Cartas al director. Un lector, Joan Sardà, comenta una carta que criticó que TV-3 emitiera el filme The Pelayos y que lo hiciera doblado al catalán, no en su versión original castellana, como una muestra de que en los medios públicos catalanes el idioma cooficial no es bienvenido. El lector subraya que la pudo ver en la versión castellana ya que TV-3 la ofrecía gracias a su sistema dual. El lector considera que, al margen de las opiniones, los hechos que se describen por parte de los lectores deben ser objeto de escrutinio como lo son en las informaciones.
Anuncio. Una lectora llamó para criticar el mensaje de un anuncio publicado en El País Semanal donde, a propósito de un tratamiento médico, se decía “Es curioso ahora disfruta haciendo todo lo que los demás odiamos” y mostraba a una mujer barriendo el salón del hogar. A la lectora le resultó llamativo que el regreso a una vida sin obstáculos físicos de la mujer protagonista del anuncio consistiera en barrer, fregar o limpiar y no en, por ejemplo, ejercer un oficio. “Y lo disfruta”, concluía el anuncio.
Errores gramaticales. Este penoso capítulo ocupa diariamente a los lectores que reseñan faltas de ortografía y sintácticas, algunas tan llamativas como la que señala Angel Sierra que reprocha que tenga que leer en el diario frases como “un efecto debastador”.
J. Larrea, por su parte, señala que se destaca que George Clooney nunca se pone “osco”. RD-G anota el mal uso de copulativas y disyuntivas cuando se escribe: “En ambos casos, las cifras son mucho más acuciantes entre la población negra y hispana" o “hay más capacidad de escalar socialmente en países como Alemania o Holanda que en EE UU".
Carlos López Marqués comenta el mal uso del término “ostentar” como sinónimo de posesión en un artículo, pero se trata de un problema que he localizado en otros textos. Y se pregunta ¿qué obstáculo hay para emplear verbos como mantener, guardar, tener…? Efectivamente, la Real Academia da dos acepciones de ostentar (“Mostrar o hacer patente algo” y “Hace gala de grandeza, lucimiento y boato”). El Diccionario Panhispánico de Dudas aclara expresamente que: “Es impropio su empleo como mero equivalente de tener, sin que esté presente la idea de relevancia u honor”.
Empleo de palabras en inglés. Elena Lorenzo critica que se titule un extra con la palabra “Shopping”. “dada la tremenda responsabilidad que tienen los medios de comunicación en el correcto uso de nuestro idioma, bajo mi punto de vista el patrimonio más preciado que tenemos”. Y prosigue: “Se utiliza y la verdad no sé con qué fin, el anglicismo “shopping”, totalmente innecesario (..). Por no decir además lo mal que suena decir “shopping”, un auténtico despropósito, por cierto, muy utilizado por medios de comunicación franceses o italianos y que espero que ustedes no contribuyan a introducir y popularizar, dada la facilidad y rapidez con la que abrazamos por estos lares este tipo de términos extranjeros que nada aportan, pero nos hacen sentir muy modernos, parece ser. Este tipo de extranjerismos innecesarios sólo contribuyen a deteriorar y empobrecer nuestro idioma”.
Pies de foto erróneos. Bernardo Frau advierte que el día 16 de este mes, en la página 5, se publicó una foto donde un manifestante mostraba un cartel que decía “Forgive us Ukraine” y el pie de foto explicaba erróneamente que el texto de la pancarta decía “Crimea, perdónanos”. Al margen de error, señala, no tiene sentido pedir perdón a Crimea. En todo caso, a Ucrania.
Un caso menos reciente es el de un reportaje sobre una muestra del Pompidou de Metz sobre los paparazi en el que aparecía un grupo de fotógrafos al pie de la escalerilla de un avión. Un largo pie de foto explicaba: “El autor de esta fotografía es desconocido. Pero tuvo la virtud de, en un fogonazo, cazar a sus colegas cazaimágenes. La instantánea fue tomada desde la puerta del avión que conducía a la exuberante y deseada (por los paparazis, pero no solo) actriz sueca Anita Ekberg a Roma. Corría el verano de 1959. / agencia pierluigi”. Pero la imagen corresponde a una escena del filme La dolce vita de Fellini como indica un lector, Aythami Ramos. El error es indudable, aunque, y sin que sirva de excusa, su origen está en la documentación de prensa remitida por el propio museo que la acreditaba con el siguiente pie: “Anonyme, (Agence Pierluigi), Anita Ekberg à la sortie de l’avion, 1959”. Es decir, no mencionaba la película y se refería a la actriz y no al personaje que interpreta al filme.