito que se trata de “un titular propio de otros tiempos y de otros diarios. Todo ello en medio de la polémica por la actuación de la Guardia Civil en los incidentes del pasado 6 de febrero en la frontera de Ceuta. El artículo no mejora el anuncio del titular. Rozando la inverosimilitud, se cuenta una movilización desde Mauritania para llegar a tiempo al salto tumultuario del día 6. Si no fuera por el respeto que me merece Jesús Duva, magnífico periodista, pensaría que se trata de un relato de realismo mágico. Semejantes titulares rescatan la idea de invasión tan querida por la cada vez más activa ultraderecha europea y dan cobertura a las justificaciones, cada vez más increíbles, por parte de nuestras autoridades ante actuaciones como las vistas en los últimos días. Me decepciona profundamente el uso de este tipo de lenguaje y de mensajes por parte de un diario que siempre se ha declarado progresista, además de una hipocresía, si contrastamos la información de hoy, con la preocupación expresada ayer y durante toda la pasada semana por los resultados del referéndum suizo y sus implicaciones en la libre circulación de ciudadanos en la UE”. Argumentos similares expone Neus Suñer: “El tratamiento que se ha dado en la portada del 17 de febrero de 2014, sobre el posible salto de la valla de 30.000 personas es xenófobo y causa alarma social. Un tema tan delicado no se puede tratar como lo ha hecho este diario, y menos siendo un referente por lo que respecta a la prensa escrita. Como servicio público que es el periodismo, creo que se debería dar voz a todas las partes y tratar la información con "delicadeza". Están incumpliendo todos los códigos éticos posibles al tratar a personas que intentan buscar un futuro mejor como terroristas. Además, en su página web, mientras mantienen el titular de la portada, escriben con voz crítica (nada que decir sobre eso) sobre Suiza y las sanciones que ha recibido por su nueva ley sobre inmigración”. Para la lectora, tratamientos como éste “sólo aumenta el racismo en la sociedad y la visión paternalista y de superioridad europea”.

 He trasladado las quejas a José Manuel Romero, subdirector responsable de esta área informativa. En su respuesta explica que “la información sobre la presión migratoria en las dos puertas a Europa que existen en el norte de África, las fronteras de Ceuta y Melilla, es relevante por cuanto explica las tensiones que se están produciendo en esos dos puntos en los últimos meses y avisa de que el problema debe ser tratado de forma global. No es la primera vez que EL PAÍS publica informes del CNI basados en la captación de información en los puntos calientes del norte de Marruecos y otros países del África Subsahariana. Siempre lo hemos hecho en el contexto de la llegada masiva de inmigrantes a distintos puntos de España. En los años 2005 y 2006 citamos informes del CNI relacionados con la llegada de cientos de cayucos a las Islas Canarias, por ejemplo. En esas publicaciones, EL PAÍS denunció el trato que se le daba a los inmigrantes que llegaban a las islas y que eran retenidos en centros de internamiento saturados.  La publicación del informe de los servicios españoles de inteligencia no puede ser interpretado en clave de apoyo al Gobierno ante la tragedia ocurrida en la frontera de Ceuta el pasado 6 de febrero.  EL PAÍS no ha obviado en ningún momento el drama de las 15 muertes de inmigrantes ahogados en la playa mientras eran tiroteados con balas de goma desde la orilla. Desde aquel día, se han producido numerosas informaciones en este periódico que ponían en cuestión la actuación de las Fuerzas de Seguridad españolas, dando voz a los inmigrantes que sufrieron el ataque y a las ONG que los defiende, destacando las versiones falsas de las autoridades españolas respecto a la actuación de la Guardia Civil y reclamando transparencia para que se investiguen los hechos. Tanto es así que ayer mismo publicamos, junto a los informes del CNI, la petición de la fiscalía y del PSOE para que el ministerio del Interior entregue las grabaciones de las cámaras de seguridad situadas en el perímetro fronterizo de Ceuta”.

Informativamente es interesante conocer los datos que maneja el Gobierno español sobre los movimientos de personas en la frontera africana y su publicación no sirve de ninguna manera de atenuante sobre el drama ocurrido pocos días antes en Ceuta. El editorial del día 15 es claro al respecto: “Disparar hacia inmigrantes que están en el mar interpela severamente al Gobierno”. Sin embargo, lo que explica la queja de los lectores es que el titular ponga el énfasis en el peligro que supone que 30.000 subsaharianos preparen el salto a Europa por encima de la tragedia humana de esta situación. La llamada presión migratoria es un problema que va más allá de una preocupación por el orden público, aunque ésta sea la prioritaria de los aparatos policiales.

El País

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