La batalla de los electrosensibles

Por: | 16 de septiembre de 2015

El 10 de septiembre EL PAÍS publicó  un largo artículo dedicado a informar de los pormenores y las reacciones internacionales a la sentencia de un tribunal de Toulouse (Francia), que ha reconocido la hipersensibilidad electromagnética de una mujer, Marine Richard. El artículo -"Una pensión del Estado por tener 'alergia' al Wi fi", firmado por el redactor de Ciencia Manuel Ansede, señalaba que la comunidad científica se ha rebelado contra esta decisión judicial, debido a la falta de evidencia probada de que haya una relación de causa a efecto entre las patologías sufridas por Richard y las ondas electromagnéticas. Un par de lectoras, Blanca Salinas y María Jesús Sánchez Felipe, me han escrito cartas indignadas, por considerar que el artículo es despreciativo con las personas que sufren estas patologías, y poco ecuánime, ya que no recoge la opinión de los científicos que sí creen en que son causadas por las ondas electromagnéticas.

Mi primer artículo como Defensora del Lector, hace casi un año, abordó precisamente la queja de numerosos lectores por una información que daba por demostrado que las ondas electromagnéticas dañan la salud. Nueva defensora, quejas recurrentes, se titulaba. Y el título hacía referencia a que el tema había sido tratado ya por mi inmediato antecesor. En aquella ocasión, las quejas procedían de lectores que señalaban, con razón, que a día de hoy no hay evidencia científica para asegurar que las ondas electromagnéticas dañen la salud. Mi contacto con el tema me permitió saber que existen personas electrosensibles, que asocian sus patologías a estos campos electromagnéticos, omnipresentes en la vida cotidiana. En esta ocasión la protesta es de signo contrario. Son algunas personas electrosensibles las que me han escrito para quejarse del artículo de Manuel Ansede.

Blanca Salinas, que me ha explicado en conversación telefónica los sufrimientos que le ha causado la Electrohipersensibilidad (EHS), y me ha enviado numerosos correos electrónicos, considera que, “todo el artículo, de principio a fin, es tendencioso, poco riguroso y lleno de falsedades e inexactitudes, además de que no recoge sino una única postura en un tema en el que existen opiniones totalmente encontradas. No es la primera vez que su periódico hace este mismo tratamiento con noticias referentes a estos temas".

"En primer lugar, utilizan un término inapropiado e inexistente para denominar un problema de salud ya reconocido por la OMS y considerado en Suecia como enfermedad y motivo de incapacidad: la electrohipersensibilidad electromagnética o el síndrome de los CEM, como lo denomina el Colegio de Médicos de Austria".

"En segundo lugar me parece una manipulación informativa escandalosa y descarada afirmar que, 'Todas las entidades científicas coinciden ….sin encontrar efectos para la salud en los límites permitidos actualmente'. Esto es rotundamente falso, pues son centenares los científicos que están alertando de las graves consecuencias biológicas que las ondas están provocando a niveles miles de veces por debajo de los umbrales permitidos”.

La organización que agrupa en España a las personas electrosensibles, a la que pertenece la señora Salinas, me ha enviado también dos largos mensajes, y en uno de ellos incluye, entre otros, este enlace a un llamamiento realizado en mayo pasado por 129 científicos alertando de los riesgos para la salud que plantean las infraestructuras que permiten las comunicaciones inalámbricas:

 http://cemyelectrosensibilidad.blogspot.com.es/2015/05/nuevo-llamamiento-cientifico.html

La señora Salinas cita en apoyo de su tesis el Informe Bioinitiative, “un metaestudio que recoge todos los estudios científicos que analizan los efectos de los campos y ondas electromagnéticos para la salud, tanto los que encuentran evidencias como los que no las encuentran. Centenares de estos estudios y las conclusiones del propio estudio alertan de gravísimos efectos en niveles miles de veces por debajo de los permitidos por la legislación. Se habla de daño en las células por estrés oxidativo, daño en los sistemas nerviosos central y autónomo, en el corazón, en el sistema inmunológico, roturas y mutaciones de ADN, daños en los espermatozoides, afectación de en torno a un 5% de la población por electrohipersensibilidad…"

"Un sector amplísimo de la comunidad científica que cada vez es más numeroso, está alertando de estas evidencias (el informe Bioinitiative se publicó en 2007 y se ha revisado en 2012 y 2014 y cada vez es más elevado el porcentaje de los estudios que encuentran efectos)”.

Por su parte, María Jesús Sánchez Felipe, socia de la asociación vallisoletana de afectados por las antenas de telefonía móvil, lamenta en su larga carta que el autor del artículo haya hablado únicamente con científicos que niegan que el wi fi y los campos electromagnéticos constituyan un peligro para la salud. Me envía un  largo listado de nombres de doctores que defienden lo contrario. Así mismo rebate la independencia de dos de los científicos citados por Ansede en su artículo, precisando que cobran de la Fundación Vodafone. También la señora Salinas pone en duda la independencia de los científicos citados por Ansede. “Teodoro Samaras, presidente del Comité Científico de los Riesgos Sanitarios Emergentes y Recientemente Identificados (CCRSERI), fue en el pasado asesor de Vodafone", dice en uno de sus mensajes. "Él y buena parte de los científicos pertenecientes a este comité han sido denunciados por varias decenas de asociaciones y ONGs de Italia, Holanda, Reino Unido, Francia, Polonia, Finlandia, España, etc. ante la Defensora del Pueblo Europea por conflicto de intereses, pues varios de los miembros de este organismo, están vinculados con empresas de telecomunicaciones. (https://www.ecologistasenaccion.org/article29678.htm)”

      Por último, Electrosensibles Derecho a la Salud, una asociación que agrupa en España a este colectivo, señala en una de sus cartas lo siguiente: “Aunque es un trastorno del cual aún se están estudiando los mecanismos biológicos implicados, la electrohipersensibilidad está diagnosticada mediante variables objetivas por especialistas como el Doctor Dominique Belpomme del Instituto del Cáncer de París. Los marcadores determinados por Dominique Belpomme –hipoperfusión en el cerebro, apertura de la barrera hematoencefálica, proteínas de stress, antimielina en las neuronas, descenso de melatonina en orina- tienden a estabilizarse en afectados por EHS después de un periodo de tres meses de alejamiento de los campos electromagnéticos. Otras investigaciones como las de Magda Havas y las de Olle Johansson constatan distintas alteraciones fisiológicas producidas por los campos electromagnéticos como la variabilidad cardíaca o el número de mastocitos en la piel”.  

Los autores de la carta reconocen que, “la electrohipersensibilidad resulta controvertida porque su existencia está cuestionando la seguridad respecto de las telecomunicaciones inalámbricas. La doctora Mallery Blythe  –experta en EHS- considera que el efecto nocebo como causa de la electrohipersensibilidad está totalmente descartado dado que los síntomas se producen independientemente del conocimiento de los sujetos de la exposición a los campos electromagnéticos. En la reciente Declaración de Bruselas sobre electrohipersensibilidad y Sensibilidad Química Múltiple expertos de todo el mundo manifiestan que el efecto nocebo no es una explicación dado que existen alteraciones fisiológicas objetivas ante las exposiciones detectables inclusive en animales". 

"Algunos investigadores afirman que para creer en el carácter real de la electrohipersensibilidad los afectados deben demostrar que son capaces de reconocer los campos electromagnéticos. Esta condición es negada por otros investigadores que consideran que la electrohipersensibilidad puede producirse independientemente de la capacidad de los sujetos para reconocer los campos electromagnéticos y que los criterios de diagnóstico deben ser las variables fisiológicas objetivas. Los estudios de provocación –en los que el sujeto debe distinguir cuando está activa la fuente electromagnética- han sido planteados como la prueba de la no existencia de la electrohipersensibilidad. Las dificultades para diseñar correctamente los estudios de provocación, -que se deben realizar en condiciones de aislamiento electromagnético, con suficientes tiempos de descanso entre exposiciones, a las frecuencias a las que más responde el sujeto- han posibilitado porcentajes relativamente bajos respecto de la capacidad de los sujetos electrohipersensibles para reconocer los CEM-campos electromagnéticos-, pero en absoluto suficientemente pequeños como para llegar a la conclusión de investigadores como G. James Rubin cuando niegan la EHS”.  En la carta se cita también el estudio realizado en el Informe Bioinitiative. Y finaliza así: “En el tema de la electrohipersensibilidad y la contaminación electromagnética nos encontramos con una situación que está lejos de poder considerarse aclarada y que requiere el mayor acceso posible a información procedente de las diferentes partes”. Entre otros documentos, en su correo me envían el siguiente enlace a su web donde se recogen los datos sobre la enfermedad:

http://electrosensiblesderechosalud.org/documentacion/herramientas-basicas/

He enviado a Manuel Ansede todos los correos. Esta es su respuesta.

“Creo que las críticas recibidas se resumen en que supuestamente recojo "una única postura". Y es cierto. Mi trabajo como periodista es buscar la verdad, no el equilibrio. Y la verdad, según la actual evidencia científica, es que los síntomas que padecen los autodenominados electrosensibles no están causados por los campos electromagnéticos. Lo resumió muy bien la Defensora del Lector en 2010: "en periodismo médico no cabe equidistancia entre la evidencia científica y las teorías no demostradas".

 

Los datos son tozudos. La Organización Mundial de la Salud (ver última nota de posicionamiento), el comité de expertos de la Comisión Europea (ver hoja informativa de 2015), la Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU (FDA, ver su web), el comité de expertos del Ministerio de Sanidad español (ver informe técnico) y un larguísimo etcétera dicen lo mismo: los campos electromagnéticos no provocan efectos sobre la salud. Hablamos de miles de estudios científicos en revistas científicas de calidad".

 "Las lectoras critican que no cite el 'llamamiento de 129 científicos de 34 países a la OMS y a la ONU de mayo de 2015' para pedir protección frente a los campos electromagnéticos. En ciencia no sirve la falacia del argumento de autoridad. Por ejemplo, Kary Mullis, premio Nobel de Química, y Peter Duesberg, profesor de Biología Molecular de la Universidad de California en Berkeley, sostienen que el virus del sida no existe. Pueden decir misa, porque sus teorías no se sostienen con la actual evidencia científica. El periodismo científico debe huir de la tramposa equidistancia. Para elaborar un reportaje sobre el cambio climático no hay que llamar a negacionistas del cambio climático. Y para un reportaje sobre la alergia al wifi se podría haber llamado a alguien que hubiera demostrado su relación con los campos electromagnéticos, pero esa persona no existe".

 

"Las lectoras críticas también citan el Informe Bioinitiative, supuestamente "independiente", pero editado por Cindy Sage, propietaria de una empresa que cobra 300 dólares por medir los campos electromagnéticos en una casa. La Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria del Medio Ambiente y del Trabajo explicó en un informe (a partir de la página 322) por qué el Informe Bioinitiative es sesgado y anticientífico. Si no se habla francés, se puede leer el documento de posicionamiento sobre el Informe Bioinitiative del Comité Científico Asesor de Radiofrecuencias y Salud impulsado por la Fundación General de la Universidad Complutense de Madrid".

 "Afirma una lectora que "es sumamente tendenciosa e inexacta la información que proporciona la noticia", porque "hay estudios a doble ciego que demuestran las alteraciones fisiológicas que producen las ondas electromagnéticas". Cita un estudio, elaborado con una sola persona. Un estudio con una muestra de una sola persona, obviamente, no es ciencia".

 "Dice la lectora Blanca Salinas: "EL PAÍS se alinea con los intereses y la información sesgada y torticera de las grandes empresas de telecomunicaciones, ocultándonos a los ciudadanos información vital y muy relevante para nuestra salud". Y continúa: "¿Es que les interesan más sus ingresos por publicidad y las corporaciones que los financian que defender la verdad con imparcialidad y ecuanimidad, más aún si lo que está en juego es la salud de los ciudadanos que los leemos?". Puede estar tranquila. Cuando haya información vital y muy relevante para su salud, allí estará el buen periodismo científico para contárselo. Pero la Tierra no es plana porque lo digan 129 científicos. Hay que demostrarlo".

Estoy totalmente de acuerdo con la opinión de mi antecesora que cita Manuel Ansede: "En periodismo médico no cabe equidistancia entre la evidencia científica y las teorías no demostradas". Y me parece muy correcto que Ansede busque la verdad científica y no la equidistancia en sus artículos. El problema que veo en la información objeto de las críticas, -en la que no veo ninguna actitud despreciativa hacia las personas electrosensibles-, es que está dedicada a glosar una sentencia del tribunal de Toulouse, de la que el propio redactor señala que es "una sentencia histórica en Europa". Por eso, junto a la opinión de la comunidad científica que la rechaza porque, como dice Ansede, la hipersensibilidad electromagnética es, "un conjunto de síntomas pero sin causa demostrada", hubiera sido interesante contar con la opinión de quienes consideran que esta sentencia es un triunfo. El autor recoge unas declaraciones muy breves de la abogada de la señora Richard a quien, según me ha explicado, intentó entrevistar sin conseguirlo. Ante esta imposibilidad, creo que hubiera debido recoger la opinión de alguno de los científicos o médicos que puedan estar de acuerdo con la sentencia.

 

 

Hay 32 Comentarios

Blanca, no has entendido cómo funciona un microondas. No es por la frecuencia de resonancia del agua, porque hay que insistir en que como mucho, si su frecuencia fuera diez veces mayor entonces podría llegar a resonar con la frecuencia del vapor de agua, que es muy distinto. El microondas está brutalmente optimizado para que se genere un mar de ondas cuatrocientas veces más potente que un wifi o un móvil para que les transmita energía por la interacción que tiene con cualquier otra cosa que tampoco sea agua. Algunos de esos comentarios están mal. Para entender realmente bien el asunto, te recomiendo bajar a muy bajo nivel (aunque seguramente necesitarás a alguien muy puesto en física que te lo explique, quizá pueda hacerlo tu hijo: http://www.sfu.ca/phys/346/121/resources/physics_of_microwave_ovens.pdf ).

Seguimos: en tu experimento fallan bastantes cosas, como que tu hijo probablemente produce ruido mientras usa el ordenador y puedes guiarte por eso. Aún no veo nada en lo que cuentas que descarte el efecto nocebo. Pero dado que podrías tener tu experimento, como dices, te invito a que pidas a alguien puesto en este tipo de ensayos que realmente te prepare las condiciones de forma que no puedas trampearlas inconscientemente. Es más difícil de lo que uno cree, hay que pensarlo bien, siempre desde la perspectiva de "¿cómo podría estar haciendo trampa?" Y tratando de solucionar ese aspecto.

Y a lo que me refiero con el bioswitch es que incluso aunque realmente fueras "electrosensible" no serviría para nada con el problema, que te han vendido un llavero. Prefiero no preguntar a qué precio. Pero es otra razón que me hace pensar que te has dejado llevar atribuyendo a los campos magnéticos tu dolencia.

Por cierto, te agradezco de corazón tu paciencia conmigo y tus respuestas. Creo que suelo encontrarme bastante con el tema de los "un estudio demuestra que" (y al final no es así) como para poder considerar que el origen de tu dolencia sea el que crees. Espero que entiendas que la suspicacia no es para contigo: de verdad creo que tienes esos síntomas y de verdad creo que estás convencida (según mi parecer por un sesgo de confirmación y la falta de un control riguroso para descartarlo) de que es por la causa de los campos electromagnéticos.

Te dejo una pregunta para que la medites con calma: ¿qué pasaría si pasado mañana resultara que todos esos estudios fueran retractados y sus autores asumieran que han sido deshonestos o equivocados y se han inventado esos resultados? ¿Seguirías pensando que es el motivo de tu problema digan lo que digan, o darías el paso de seguir buscando la causa, asumiendo que podría ser psicosomática?

Un saludo y de nuevo gracias, de corazón.

Pico otra vez, y ya es de verdad la última. Me parecía pesado comentar esto, pero a ti que te gustan tanto los estudios de provocación a doble ciego y que pones en duda lo del bioswitch, te explico con detalle cómo fue el proceso, Emilio:
- Llegamos de mudanza. Duermo sin saberlo tres días con el bioswitch funcionanado y desaparecen los síntomas que relaté. ¿Qué pasa, cómo puede ser esto, me pregunto.? Y dándole vueltas caemos en la cuenta .
- Al cuarto día, reaparecen los síntomas, y al quinto también. Emperoro abruptamente. Me desespero. Y a mi marido se le ocurre mirar. El aparatito tiene unas luces naranjas que indican que no funciona. Preguntamos y nos explican que si hay cualquier demanda de corriente, el aparato no funciona,. Miramos por toda la casa y descubrimos una radio que está apagada, pero enchufada. La desenchufamos. El aparato funciona. Duermo sin problemas.
- Esto pasa en numerosas ocasiones. Siempre que ocurre, me levanto, miro el aparato y no está funcionando porque hay algo enchufado. Desenchufo lo que sea y arreglado. Vuelvo a dormir.
- Mi hijo, que estudia físicas, pone en duda la eficacia del asunto. Se convence de la siguiente manera: El aparato está mal instalado. Debería estar en la caja de empalmes de la habitación, no en el diferencial. De esta manera, si alguine enciende lo que sea en la casa, deja de funcionar. Y pasa una cosa curiosa, mes tras mes, si él a la hora que sea, estando yo dormida, enciende el ordenador y está un ratito en él, yo me despierto y no hay manera de dormirme. Durante muchas veces le voy diciendo: esta noche, a tal hora, has encendido el ordenador. Y siempre acierto. Es como tu experiemento de encendido sí/ apagado no, pero al natural. Y se termina convenciendo.
- A partir de ahí, descubrí una manera mucho más barata de eliminar campos electromagnéticos y es lo que siempre hago duerma donde duerma: separar la cama unos 25 cm. de la pared. No hace falta ningún bioswitch.
Y ya palabrita que no pico más. Me marcho definitivamente. Un saludo.

http://blogs.elpais.com/defensor-del-lector/2015/09/los-electrosensibles-protestan.html

Emilio:
Y ya sí que termino. Dos cosas,:
1- el campo electromagnético de una corriente alterna es muchísimo mayor que le de una correinte continua, que aunque efectivamente también lo tiene, resulta insignificante, despreciable respecto a la otra.
2- Efectivamente, tú lo has dicho y tu artículo lo explica perfectamente. Lo que hacen las microondas, y el wifi es exactamente eso, es hacer vibrar las moléculas del agua y hacer en ellas el mismo efecto de resonancia que si pasaras repetidamente el dedo por una copa de cristal fino hasta que la vibración lo hace sonar. Lo mismo que la voz de una cantante de ópera puede hacer con una copa, que incluso puede llegar a romperse. Por eso las microondas cocinan los alimentos, pero soalmente aquellos que tienen agua en su composición. Tú no puedes cocer arroz en un microondas si no tiene agua, porque es el agua lo que vibra bajo el efecto del microondas.¿No te parece que por ese mismo principio físico algo debe de hacer por ejemplo el wifi en nuestras células al hacer que sus partículas de agua vibren. (Nosotros estamos compuesto sen un 70% por agua)?¿Y si no, en base a qué se cocinan los alimentos con el agua?
Si no es un efecto de la frecuencia sino de la potencia, como dice tu artículo, multiplica por millones de veces los niveles de radiación natural a losque estaban sometidos durante siglos nuestras células y algo debe pasar entonces, ¿No?
Reproduzco aquí dos comentarios que hay en el artículo del enlace que tu refieres:
http://naukas.com/2012/03/08/como-calienta-un-microondas-o-la-resonancia-que-nunca-fue/

"La moléculas polares intentan alinearse con el campo eléctrico en el que puedan estar. Las microondas, como radiación electromagnética que son, representan para la sustancia a calentar un campo eléctrico pulsante, al intentar alinearse con él, si la molécula tiene suficiente libertad de movimientos ( en un vapor más, en un líquido menos) rotará para conseguirlo. Si la libertad de movimientos está impedida (sólido) entonces vibrará. Por este motivo los alimentos ricos en agua, que son moléculas pequeñas que pueden moverse con facilidad se calientan antes que otros".

"Hmm o sea, que lo del móvil que hacía saltar la palomita tenía su puntito…"

"La energía de la rotación de las moléculas que están en el campo electromagnético (exterior de los alimentos) transmiten su energía hacia el interior por choques y vibraciones".
Te repito, no soy científica quien debería explicar todo esto es quien tiene esa capacidad, y en España tenemos especialistas en biolelectromagnetismo. Que el periódico les haga una entrevista. A lo mejor así podemos salir de dudas.
Un saludo, y ya no pico más.

Bueno, no quería seguir siendo pesado con los comentarios, así que también lo dejo yo, después de comentar algunos asuntos. Quizá ambos van un poco más para Blanca.

El primero es poner un ejemplo de argumento que ha surgido como "apoyo a la forma en la que el electromagnetismo puede afectar al cuerpo", que es el de la "resonancia de estas ondas con la frecuencia de vibración del agua". Esto, que está muy popularizado, no es cierto: http://naukas.com/2012/03/08/como-calienta-un-microondas-o-la-resonancia-que-nunca-fue/

Me gustaría que alguien que considerara que "se la han colado" con eso que uno creía información, se la pueden haber colado también con el resto, y en vez de examinar "si algo es así" se dedique a examinar más bien "si algo no es así".

Por ejemplo, Blanca comentaba que estaba a salvo de vendedores de humo sin escrúpulos. Y luego comenta que usa un bioswitch. Por lo que llevo indagado, el "bioswitch" es ya un timo de vendedores de humo sin escrúpulos (nota física: cualquier movimiento de cargas eléctricas genera un campo magnético, sea la electricidad alterna o continua). Me temo que no sólo no estás a salvo de vendehumos, sino que ya has caído en sus trampas. No te fíes de mí, busca a algún experto en electricidad o física en tu universidad más cercana.

Otro asunto: que un país tome una medida no significa que dicha medida esté avalada por motivos científicos. En ocasiones se toman para acallar discordias sociales y se toman en contra del conocimiento actual. Es más, esas medidas pueden resultar contraproducentes para la propia ciudadanía que las exige. Un ejemplo es el de la eliminación del ínfimo contenido de mercurio en los viales de ciertas vacunas, para su uso como coadyuvante (perfectamente controlado y sin riesgo alguno para la salud). Ante el ruido de los grupos antivacunas hubo que retirarlo, encareciendo los productos a la par que disminuyendo su fecha de caducidad y eficacia.

Como dijo alguien, "los fantasmas no son reales, pero el miedo a los fantasmas sí lo es". Aquí sabemos perfectamente lo que el miedo puede causar. De ahí que antes de empezar a amontonar todo lo que encontremos a favor de los fantasmas (el sesgo de confirmación), para ser realmente riguroso cabría comenzar descartando que el problema no tenga causas mucho más mundanas, como parece serlo en todos y cada uno de los que se han sometido a pruebas controladas. Para mí, la honestidad comienza por asumir que no sólo me pueden estar engañando, sino que me puedo estar autoengañando.

Contestación a Inma: parece que hablamos en chino, o es que no os leéis lo que se ha puesto en otros posts anteriores:
1- La electrohipersensibilidad no consiste en detectar si hay un WiFi, móvil, etc. encendido. De hecho, las personas que la padecen suelen llevar años enfermos hasta que por una razón un otra descubren que éstas ondas electromagnéticas (no cualesquiera) les causan sus síntomas: si se alejan recuperan su salud, algo que no consiguieron de ningún modo antes de saberlo (ni con tratamientos psiquiátricos o psicológicos de diversos tipos)

2- No es nada fácil hacer un experimento en las condiciones adecuadas de control (precisamente porque estamos rodeados de contaminación electromagnética), y desde luego ir por las casas haciendo ese tipo de pruebas sólo demuestra, para mí, una mediocridad tremenda, no se puede autollamar científico alguien que haga esas cosas, por favor; por cierto, conozco y he trabajado con bastantes profesores universitarios, algunos doctores, que más vale que se dedicasen a otra cosa más sencilla que la universidad

Habría que ver que estadísticas van por ahí enseñando, también hay otras de estudios epidemiológicos que sí que apoyan la tesis de los efectos nocivos de las ondas electromagnéticas. Parcialidad.


No voy a perder más tiempo en éste blog, con argumentos tan limitados. Allá cada uno, dentro de poco se sabrá mucho de todo esto, y espero que la gente que honestamente no cree en estas cosas tome nota y sepa el daño que está haciendo a los que sufren ésta enfermedad. Los que no son honestos, que los hay, sin palabras.

Un amigo (profesor universitario y persona muy empática y razonable) me contó las charlas explicativas que hacía en barrios donde la gente decía que se habían disparado los cánceres por la colocación de una antena de telefonía móvil, o en comunidades donde algún vecino se quejaba de que las wifis de los vecinos le provocaban síntomas muy diversos. Llevaba datos estadísticos a los primeros y hacía pruebas presenciales durante horas con los segundos. Su experiencia fue que ninguna de las personas que se quejaban de la wifi del vecino era capaz de distinguir si estaba encendida o desenchufada, si había o no teléfonos móviles cerca, ni siquiera si había habido un apagón durante la noche. Algunas de esas personas le agradecían que les hubiera ayudado a comprender que el problema en realidad no radicaba en unas ondas u otras (ondas elecromagnéticas hay de todo tipo y por todas partes) sino en su propia percepción del daño. Otras, en cambio, se indignaban por quedar en evidencia y negaban la validez de sus pruebas. Si de verdad uno quiere saber y no solo confirmar lo que cree, hay gente dispuesta a ayudar.

Una última cosa: el hecho de que cada vez haya más personas que se crean "electrosensibles" puede tener que ver con lo mucho que se habla del tema.
http://www.abc.es/salud/noticias/20130508/abci-nocebo-lado-oscuro-efecto-201311291311.html

Lo último y aquí terminan mis intervenciones: le he oído explicar en una conferencia a Ceferino Maestú (pefesor de la Escuela de Telecomunicaciones de la Politécnica y director del laboratorio de investigación en bioelectromagnetismo) que estamos inmersos en el mayor experimento de la historia de la humanidad, sólo que los conejillos de indias somos nosotros. Sencillamente porque no ha existido ningún estudio previo a poner en marcha una tecnología en al que no existe población no expuesta.

Todo es mucho más complicado de lo que planteas, Emilio, y como tú mismo dices, en la esesncia de la buena investigación está aplicar una correcta metodología. Pensé que con el artículo de Balmori y las complejidades que apunta entre frecuencias, intensidades, longitudes de onda y sus complejas relaciones con distintas estructuras biológicas y lo que apuntaba sobre los defectos de los que adolecen los estudios de provocación era suficiente . En todo caso, hay quien te podría explicar todo esto mucho mejor que yo. Yo no soy científica. Y sigue sin valerme lo que me dices tratando de descalificar estudios que no me creo que hayáis podido revisar íntegramente. Estamos hablando de miles de estudios. ¿Habéis revisado la metodología de todos ellos? Mírate por ejemplo los estudios de Hardell o de Johansson. Son científicos de talla internacional. Frente a eso, dime un solo estudio que demuestre científicamente que las ondas no tienen ningún efecto para la salud ¿Por qué sois tan críticos en una dirección y tan acríticos en otra?
Respecto al tipo de estudios que planteas para mí, me parece que adolecen de un claro fallo metodológico y me extraña que si estás rodeado de científicos o tú lo eres plantees lo que planteas. Me remito a lo dicho, pero por bajar a mi ejemplo:
Los efectos de las ondas y de los campos electromagnéticos, al menos en mí, no son inmediatos y sí son acumulativos. Y la exposición a la que todos estamos sometidos es múltiple, a distintas frecuencias e intensidades. En mi casa tengo dos antenas de telefonía móvil a unos doscientos metros, una por el norte (con equipos de tres compañías distintas) y otra por el oeste (con dos), una de ellas sin ningún obstáculo por medio, que emiten decenas de veces por encima de lo que recomienda El Consejo de Europa. La primera vez que miré a ver cuántos wifis llegaban a mi domicilio, encontré ¡13! Algunos de mis vecinos tenían inalámbricos. Si estoy en cualquier lugar público, hay móviles, cuya potencia ha aumentado enormemente con el 3 G y el 4 G. Como ya te he explicado, esto no es una alergia ni se detecta con los mismos parámetros inmunológicos. En mi caso mi sensación es que mis síntomas tienen mucho más que ver con el sistema nervioso central y autónomo y con las células. En mí el sueño es el primer indicador. Y suele ir experimentando un empeoramiento muy lento y gradual si sobrepaso mi capacidad de exposición. Luego va viniendo todo lo demás. Pero mis efectos no son inmediatos, y dependen de las múltiples exposiciones a las que haya estado sometida y de la reiteración de estas ¿Qué validez tendría un experimento por el que alguien encendiera y apagara el wifi en mi casa si me siguen llegando las ondas de las antenas, las de los wifis e inalámbricos de mis otros vecinos (a pesar de haberlas apantallado todo lo más posible) o si he viajado en un tren o en un autobús con wifi justo antes rodeada de decenas de móviles? ¿Qué validez tendría un experimento realizado en un lugar controlado si para llegar allí las personas han ido en un transporte público lleno de móviles y llevan meses, años, expuestas a antenas, inalámbricos, wifis…? Podría tener sentido quizás un experimento en el que te aislaran durante varios meses en un lugar completamente sin ondas, blanco, y te realizaran al llegar, durante y después un encefalograma, una polisomnografía mientras duermes, o un análisis de tus células (o las pruebas objetivas que se determinaran) exponiéndote o no a determinadas frecuencias e intensidades. Eso sí sería objetivo, pero dudo si los mismos aparatos que se puedan utilizar, que son eléctricos, pudieran interferir en los resultados. Sí que creo que el mismo hecho de haberte aislado, te “limpiaría” y aumentaría la capacidad de tu organismo para no desarrollar síntomas ante las exposiciones. Al menos eso es lo que yo he comprobado que a mí me pasa. Si me marcho de mi casa a un lugar "sin ondas" o con niveles mucho menores que los de mi casa, me recupero y mi sueño se restablece.
Como te explico, al menos en mí, los efectos son acumulativos y por suma de exposiciones. La primera vez que dormí con el bioswitch (que no es magia ni ninguna superstición, tan solo un aparato que cuando no hay demanda de corriente transforma la corriente alterna de los cables de la pared, que producen un pequeño campo electromagnético, en corriente continua en la que este campo se elimina), llevaba también años expuesta a los efectos de las ondas de las dos antenas de telefonía, a mi propio inalámbrico y al de los vecinos, a los trece wifis (muy en concreto al inalámbrico y el wifi de un vecino que estaba al otro lado de la pared de mi habitación), al móvil que yo entonces usaba, a los de mis hijos… Desde entonces, he eliminado todo lo que he podido, entre otras cosas hablando con mis vecinos y realizando apantallamientos. Y sólo te puedo decir que he experimentado grandes mejorías. Probablemente, para hacer la prueba del bioswitch y que se repitieran en mí los síntomas que entonces tenía y con los que llevaba años, se deberían repetir también el mismo cóctel de exposiciones al que entonces estaba expuesta y durante el mismo número de años. No puedo afirmar que lo que producía los síntomas concretos que entonces y hasta ahora se eliminaron (aunque quedaron otros que no se eliminaron hasta que controlé otros parámetros), que se habían desarrollado durante unos 14 años fuera sólo el campo electromagnético de la pared. Quizás podía ser la sinergia entre eso y otras ondas de alta frecuencia y para reproducir la situación harían falta las dos. No tengo ni idea. Lo que sí sé es que determinados síntomas con los que llevaba 14 años y que sólo se producían por la noche, desaparecieron de pronto al quitar ese campo. Ignoro lo que haría falta para que reaparecieran y poder comprobar que con el bioswitch se quitaran (qué tipo de ondas, cuánto tiempo, etc.). Pero te vuelvo a preguntar ¿Es ético exponer a alguien a quien las ondas le hacen daño a las exposiciones que se lo han hecho para demostrar que se lo hacen? ¿Se haría eso con un enfermo de cáncer? ¿Y cuántas variables y durante cuánto tiempo habría que controlar?
Desde hace varios meses mi sueño ha ido empeorando. Sí que te puedo decir varias cosas. Si donde duermo llega un wifi (no te sé decir cuántas noches hacen falta, pero me acaba pasando, porque siempre que me pasa lo investigo a posteriori y ahí está. Y lo que me han explicado científicos que se dedican a estas cosas es que el problema del wifi no es de potencia, sino de frecuencia, pues tiene el mismo patrón de resonancia que el agua y nuestro cuerpo es en una proporción muy alta agua), me duermo con normalidad, pero pasadas tres horas me despierto y ya no me puedo dormir. Sin embargo, si he estado expuesta a una acumulación de móviles durante el día (antes esto no me pasaba), tardo muchísimo en dormirme pero una vez que lo consigo ya no me despierto. Intuyo que pueda tener que ver con el tipo de ondas cerebrales que se puedan ver interferidas o con los efectos sobre determinadas estructuras cerebrales. Pero probablemente esto también pueda dberse a que con la entrada del 4 G, mi cuerpo y mi casa, que está en medio de varias antenas, está mucho más expuesto que antes a nuevas frecuencias y mayores intensidades, que lo hacen más vulnerable. Por eso me estoy planteando marcharme de mi casa. No estoy dispuesta a perder mi calidad de vida y a vivir como he vivido durante años. Eso no era vida, era una agonía. Quien no lo haya experimentado no podrá entenderlo. A la vez me rebelo. Es un desahucio en toda regla. Me tengo que ir de mi casa porque las ondas agreden el derecho a la salud, a la inviolabilidad de mi domicilio, la de mis células y la de mi cerebro. Puedo controlar los campos electromagnéticos, o los químicos, pero no puedo controlar las ondas que entran en mi casa y me enferman. Y te aseguro Emilio, que no es ni una superstición ni una fobia. Como tampoco lo era cuando los fumadores pasivos protestaban por el daño que el humo del tabaco que se veían obligados a inhalar afectaba gravemente a su salud. Y eso no se hubiera podido tampoco constatar en un estudio de provocación. Y tranquilo, no soy carne de vendedores de baratijas. Soy carne de los enormes intereses que se mueven en los mercados de telecomunicaciones y de los medios que deciden defender esos intereses por encima de la salud de las personas.
Me despido con esta. Estoy cansada de este bucle un tanto absurdo. Quien tenga buena fe ha recibido a través de todas nuestras intervenciones mucho material y referencias para indagar, investigar y sacar sus propias conclusiones. Todo esto debería haber aparecido en el periódico, no en un blog que pocos leen (no parece que mucho más de 500 personas se hayan asomado, mientras el periódico y el tratamiento de la noticia parcial y descalificador fue leído por millones de ciudadanos). Sigo confiando en que si El País ha actuado de buena fe, recogerá toda esta información en las páginas centrales de su periódico. Y si no fuera así, las hemerotecas demostrarán en un futuro cuál ha sido su postura en un tema que afecta gravemente a la salud de los ciudadanos.

Perdón, no sé si había mandado el link http://www.sbwire.com/press-releases/eht-lauds-israels-ban-on-wi-fi-in-kindergarten-and-limits-to-childrens-wireless-exposures-in-schools-627333.htm

Para no haber ninguna evidencia muchos paises ya están tomando precauciones. Hoy le toca a Israel, prohibe el WIFI en las guarderías, como lo hizo por ley hace unos meses Francia. ¿Cuanto más tendremos que hacer para proteger a la población, sobretodo a los más débiles, los niños? http://www.sbwire.com/press-releases/eht-lauds-israels-ban-on-wi-fi-in-kindergarten-and-limits-to-childrens-wireless-exposures-in-schools-627333.htm

Andrés, Blanca, gracias por vuestras respuestas. Entiendo y comparto que es un espacio donde es complicado extenderse con calma. En el entorno donde me muevo hay varios bioquímicos, físicos, médicos, y ante los estudios relevantes que hemos comentado, la respuesta unánime es la de que, o bien su relevancia es nimia (por ser in vitro, potencias inadecuadas y otros factores que comenté), o tenían defectos metodológicos que algunos de ellos, como revisores de publicaciones, jamás hubieran dejado pasar adelante. Por supuesto, no los he revisado todos, pero veo una tendencia ahí.

Sobre el Fondo Cósmico de Microondas, es correcta tu apreciación, lo cual me lleva a seguirla precisamente para ponerle otra pega al problema: la usada en WIFI está dispersa en un ambiente lleno de otro mar de ondas que ocasiona que su potencia efectiva sea ridícula (y tanto más cuanto más emisores haya, de ahí que se busquen alternativas como la selección de ciertos canales menos "saturados" en los routers modernos).

Por ahorrar tiempo y bits (dado que veo que entraría en bucle y repetiría demasiadas cosas), si Andrés ha podido hacer ese experimento (me encantaría si pudieras repetirlo de forma controlada y grabada, sería muy, muy interesante; si vives cerca de Madrid me encantaría asistir personalmente; quizá pudiéramos ganar un millón de dólares), no veo por qué Blanca no podría. Contestándole ahora a ella, en las alergias se expone al individuo a lo que le sienta mal. Y si la reacción que tiene a las microondas es tan evidente como la de un intolerante a la lactosa a la de un vaso de leche, tendría muy fácil llevar a cabo el experimento. Pero si no es tan evidente como dices y la relación pueda haber sido creada de forma espuria, entonces necesitaría averiguar si no estoy creando una superstición interna del estilo de "siempre que como cosas rojas me pongo malo". Y bastaría con un experimento sencillo cerrando los ojos y ver qué pasa cuando no sé de qué color es lo que como, eliminando toda la *enorme* influencia psicológica.

Como decía en el experimento, sea algo acumulativo o necesite un periodo X o lo que sea, es algo que puedes determinar tú de antemano y atenerte a ello para diseñarlo. Si crees que es por acumulación de tres días de WIFI y que tras esos días te duele la cabeza, pues se elige esa ventana de tiempo y esos síntomas. De todas formas, supongo que con el resto de argumentos que expones no va a ser algo que te propongas hacer.

Me ha llamado la atención lo del bioswitch. No había oído hablar nunca de eso (lo de "eliminar campos electromagnéticos" ya me suena a predisposición psicológica negativa), pero tal y como describes los síntomas (bioswitch encendido, duermes mal/bioswitch apagado, duermes bien), podrías hacer el experimento con él. De doble ciego, claro. Si tú sabes si está encendido o apagado, no sirve de nada (o si hace ruido o luces o cualquier cosa que te permita saber si está o no en marcha).

En fin, como decía, no quiero entrar en bucle. Habéis expuesto cosas interesantes que son largas y con muchas sutilezas para explicar, para lo cual hay interlocutores infinitamente más válidos y preparados que yo. Sólo quiero reincidir en que, sea como fuere, tened los ojos abiertos y no os convirtáis en carnaza para buffets de abogados desaprensivos o vendehumos (vendefundas, mejor). Y que ojalá os vaya bien.

Por si alguno de los que dicen que los "científicos" dicen que no pasa nada, pueden ir a escuchar este congreso científico en Bruselas, y escuchar a Olle Johansson. No creo que cualquier "científico" pueda asistir a este congreso.
http://admin.globaleventslist.elsevier.com/_uploads/programmes/dd1d9abe-2fed-41c1-8a7b-9d406c8eb6ab.pdf

Parece que otros medios más modestos si se hacen eco de este problema. ¿Todavía hay alguien que piense que esto es una paranoia de 3 o 4 personas?http://www.rebelion.org/noticia.php?id=203280

Es inconcebible que en un artículo como éste se hayan obviado los claros e inequívocos posicionamientos institucionales y de organismos oficiales europeos, además de posicionamientos de formaciones políticas, todos ellos enmarcados en la aplicación del principio de precaución, siendo éste uno de los pilares de las políticas ambientales y de salud pública de la UE, el cual está además recogido en nuestra Ley 33/2011 General de Salud Pública, siendo en teoría de obligatoria aplicación por las administraciones públicas.
Entre los mencionados posicionamientos tenemos los emitidos por el Parlamento Europeo, institución que representa a la ciudadanía de la UE, el Consejo de Europa, institución de gran peso en la defensa de las libertades y derechos humanos, del cual depende el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o Tribunal de Estrasburgo; posicionamientos como el de la Agencia Europea de Medio Ambiente, encargada de asesorar a los estados miembros y a las instituciones de la UE sobre las políticas ambientales enmarcadas en una fuerte apuesta por la salud ambiental, la cual lleva alertando desde el 2007 a los estados miembros sobre la urgente necesidad de poner en marcha medidas precautorias protectoras de la salud ante los inasumibles riesgos asociados a las radiaciones electromagnéticas de extrabaja frecuencia (líneas de alta tensión y transformadores) y de radiofrecuencia (telefonía móvil, tecnologías inalámbricas, radiotelecomunicaciones), debiendo de estar estas medidas enfocadas preferentemente hacia los colectivos más vulnerables de la población (infanto-juvenil, embarazadas, personas de avanzada edad o que padezcan enferemedades crónicas y personas electrohipersensibles).
También ignora posicionamientos como el de Comité Económico y Social Europeo, que a iniciativa propia y vista la importancia de la problemática de las personas EHS, su Sección TEN emitió una propuesta de dictámen con una batería de medidas proteccionistas para garantizar varios derechos fundamentales de las víctimas de esta contaminación ambiental, derechos de los cuales carece el colectivo EHS actualmente.
Tampoco se han tenido en cuenta los posicionamientos de Parlamentos Autonómicos como el Vasco y el Navarro, o de entidades locales como los ayuntamientos de S. Sebastián, Vitoria, Hospitalet todos los cuales se han adherido a la Resolución 1815 del Consejo de Europa: "Los peligros potenciales de los campos electromagnéticos y sus efectos en el medio ambiente".
Esta resolución afirma se debe respetar el principio de precaución y revisar los valores límites actuales; el esperar a tener altos niveles de prueba científica y clínica, puede llevar a unos costes sanitarios y económicos muy elevados, como fue el caso en el pasado con el amianto, la gasolina con plomo y el tabaco.
La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa lamenta la falta de respuesta a los riesgos ambientales y sanitarios, conocidos o emergentes y los retrasos casi sistemáticos en la adopción y aplicación de medidas preventivas eficaces, a pesar de las peticiones de aplicación del principio de precaución y de todas las recomendaciones, declaraciones y numerosos avances normativos y legislativos.
Tal y como relata la exposición de motivos del proyecto de resolución, aprobado posteriormente, el representante autorizado por la Agencia Europea de Medio Ambiente en Copenhague concluyó que los índices o niveles de pruebas eran actualmente suficientes para reclamar la actuación de los gobiernos y organismos internacionales, sobre la base del informe científico "BioInitiative" y de otros estudios más recientes del Instituto Ramazzini de Bolonia.
En otro plano de cosas, resaltar las proposiciones no de ley presentadas por el Grupo Parlamentario de la Izquierda Plural en el Congreso de los Diputados en el 2012, denunciando que la legislación actual no garantiza la protección a la salud frene a la exposición a campos electromagnéticos, e instando al Gobierno a reconocer legalmente la EHS como enfermedad causante de discapacidad, con el correspondiente Protocolo Sanitario para su diagnóstico y tratamiento, además de instando al Gobierno a poner en marcha una campaña de información al conjunto de la población y de sensibilización y formación de los profesionales del sistema sanitario, de cara a difundir el conocimiento de la EHS.
También resaltar, en relación a la aprobación de la reforma de la Ley General de Telecomunicaciones del 2014, el hecho de que numerosas formaciones políticas (BNGa, PNV, PSC, ICV, Izquierda Plural) hayan presentado enmiendas y alegaciones al texto propuesto, por motivos de salud pública, alegaciones que no fueron tenidas en cuenta.
Consecuentemente con lo expuesto, se puede concluir la ausencia de perspectiva global, la parcialidad y la falta de objetividad con que se ha tratado esta noticia, en la cual además no se ha dado voz a las personas EHS, habiendo sido una vez más víctimas de la exclusión y marginación.

Lola Galán, defensor del lector del País, afirma que hubiera sido interesante contar con la opinión de quienes consideran que esta sentencia es un triunfo, y la opinión de científicos o médicos en la misma línea. Creo que es positivo dicho reconocimiento, aunque netamente insuficiente, dado que el ejercicio de un periodismo plural, imparcial y objetivo requiere, a la hora de tratar las noticias, contar con la opinión de todas las partes implicadas en la noticia, además de contar con todos los posicionamientos institucionales de relevancia, hecho éste que ya hemos reflejado que no se ha producido.

Hola Emilio, por favor, no compares el Fondo Cósmico de Microondas con las ondas electromagnéticas de origen artificial, en concreto las que se usan en la banda para comunicación inalámbrica actualmente. Las frecuencias son distintas, la intensidad también, y además las de Fondo Cósmico son isótropas, un factor a tener en cuenta. Tampoco hablemos de los infrarrojos, con una frecuencia mayor. Precisamente, si hubiese esa fobia de la que hablas, la gente electrohipersensible reaccionaría a cualquier fuente de radiación electromagnética de la que tuviese conocimiento, y no es el caso. Además, tampoco está clara la influencia de las microondas, pues en algunos estudios se concluye que el efecto lo produce la señal portadora, de más baja frecuencia (algo que yo mismo comparto, por las pruebas que he hecho). Por cierto, yo sí he hecho una prueba como la que mencionas a Blanca, por eso no me cabe ninguna duda sobre la electrohiperensibilidad (con un 100% de aciertos de On y Off en una muestra de 200; es una prueba muy complicada de realizar, principalmente porque es muy difícil encontrar una vivienda donde poder estar con un nivel suficientemente bajo de, tanto contaminación electromagnética como de química, para poder mantener unas condiciones de salud óptimas y evitar interferencias con el experimento, pero es que a veces hay que salir de casa, y eso nos enferma durante varios días, por lo que es importante la planificación; la duración de mi prueba fue de casi un año, durante el cuál mi vida fue muy rutinaria y en soledad). Quizás no sea algo nocivo para todo el mundo (según la intensidad por supuesto, que para eso se han propuesto unos límites basados en la mortalidad causada en modelos de animales, que por cierto, están obviamente desfasados), pero sí para personas que cumplen ciertas condiciones, personas que sufren mucho y a las que hay que proteger, aunque sólo sea porque así lo dice nuestra Constitución. Es posible que pronto se sepan ya los mecanismos por los que éste fenómeno ocurre en algunas personas, quizás en tu familia no haya ninguna de ellas, ¿ hipotéticamente, estarías dispuesto a renunciar al WiFi en el colegio de tus hijos para poder acoger a un alumbno que sí padeciese electrohipersensibildad ? Un saludo.


Respecto a las observaciones de Emilio Molina:
Como bien dice, siempre ha existido la radiación electromagnética natural y nuestro organismo ha estado adaptado a ella. El problema se produce cuando en muy pocos años años se ha multiplicado por billones de veces los niveles de radiación a los que estábamos expuestos. Los cambios biológicos evolutivos y adaptativos requieren miles de años. Todo en nuestro organismo funciona por delicados equilibrios electroquímicos. ¿Le parece descabellado que incrementar los niveles de radiación natural en billones de veces pueda afectar a las células (el intercambio de iones, la cadena transportadora de electrones, la comunicación intracelular, los canales de calcio, el diferencial de potencial de la membrana celular y otros muchos procesos son electromagnéticos), al funcionamiento cerebral (la comunicación entre neuronas, las ondas cerebrales, el funcionamiento de la glándula pineal o los ritmos circadianos también lo son) a nuestro corazón o a nuestro sistema inmunológico?:
Reproduzco aquí algunas referencias de un artículo de Alfonso Balmori (2004). Cada una se corresponde a un estudio científico concreto que no detallo por no ser pesada:
- Pequeños campos electromagnéticos provocan cambios químicos, fisiológicos y conductuales sólo en algunas ventanas de frecuencia concretas, no en otras.
- Cada estructura (cráneo, órganos, células, moléculas), puede entrar en resonancia con algunas frecuencias cuando su tamaño se aproxima a la mitad de la longitud de onda incidente. El tipo de frecuencia que pueda afectar sería pues diferente para cada órgano.
- Las relaciones dosis- respuesta no son sencillas de establecer, ya que presentan una relación no lineal y además los efectos acumulativos dependen de la duración de la exposición.
- Las radiaciones de microondas parecen provocar efectos diferentes, incluso contrarios, dependiendo de planteamientos metodológicos como la frecuencia, potencia, modulación, tiempos de exposición, etc. Incluso pueden existir efectos biológicos opuestos a baja y alta intensidad.
Desde estas premisas, diseñar un estudio de provocación eficaz es prácticamente imposible, y los que se han realizado adolecen de graves defectos, pues pueden estar utilizando unas frecuencias, intensidades o tiempos de exposición que no se correspondan en absoluto con los parámetros físicos o biológicos que se pretenden medir. Por otro lado:
- Como usted bien explica, no existen personas no expuestas, por lo que no se puede diseñar un estudio de provocación en el que no incidan variables previas al estudio.
- Establecen un tiempo de exposición limitado y concreto. Es imposible saber cuánto tiempo es necesario para producir síntomas. Además varía según las personas, o el grado de intensidad y frecuencia de los campos y ondas. Me pregunto si se puede producir un cambio neuronal, hormonal, celular o inmunológico con una exposición de quince minutos a un determinado tipo de onda electromagnética o si estos cambios son más bien el resultado de cientos de exposiciones combinadas y acumulativas.
- Presuponen que el efecto es inmediato mientras que, como ya he apuntado, en muchas personas entre las que me incluyo, los síntomas no son necesariamente inmediatos a la exposición, sino que pueden aparecer muchas horas después y a veces sólo lo hacen en el caso de exposiciones reiteradas o acumulativas, no siendo tampoco siempre la sensibilidad la misma. (¿un cambio celular es inmediato o tarda horas en producirse? y ¿habría que medirlo científicamente por la sensación que refiere una persona o por parámetros objetivos de microscopía y laboratorio?).
- Eligen para comprobar los efectos de las ondas unos parámetros fisiológicos que pueden o no ser los adecuados. Cuando todavía no se han llegado a determinar las causas ni los efectos, no se sabe con certidumbre si los síntomas que provocan las ondas son neurológicos, inmunológicos, hormonales o celulares, y se sospecha que puedan ser diferentes según los individuos y las frecuencias, diseñar un estudio de provocación que dé con la clave de lo que hay que medir ignorando la causa y cómo medirla es como “buscar una aguja en un pajar”.
- Hacen recaer la prueba de la carga sobre el paciente y eso, además de ser irracional e injusto, introduce un fuerte componente de subjetividad, pues el temor, la ansiedad anticipatoria, las creencias previas pueden no solo condicionar sus respuestas sino alterar parámetros fisiológicos como el pulso, la tensión o los niveles de cortisol.
- Me cuestiono así mismo la base ética de este tipo de pruebas: la electrohipersensibilidad no es una alergia ni se puede medir con los mecanismos inmunológicos objetivos con los que esta se mide (de ahí lo capcioso y poco científico del término “alergia al wifi”) ¿En qué otra enfermedad en la que se pueda sospechar una causa al menos en parte ambiental, léase cáncer, parkinson, alzheimer, se expone a los pacientes a aquella sustancia que se supone que la provoca? Aun cuando esto se realizara, ¿se obtendría algún resultado inmediato? ¿sería una práctica de investigación que aprobaría un comité ético? ¿no se deberían hacer las investigaciones para las enfermedades que nos ocupan como se hace con todas las demás en laboratorios sobre muestras de tejidos o de sangre, sobre modelos animales, o in vitro, mediante estudiso epidemiológicos, buscando anomalías moleculares y bioquímicas en los pacientes enfermos comparados con controles sanos? Precisamente, este otro tipo de investigaciones sí que está dando numerosos resultados objetivos. Y no me vale que las descalifique globalmente. Me puede discutir la metodología o el rigor de una investigación concreta con argumentos objetivos, pero no admito que descalifique globalmente miles de investigaciones publicadas en revistas de alto impacto que han pasado rigurosos controles de calidad y que están hallando numerosos efectos biológicos por exposición a ondas y campos electromagnéticos.
Sería muy largo contarle aquí cómo descubrí empíricamente que las ondas y campos electromagnéticos eran los que causaban mis síntomas. Sólo le diré lo que me dio la primera pista. Tras muchos años durmiendo todas las noches con una serie de síntomas (despertares nocturnos con dolores intensos, fuertes aumentos de la temperatura corporal sin sudar, muchísima sed sólo por la noche, manos dormidas, …) que yo ni remotamente relacionaba con ondas o campos electromagnéticos, dormí sin saberlo (sería una prueba de provocación no buscada) en un lugar en el que había un desconectador eléctrico de fase, también llamado bioswitch. Lo que ese aparato hace es que elimina los campos electromagnéticos que puede haber en los cables que pasan por la cabecera de la cama y que están a pocos centímetros de la cabeza. Esa noche y las siguientes desaparecieron todos los síntomas con los que llevaba años. Indagué, descubrí la causa y pude constatar empíricamente que esos síntomas concretos aparecían o desaparecían según hubiera o no campos electromagnéticos en la cabecera de mi cama.
Para finalizar, por ponerle un ejemplo: ¿Usted podría descubrir si un alimento le sienta mal estableciendo una relación entre la ingestión de dicho alimento y sus síntomas o necesitaría usted y su médico que alguien, desde otra habitación, le enmascarara el alimento, lo apuntara en un registro y le dijera no sé cuántas veces “encendido/sí, apagado/no?

Se me olvidaban puntos importantes en el proceso: Antes de comenzar los ensayos tienes que comprobar si, con el dispositivo apagado no tienes ningún síntoma (sabiendo que está apagado), y encendiéndolo los muestras (sabiendo que está encendido), con el dispositivo puesto en el lugar donde se hará el experimento.

También he olvidado que, aparte de un elevado conteo de "Encendido/Sí" y "Apagado/No" tendrías que encontrar un bajísimo conteo de "Encendido/No" y "Apagado/Sí". En cualquier otro caso, significa que la relación que le achacas es puramente azarosa.

Para Ángel Martín: cuando se pusieron los primeros postes telegráficos en Norteamérica los granjeros se quejaban de que sus vacas se volvían estériles o daban menos leche. A lo largo de la historia la gente vive con miedo a lo que no entiende. En estos momentos de la historia, a esa histeria (valga el juego de palabras) se le añade la facilidad de la desinformación en las redes, y de los listos que no dudan en hacer su agosto a costa de esa desinformación.

Ya nadie cree que la línea de telégrafo (que después se sustituiría por el miedo a la de teléfono) cause absolutamente nada. Y entendemos el electromagnetismo lo suficientemente bien como para detectar y controlar todo el espectro de ondas que constantemente nos inundan haya WIFI o teléfonos o no. Sólo eso ya debería hacer reflexionar sobre el peligro del abuso del "principio de precaución" para con algo con lo que llevamos viviendo desde el inicio de la vida en la Tierra. Y sobre desproveer a nuestros colegios de una ayuda tan fundamental como la misma empujados por la paranoia de moda sugerida, que a la postre desorienta a los afectados por hipocondría o algún otro problema haciéndoles sufrir innecesariamente.

Si después de todo este movimiento, "El País" no rectifica la nota de prensa, si en vez de "querer" escuchar a los que si sabemos de esto "por desgracia", El Pais, será responsable, como tantas otras instituciones, del mal trato ejercido sobre los afectados. Cada día falta un poco menos para que al final haya una directiva SI o SI política desde la UE. Nadie quiere acabar con la tecnología y nadie lo hará, se trata de usar el SENTIDO COMÚN. Esta lucha no es sólo para los afectados, en esta lucha están metidos nuestros amigos, familiares, hijos... dentro de diez años veremos los resultados de lo que ya es imparable. Mientras los niños siguen expuestos a los amados WIFIs de sus colegios, de sus casas, usando el móvil y tablets sin control alguno... ¿Recitificará el País entonces su posición? Ya será demasiado tarde... pero como he dicho tarde para todos... ¿Quién le explicará a esos niños que NO se hizo absolutamente nada? ¿Quién les explicará el porqué hubo ese empezinamiento desde ciertas instituciones y personas para tapar lo que ya era evidente?... Por algo a estas personas las llaman los canarios de la mina... Un saludo

Blanca, de lo último que pones en "en respuesta a Mart" te comento dos cosas: la sección de dolencias no implica en modo alguno que estén causadas por ningún tipo de sensibilidad al electromagnetismo. El hecho de que digas:
"Mejoro mucho, pero tengo recaídas continuas que voy comprobando empíricamente que están relacionadas con la exposición a ondas." es la parte preocupante: ¿cómo has hecho esa comprobación empírica? Te propongo un ejemplo de cómo las haría yo si quisiera tener una comprobación algo más seria:

Primero, dejaría escrito en un papel previo a las pruebas cuánto tiempo tardo entre una exposición y notar síntomas. Usaré el doble de ese tiempo para los intervalos del posterior ensayo.
Segundo, dejaría escrito en un papel qué lista de síntomas exactamente espero obtener con la exposición a las microondas.
Tercero, con la ayuda de un tercero que no tenga contacto conmigo (por ejemplo, que esté en una habitación contigua con el router o el equipo que sea que crea que me causa los problemas), escribiría por duplicado una tabla con el "número de sesión" y una casilla al lado, donde este ayudante apuntará si el dispositivo está conectado o desconectado en dicha sesión, y tú apuntarás si has notado síntomas o no.
Cuarto, el comienzo del experimento en sí: tomando cada intervalo de hora predeterminado (¿cada diez minutos? ¿cada hora? ¿cada día? ¿cada semana?), tu ayudante lanza una moneda al aire y, si sale cara, conecta el router (o el móvil o lo que sea). Si sale cruz, no lo conecta. Tú no debes tener en ningún momento comunicación con esta persona ni poder ver en ningún momento el estado del router o del móvil ("Encendido" o "Apagado"). En cada intervalo, tú apuntas cuál es el autodiagnóstico de tu estado: si notas los síntomas de la lista que habías hecho, apuntas "Sí"; si no, "No". Deja correr el experimento durante un número estadísticamente significativo de intervalos (por ejemplo, 1000 sería un buen número para empezar, aunque 100 ya te puede dar una idea).
Quinto, cada uno de vosotros le da vuestra hoja a otra persona que no tenga nada que ver con el experimento y no sepa nada de él, y le pedís que os dé el recuento de "Encendido/Sí" "Encendido/No" "Apagado/Sí" y "Apagado/No" de esa lista. Con los resultados, si realmente tienes superpoderes, obtendrás un claro pico en "Encendido/Sí" y "Apagado/No".

Me gustaría saber si tus comprobaciones empíricas han ido por esta vía, o han sido más del estilo "cuando enciendo un móvil cerca me pongo mala y cuando lo apago me siento mejor".

Sobre los estudios que mencionas, hay que insistir en que están publicadas en revistas tendenciosas o tienen defectos metodológicos. El que conozcas su existencia puede haber empeorado por autosugestión tu valoración del asunto.

Te invito a que intentes el experimento anterior, tomándote tu tiempo y llevándolo a cabo de forma honesta. Estoy bastante convencido de que te sorprenderás del resultado y quizá te resulte bastante liberador saber que no estás sometida a la "tiranía de las microondas". También insisto en que, si fuera por eso, probablemente tendrías un problema desde siempre con el Fondo Cósmico de Microondas que lo permea todo, o con el infrarrojo que emana tu propio cuerpo y es mucho más potente, o con cualquier bombilla encendida sobre ti, o...

Suerte y ánimo: no dudo de que lo estés pasando mal, pero no dejes que el alarmismo mediático de moda te induzca a ver gigantes donde sólo hay molinos de viento, y busca la causa real a esos problemas.

Señor Asende, no esté orgulloso de este artículo lleno de vaguedades. No puede estar equidistante, pero tampoco puede escribir opiniones sesgadas, casi riéndose de los electrosensibles. Usted no ha encontrado ningún estudio que asegure que las radiaciones electromagnéticas sean seguras.

Existen resoluciones de la UE que recomiendan bajar los niveles de exposición. No se deje llevar por los niveles legales que son elevadísimos. Ya hay ciudades funcionando con menores niveles de radiación, siguiendo las recomendaciones del Consejo de Europa. Por algo será.

Respuesta a Mart:
Mi “fobia a las ondas” o “alergia al wifi” está acreditada por las siguientes pruebas médicas:
- 2 polisomnografías con las que me diagnosticaron un trastorno severo de sueño por una superficialización y fragmentación del sueño, con casi inexistencia de sueño REM, reducción de las fases de sueño profundo pues en su mayoría era de fase I y II (muy superficial) provocado por intrusión de ondas alfa en las fases de sueño profundo. Microdesperatres y piernas inquietas.
- 1 prueba de esfuerzo en la que se acredita que puedo desarrollar la mitad de esfuerzo en Mets que una persona sana de mi edad.
- 2 pruebas de esfuerzo realizadas con un intervalo de 24 horas en las que se ve que, de una a otra desciende un 20% mi capacidad para hacer ejercicio pues mi organismo no tiene capacidad de recuperación.
- 1 prueba de esfuerzo con isquemia en la que se ven valores de lactato anómalamente elevados lo que demuestra que mis células no funcionan correctamente y pasan a la vía anaerobia.
- 1 curva de glucosa que objetiva hipoglucemias sin ser yo diabética.
- 1 biopsia de piel con análisis de fibroblastos en la que se aprecia un descenso de coenzima Q10 de un 40%, lo que demuestra que la mitocondria de mis células no puede producir energía correctamente.
- Y no sigo por no resultar aburrida…
¿Es así como se diagnostica una esquizofrenia o una agorafobia? ¿Alguien me puede explicar si la “alergia al wifi” puede ser una pandemia mundial contagiosa por la que miles de personas en todo el mundo están experimentando a la vez un mismo tipo de “fobia” por la que oyen voces que les hacen no dormir o que no les funcionen las células?
Me ponen tratamiento con coenzima Q10. Mejoro mucho, pero tengo recaídas continuas que voy comprobando empíricamente que están relacionadas con la exposición a ondas.
Busco información científica, de esa según ustedes inexistente, para ver si eso puede tener algún fundamento. Y encuentro, por citar unos pocos, los siguientes estudios publicados en revistas científicas:
• El uso del móvil altera la producción de melatonina, hormona imprescindible para iniciar y continuar el sueño . (1)
• Las ondas electromagnéticas de telefonía móvil tienen un efecto supresor del sueño REM con reducción de su duración y de su porcentaje. También producen alteraciones en el electroencefalograma durante esta fase del sueño, especialmente en lo que respecta a las ondas alfa. (2)
• En estudios a doble ciego realizados con dos grupos de personas a las que se estaba realizando un electroencefalograma, se comprobó que las ondas electromagnéticas de telefonía móvil, inhibían las ondas cerebrales alfa (3).
• En el apartado específico del Informe Bioinitiative (4) (que recoge miles de estudios científicos que investigan los efectos de las ondas sobre la salud) dedicado al estrés oxidativo, aparecen 106 estudios sobre estrés oxidativo producido en las células por ondas electromagnéticas. El 88% de los estudios encuentran efectos. El 12% no los encuentran. Hablan de exceso de radicales libres y déficit de antioxidantes que interfieren en el funcionamiento de la célula. Curiosamente, esos mismos efectos se están hallando en las células de personas enfermas de fibromialgia (David Cordero), síndrome de fatiga crónica ( Sara Myhill) y sensibilidad química múltiple (Clara di Luca).

Señores: un periódico serio y riguroso como El País no puede mantener que “para un reportaje sobre la “alergia al wifi” se podría haber llamado a alguien que hubiera demostrado su relación con los campos electromagnéticos, pero esa persona no existe". Tampoco puede defender que sólo los estudios científicos que apoyan su tesis pueden considerarse como tal y que los otros no existen o no son científicos.

(1)- Shrivastava A, Saxena Y. Effect of mobile usage on serum melatonin levels among medical students. Indian J Physiol Pharmacol. 2014 Oct-Dec;58(4):395-9.
(2)- Mann K1, Röschke J. REM suppression induced by digital mobile radio telephones. Wien Med Wochenschr. 1996; 146(13-14):285-6.
(3)- Perentos N1, Croft RJ, McKenzie RJ, Cosic I. The alpha band of the resting electroencephalogram under pulsed and continuous radio frequency exposures. IEEE Trans Biomed Eng. 2013 Jun; 60(6):1702-10.
(4)- Perentos N1, Croft RJ, McKenzie RJ, Cosic I. The alpha band of the resting electroencephalogram under pulsed and continuous radio frequency exposures. IEEE Trans Biomed Eng. 2013 Jun; 60(6):1702-10.
(5)- http://www.bioinitiative.org/report/wp-content/uploads/pdfs/RFR-free-radical-abstracts.pdf

Estimado Emilio, la exposición que haces parece muy lógica, pero no cubres todas las situaciones, la argumentación no es cerrada. Es como cuando en una clase de físicas o matemáticas los alumnos tratan de resolver un problema complejo, y algunos se atreven a decir que no hay solución, hasta que el profesor la da y explica, y es entonces cuando se ven unas cuantas caras de sorpresa, y exclamaciones del estilo "no caí en eso, que detalle más fino!"
Claro que campos electromagnéticos de baja frecuencia y energía pueden influir en sistemas biológicos, sólo tienes que echar un vistazo a la manera en que los usan algunos animales migratorios para su orientación. Se sabe también de microorganismos que reaccionan ante dichos CEMs. En el caso de la electrohipersensibilidad se manejan varias hipótesis, ninguna obra de la magia ni de cosas desconocidas, es sólo encontrar el camino correcto en nuestros razonamientos, usando lo que ya se conoce en Físicas, Química y Biología.
No hace falta toda la energía de los CEMs de los que estamos hablando para por ejemplo romper enlaces en moléculas de ADN, sólo hace falta iniciar un proceso, la energía necesaria la tenemos ya en nuestro organismo con lo que nos alimentamos.
No quiero dar detalles de ninguna de las hipótesis que conozco, no es el lugar adecuado, pero sí quisiera terminar diciendo que en ciencia hay que ser más humilde, y los que presumen de científicos deberían recordar que cuando lo que se ve no se explica con lo que conocemos, entonces hay que ampliar nuestros conocimientos, el modelo no sirve (aunque en éste caso, como comentaba antes, en realidad no se ha propuesto ningún modelo serio, sin fisuras, para demostrar que los CEMs no pueden provocar los síntomas que detallan las personas electrohipersensibles). Como se decía en un comentario anterior, una verdad científica, pasado un tiempo, puede dejar de serla.
Humildad y seriedad, que hay mucha gente sufriendo un auténtico calvario, con procesos neurodegeneraticos, y con una respuesta social negativa y agresiva, con exclusión social, incomprensión, desprecio y discriminación, comportamientos humanos que se supone que en una sociedad civilizada rechazamos y a veces castigamos. Desde mi punto de vista se está cometiendo un auténtico crimen contra estas personas, sometiéndolas a torturas que en algunos casos les ha llevado al suidicio, pues las personas electrohipersensible prácticamente no tienen lugar donde refugiarse. Mientras se discute con una lógica mediocre sobre si esto es real o no, hay gente que se está apagando poco a poco sin remedio porque no se ponen los medios adecuados, por hacer uso de la tecnología sin saber con total certeza si puede resultar dañina al medio ambiente, y por ende a nosotros, los humanos; lo mínimo es usar el Principio de Precaución, que se incluyó en la legislación europea precisamente por los ejemplos históricos del uso negligente de la tecnología. Poco se ha avanzado en busca de una sociedad solidaria, poco hemos cambiado desde que el Homo sapiens sapiens apareció en la historia.

Poco que añadir a lo que han dicho algunos de los afectados por elecrtohipersensibilidad, pero sí me gustaría hacer hincapié en algunas cosas, como afectado y científico:
1º) No somos autodenominados electrohipersensibles. Si tanto les gusta decir que sólo quieren comunicar la verdad (esto suena algo fascista, la verdad es algo muy relativo como ya sabrán, y verán en el siguiente punto algún comentario más al respecto), háganlo, escriban algo con rigor, y déjen de intentar humillar a personas con un gran sufrimiento. En mi caso he sido diagnosticado por médicos, algunos de ellos se mencionan en otros comentarios, mécicos que comprueban ciertos parámetros fisiológicos. Además, al igual que la mayoría de los electrohipersensibles, he estado enfermo, y mucho, durante varios años, sin saber que yo mismo con mi móvil y mi WiFi me estaba autotorturando. Ningún tratamiento sirvió, hasta que por casualidad estuve viviendo una temporada en un lugar con un nivel muy bajo de campos electromagnéticos artificiales. La mejoría fue espectacular, todos mis síntomas desaparecieron y llegué a pensar que todo había sido una pesadilla (aunque ahora sé que la pesadilla continúa y es real). Realicé varios experimentos que no voy a detallar, incluyendo uno de simple ciego, que confirmaron la causa de mis síntomas.
2º) ¿ Qué quieren decir con que no se ha demostrado ? Deberían leer algo sobre el sociólogo Ulrich Beck, eso debería aclararles un poco la mente ¿ De qué sirve la historia si no se aprende nada de ella ?
3º) Cuando quieran, pueden contactar conmigo, y si quieren y de verdad tienen interés, les animo a una sesión de demostración de la electrosensibilidad. El experimento se puede acordar y hacer públicos los resultados en su periódico. No es algo que no hayan pedido ya otros afectados, pero la respuesta suele ser una negativa, ¿ quién tiene miedo de la verdad ? Hay científicos que saben de sobra cómo demostrar la electrohipersensibilidad, y de hecho trabajan en buscar los mecanismos que puedan llevar a un tratamiento de la enfermedad. No tienen más que hablar con ellos si realmente quieren.

Lo mínimo que deberían hacer es publicar ua rectificación, si son decentes.

La radiación electromagnética (vamos a llamarla luz, por abreviar) se viene estudiando desde hace más varios siglos. Sabemos de ella que hay una parte bastante energética que estimula ciertos receptores especializados y que la usamos para lo que llamamos "ver". Otra parte ligeramente menos energética (luz infrarroja) estimula ciertos receptores especializados que usamos para lo que llamamos "sentir frío/calor" (en rigor, percibimos la rapidez en la dispersión de temperatura). Por encima de la luz visible tenemos la ultravioleta, rayos X y rayos gamma, cada una varios órdenes de magnitud más energéticas que la visible, y que es capaz de arrancar electrones de los átomos en los que pudiera incidir, siendo por ello causantes potenciales de mutaciones si chocan contra el ADN celular (y cierto conjunto de mutaciones degenerar en cáncer).

Por debajo del infrarrojo, sin embargo, la luz tiene una energía tan sumamente débil que incluso para que calienten un simple vaso de agua hemos tenido que crear un dispositivo que, usando el rango de microondas (luz de ultrabaja energía), necesita estar muy optimizado para incrementar su potencia y crear un "mar de ondas" lo suficientemente potente como para transmitir algo de calor que haga algo útil con las moléculas de su interior (usualmente comida con alto contenido en agua). Pero esta potencia, de la que nos sonará familiar valores como 800 Watios de nuestros hornos microondas, es unas ochocientas veces más grande que la que genera un móvil o nuestro router.

Desde luego hay estudios, como apunta Blanca Salinas, que dicen que este rango de ondas puede interferir en algunos procesos químicos corporales. Basta ver esos estudios para comprobar que forman parte de lo que se conoce como "Mala Ciencia": extrapolan resultados a humanos de eventos vistos en ensayos in vitro, aplican un rango de potencias muy superior al que tiene cualquiera de los aparatos que nos preocupan, o incluso describen fenómenos que otros ensayos contradicen (ensayos que intentan defender también una posible causa de la hipersensibilidad). Hay una larga lista de explicaciones por las que varios de esos artículos son sesgados, incompletos, tendenciosos y, en general, simplemente mal hechos.

Con todo, sería interesante comentar que no conozco alguien que se califique de "hipersensible" que se haya sometido a una simple prueba de doble ciego (controlando su estado de salud percibida estando al lado de un dispositivo emisor de microondas que esté encendido o apagado de forma controlada) y los resultados no dejen patente que no hay más que sugestión (nocebo). O quizá una enfermedad distinta a la que ellos creen y cuya causa achacan a las microondas, desviando su atención hacia la verdadera causa.

Desde aquí invito a Blanca Salinas u otros "afectados" a contactar con gente como Alberto Nájera López, con quien seguramente podría contrastar de forma objetiva la relación azarosa entre ondas electromagnéticas WI-FI y malestar. Realmente no es difícil hacer una prueba objetiva, pero necesitas diseñarla bien para que no entren en juego las posibles sugestiones en los efectos.

También aprovecho para darles una buena noticia a los que creen que son hipersensibles: A menos que vivas en el fondo de una mina (y allí, a veces, también llegan las más energéticas) nos pasamos la vida bañados en todo el rango del espectro electromagnético, incluidas las microondas (por el fondo cósmico de microondas, por ejemplo), sin que nadie salga herido (salvo por exceso de exposición a ultravioleta, Rayos X o gamma, claro). Cuanto antes entendáis por qué están jugando con vuestra vulnerabilidad (sea otra dolencia física que enmascaráis con las microondas o sea una fobia o una dolencia mental), antes podréis enfocaros en su causa real para poder vivir sin esa angustia, y dejar de hacerles negocio por comprar utilería inservible.

Un saludo.

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Lola Galán

se incorporó a la plantilla de EL PAÍS en 1982, tras una etapa como colaboradora del diario. Ha sido redactora de las secciones de España y Sociedad, y reportera de la sección Domingo. Entre 1994 y 2003 ha ocupado las corresponsalías de Londres y Roma. En los últimos años ha trabajado para los suplementos del fin de semana, incluida la revista cultural Babelia. Madrileña, estudió Filosofía en la Universidad Complutense y Periodismo en la Escuela Oficial de Madrid.

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